Por Adolfo Pérez Esquivel
En 08/03/2022
Hay causas justas.
Es necesario hacer un análisis sereno de los responsables de la guerra entre Ucrania y Rusia y del silencio y las negativas a encontrar una solución diplomática para evitar la guerra por parte de los EEUU y la UE.
La OTAN, en su política junto a los EEUU, busca expandir su control y dominación mundial y someter a muchos pueblos a sus intereses militares, políticos y económicos. La guerra tiene muchos rostros, desde la acción psicológica, de la propaganda y la económica que EEUU y la UE imponen a Rusia, el bloqueo a sus productos y exportaciones, sanciones a los activos bancarios, a empresarios rusos, buscan todas las formas de dañar la economía rusa. Intervienen en la guerra en forma indirecta enviando armas y apoyando a Ucrania, un gobierno filo-nazi que durante ocho años atacó y persiguió al pueblo de Donbass, las provincias separatistas.
Los grandes medios hegemónicos guardan silencio cómplice de las masacres de la OTAN y EEUU en Siria, Libia, Irak y de las bases militares a lo largo de países limítrofes en la fronteras de Rusia, poniendo en peligro la seguridad de ese país. La guerra sicológica de los grandes medios de comunicación impone su nefasta propaganda agregando combustible al conflicto, propagan la mentira y la desinformación de los hechos. Guardan silencio y ocultan la verdad sobre la guerra, buscan demonizar a Rusia.
Tensar la situación y la intervención de la OTAN y EEUU en un enfrentamiento con Rusia provocaría la III Guerra Mundial, que afectaría a todo el mundo en un holocausto nuclear. Es urgente encontrar una solución negociada antes que sea tarde. Enviar armas a Ucrania y combatientes, aplicar sanciones y condenas a Rusia es pretender apagar un incendio con combustible.
Las sanciones a Rusia afectan la economía mundial y la situación de muchos países que necesitan de Rusia, es un bumerang para los países que las imponen.
Hay que destacar la posición de China que observa con serenidad los acontecimientos y las consecuencias de la guerra y el avance de la OTAN y los EEUU, y actúa como mediadora entre Rusia y Ucrania para poner fin al conflicto armado.
Es urgente pensar en un nuevo orden mundial con equidad y no bajo la imposición capitalista y la degradación que genera más pobreza y desigualdades. Muchas veces venimos planteando la urgencia de un Nuevo Contrato Social. Las Naciones Unidas necesitan de una reforma profunda y la democratización del Consejo de Seguridad. El Preámbulo de las Naciones Unidas proclama “ Nosotros los Pueblos del Mundo”.
Hoy lamentablemente los pueblos del mundo están ausentes en las decisiones y caminos que debe seguir el mundo, de paz, solidaridad, de luchar contra el hambre, la pobreza, el clima, más que el cambio climático, la humanidad necesita un cambio de sistema, social, político y económico, buscar la diversidad dentro de la unidad y terminar con el monopolio de la fuerza en pocas manos y la industria de las armas, revertir la producción para la vida y desarrollo de los pueblos y no instrumentos para la muerte. Los pueblos sufren la violencia de la guerra, no podemos olvidar a los miles de refugiados que huyen de la guerra en Ucrania.
Rusia y el gobierno de Ucrania deben proteger los corredores humanitarios para salvar vidas y que los refugiados tengan la atención básica y seguridad para sus vidas y sus familias.
La humanidad está atravesando momentos de gran incertidumbre y de sufrimiento que han cobrado miles de vidas en diversas partes del mundo. La pandemia del Covid-19 no afecta a todos por igual, siempre los pobres son los más afectados. Aumentan los conflictos armados y el hambre que es la guerra silenciosa que cobra miles de vidas día a día.
Hay fuerzas sociales positivas en el mundo que reclaman la PAZ, que quieren un Nuevo Orden Mundial, libre de dominaciones, organizaciones culturales, sociales, políticas y religiosas que trabajan por la construcción de un mundo más justo y fraterno. Reclaman una Paz en base a las relaciones humanas, a la unidad en la diversidad y el derecho de las personas y los pueblos a su libertad.
