Macri presiona para intervenir el Gobierno y el establishment acelera en plena depresión económica. Un cóctel de negociados y operaciones, en la cubierta del Titanic
Por Leandro Renou
25 de agosto de 2024
El ex y el actual, en una disputa de fondo por el poder
El ex Presidente no quiere avanzar sobre “Toto” Caputo porque el escenario de crisis es de “riesgo extremo”, pero avisó que Dietrich tiene que manejar sectores clave como la hidrovía con un “superministerio”, y que Vidal es lo que precisa el Gabinete para ordenarse. Rocca mueve para armar un polo “anti China” y los Unicornios se abrazan al modelo Milei-Musk-Trump.
Mientras la depresión económica confirmó esta semana -con números de consumo y actividad- que llegó para quedarse, el escenario político y el contexto del poder económico están enrarecidos y sumergidos en un mar de negociados y operaciones para sacar rédito propio. Muchos de esos movimientos tienen como eje el posicionamiento de Mauricio Macri, decidido a intervenir el Gobierno de Javier Milei, una postura que bancan los empresarios vieja escuela y resisten los libertarios NYC. En paralelo, Paolo Rocca y Marcos Galperín los dos hombres de negocios más grandes del país, apuestan un pleno a la occidentalización de la economía vía discurso y acciones geopolíticas directas, con un triunfo de Trump, un bloque “anti China” y una economía que pone en el altar de los ejemplos al dueño de Tesla y X, Elon Musk,
En este contexto, para entender la reacción maquiavélica de Macri de la última semana, hay que hablar de sus deseos de un desembarco fuerte en la gestión. Por esto, explican en su entorno, el ex presidente viene hablando de falta de equipos y de lugares estratégicos. En la cena de milanesas y ensalada que tuvieron el miércoles último en Olivos Milei y Macri, hablaron de las votaciones del PRO contra los dineros de la SIDE y a favor de la nueva fórmula jubilatoria, dos presiones del ingeniero a su pupilo. Pero por fuera de lo formal, Macri le planteó cuál es su esquema de poder de aquí en adelante, qué es lo que sigue después de los aprietes. Sin eufemismos, le expresó que precisa tener un superministerio que maneje Transporte, cuestiones vinculadas al agro, pero, sobre todo, la Hidrovía. Este último punto es un encono del líder PRO con Santiago Caputo, quien maneja la vía navegable con dos hombres de su confianza. El ex Presidente le blanqueó a Milei que quiere que la hidrovía la maneje su ex ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que ya tiene un plan para el asunto y debería entrar al Gobierno con un superministerio que abarque eso y el resto de las área “dormidas”.
Cuentan que el presidente tiene un problema en sus mitines con Macri: no le cree como antes, y ve que la obsesión del líder PRO con el asesor Caputo oculta, en realidad, la idea de retomar negocios del Estado y, desde adentro, reposicionar al partido amarillo de cara a las elecciones del 2025. La que mejor lee esa jugada es Karina Milei, que le advierte a su hermano sobre las hábiles artes de Macri para enredarle la serpiente. Sobre todo, le menciona una obviedad que, en la vorágine diaria, el Presidente parece no ver: que Macri quiere que las listas de la alianza legistativa del 25 tengan a uno de los suyos de cabeza. Particularmente, no quiere que José Luis Espert vaya en la boleta bonaerense.
Ni lerdo ni perezoso, el ex presidente también le sugirió a Milei que la ex Gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, sería “un buen cuadro para el Gabinete”. Entiende Macri que el actual jefe de ministros está atrapado sin salida en las arenas movedizas de la mesa ratona del poder libertario. En este contexto, Macri parece saber dónde embarrarse las botas y dónde esquivar los charcos. “Toto tiene que seguir en Economía, la economía está en riesgo extremo”, le comentó al mandatario. Mauricio prometió no meterse con el Caputo de Hacienda, primero porque no tiene reemplazos que aportar, segundo porque entiende que la economía es la que tiene a raya a Milei, y ese grillete es el que el PRO precisa sostener para reconstruirse.
