Por Dario Pignotti
24/07/2021
Fue la cuarta protesta bajo la consigna "Fuera Bolsonaro" desde el 29 de mayo. Se movilizaron unas 600 mil personas en más de 500 ciudades de Brasil y el exterior.
La resistencia democrática movilizó cientos de miles de personas este sábado en Brasil. de acuerdo con las primeras estimaciones de la Central de los Movimientos Populares . Bajo un sol intransigente los primeros actos se realizaron por la mañana en Rio de Janeiro y los últimos se cerraron ´por la noche en San Pablo.
Esta fue la cuarta protesta bajo la consigna "Fuera Bolsonaro" desde el 29 de mayo cuando la oposición decidió volver a las calles pese al coronavirus que este fin de semana debe llegar a la marca de 550 mil víctimas fatales desde el inicio de la pandemia.
Las avenidas Paulista en San Pablo y Getulio Vargas, en Rio de Janeiro, marcaron el pulso con multitudinarios eventos que se replicaron, con mayor o menor intensidad, en las capitales estaduales y en cientos de ciudades del interior.
Movimientos sociales y partidos políticos ecomendaron, y fueron bastante acatados, que el público use mascarillas además de que sea respetada una distancia prudencial para evitar contagios a diferencia de las concentraciones oficialistas-negacionistas donde el tapabocas es poco utilizado.
A las consignas por la salida del presidente ultraderechista y contra el "genocidio" que él propició por su indiferencia ante el Covid-19 este sábado se sumaron otras banderas como el repudio a los militares por su participación orgánica en el gobierno y el escándalo protagonizado por el ministro de Defensa, general Walter Souza Braga Netto quien, según trascendió el jueves habría "amenazado" al titular de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, con impedir las elecciones de octubre de 2022. Es decir dar un golpe.
Ocurre que Jair Bolsonaro tendría problemas para ser reelecto el año que viene, ya que está en amplia desventaja frente a Luiz Inácio Lula da Silva , según lo indican todos los sondeos publicados en lo que va del año.
Desde una columna que se desplazaba a las once de la mañana por el centro de Rio de Janeiro, un activista desafió a los generales apoltronados en los inmensos despachos ministeriales. El año que viene "sí va a haber voto, el poder militar no está por encima del poder civil, Vengan todos a la calle" propuso el militante cuya voz se amplificaba a través de parlantes potentes.
Carnaval ciudadano
Por momentos la movilización carioca pareció ser un carnaval ciudadano con parejas danzando bajo banderas rojas siguiendo el ritmo de tambores y redoblantes.
"Estamos viviendo una situación de anormalidad democrática, sumada al retorno del hambre y la miseria, tenemos el gas cada día más caro hay mucha gente que volvió a usar leña", denunció el consejal de Rio y ex senador federal, Lindbergh Farias del Partido de los Trabajadores (PT).
Alrededor de las tres de la tarde cuando algunas columnas ya se habían dispersado en Río, en San Pablo comenzaban a llegar los manifestantes a la Avenida Paulista que con el correr de las horas fue ocupada por camiones dotados de escenarios portátiles. Al anochecer un mar de gente ocupó todos los carriles de esa avenida emblemática en la historia política nacional.
Ante ese marco de público portentoso el excandidato a presidente del PT, Fernando Haddad, dijo "este gobierno precisa ser abolido, de preferencia a través del impeachment".
"Bolsonaro testea permanentemente la paciencia de los cemócratas" que ya se hastiaron de él y de su gobierno, reforzó el dirigente petista. Alrededor de las dicinueve horas la Policía Militar, conocida por su actitud hostil ante la oposición, reprimió manifestantes en la avenida Consolacao, que cruza a la Paulista.
Previamene Guilherma Boulos, líder del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo había avisado, "no vamos a quedarnos sentados frente a los 550 mil muertos del coroanvirus, con un genocidio ocurriendo, no vamos esperar sentados frente 130 mil niños huérfanos por Covid, no vamos a aguardar hasta 2022, el barco de Bolsonaro comenzó a hundirse".
Poco después de las veinte horas Raimundo Bonfim, de la Central de Movimientos Populares, reportó que este sábado se movilizaron unas 600 mil personas en más de 500 ciudades de Brasil y el exterior. El dirigente conisderó que el saldo fue postivo, pues pese a que la convocatoria fue menor que la del 3 de julio, cuando hubo 800 mil, creció la "capilaridad" de la protesta que penetró en un número inédito de ciudades.
En Brasilia, donde hubo menos gente que a principios de julio según las primeras estimaciones, estudiantes, sindicalistas y representantes del movimiento LBGBT se concentraron a primera hora de la tarde junto a la silueta semiesférica del Museo Nacional y de allí se desplazaron hacia el Congreso, a través del Eje Monumental, la avenida frente a la cual están los ministerios.
Desde lo alto de un camión fueron rotando los representantes de diversas organizaciones cada una son sus demandas como la de aumentar el subsidio a los "15 millones de desempleados, que dejó la política neoliberal de Bolsonaro el ministro de Economía Paulo Guedes".
Un grupo de mujeres encabezó la caminata portando un pasacalles negro sobre el cual se leía, en letras blancas, "550 mil muertos" causados por el "Genocida Bolsonaro".
Repudios
Cerca del Palacio Legislativo se realizaron discursos sobre la corrupción en el Ministerio de Salud revelada por la Comisión Parlamentaria de Investigaciones creada en el Senado.
Junto al nombre de Bolsonaro también fue repudiado el del general Eduardo Pazuello, hombre de confianza del mandatario y ministro de Salud durante los meses más duros de la pandemia cuando fueron negociados contratos millonarios para la compra de vacunas con el pago de coimas a intermediarios, mientras se dilataba la compra directa con los laboratorios a precio más bajo.
Por la mañana Bolsonaro realizó una recorrida en moto por la Capital Federal acompañado por por un desproporciononado número de guardaespaldas. El dato político fue la presencia en la comitiva oficial del general Walter Souza Braga Netto, el ministro de Defensa al cual se le atribuye haber intimidado al Congreso para que elimine el voto electrónico. El argumento del gobierno se basa en el supuesto (descabellado) riesgo de un eventual fraude, narrativa calcada de la que usó Donald Trump el año pasado para incentivar la toma del Capitolio.
Es evidente que el general Braga Netto y el capitán-presidente buscan causar una una nueva conmoción política. A través de este tipo de tensiones se erosiona una democracia ya exhausta (moribunda) luego de haber sufrido un golpe en 2016 con la destitución de la presidenta Dilma Rousseff y otro en 2018 cuando se impidió la participación del candidato favorito Luiz Inácio Lula da Silva.