1 ago 2024

LOS DELICADOS EQUILIBRIOS

Kenia y África en la disputa geopolítica de un mundo cada vez más bipolar

Matías Caciabue y Paula Giménez
On Jul 31, 2024






Desde el 18 de junio, Kenia atraviesa masivas manifestaciones ciudadanas, desatadas por un proyecto de Ley de Finanzas presentado por el presidente William Ruto, que incluía un aumento de impuestos sobre los productos básicos. Bajo el lema “7 días de rabia”, el 25 de junio, miles de personas se manifestaron en el Parlamento de Kenia siendo fuertemente reprimidas con balas de plomo, de goma y lanzagranadas. El resultado fueron 22 personas muertas y 31 heridas. Ante las protestas, William Ruto retiró el proyecto de ley que había sido aprobado.

Actualmente, la población de Kenia es de 55 millones de habitantes, con 44 etnias a su interior. A pesar de que la tasa de desempleo es baja, 5,7% en varones y 7,6% en mujeres, y que Kenia se destaca como una de las economías de más rápido desarrollo de África, la tasa de pobreza es del 31%.


Uno de cada tres kenianos sobrevive con apenas dos dólares al día, según el Banco Mundial. Los niveles más altos de pobreza de Kenia se encuentran en las comunidades agrícolas y pastoriles del norte. En algunas zonas, el 95% de la población se encuentra bajo el umbral de la pobreza. El número de personas que pasan hambre y necesitan ayuda humanitaria creció de 3,5 millones a 4,4 millones en 2022. De ellas, 800.000 estaban al borde de la hambruna. Se calcula que 970.000 niños menores de cinco años y 142.000 mujeres embarazadas y lactantes estaban desnutridos y necesitaban tratamiento para poder salvar su vida, según datos de OXFAM y de ONG Acción contra el Hambre.

Según un informe de junio de 2024 del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, el país posee una economía primarizada que es responsable del 40% del empleo y el 65% de las exportaciones, en el que se destaca el café y el té, sin embargo, solo representa el 21% del PBI. Las manufacturas, la construcción y la producción energética son las actividades que se destacan del sector secundario, el cual representa un 17% del PBI. Por su parte, el sector terciario representa un 52% del PIB, en el que sobresalen los rubros de transporte, comunicaciones, comercio, inmobiliario y finanzas.

En los últimos años, Kenia ha contado con financiamiento de China para los proyectos de infraestructura a gran escala, como la construcción del ferrocarril Mombasa-Nairobi y la modernización de la línea entre Mombasa y Naivasha.


Sin embargo, Kenia no está logrando la rentabilidad que esperaba, y con ello se ha puesto en riesgo el proyecto. Ante los impagos de la deuda, China ahora tiene la posibilidad de hacerse con la gestión del puerto de Mombasa, trazado ferroviario que ha sido un proyecto principal de la Nueva Ruta de la Seda. Y ahora que la deuda ahoga a Kenia, pueden ponerse en cuestión las inversiones y estrategias chinas ante los Gobiernos del resto del continente.

Según datos de deuda pública de Bretton Woods, los pagos bianuales a China por préstamos contratados en 2014 para la construcción del mencionado ferrocarril de ancho estándar (SGR) constituirán el 81% o 433 millones de dólares (56.100 millones de chelines) del total de pagos de deuda externa de julio que es un total de 533 millones de dólares (69 mil millones de chelines) en el servicio de su deuda externa.

También el FMI ha proporcionado ayuda financiera a Kenia, sujeta a duras condiciones, como parte de las recetas históricas que aplica el organismo. Por ello el gobierno busca aplicar ajustes impositivos en alimentos y combustibles para pagar los vencimientos de deuda externa al FMI.
La relación con EEUU y la misión en Haití

Asimismo, Kenia mantiene relaciones estrechas con el gobierno de EE.UU centradas en la cooperación en seguridad, comercio y desarrollo.

En mayo de este año, el presidente Biden recibió a Ruto, en la primera visita de Estado de un dirigente africano a la Casa Blanca en más de 15 años. La acción, denominada Visión Nairobi-Washington, es una puja para que Estados Unidos mantenga el control de las naciones africanas frente al avance de China. Por tal motivo, el Congreso de EE.UU designará a Kenia aliado principal no perteneciente a la OTAN.

Durante el encuentro, Kenia fue mencionado como aliado principal no perteneciente a la OTAN por parte de la Casa Blanca, y se debatieron acerca del despliegue de fuerzas de Kenia en Haití, donde Estados Unidos ha prometido 300 millones de dólares en ayuda financiera para dicha misión.



Cabe destacar que Kenia alberga uno de los principales complejos de la ONU en Nairobi, lo que subraya su importancia como centro diplomático y logístico en África. La cooperación con la ONU abarca áreas como la protección del medio ambiente, los derechos humanos y el desarrollo sostenible. En esa línea y debido a la relación que mantiene con EE.UU, Kenia realizó en la última semana de junio el primer despliegue de oficiales de policía en Haití, como parte de la “misión de paz” en la isla impulsada por las Naciones Unidas.

La operación ha sido criticada por el historial de abusos contra la población local en acciones anteriores de las Naciones Unidas. Unos 400 agentes kenianos se han desplegado en Haití como parte de los primeros efectivos de un contingente multinacional encargado de intentar “restablecer el orden” en la nación caribeña plagada de bandas criminales. Su misión consiste en intentar arrebatar el control de Puerto Príncipe, la capital de Haití, a las decenas de grupos armados que han atacado comisarías, liberado presos y asesinado impunemente.

Los kenianos en Haití son los primeros en desplegarse de una fuerza prevista de 2500 miembros, un esfuerzo organizado en gran parte por el gobierno de Biden.

Ruto también aprovechó su viaje a Washington, para reunirse con ejecutivos tecnológicos de Silicon Valley y del creciente sector tecnológico de Kenia, conocido como la Sabana del Silicio, esperando inversiones privadas.

Ha trascendido que OpenAI utilizó trabajadores kenianos, que cobraban menos de 2 dólares por hora, para que ChatGPT fuera menos tóxico, es decir para controlar el contenido inadecuado en dicha plataforma.

Desde noviembre de 2021, OpenAI envió decenas de miles de fragmentos de texto a una empresa de subcontratación en Kenia. El socio de externalización de OpenAI en Kenia fue Sama, una empresa con sede en San Francisco que emplea a trabajadores en Kenia, Uganda y la India para etiquetar datos para clientes de Silicon Valley como Google, Meta y Microsoft. Sama se promociona como una empresa de “IA ética” y afirma haber ayudado a sacar a más de 50.000 personas de la pobreza.

Ruto entre alianzas y protestas


Kenia se encuentra sumida en una situación compleja tanto en lo económico como en lo social. El gasto anual del estado en intereses de deuda alcanza un 37%, en un contexto de sequía e inundaciones. Por desgracia, Kenia no es un caso aislado ya que veintiún países africanos reciben la “ayuda” del FMI. En África, las obligaciones de la deuda superan de media las cantidades combinadas que los gobiernos gastan en sanidad, educación, clima y servicios sociales.

En respuesta al nuevo proyecto de Ley de Finanzas, que supondrá un drástico deterioro de las condiciones de vida en Kenia, miles de manifestantes salieron a la calle el último mes para exigir que el proyecto se retire y que el presidente William Ruto renuncie. En violación a la Constitución, las Fuerzas de Defensa y la policía reprimieron las manifestaciones, lo que dejó un saldo de al menos 50 muertos, 413 heridos y 59 casos de desapariciones forzadas según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia.

Frente a las presiones de los manifestantes, Ruto anunció el pasado jueves la disolución de todo su Gobierno, excepto el ministro de Asuntos Exteriores y el vicepresidente, tras informar una batería de medidas de austeridad.

Sin embargo, la convocatoria a las protestas no cuenta con líderes oficiales y son impulsadas en las redes sociales por jóvenes de la generación Z. El servicio de Internet en el país experimenta interrupciones durante la represión. Desde entonces, la agitación se ha transformado en un movimiento, encabezado principalmente por jóvenes, que exige una revisión total del modo en el que se ha venido gobernando. A pesar de que Ruto ha cedido al clamor popular y ha cesado a casi todo su gabinete y al jefe de Policía, las protestas buscan su dimisión.

Entre las deudas y obligaciones que Kenia mantiene con China, pero también con el FMI y los Estados Unidos, queda la pregunta de cómo su presidente podrá seguir cumpliendo los acuerdos externos mientras la juventud movilizada presiona para exigir condiciones de vida digna.

Todo esto ocurre en un contexto donde África se encuentra atravesada por profundas tensiones geopolíticas, con epicentro en la región del Sahel (Burkina Faso, Mali, Níger, y también, Senegal), pero con hechos relevantes internacionalmente en Sudáfrica, Etiopía y la República Democrática del Congo. África es, de conjunto, una territorialidad a la que hay que observar en el marco de la disputa del G2, el enfrentamiento entre China y los Estados Unidos, no sólo como Estados, sino como redes financieras y tecnológicas.

*Cacciabue es licenciado en Ciencia Política . Giménez es Licenciada en Psicología y Magister en Seguridad y Defensa de la Nación y en Seguridad Internacional y Estudios Estratégicos. Ambos son Investigadores del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)