Caputo, entre la paranoia y la miseria
Mientras tanto, la crisis económica se profundiza y Caputo aprovecha los escándalos de Alberto Fernández y las internas liber-PRO para hacerse invisible. Esta semana se encargó casi obsesivamente de saber por qué una periodista del diario La Nación tenía información de que el Fondo Monetario (FMI) está decidido a no poner plata en el gobierno de Milei. Llamó a Washington para saber quién filtra data. Finalmente, en una gaffe involuntaria, fue él mismo quien admitió en su cuenta de X que ni siquiera se sentaron a hablar con el FMI. Un mes atrás, había dicho lo contrario.
Para colmo de males, el FMI la ve cada vez menos. No cayó nada bien en los Estados Unidos la derrota doble de Milei en el Parlamento, pero sobre todo generó dudas sobre la estabilidad política oficial loa sanción de la fórmula jubilatoria. Es que Milei tiene atado el órden de las cuentas públicas a una vida menos digna de los pasivos. En Wall Street y entre los inversionistas, además, la vuelta en el aire del PRO es observada como una pata renga de una alianza de gobierno. Sólo Milei cree, hoy, que sigue sentado en 15 millones de votos. En las últimas horas, una encuesta de la consultora Synopsis preguntó a quién votaría en las legislativas del 2015. En agosto, el 30,9 dijo que a La Libertad Avanza, un problema, porque en junio ese número era 39,8 y en julio del 42,2. ¿Dónde se fueron los que abandonarían a Milei?, una parte al PRO, que sigue con números que no tocan ni 10 puntos; y al PJ K y no K, que juntos ya reúnen 38 puntos.
Caputo, en ese marco, no quiere ni mirar qué es lo que pasa en la economía real. Más allá de que la industria parece haber tocado piso en julio, nadie se explica cómo el consumo sigue cayendo al pozo. Es el indicador más visible de la crisis: este diario contó que, en la primera semana de agosto, según datos de Scentia, el consumo masivo cayó casi 19 puntos, 3 más que en todo mayo. Pero la cosa empeora seriamente, porque en la segunda semana de agosto, la que va del 12 al 18, el gasto de los hogares bajó 27,6 por ciento y en la siguiente parece ir a tocar los 30 puntos de pérdida. Si bien es real que ya compara con meses buenos del 2023, cuando Massa inyectó dinero en la calle para apalancar su campaña política, a este ritmo, el desplome del consumo masivo del mes va camino a una baja de 23 puntos.
El ex Presidente no quiere avanzar sobre “Toto” Caputo porque el escenario de crisis es de “riesgo extremo”, pero avisó que Dietrich tiene que manejar sectores clave como la hidrovía con un “superministerio”, y que Vidal es lo que precisa el Gabinete para ordenarse. Rocca mueve para armar un polo “anti China” y los Unicornios se abrazan al modelo Milei-Musk-Trump.
Mientras la depresión económica confirmó esta semana -con números de consumo y actividad- que llegó para quedarse, el escenario político y el contexto del poder económico están enrarecidos y sumergidos en un mar de negociados y operaciones para sacar rédito propio. Muchos de esos movimientos tienen como eje el posicionamiento de Mauricio Macri, decidido a intervenir el Gobierno de Javier Milei, una postura que bancan los empresarios vieja escuela y resisten los libertarios NYC. En paralelo, Paolo Rocca y Marcos Galperín los dos hombres de negocios más grandes del país, apuestan un pleno a la occidentalización de la economía vía discurso y acciones geopolíticas directas, con un triunfo de Trump, un bloque “anti China” y una economía que pone en el altar de los ejemplos al dueño de Tesla y X, Elon Musk,
En este contexto, para entender la reacción maquiavélica de Macri de la última semana, hay que hablar de sus deseos de un desembarco fuerte en la gestión. Por esto, explican en su entorno, el ex presidente viene hablando de falta de equipos y de lugares estratégicos. En la cena de milanesas y ensalada que tuvieron el miércoles último en Olivos Milei y Macri, hablaron de las votaciones del PRO contra los dineros de la SIDE y a favor de la nueva fórmula jubilatoria, dos presiones del ingeniero a su pupilo. Pero por fuera de lo formal, Macri le planteó cuál es su esquema de poder de aquí en adelante, qué es lo que sigue después de los aprietes. Sin eufemismos, le expresó que precisa tener un superministerio que maneje Transporte, cuestiones vinculadas al agro, pero, sobre todo, la Hidrovía. Este último punto es un encono del líder PRO con Santiago Caputo, quien maneja la vía navegable con dos hombres de su confianza. El ex Presidente le blanqueó a Milei que quiere que la hidrovía la maneje su ex ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que ya tiene un plan para el asunto y debería entrar al Gobierno con un superministerio que abarque eso y el resto de las área “dormidas”.