La fe mueve montañas.
(*) Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz
Hay causas justas.
Es necesario hacer un análisis sereno de los responsables de la guerra entre Ucrania y Rusia y del silencio y las negativas a encontrar una solución diplomática para evitar la guerra por parte de los EEUU y la UE.
La OTAN, en su política junto a los EEUU, busca expandir su control y dominación mundial y someter a muchos pueblos a sus intereses militares, políticos y económicos. La guerra tiene muchos rostros, desde la acción psicológica, de la propaganda y la económica que EEUU y la UE imponen a Rusia, el bloqueo a sus productos y exportaciones, sanciones a los activos bancarios, a empresarios rusos, buscan todas las formas de dañar la economía rusa. Intervienen en la guerra en forma indirecta enviando armas y apoyando a Ucrania, un gobierno filo-nazi que durante ocho años atacó y persiguió al pueblo de Donbass, las provincias separatistas.
Los grandes medios hegemónicos guardan silencio cómplice de las masacres de la OTAN y EEUU en Siria, Libia, Irak y de las bases militares a lo largo de países limítrofes en la fronteras de Rusia, poniendo en peligro la seguridad de ese país. La guerra sicológica de los grandes medios de comunicación impone su nefasta propaganda agregando combustible al conflicto, propagan la mentira y la desinformación de los hechos. Guardan silencio y ocultan la verdad sobre la guerra, buscan demonizar a Rusia.
Tensar la situación y la intervención de la OTAN y EEUU en un enfrentamiento con Rusia provocaría la III Guerra Mundial, que afectaría a todo el mundo en un holocausto nuclear. Es urgente encontrar una solución negociada antes que sea tarde. Enviar armas a Ucrania y combatientes, aplicar sanciones y condenas a Rusia es pretender apagar un incendio con combustible.
Las sanciones a Rusia afectan la economía mundial y la situación de muchos países que necesitan de Rusia, es un bumerang para los países que las imponen.
Hay que destacar la posición de China que observa con serenidad los acontecimientos y las consecuencias de la guerra y el avance de la OTAN y los EEUU, y actúa como mediadora entre Rusia y Ucrania para poner fin al conflicto armado.
Es urgente pensar en un nuevo orden mundial con equidad y no bajo la imposición capitalista y la degradación que genera más pobreza y desigualdades. Muchas veces venimos planteando la urgencia de un Nuevo Contrato Social. Las Naciones Unidas necesitan de una reforma profunda y la democratización del Consejo de Seguridad. El Preámbulo de las Naciones Unidas proclama “ Nosotros los Pueblos del Mundo”.
Hoy lamentablemente los pueblos del mundo están ausentes en las decisiones y caminos que debe seguir el mundo, de paz, solidaridad, de luchar contra el hambre, la pobreza, el clima, más que el cambio climático, la humanidad necesita un cambio de sistema, social, político y económico, buscar la diversidad dentro de la unidad y terminar con el monopolio de la fuerza en pocas manos y la industria de las armas, revertir la producción para la vida y desarrollo de los pueblos y no instrumentos para la muerte. Los pueblos sufren la violencia de la guerra, no podemos olvidar a los miles de refugiados que huyen de la guerra en Ucrania.
Rusia y el gobierno de Ucrania deben proteger los corredores humanitarios para salvar vidas y que los refugiados tengan la atención básica y seguridad para sus vidas y sus familias.
La humanidad está atravesando momentos de gran incertidumbre y de sufrimiento que han cobrado miles de vidas en diversas partes del mundo. La pandemia del Covid-19 no afecta a todos por igual, siempre los pobres son los más afectados. Aumentan los conflictos armados y el hambre que es la guerra silenciosa que cobra miles de vidas día a día.
Hay fuerzas sociales positivas en el mundo que reclaman la PAZ, que quieren un Nuevo Orden Mundial, libre de dominaciones, organizaciones culturales, sociales, políticas y religiosas que trabajan por la construcción de un mundo más justo y fraterno. Reclaman una Paz en base a las relaciones humanas, a la unidad en la diversidad y el derecho de las personas y los pueblos a su libertad.
La fe mueve montañas.
(*) Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz