Isabella Arria
On Ago 6, 2024
Reino Unido vive una escalada de violencia a manos de los grupos de ultraderecha que desde hace una semana salen a manifestarse contra la migración y a favor de expulsar del país a las personas no blancas. Keir Starmer, elegido Primer Ministro en las elecciones del 4 de julio, emitió un comunicado de urgencia respecto a los atentados: “Si se ataca a la gente por el color de su piel o de su rostro, eso es extrema derecha.”
En la última semana, grupos de ultraderecha se han movilizado para cometer crímenes de odio. Londres, Liverpool, Bristol, Manchester y Leeds han sido algunas de las ciudades donde los extremistas han causado estragos. El componente racista de estos ataques es evidente: son las personas negras, asiáticas y musulmanes los objetivos principales de las bandas fascistas que están asolando el país… y también Europa.
En la última semana, grupos de ultraderecha se han movilizado para cometer crímenes de odio. Londres, Liverpool, Bristol, Manchester y Leeds han sido algunas de las ciudades donde los extremistas han causado estragos. El componente racista de estos ataques es evidente: son las personas negras, asiáticas y musulmanes los objetivos principales de las bandas fascistas que están asolando el país… y también Europa.
No se esconden: con el brazo en alto y gritando consignas ultranacionalistas y xenófobas, turbas de violentos asedian mezquitas, destrozado la cafetería de un sirio, e incluso prendieron fuego a lugares de acogida para migrantes en Rotherham y Tamworth, así como a una biblioteca y a una oficina de atención al ciudadano. Son ataques que vienen sucediéndose de manera constante, y el sábado 3 de agosto, hubo al menos 90 detenidos debido a los disturbios.
El domingo pasado se planteó en este espacio que la irrupción de la ultraderecha en las ciudades inglesas es un resultado previsible del discurso y las conductas deshumanizantes de los gobiernos conservadores hacia los migrantes.
Sus marchas han cobrado la forma de una verdadera cacería racista en la cual hostigan y golpean a toda persona de piel oscura que se encuentran por las calles, además de vandalizar y saquear negocios que vinculan con los migrantes. Incluso asaltaron un hotel donde son alojados solicitantes de asilo en espera de que se tramiten sus peticiones.
Las hordas fascistas han arremetido contra agentes de policía y antimotines que intentan contener sus desmanes, y la pasividad de los uniformados pese a los repetidos ataques contrasta de manera elocuente con el ensañamiento que las fuerzas del orden despliegan contra quienes realizan protestas pacíficas para denunciar el genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo palestino o contra los trabajadores que reclaman mejores condiciones laborales y salarios dignos.
El domingo pasado se planteó en este espacio que la irrupción de la ultraderecha en las ciudades inglesas es un resultado previsible del discurso y las conductas deshumanizantes de los gobiernos conservadores hacia los migrantes.
Sus marchas han cobrado la forma de una verdadera cacería racista en la cual hostigan y golpean a toda persona de piel oscura que se encuentran por las calles, además de vandalizar y saquear negocios que vinculan con los migrantes. Incluso asaltaron un hotel donde son alojados solicitantes de asilo en espera de que se tramiten sus peticiones.
Las hordas fascistas han arremetido contra agentes de policía y antimotines que intentan contener sus desmanes, y la pasividad de los uniformados pese a los repetidos ataques contrasta de manera elocuente con el ensañamiento que las fuerzas del orden despliegan contra quienes realizan protestas pacíficas para denunciar el genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo palestino o contra los trabajadores que reclaman mejores condiciones laborales y salarios dignos.
Fake news + fascismo
Hay un aspecto novedoso respecto a estos ataques y que ilustran bien la relevancia de las redes sociales. El odio y la mentira confluyen de maneras perversas para legitimar la violencia contra el otro. La ecuación fake news + fascismo impera de manera visceral en todo el planeta. Axel Rudakubana, de 17 años, fue acusado de asesinar a Bebe King, Elsie Dot Stancombe, y Alice Dasilva Aguiar, tres niñas de 6, 7 y 9 años, respectivamente.
Los racistas utilizaron esta tragedia para alzarse en armas y canalizar su odio contra los inmigrantes. ¿Importa acaso que el acusado haya nacido en Cardiff? No para los fascistas, acostumbrados a navegar entre ríos de mentiras y soflamas incendiarias que no solo fluyen a través de las redes sociales, sino que también son impulsadas por los medios convencionales. Las sucesivas portadas publicadas en The Daily Mail, atacando a los inmigrantes son una muestra fehaciente de esta realidad.
El fascismo de cada día
Desde las primeras formaciones fascistas de los años 1920 hasta la actualidad, se ha utilizado la violencia contra diferentes colectivos de manera sistemática. Si hace un siglo los enemigos principales eran los judíos, los rusos, los comunistas y anarquistas, ahora el blanco de los fascistas británicos son los musulmanes, refugiados, solicitantes de asilo o inmigrantes, dice El Salto.
En momentos en que el racismo se utiliza como arma electoral, la retórica empleada por los políticos de ultraderecha para galvanizar ese odio visceral está amenazando las libertades de los colectivos vulnerables. En las elecciones de hace un mes, en las que el partido Reform UK de Nigel Farage obtuvo un 14,3% de los votos, mostrando que en el Reino Unido existe una alarmante corriente racista.
Los racistas utilizaron esta tragedia para alzarse en armas y canalizar su odio contra los inmigrantes. ¿Importa acaso que el acusado haya nacido en Cardiff? No para los fascistas, acostumbrados a navegar entre ríos de mentiras y soflamas incendiarias que no solo fluyen a través de las redes sociales, sino que también son impulsadas por los medios convencionales. Las sucesivas portadas publicadas en The Daily Mail, atacando a los inmigrantes son una muestra fehaciente de esta realidad.