Cuentan que el presidente tiene un problema en sus mitines con Macri: no le cree como antes, y ve que la obsesión del líder PRO con el asesor Caputo oculta, en realidad, la idea de retomar negocios del Estado y, desde adentro, reposicionar al partido amarillo de cara a las elecciones del 2025. La que mejor lee esa jugada es Karina Milei, que le advierte a su hermano sobre las hábiles artes de Macri para enredarle la serpiente. Sobre todo, le menciona una obviedad que, en la vorágine diaria, el Presidente parece no ver: que Macri quiere que las listas de la alianza legistativa del 25 tengan a uno de los suyos de cabeza. Particularmente, no quiere que José Luis Espert vaya en la boleta bonaerense.
Ni lerdo ni perezoso, el ex presidente también le sugirió a Milei que la ex Gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, sería “un buen cuadro para el Gabinete”. Entiende Macri que el actual jefe de ministros está atrapado sin salida en las arenas movedizas de la mesa ratona del poder libertario. En este contexto, Macri parece saber dónde embarrarse las botas y dónde esquivar los charcos. “Toto tiene que seguir en Economía, la economía está en riesgo extremo”, le comentó al mandatario. Mauricio prometió no meterse con el Caputo de Hacienda, primero porque no tiene reemplazos que aportar, segundo porque entiende que la economía es la que tiene a raya a Milei, y ese grillete es el que el PRO precisa sostener para reconstruirse.
Caputo, entre la paranoia y la miseria
Mientras tanto, la crisis económica se profundiza y Caputo aprovecha los escándalos de Alberto Fernández y las internas liber-PRO para hacerse invisible. Esta semana se encargó casi obsesivamente de saber por qué una periodista del diario La Nación tenía información de que el Fondo Monetario (FMI) está decidido a no poner plata en el gobierno de Milei. Llamó a Washington para saber quién filtra data. Finalmente, en una gaffe involuntaria, fue él mismo quien admitió en su cuenta de X que ni siquiera se sentaron a hablar con el FMI. Un mes atrás, había dicho lo contrario.
Para colmo de males, el FMI la ve cada vez menos. No cayó nada bien en los Estados Unidos la derrota doble de Milei en el Parlamento, pero sobre todo generó dudas sobre la estabilidad política oficial loa sanción de la fórmula jubilatoria. Es que Milei tiene atado el órden de las cuentas públicas a una vida menos digna de los pasivos. En Wall Street y entre los inversionistas, además, la vuelta en el aire del PRO es observada como una pata renga de una alianza de gobierno. Sólo Milei cree, hoy, que sigue sentado en 15 millones de votos. En las últimas horas, una encuesta de la consultora Synopsis preguntó a quién votaría en las legislativas del 2015. En agosto, el 30,9 dijo que a La Libertad Avanza, un problema, porque en junio ese número era 39,8 y en julio del 42,2. ¿Dónde se fueron los que abandonarían a Milei?, una parte al PRO, que sigue con números que no tocan ni 10 puntos; y al PJ K y no K, que juntos ya reúnen 38 puntos.
Caputo, en ese marco, no quiere ni mirar qué es lo que pasa en la economía real. Más allá de que la industria parece haber tocado piso en julio, nadie se explica cómo el consumo sigue cayendo al pozo. Es el indicador más visible de la crisis: este diario contó que, en la primera semana de agosto, según datos de Scentia, el consumo masivo cayó casi 19 puntos, 3 más que en todo mayo. Pero la cosa empeora seriamente, porque en la segunda semana de agosto, la que va del 12 al 18, el gasto de los hogares bajó 27,6 por ciento y en la siguiente parece ir a tocar los 30 puntos de pérdida. Si bien es real que ya compara con meses buenos del 2023, cuando Massa inyectó dinero en la calle para apalancar su campaña política, a este ritmo, el desplome del consumo masivo del mes va camino a una baja de 23 puntos.
Datos nunca vistos en la historia.
