Javier Milei y la década infame
Cualquier parecido a la actualidad no es mera coincidencia
Por Norberto Alayón
28 de julio de 2024
Cualquier parecido a la actualidad no es mera coincidencia
Por Norberto Alayón
28 de julio de 2024
José Félix Uriburu, presidente de facto de Argentina entre 1930 y 1932
En este 2024, el gobierno está instaurando, sin la crisis mundial de 1929, un espíritu similar al de aquella década en la que aumentó la pobreza y el desempleo. La Década Infame fue un período de la historia nacional que comenzó el 6 de septiembre de 1930 con el golpe de Estado cívico-militar encabezado por el General José Félix Uriburu que derrocó al entonces presidente radical Hipólito Yrigoyen. Y culminó el 4 de junio de 1943, cuando la llamada “Revolución del 43” destituyó, a su vez, al presidente conservador Ramón S. Castillo.
Ángel Perelman fue un importante dirigente metalúrgico argentino, nacido en 1920 en Buenos Aires, y uno de los fundadores de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) el 20 de abril de 1943, del que fue su primer Secretario General. En 1961 publicó el libro titulado “Cómo hicimos el 17 de Octubre", de la Editorial Coyoacán. En dicho texto describe la grave situación que atravesaba Argentina en 1930.
“La crisis económica me obligó a abandonar la escuela a los diez años, para ir a trabajar como aprendiz en un taller metalúrgico. La explotación capitalista y la lucha de clases las aprendí primero en esa fábrica del año 30, más que leyéndola en los libros. Me pagaban un peso por día, pero eran jornadas sin horario salvo el de entrada que era siempre el mismo. La hora de salida la fijaba el patrón, generalmente alrededor de las ocho de la noche", comenzaba el texto que se convirtió en una impecable crónica política y social de la época.
"Fueron años duros. Toda la felicidad para una familia obrera consistía, pese a los bajos salarios y la escasa fuerza de la organización sindical, en conservar el trabajo, el tener empleo. Cuando venía el despido, cosa que era frecuente, empezaban los largos días esperando en los cafés del barrio. No faltaba nunca un amigo que tenía los 10 centavos para tomar un pocillo de café, que era un “medio” de alquilar la mesa a la cual nos agregábamos unos cuantos. Así pasábamos las horas los muchachos de esa época, pero nos íbamos a acostar temprano, porque a las cuatro de la mañana del día siguiente había que ir a la Avenida de Mayo, donde se repartía y donde se vendía el diario “La Prensa”, donde concurríamos cada uno con la esperanza de comprar un ejemplar y encontrar en los clasificados de “pedidos” la lista de algún taller para ir a ofrecerse. No era una tarea fácil, porque había que tomar tranvía y generalmente cuando uno llegaba a la puerta de la fábrica había una larga cola. Era más simple para aquellos afortunados que tenían bicicleta que se colocaban a la cabeza de la cola; eran los tiempos de los desesperados, de los ingeniosos y de las pequeñas raterías. ", continuaba Perelman.
"Un amigo del barrio durante mucho tiempo hizo “razzias” bien temprano recorriendo las puertas sucesivas de una cuadra, levantando las botellas de leche. Se tomaba un litro por día y el resto las vendía. Si llegaba alguna enfermedad no había más solución que arrimarse a algún caudillo parroquial para que le consiguiera a uno muestras gratis o autorización para obtener una cama en un hospital, cosa difícil de conseguir”. Y agregaba: “A los 14 años de edad y ya con cuatro de obrero, no podía menos que interesarme la política. ¡Cómo para no interesarme!"
En esa época, mi padre (Ricardo Alayón) estuvo nueve meses sin conseguir algún trabajo, debiendo subsistir con la ayuda de su hermana mayor y su cuñado, viviendo en casa de ellos y recibiendo una alimentación básica.
No es mera coincidencia
En este 2024, el gobierno de Javier Milei está inaugurando, sin la crisis mundial de 1929, un espíritu similar al de aquella “Década Infame”. ¿Será igual de cruel y destructiva para las clases populares y el país, o aún peor que aquella de la década de 1930?. Veamos algunos trágicos ejemplos de la actualidad.