El fascismo de cada día
Desde las primeras formaciones fascistas de los años 1920 hasta la actualidad, se ha utilizado la violencia contra diferentes colectivos de manera sistemática. Si hace un siglo los enemigos principales eran los judíos, los rusos, los comunistas y anarquistas, ahora el blanco de los fascistas británicos son los musulmanes, refugiados, solicitantes de asilo o inmigrantes, dice El Salto.
En momentos en que el racismo se utiliza como arma electoral, la retórica empleada por los políticos de ultraderecha para galvanizar ese odio visceral está amenazando las libertades de los colectivos vulnerables. En las elecciones de hace un mes, en las que el partido Reform UK de Nigel Farage obtuvo un 14,3% de los votos, mostrando que en el Reino Unido existe una alarmante corriente racista.
Como contrapartida, hay que destacar las manifestaciones antifascistas en diversos puntos del Reino Unido. En Liverpool, centenares de personas hicieron un llamamiento a la unidad y tolerancia, , entre gritos de “refugees are welcome here” y “nazi scums, off our streets.”
Organizaciones como Stand Up to Racismo cumplen un rol destacado en la organización de las manifestaciones antifascistas. Para el miércoles 7 y el sábado 10 de agosto están programdas protestas frente al accionar de la extrema derecha en distintos puntos del país. Pareciera que los demócratas británicos se están uniendo para frenar el avance de la ultraderecha.
Pero hay una creciente normalización del fascismo que tiene lugar no solo en el Reino Unido sino en gran parte del planeta, en especial en Europa occidental. El fascismo es una ideología que exalta la pretendida superioridad racial de los pueblos caucásicos, hace un culto de la violencia, criminaliza o estigmatiza la pobreza y la diferencia –étnica, sexual, religiosa, política, por discapacidad– y usa el racismo para convertir el malestar social con la desigualdad económica en odio a grupos marginados o marginables.
No sólo en el Reino Unido
La Alemania nazi culpó a los practicantes de la religión judía de la precaria situación nacional.Hoy las ultraderechas occidentales azuzan y explotan la islamofobia y el racismo para culpar a los migrantes indocumentados de todos los males causados por el neoliberalismo y sus malos gobiernos.
El Holocausto judío fue preparado por una propaganda ubicua que pintaba como infrahumanos a los judíos, y en la actualidad este operativo de deshumanización se ve en la masacre cotidiana de hombres, mujeres, ancianos y niños palestinos, tolerada, financiada y armada por Occidente; así como en los discursos de políticos y voceros de la ultraderecha que califican a los migrantes de plaga e invasión ante el silencio cómplice de las autoridades obligadas a sancionar las incitaciones al odio.
En América, figuras como Donald Trump, Javier Milei, Nayib Bukele, José Antonio Katz, Álvaro Uribe y Jair Bolsonaro se distinguen por glorificar la violencia de Estado y relativizar o negar los crímenes cometidos contra activistas de izquierda, pobres y personas indígenas o negras.
Al igual que pasó en el resto de Europa, la crisis económica de 2008 fue canalizada en el Reino Unido de diferentes maneras. Por un lado, la elección de Jeremy Corbyn como líder del Partido Laborista en 2015 por los militantes y sus notables resultados en las elecciones generales de 2017 demostraron que una parte importante de la población británica quería subirse a la ola de izquierda transformadora.
Medidas como la distribución de la riqueza, mejoras en sanidad y educación, la eliminación las políticas de recortes y la expansión de derechos para todas las personas, sin importar su procedencia, cultura o color de piel, tuvieron gran recepción entre los habitantes del Reino Unido.
Pero una tendencia fascista actualmente opera en todo el planeta. Desde 1990 hasta 2020, la extrema derecha en Europa triplicó sus votos. En el Reino Unido, el partido fascista British National Party obtuvo su mejor resultado histórico en las elecciones generales de 2005, logrando cerca de 193.000 votos y un 0,7% del electorado.
Su retórica racista, ultraconservadora, nostálgica del imperio británico y apelando a la unidad nacional frente a la amenaza extranjera han calado en la conciencia colectiva. Si tanto el Partido Conservador como el Laborista han mostrado una actitud reaccionaria frente a los inmigrantes, el rol de Farage en este ámbito ha sido fundamental.
Su éxito en las elecciones generales de 2015, en el contexto de la mal llamada crisis de los refugiados en Europa del mismo año, catapultaron a Farage como supuesto defensor de la integridad nacional británica. Su papel fue clave en el Brexit, creando una narrativa antiinmigrante que sirvió para legitimar discursos racistas y políticas de violencia contra las comunidades racializadas.
En 2016, los atentados islamófobos aumentaran un 47 por ciento. Frente a los refugiados que perdieron la vida en el Mediterráneo huyendo de la guerra, mientras la dignidad europea se hundía y la Declaración Universal de los Derechos Humanos se convertía en papel mojado, la ultraderecha se alzó en armas contra los atentados terroristas que tuvieron lugar en Francia. Para ellos, todos los inmigrantes no blancos son asesinos en potencia, recuerda Juanjo Cuervo.
Claro ejempolo del crecimiento fascista: los fake news, el odio visceral contra el diferente y la incertidumbre que provoca un mundo cada vez más difícil de entender. El empobrecimiento general produce un enojo natural. Cuando no se galvaniza contra las élites que implementan medidas neoliberales que destruyen a las clases bajas, sirve de justificación para atacar todo aquello que se percibe como peligroso. En la ideología fascista, racista y xenófoba de la Europa contemporánea, la amenaza es el musulmán, el inmigrante, el latinoamericano, el refugiado, el solicitante de asilo.
*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)