En la calle se percibe el golpe. Hace unos días, Oscar Ojea, el jefe de la Conferencia Episcopal, les dijo a allegados que los comedores están recurriendo a los privados para sostenerse, ante la ausencia del aporte estatal. Y que los locales de Cáritas están colapsados. No sólo los católicos lo observan. El teólogo Néstor Miguez, dirigente de la Federación de Iglesias Evangélicas e integrante de APDH, hombre que supo ganarse el aprecio del Papa Francisco, recorre los barrios y describe el desamparo. Usa el religioso una frase que, por su claridad, resume el contexto: “cuando los religiosos hablamos de números y el Gobierno de fe, es que algo anda mal”, advierte.
En la calle se percibe el golpe. Hace unos días, Oscar Ojea, el jefe de la Conferencia Episcopal, les dijo a allegados que los comedores están recurriendo a los privados para sostenerse, ante la ausencia del aporte estatal. Y que los locales de Cáritas están colapsados. No sólo los católicos lo observan. El teólogo Néstor Miguez, dirigente de la Federación de Iglesias Evangélicas e integrante de APDH, hombre que supo ganarse el aprecio del Papa Francisco, recorre los barrios y describe el desamparo. Usa el religioso una frase que, por su claridad, resume el contexto: “cuando los religiosos hablamos de números y el Gobierno de fe, es que algo anda mal”, advierte.
Los empresarios cuidan la de ellos
En el chat de Whatsapp Nuestra Voz hay silencio de radio como pocas veces se ha visto. El otrora think tank telefónico de Macri, luego mutado a la banca de Milei, desborda de cautela. Eduardo Bastitta, de Plaza Logística y quien le armó el conteo de votos bonaerenses al Presidente, está intentando generarle a Milei un Coloquio de IDEA lo más receptivo posible. Se sumó a la mesa de armado de la reunión marplatense de octubre, donde planean darle una inyección de respaldo empresario a los libertarios.
Pero el poder económico está desarmado. Los fierreros de la UIA siguen anestesiados, mientras los Unicornios y Rocca se garantizan aval geopolítico de Milei a sus intereses. Martín Migoya, de Globant, una empresa que en 2007 no existía y que, gracias a los subsidios estatales a la economía de conocimiento se transformó en una mega firma, es el más fanático de la línea Milei, con la simbología puesta en Elon Musk. Hace unos días, posteó en su cuenta de X una foto del dueño de Tesla con la siguiente leyenda: “hay un solo camino para el Estado, el mismo que usas en tu casa o que usamos en cualquier empresa sana. Ser sostenible y eficiente en el largo y corto plazo. El mundo se empieza a dar cuenta.., por suerte ya empezamos ese camino”. Arrobó en el texto a Milei, Federico Sturzenegger y el ministro Caputo. En la foto que posteó, Musk está de traje, en lo que parece ser una imagen de I.A. con una bandera estadounidense de fondo y hablando en un atril que reza “Departamento de Gobierno Eficiente”. En esa misma está Galperín. Ambos hablan directamente con el Presidente y lo incentivan a seguir con el ajuste y la liberación económica. Son los que le dicen que Argentina se tiene que olvidar de la industria convencional y transformarse en un polo tecnológico.
Algo más elaborado, aunque similar, esboza Rocca, de Techint. Esta semana charló con Caputo e intercambió mensajes con el entorno del Presidente. Paolo tiene claro que está ante una oportunidad única: un primer mandatario que lee la geopolítica con los esquemas básicos de la post Guerra Fría, a casi 80 años de los hechos. Y que, por si fuera poco, simplifica las complejidades de aliarse con el eje Occidental, a la vez que niega a China. Hace unos días, Rocca habló ante 700 empresarios en San Pablo, en un congreso del acero de ACO Brasil. Allí, pidió armar un polo anti China y alianza con Estados Unidos y Japón, con el fin de proteger su negocio del rival oriental que le hace sombra.
