En la conversación telefónica participa Kamala Harris
TEL AVIV (ANSA/por Silvana Logozzo)
21.08.2024
Imagen: archivo/ANSA
Las negociaciones para alcanzar una tregua y la liberación de los rehenes están en una situación tambaleante, mientras crece el riesgo de escalada en el frente norte, donde la organización libanesa Hezbolá intensifica los lanzamientos de cohetes hacia Israel y hacia objetivos civiles.
Durante 48 horas, se acumularon posiciones que parecen inamovibles sobre el puente propuesto por Estados Unidos.
El presidente estadounidense, Joe Biden, sigue presionando al premier israelí, Benjamín Netanyahu, instándole a una "mayor flexibilidad" después de que Israel descartara retirar sus tropas del eje de Filadelfia, zona de amortiguamiento entre Gaza y Egipto, y del corredor de Netzarim en la Franja.
Esa posición se transformó en un obstáculo crucial para las conversaciones. Hamás también permanece replegado en su posición.
Aunque un mensaje de Yahya Sinwar, el actual líder de la organización islamista palestina Hamás, remitido a Estados Unidos y a Israel, a través de "emisarios egipcios", parece abrir un rayo de esperanza: el líder de Hamás pide "garantías para su vida" y también, que Israel se comprometa a no intentar matarlo si el acuerdo se encamina hacia un buen final. Por lo demás, la milicia islámica responsable de Gaza sigue afirmando haber aceptado el plan Biden en mayo, acusando a Washington de haberse "vuelto más disponible para satisfacer las peticiones de Israel".
Declaración acentuada por los rumores procedentes de El Cairo, citados por el Times of Israel, según los cuales "las conversaciones están en un punto muerto, porque no tiene sentido celebrar otra cumbre entre los equipos de mediadores, a menos que Estados Unidos presione a Netanyahu para que renuncie a sus nuevas solicitudes y modifique la propuesta".
Ambas partes, Israel y Hamás, tras las declaraciones positivas del lunes en Tel Aviv por parte del Secretario de Estado Antony Blinken, parecen atrincheradas en sus argumentos hasta el punto de que funcionarios estadounidenses e israelíes admitieron, en declaraciones a Politico, que "el acuerdo está al borde del fracaso y no existe un plan alternativo".
Además, añadió la fuente de Jerusalén, "no es del todo seguro que se realice una cumbre; si la hubiera, no habría nada de qué hablar mientras Israel mantuviera su posición".
Así, mientras algunos analistas afirman que la pelota está en el tejado de Sinwar, desde Doha Antony Blinken advirtió que "Estados Unidos rechaza una ocupación israelí de Gaza a largo plazo".
Un mensaje claro para "Bibi", como lo llaman al premier israelí.
De hecho, en el incansable trabajo para recomponer las posiciones de los dos partidos, el secretario de Estado también habló este miércoles con el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan.
Se trata de una conversación importante, dado que el presidente Recep Tayyip Erdogan se lleva muy bien con los líderes políticos de Hamás que viven en Turquía.
Ahora, para dejar claro la urgencia que rodea ese acuerdo, funcionarios israelíes dijeron al Canal 12 que las posibilidades de un trato por los rehenes en el futuro y no ahora son "extremadamente bajas".
A la preocupación por el posible agravamiento de la crisis en la región se suman los ataques de las milicias chiítas vinculadas con Irán: en las últimas 24 horas, Hezbolá lanzó 180 cohetes contra el norte de Israel, 1.100 en un mes.
La ciudad de Katzrin, en los Altos del Golán, fue atacada, un hombre resultó herido y 30 personas quedaron sin hogar.
Israel respondió matando a Khalil el-Moqdah, hermano de Mounir, comandante de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, el brazo armado de Fatah, con un dron en Sidón.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) especificaron que Khalil también operaba en nombre de Hezbolá y del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.
Resumiendo la situación militar, el Ministro de Defensa israelí, Gallant, después de anunciar que la brigada Rafah de Hamás había sido derrotada y que 150 túneles a lo largo del corredor de Filadelfia habían sido demolidos, indicó que el ejército israelí estaba ahora "mirando hacia el norte", es decir, hacia el Líbano.
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