La derecha latinoamericana consolida su base de operaciones en Florida, EE.UU.
Por Gustavo Veiga
23 de octubre de 2021
Uno de los seminarios que ofrece el Instituto Interamericano para la democracia en su pagina web.
Desde un think tank de la derecha, el Instituto Interamericano para la Democracia, se intenta desestabilizar la gestión de Luis Arce. El papel de Macri y Almagro.
La derecha latinoamericana consolidó en Miami su base de operaciones a escala regional. La ciudad ya no es la exclusiva plataforma geopolítica de todo tipo de ataques contra Cuba. Los conspiradores tienen otros blancos en su mira desde hace años, años que se cuentan por décadas si se trata de la mayor de las Antillas. En su lista de gobiernos a desestabilizar continúan Venezuela, Nicaragua, Bolivia y la Argentina. Antes fueron el Brasil de Lula y Dilma Rousseff y Ecuador cuando lo presidía Rafael Correa. Esa dinámica financiada con fondos del gobierno de EE.UU, se explica en parte por el papel que cumplen organizaciones como el Instituto Interamericano para la Democracia (IID). Una entidad que se define como “sin fines de lucro”, pero que es un think tank nostálgico de un conflicto demodé, hoy reactivado por otros medios: la Guerra Fría.
Donde exista un país que no se discipline con la política hemisférica de Estados Unidos, el IID explora todas las situaciones posibles. Desde el montaje de eventos con prófugos de la justicia refugiados en Miami a soñar con nuevos golpes de Estado. El caso del presidente Luis Arce Catacora es un paradigma de esta ofensiva en curso. Según el IID encabeza “inequívocamente una dictadura en Bolivia”. Palabras de su presidente, el ex alcalde de Miami, Tomás Regalado.
Denuncia
El gobierno boliviano denunció esta semana que se intentó asesinar al actual jefe de Estado antes y después de que asumiera el cargo el 20 de noviembre de 2020 tras ganar los comicios con más del 55 por ciento de los votos. El magnicidio frustrado se lo atribuyeron a integrantes del grupo que mató al expresidente de Haití, Jovenal Moisé, el 7 de julio pasado. Las precisiones sobre la tentativa de golpe comando de mercenarios colombianos y un estadounidense fueron difundidas por el ministro de Gobierno Eduardo Del Castillo el lunes 18. Para el funcionario se pretendía evitar la asunción de Arce.
El gobernador opositor de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, tildó a la denuncia de “totalmente irresponsable”. Es el mismo ultraderechista que admitió en un video difundido a principios de este mes que su padre, el empresario José Luis Camacho, había “cerrado un acuerdo” con militares y policías para “tumbar” a Evo Morales en 2019.
Estímulos
Intentonas como ésta son estimuladas desde Miami por foros como el del 28 de julio último, titulado Dictadura en Bolivia, testimonio de perseguidos, presos y exiliados, organizado por el IID. En esa producción de sentido, el régimen de la expresidenta Jeanine Añez sería víctima y no victimario. Representaría la república y el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales y Arce Catacora una banda sediciosa que tomó el poder por asalto y no en elecciones supervisadas por veedores internacionales. Les faltó exigir un estudio de ADN para demostrar su legitimidad. Por carácter transitivo, un personaje clave de esta historia, el boliviano Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo del Instituto Interamericano para la Democracia, sería una víctima más. Su historia indica todo lo contrario.
Fue ministro del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada y ambos escaparon a Estados Unidos después de la llamada guerra del gas. El 27 de octubre de 2019 compartió un acto en Miami junto a la exministra de Comunicación de la dictadura liderada por Añez, Roxana Lizárraga. La funcionaria que días después en La Paz acusó a periodistas argentinos por “hacer sedición”. Sánchez Berzaín, quien se presenta como abogado, experto en Derecho Constitucional, magíster en Ciencias Políticas y magíster en Sociología, además de politólogo, es un asiduo columnista de Infobae. Esta vinculación no resulta casual.
Premio
El 10 de mayo de 2018, el medio que fundó Daniel Hadad recibió el premio interamericano de prensa Horacio Aguirre. ¿En dónde? En Miami. “Es un honor estar con ustedes”, abrió su breve discurso el empresario de medios que se inició en Somos, la revista de editorial Atlántida y que sintonizaba con la causa carapintada en los años ’80.
Lo escuchaba desde la cabecera del acto su presentador, Sánchez Berzaín. También el periodista cubano americano y presidente del IID, Tomás Regalado. A su lado, Carlos Alberto Montaner, otro cubano - el más famoso de todos-, condenado a prisión en su país de nacimiento poco después de la Revolución. Aquel que en un curioso intercambio epistolar con Silvio Rodríguez publicado por el diario español El País en 2010, recibió la siguiente pregunta del cantautor: “Sé que tus argucias serán multiplicadas mil veces más que cualquier verdad desde Cuba. Desde esta dignidad cercada continuaré cantando lo que pienso. Sigo con muchas más razones para creer en la Revolución que en sus detractores. Si este gobierno es tan malo ¿de dónde salió este pueblo tan bueno?”. El cuarto integrante de la mesa que escuchaba a Hadad era argentino. Guillermo Lousteau Heguy, el padre del economista de Cambiemos, Martín Lousteau, y ex secretario de Turismo de la dictadura cívico-militar entre 1981 y 1982.