"China no es una democracia, es un país con un sistema de gobierno autoritario y centralizado, que tiene la capacidad de asignar recursos a diferentes sectores de la economía en base a decisiones de conveniencia táctica y estratégica", dijo Rocca. Y marcó la línea que pretende Milei no abandone, aún cuando lo aprieta la crisis. "Hay un avance sistemático del peso del Estado -explicó ante los presentes-; la reducción del espacio disponible para el sector privado; la alta y distorsionada presión impositiva; además de la multiplicación de subsidios en busca de estabilidad y gobernabilidad a corto plazo, son factores que, en su conjunto, crearon distorsiones sectoriales, desalentaron las inversiones y promovieron el avance de la informalidad en la economía, generando inseguridad para la sociedad en su conjunto".
Concluyó Rocca colando su idea final: "hay una oportunidad extraordinaria para nuestros países que tienen las condiciones para aumentar su nivel de integración con grandes bloques económicos con los que hay afinidad política y valores compartidos –el TMEC, Europa, Australia o Japón– y con quienes podemos competir en igualdad de condiciones".
El riesgo país y la expectativa de devaluación en aumento. Atrapados sin salida
Sin reservas y con una inflación que parece haber tocado un piso, las presiones por devaluar crecen
Por Federico Kucher
25 de agosto de 2024
Por Federico Kucher
25 de agosto de 2024
Las inconsistencias del equipo económico se traducen en un riesgo país arriba de 1500 puntos
El equipo económico se encuentra en un callejón sin salida. Apuesta a la baja de los precios a partir de la recesión y el ancla del tipo de cambio oficial. Sin embargo, la inflación muestra una clara resistencia a retroceder, se evapora el superávit comercial (base caja) y caen las reservas internacionales. Una combinación que aumenta la expectativa de una devaluación y de nuevas presiones en los precios. Las inconsistencias se observan en el riesgo país arriba de 1500 puntos.
El gobierno intenta justificarse y dice que el riesgo país es un “lagging indicator”. En otras palabras, una señal que refleja cambios en la economía, los mercados financieros o en un negocio después que ya ocurrieron. Con eso aseguran que más temprano que tarde bajará reaccionando al superávit fiscal.
Este argumento del equipo económico no parece anclarse en el movimiento de las principales variables de la macroeconomía. Más allá de los resultados de las cuentas del sector público, el desequilibrio de dólares estructural de la Argentina se mantiene inalterado y todo indica que en los próximos meses irá en aumento.
Los inversores no miran exclusivamente si el sector público es superavitario (gasta menos de lo que recauda en un determinado período) sino que analizan la capacidad del gobierno de hacerse de dólares para responder al pago de deudas en moneda extranjera. Para los próximos meses la posibilidad de sumar divisas a las reservas va en baja e incluso podrían perderse miles de millones de dólares.
Una forma de verlo es con el resultado del intercambio comercial. “El superávit comercial de julio fue de 1575 millones de dólares, pero si a ese número se le descuentan las exportaciones que se liquidan en el contado con liquidación el saldo baja fue de apenas 131 millones”, indicó el último informe de la consultora 1816. A su vez, los datos de la cuenta corriente ya dan negativos.
El problema no es únicamente que la oferta de dólares en el mercado de cambio empieza a disminuir sino que la demanda de divisas por las importaciones tiende a aumentar. “Entre septiembre y noviembre las importaciones pagadas deberían superar largamente a las devengadas. Se debe al cambio en la calendarización y la transición del esquema de 4 cuotas de 25% al esquema de 2 cuotas de 50%”, dijeron en el documento de la consultora.
Los dólares comerciales -a diferencia de lo que ocurrió en la primera parte de este año- dejaron de ser una fuente de divisas para las reservas, mientras que las inversiones productivas no parece que llegarán en los próximos meses. Lo único que queda para sumar divisas es el canal financiero y también luce complejo.
El Fondo Monetario Internacional sube declaraciones favorables al gobierno en las redes sociales pero en la práctica posterga la negociación de un nuevo acuerdo con la Argentina. Las consultoras del mercado empiezan a difundir entre sus clientes que el organismo de crédito internacional no avanzará en un nuevo programa (con recursos extra para el país) hasta que no se hayan liberado los controles cambiarios. Para ello citan el caso de Egipto y de Etiopía de este año.
El resultado de esta falta de dólares lleva al gobierno a cambiar su discurso en forma radical. “Es mentira que con cepo no se puede crecer”, comenzó a repetir Milei en los últimos días. Todo esto hace pensar que la idea de la unificación cambiaria y la competencia de moneda quedó de nuevo en el cajón de los recuerdos. Si no se avanza este año, difícilmente ocurra en 2025 antes de las elecciones (corriendo el riesgo que se acelere la inflación antes del proceso electoral). Sin embargo, mantener los controles cambiarios no implica que los problemas estén resueltos.
La expectativa de devaluación sigue en aumento y no es claro que las reservas del Banco Central aguanten para sostener este esquema. Esto último hace que algunos de los economistas cercanos al gobierno dejen frases cada vez más sugestivas: “en el caso que haya devaluación, vuelva todo por el aire”.
El equipo económico se encuentra en un callejón sin salida. Apuesta a la baja de los precios a partir de la recesión y el ancla del tipo de cambio oficial. Sin embargo, la inflación muestra una clara resistencia a retroceder, se evapora el superávit comercial (base caja) y caen las reservas internacionales. Una combinación que aumenta la expectativa de una devaluación y de nuevas presiones en los precios. Las inconsistencias se observan en el riesgo país arriba de 1500 puntos.
El gobierno intenta justificarse y dice que el riesgo país es un “lagging indicator”. En otras palabras, una señal que refleja cambios en la economía, los mercados financieros o en un negocio después que ya ocurrieron. Con eso aseguran que más temprano que tarde bajará reaccionando al superávit fiscal.
Este argumento del equipo económico no parece anclarse en el movimiento de las principales variables de la macroeconomía. Más allá de los resultados de las cuentas del sector público, el desequilibrio de dólares estructural de la Argentina se mantiene inalterado y todo indica que en los próximos meses irá en aumento.
Los inversores no miran exclusivamente si el sector público es superavitario (gasta menos de lo que recauda en un determinado período) sino que analizan la capacidad del gobierno de hacerse de dólares para responder al pago de deudas en moneda extranjera. Para los próximos meses la posibilidad de sumar divisas a las reservas va en baja e incluso podrían perderse miles de millones de dólares.
Una forma de verlo es con el resultado del intercambio comercial. “El superávit comercial de julio fue de 1575 millones de dólares, pero si a ese número se le descuentan las exportaciones que se liquidan en el contado con liquidación el saldo baja fue de apenas 131 millones”, indicó el último informe de la consultora 1816. A su vez, los datos de la cuenta corriente ya dan negativos.
El problema no es únicamente que la oferta de dólares en el mercado de cambio empieza a disminuir sino que la demanda de divisas por las importaciones tiende a aumentar. “Entre septiembre y noviembre las importaciones pagadas deberían superar largamente a las devengadas. Se debe al cambio en la calendarización y la transición del esquema de 4 cuotas de 25% al esquema de 2 cuotas de 50%”, dijeron en el documento de la consultora.
Los dólares comerciales -a diferencia de lo que ocurrió en la primera parte de este año- dejaron de ser una fuente de divisas para las reservas, mientras que las inversiones productivas no parece que llegarán en los próximos meses. Lo único que queda para sumar divisas es el canal financiero y también luce complejo.
El Fondo Monetario Internacional sube declaraciones favorables al gobierno en las redes sociales pero en la práctica posterga la negociación de un nuevo acuerdo con la Argentina. Las consultoras del mercado empiezan a difundir entre sus clientes que el organismo de crédito internacional no avanzará en un nuevo programa (con recursos extra para el país) hasta que no se hayan liberado los controles cambiarios. Para ello citan el caso de Egipto y de Etiopía de este año.
El resultado de esta falta de dólares lleva al gobierno a cambiar su discurso en forma radical. “Es mentira que con cepo no se puede crecer”, comenzó a repetir Milei en los últimos días. Todo esto hace pensar que la idea de la unificación cambiaria y la competencia de moneda quedó de nuevo en el cajón de los recuerdos. Si no se avanza este año, difícilmente ocurra en 2025 antes de las elecciones (corriendo el riesgo que se acelere la inflación antes del proceso electoral). Sin embargo, mantener los controles cambiarios no implica que los problemas estén resueltos.
La expectativa de devaluación sigue en aumento y no es claro que las reservas del Banco Central aguanten para sostener este esquema. Esto último hace que algunos de los economistas cercanos al gobierno dejen frases cada vez más sugestivas: “en el caso que haya devaluación, vuelva todo por el aire”.