Sandra Pettovello, la ministra de Capital Humano suspendió la entrega de comida a los comedores populares. Cuando muchos de los hambrientos damnificados fueron a reclamar, la ministra dijo: “Los que tienen hambre vengan de a uno que los voy a anotar de manera personasl, y no a sus referentes. Les voy a anotar el DNI, el nombre, de dónde son y van a recibir la ayuda individualmente”. El resultado: la comida no llegó a los comedores ni a las personas.
La ministra Diana Mondino, de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, cuestionó los créditos que brinda la Anses a los jubilados y jubiladas bajo el argumento de que "es casi seguro que se van a morir". Fue en ocasión de un programa televisivo conducido por Mirtha Legrand, donde agregó: “Es absurdo, porque todos por definición nos vamos a morir y si sos un jubilado arriba de no sé cuántos años, es casi seguro que te vas a morir. Entonces, ¿para qué estás haciendo este tipo de cosas?".
Desde la misma órbita dependiente del ministerio de Capital Humano, las propuestas de reforma laboral del gobierno actual se retrotraen a las que existían en siglos pasados. Entre ellas, el aumento de la edad jubilatoria para las mujeres y la cancelación de la moratoria previsional; eliminación de las normas laborales actuales para empresas de hasta cinco trabajadores, que dejarían de gozar de vacaciones pagas, aguinaldo, licencias por maternidad, paternidad o enfermedad, salario mínimo; extensión del período de prueba de los trabajadores; reducción de las indemnizaciones por despidos; riesgos de despidos a quienes participen de una huelga; aportes anticipados de los mismos trabajadores para cubrir las indemnizaciones por despido.
A todo esto se suman las enormes restricciones presupuestarias para la educación, la salud, las obras públicas, el desarrollo científico, la extranjerización de la economía, la privatización de empresas públicas estratégicas que hacen a la soberanía nacional, entre muchas otras medidas de retroceso general que conducen a la desestructuración de la vida social.
¿Volveremos a unas condiciones económicas y de degradación social, tal como acontecía en aquella Década Infame del 30 del siglo pasado, descripta en el certero testimonio brindado por Ángel Perelman? Por supuesto que (como recuerda el dicho popular) “siempre que llovió, paró” y que seguramente la Argentina se recuperará una vez más de la extrema barbarie actual. Pero ¿a qué costo? ¿con cuánto sufrimiento para toda la sociedad y, en especial, para los sectores más desprotegidos?
¿Cuánto tiempo nos llevará reorganizarnos para enfrentar firmemente a esta verdadera y profunda “revolución antinacional y antipopular” que padecemos las y los argentinos?
*Profesor Titular Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
Ángel Perelman fue un importante dirigente metalúrgico argentino, nacido en 1920 en Buenos Aires, y uno de los fundadores de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) el 20 de abril de 1943, del que fue su primer Secretario General. En 1961 publicó el libro titulado “Cómo hicimos el 17 de Octubre", de la Editorial Coyoacán. En dicho texto describe la grave situación que atravesaba Argentina en 1930.
“La crisis económica me obligó a abandonar la escuela a los diez años, para ir a trabajar como aprendiz en un taller metalúrgico. La explotación capitalista y la lucha de clases las aprendí primero en esa fábrica del año 30, más que leyéndola en los libros. Me pagaban un peso por día, pero eran jornadas sin horario salvo el de entrada que era siempre el mismo. La hora de salida la fijaba el patrón, generalmente alrededor de las ocho de la noche", comenzaba el texto que se convirtió en una impecable crónica política y social de la época.
"Fueron años duros. Toda la felicidad para una familia obrera consistía, pese a los bajos salarios y la escasa fuerza de la organización sindical, en conservar el trabajo, el tener empleo. Cuando venía el despido, cosa que era frecuente, empezaban los largos días esperando en los cafés del barrio. No faltaba nunca un amigo que tenía los 10 centavos para tomar un pocillo de café, que era un “medio” de alquilar la mesa a la cual nos agregábamos unos cuantos. Así pasábamos las horas los muchachos de esa época, pero nos íbamos a acostar temprano, porque a las cuatro de la mañana del día siguiente había que ir a la Avenida de Mayo, donde se repartía y donde se vendía el diario “La Prensa”, donde concurríamos cada uno con la esperanza de comprar un ejemplar y encontrar en los clasificados de “pedidos” la lista de algún taller para ir a ofrecerse. No era una tarea fácil, porque había que tomar tranvía y generalmente cuando uno llegaba a la puerta de la fábrica había una larga cola. Era más simple para aquellos afortunados que tenían bicicleta que se colocaban a la cabeza de la cola; eran los tiempos de los desesperados, de los ingeniosos y de las pequeñas raterías. ", continuaba Perelman.
"Un amigo del barrio durante mucho tiempo hizo “razzias” bien temprano recorriendo las puertas sucesivas de una cuadra, levantando las botellas de leche. Se tomaba un litro por día y el resto las vendía. Si llegaba alguna enfermedad no había más solución que arrimarse a algún caudillo parroquial para que le consiguiera a uno muestras gratis o autorización para obtener una cama en un hospital, cosa difícil de conseguir”. Y agregaba: “A los 14 años de edad y ya con cuatro de obrero, no podía menos que interesarme la política. ¡Cómo para no interesarme!"
En esa época, mi padre (Ricardo Alayón) estuvo nueve meses sin conseguir algún trabajo, debiendo subsistir con la ayuda de su hermana mayor y su cuñado, viviendo en casa de ellos y recibiendo una alimentación básica.
No es mera coincidencia
En este 2024, el gobierno de Javier Milei está inaugurando, sin la crisis mundial de 1929, un espíritu similar al de aquella “Década Infame”. ¿Será igual de cruel y destructiva para las clases populares y el país, o aún peor que aquella de la década de 1930?. Veamos algunos trágicos ejemplos de la actualidad.
Sandra Pettovello, la ministra de Capital Humano suspendió la entrega de comida a los comedores populares. Cuando muchos de los hambrientos damnificados fueron a reclamar, la ministra dijo: “Los que tienen hambre vengan de a uno que los voy a anotar de manera personasl, y no a sus referentes. Les voy a anotar el DNI, el nombre, de dónde son y van a recibir la ayuda individualmente”. El resultado: la comida no llegó a los comedores ni a las personas.
La ministra Diana Mondino, de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, cuestionó los créditos que brinda la Anses a los jubilados y jubiladas bajo el argumento de que "es casi seguro que se van a morir". Fue en ocasión de un programa televisivo conducido por Mirtha Legrand, donde agregó: “Es absurdo, porque todos por definición nos vamos a morir y si sos un jubilado arriba de no sé cuántos años, es casi seguro que te vas a morir. Entonces, ¿para qué estás haciendo este tipo de cosas?".
Desde la misma órbita dependiente del ministerio de Capital Humano, las propuestas de reforma laboral del gobierno actual se retrotraen a las que existían en siglos pasados. Entre ellas, el aumento de la edad jubilatoria para las mujeres y la cancelación de la moratoria previsional; eliminación de las normas laborales actuales para empresas de hasta cinco trabajadores, que dejarían de gozar de vacaciones pagas, aguinaldo, licencias por maternidad, paternidad o enfermedad, salario mínimo; extensión del período de prueba de los trabajadores; reducción de las indemnizaciones por despidos; riesgos de despidos a quienes participen de una huelga; aportes anticipados de los mismos trabajadores para cubrir las indemnizaciones por despido.
A todo esto se suman las enormes restricciones presupuestarias para la educación, la salud, las obras públicas, el desarrollo científico, la extranjerización de la economía, la privatización de empresas públicas estratégicas que hacen a la soberanía nacional, entre muchas otras medidas de retroceso general que conducen a la desestructuración de la vida social.
¿Volveremos a unas condiciones económicas y de degradación social, tal como acontecía en aquella Década Infame del 30 del siglo pasado, descripta en el certero testimonio brindado por Ángel Perelman? Por supuesto que (como recuerda el dicho popular) “siempre que llovió, paró” y que seguramente la Argentina se recuperará una vez más de la extrema barbarie actual. Pero ¿a qué costo? ¿con cuánto sufrimiento para toda la sociedad y, en especial, para los sectores más desprotegidos?
¿Cuánto tiempo nos llevará reorganizarnos para enfrentar firmemente a esta verdadera y profunda “revolución antinacional y antipopular” que padecemos las y los argentinos?
*Profesor Titular Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)