"Dictaduras"
El Instituto Interamericano por la Democracia donde el boliviano Sánchez Berzaín cumple un rol clave, opera financiado con fondos de la USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Su dialéctica conspirativa, un banquete para la CIA, se trasluce en los mensajes que postea desde su cuenta de Twitter: “Dictaduras de #Cuba, #Venezuela, #Bolivia y #Nicaragua en crisis: economía en mi serías (SIC), no tienen pueblo, nadie cree sus mitos y falsas narrativas, el mundo los reconoce como ‘grupo de crimen organizado transnacional’”. La retórica desestabilizadora del prófugo boliviano incluye una nueva definición sobre su país. En su mensajería lo ubica en la lista de “narcoestados” en el marco del “narcosur”.
Para Juan Ramón Quintana, ex ministro de la Presidencia durante los mandatos de Morales, institutos como el IID son “la fachada de un proyecto de socavamiento democrático contra gobiernos progresistas de América Latina, la cara institucionalizada de la derecha auspiciada por recursos de la NED (Fundación Nacional para la Democracia) y la USAID. Son la escudería servil de la CIA. En Bolivia existe todavía un potencial golpista que no se alcanzó a desmantelar y que recibe un importante apoyo de los grandes medios y de la artillería de las redes”, le dijo a Página/12 desde Tarija.
Invitados
El Instituto -bajo la fachada de una declamada transparencia en la recaudación de fondos- sostiene en su página oficial: “Las contribuciones, libres de impuestos según lo permita la ley, se reciben de individuos, fundaciones, corporaciones y sociedades limitadas”. En mayo pasado, la organización que no parece muy austera en sus eventos, invitó a participar en uno al expresidente Mauricio Macri. “La democracia en la Argentina está amenazada” dijo ante la mesa de invitados que lo acompañaba, donde se destacaba Luis Almagro, el secretario general de la OEA.
La dupla Macri-Almagro dejó su huella en Bolivia. El político a prueba de indagatorias contribuyó durante su gobierno con municiones y gases lacrimógenos a la represión del pueblo movilizado contra el régimen de Añez. El uruguayo, funcionario dócil a las inquietudes de Washington, insiste aún hoy con su tesis del fraude en las elecciones que ganó Morales en octubre de 2019. Pero fue uno de los propiciadores del golpe de Estado que dejó 37 muertos, centenares de heridos y completó un círculo histórico de desprestigio para la OEA.
gveiga12@pagina12.com.ar
Desde un think tank de la derecha, el Instituto Interamericano para la Democracia, se intenta desestabilizar la gestión de Luis Arce. El papel de Macri y Almagro.
La derecha latinoamericana consolidó en Miami su base de operaciones a escala regional. La ciudad ya no es la exclusiva plataforma geopolítica de todo tipo de ataques contra Cuba. Los conspiradores tienen otros blancos en su mira desde hace años, años que se cuentan por décadas si se trata de la mayor de las Antillas. En su lista de gobiernos a desestabilizar continúan Venezuela, Nicaragua, Bolivia y la Argentina. Antes fueron el Brasil de Lula y Dilma Rousseff y Ecuador cuando lo presidía Rafael Correa. Esa dinámica financiada con fondos del gobierno de EE.UU, se explica en parte por el papel que cumplen organizaciones como el Instituto Interamericano para la Democracia (IID). Una entidad que se define como “sin fines de lucro”, pero que es un think tank nostálgico de un conflicto demodé, hoy reactivado por otros medios: la Guerra Fría.
Donde exista un país que no se discipline con la política hemisférica de Estados Unidos, el IID explora todas las situaciones posibles. Desde el montaje de eventos con prófugos de la justicia refugiados en Miami a soñar con nuevos golpes de Estado. El caso del presidente Luis Arce Catacora es un paradigma de esta ofensiva en curso. Según el IID encabeza “inequívocamente una dictadura en Bolivia”. Palabras de su presidente, el ex alcalde de Miami, Tomás Regalado.
Denuncia
El gobierno boliviano denunció esta semana que se intentó asesinar al actual jefe de Estado antes y después de que asumiera el cargo el 20 de noviembre de 2020 tras ganar los comicios con más del 55 por ciento de los votos. El magnicidio frustrado se lo atribuyeron a integrantes del grupo que mató al expresidente de Haití, Jovenal Moisé, el 7 de julio pasado. Las precisiones sobre la tentativa de golpe comando de mercenarios colombianos y un estadounidense fueron difundidas por el ministro de Gobierno Eduardo Del Castillo el lunes 18. Para el funcionario se pretendía evitar la asunción de Arce.
El gobernador opositor de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, tildó a la denuncia de “totalmente irresponsable”. Es el mismo ultraderechista que admitió en un video difundido a principios de este mes que su padre, el empresario José Luis Camacho, había “cerrado un acuerdo” con militares y policías para “tumbar” a Evo Morales en 2019.
Estímulos
Intentonas como ésta son estimuladas desde Miami por foros como el del 28 de julio último, titulado Dictadura en Bolivia, testimonio de perseguidos, presos y exiliados, organizado por el IID. En esa producción de sentido, el régimen de la expresidenta Jeanine Añez sería víctima y no victimario. Representaría la república y el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales y Arce Catacora una banda sediciosa que tomó el poder por asalto y no en elecciones supervisadas por veedores internacionales. Les faltó exigir un estudio de ADN para demostrar su legitimidad. Por carácter transitivo, un personaje clave de esta historia, el boliviano Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo del Instituto Interamericano para la Democracia, sería una víctima más. Su historia indica todo lo contrario.
Fue ministro del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada y ambos escaparon a Estados Unidos después de la llamada guerra del gas. El 27 de octubre de 2019 compartió un acto en Miami junto a la exministra de Comunicación de la dictadura liderada por Añez, Roxana Lizárraga. La funcionaria que días después en La Paz acusó a periodistas argentinos por “hacer sedición”. Sánchez Berzaín, quien se presenta como abogado, experto en Derecho Constitucional, magíster en Ciencias Políticas y magíster en Sociología, además de politólogo, es un asiduo columnista de Infobae. Esta vinculación no resulta casual.
Premio
El 10 de mayo de 2018, el medio que fundó Daniel Hadad recibió el premio interamericano de prensa Horacio Aguirre. ¿En dónde? En Miami. “Es un honor estar con ustedes”, abrió su breve discurso el empresario de medios que se inició en Somos, la revista de editorial Atlántida y que sintonizaba con la causa carapintada en los años ’80.
Lo escuchaba desde la cabecera del acto su presentador, Sánchez Berzaín. También el periodista cubano americano y presidente del IID, Tomás Regalado. A su lado, Carlos Alberto Montaner, otro cubano - el más famoso de todos-, condenado a prisión en su país de nacimiento poco después de la Revolución. Aquel que en un curioso intercambio epistolar con Silvio Rodríguez publicado por el diario español El País en 2010, recibió la siguiente pregunta del cantautor: “Sé que tus argucias serán multiplicadas mil veces más que cualquier verdad desde Cuba. Desde esta dignidad cercada continuaré cantando lo que pienso. Sigo con muchas más razones para creer en la Revolución que en sus detractores. Si este gobierno es tan malo ¿de dónde salió este pueblo tan bueno?”. El cuarto integrante de la mesa que escuchaba a Hadad era argentino. Guillermo Lousteau Heguy, el padre del economista de Cambiemos, Martín Lousteau, y ex secretario de Turismo de la dictadura cívico-militar entre 1981 y 1982.
"Dictaduras"
El Instituto Interamericano por la Democracia donde el boliviano Sánchez Berzaín cumple un rol clave, opera financiado con fondos de la USAID, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Su dialéctica conspirativa, un banquete para la CIA, se trasluce en los mensajes que postea desde su cuenta de Twitter: “Dictaduras de #Cuba, #Venezuela, #Bolivia y #Nicaragua en crisis: economía en mi serías (SIC), no tienen pueblo, nadie cree sus mitos y falsas narrativas, el mundo los reconoce como ‘grupo de crimen organizado transnacional’”. La retórica desestabilizadora del prófugo boliviano incluye una nueva definición sobre su país. En su mensajería lo ubica en la lista de “narcoestados” en el marco del “narcosur”.
Para Juan Ramón Quintana, ex ministro de la Presidencia durante los mandatos de Morales, institutos como el IID son “la fachada de un proyecto de socavamiento democrático contra gobiernos progresistas de América Latina, la cara institucionalizada de la derecha auspiciada por recursos de la NED (Fundación Nacional para la Democracia) y la USAID. Son la escudería servil de la CIA. En Bolivia existe todavía un potencial golpista que no se alcanzó a desmantelar y que recibe un importante apoyo de los grandes medios y de la artillería de las redes”, le dijo a Página/12 desde Tarija.
Invitados
El Instituto -bajo la fachada de una declamada transparencia en la recaudación de fondos- sostiene en su página oficial: “Las contribuciones, libres de impuestos según lo permita la ley, se reciben de individuos, fundaciones, corporaciones y sociedades limitadas”. En mayo pasado, la organización que no parece muy austera en sus eventos, invitó a participar en uno al expresidente Mauricio Macri. “La democracia en la Argentina está amenazada” dijo ante la mesa de invitados que lo acompañaba, donde se destacaba Luis Almagro, el secretario general de la OEA.
La dupla Macri-Almagro dejó su huella en Bolivia. El político a prueba de indagatorias contribuyó durante su gobierno con municiones y gases lacrimógenos a la represión del pueblo movilizado contra el régimen de Añez. El uruguayo, funcionario dócil a las inquietudes de Washington, insiste aún hoy con su tesis del fraude en las elecciones que ganó Morales en octubre de 2019. Pero fue uno de los propiciadores del golpe de Estado que dejó 37 muertos, centenares de heridos y completó un círculo histórico de desprestigio para la OEA.
gveiga12@pagina12.com.ar