13 abr 2025

AMBICIONES NAPOLEONICAS Y REALIDAD

El rearme europeo se estrella contra la escasez de pólvora y metal para balas, y la imposibilidad de reclutar soldados


BRUSELAS (Uypress)- 
12.04.2025




Foto:El avión militar AV-8B Harrier Plus / iStock



La Unión Europea tiene un plan para rearmarse e intentar garantizar su seguridad frente a enemigos externos. Hay cifras económicas (unos 800.000 millones de euros), cierta coordinación y acuerdo entre los países del bloque... pero hay un problema: la escasez de pólvora y ciertos metales clave para la industria bélica, según informa diario El Economista de España.





Mientras que el humano se podría convertir más pronto que tarde en el gran cuello de botella. Europa es un continente envejecido, con escasez de mano de obra y con una población que no está dispuesta a dejar sus empleos para enrolarse en el ejército... ni siquiera los desempleados. Mientras que los nacionales no parecen la solución, los que vienen de fuera tampoco han sido una opción históricamente para ocupar puestos en el ejército. El caso de las Fuerzas Armadas españolas, con un mínimo de efectivos desde 2001, es solo un ejemplo más.

De la escasez de pólvora o munición a la falta de soldados. 

Hace unos días, la agencia Bloomberg señalaba que, después de vaciar sus arsenales para apoyar a Ucrania, Europa se enfrenta a una escasez crítica de explosivos como TNT y nitrocelulosa, base de los propelentes modernos. La Comisión Europea lanzó en 2023 el programa ASAP, con 500 millones de euros para aumentar la capacidad de producción de municiones. El objetivo es ambicioso: fabricar dos millones de proyectiles en 2025, frente a los 1,4 millones del año anterior. Rheinmetall planea superar las 20.000 toneladas métricas de producción de pólvora antes de 2028, pero aun así podría no ser suficiente, en palabras de su CEO Armin Papperger. Europa se prepara por si hay que 'disparar', pero lo cierto es que no hay pólvora suficiente.

Además, el suministro global de materias primas clave para la defensa en las que China domina la cadena de suministro con 'puño de acero' como el algodón (componente esencial básico en la producción de la pólvora al extraerse de él la nitrocelulosa) o metales como el antimonio (empleado para la fabricación de balas), complica aún más el panorama, dada la cercanía política entre Pekín y Moscú. 

Hace ya un año, el entonces aún Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell, dejaba a las claras este problema: "No podemos producir más municiones en Europa porque no producimos pólvora. Y no producimos pólvora porque la materia prima básica de la pólvora es el algodón, y no producimos algodón", señala.

Los titulares arrojados por el citado antimonio estos días tampoco invitan a la tranquilidad. Las aleaciones de antimonio y plomo se utilizan en núcleos de balas, explosivos y metralla de armas y los precios de este metal especializado para la munición son casi cuatro veces superiores a los de hace un año después de que Pekín haya restringido las exportaciones de materias primas críticas, desencadenando una lucha por el suministro en los sectores de alta tecnología y defensa. Los actores europeos se encuentran así un mercado ajustadísimo (dominado encima por China y Rusia) en un momento en el que hay que reponer la munición enviada a Ucrania y rearmar el continente. La cruda realidad es que el mundo necesita unas 120.000 toneladas al año y sólo produce unas 80.000.

Una secuencia prácticamente idéntica se ha dado con el bismuto, un metal de nicho utilizado en industrias que van desde las pinturas hasta la defensa, y que ha repuntado espectacularmente desde principios de febrero, cuando Pekín activó las restricciones a las exportaciones en respuesta a la ofensiva comercial del presidente estadounidense Donald Trump. El metal fue uno de los cinco materiales que se añadieron a la lista de exportaciones controladas de China después de que Trump impusiera un arancel inicial del 10% a la importación de productos chinos. Las exportaciones de bismuto de China se desplomaron en febrero, tensando el mercado mundial y provocando un aumento de los precios cercano al 500%. Para hacerse una idea de la situación, bastan dos datos más: China produce alrededor del 80% del bismuto refinado del mundo, mientras que EEUU no lo produce desde 2013.

Mientras estos problemas materiales han ocupado espacio en la prensa, los cuellos de botella logísticos y regulatorios también han ralentizado el esfuerzo bélico europeo. Solo hay una gran planta de TNT en todo el continente, en Polonia, y los trámites para autorizar nuevos depósitos o transportar material explosivo pueden tardar años. "En el pasado, de dónde venían las materias primas no era una prioridad. Eso ha cambiado", afirma Pascal Schreyer, director del área de propulsión de Rheinmetall. Ante la incertidumbre del respaldo estadounidense y la presión geopolítica creciente, Bruselas ha propuesto un plan de 150.000 millones de euros en préstamos para impulsar el gasto en defensa, pero el tiempo apremia. Europa, con sus limitadas capacidades y su dependencia de proveedores foráneos, debe ahora afrontar una carrera contra el reloj para reconstruir una industria militar que durante décadas consideró obsoleta. Sin embargo, esto no es lo más grave.

Es casi imposible reclutar soldados


Parece que una vez más la demanda va por delante de la oferta y esta vez parece poco probable que la oferta termine alcanzando a la demanda. Cuando se trata de bienes, como puede ser la pólvora o diferentes metales para construir armas, es cuestión de tiempo que las minas y las fábricas respondan a la mayor demanda, incentivadas por unos precios más elevados. Sin embargo, en el caso de las fuerzas necesarias para llenar el supuesto hueco de EEUU es algo mucho más complejo, puesto que no hay mano de obra suficiente y los jóvenes parecen estar desconectados del sector de la defensa. Un informe publicado recientemente por IE University y Airbus revela que existe una profunda desconexión entre los jóvenes europeos y el sector de la defensa. 

No solo eso, las encuestas que realizan periódicamente para analizar cuál sería la actitud de los europeos ante un posible ataque extranjero también revelan que prácticamente nadie estaría dispuesto a luchar por mantener la soberanía de su país. Esto complica sobremanera el esfuerzo que debe realizar la UE para buscar un futuro independiente de EEUU.

Una encuesta de Pew Research de 2022 revela una preocupante desafección: solo el 32% de los británicos y el 33% de los españoles estarían dispuestos a luchar por su país. En Finlandia, en cambio, el 74% de la población afirma estar dispuesta a defender su territorio. Esto sugiere que "el servicio obligatorio fomenta un mayor sentido del deber y la preparación". Lo cierto es que en la mayor parte de los países europeos, al menos el 50% de la población ha declarado que no lucharía por su país en una guerra. A esta falta de actitud para combatir se une el pequeño tamaño de los ejércitos europeos en comparación con Rusia.

Europa podría necesitar 300.000 soldados adicionales, unos 1.400 tanques, 2.000 vehículos de combate de infantería, 700 piezas de artillería y un gasto militar adicional de al menos 250.000 millones de euros al año para poder disuadir de forma autónoma una posible agresión rusa. 

Esta es la estimación del prestigioso think tank Bruegel, en un informe firmado por Alexandr Burilkov y Guntram B. Wolff, que pone cifras por primera vez a lo que costaría para Europa prescindir de la ayuda militar de Estados Unidos.

"El ejército ruso es ahora más grande, más experimentado y mejor equipado que en 2022", advierte Bruegel. Pese a las pérdidas sufridas en Ucrania, Moscú ha reorientado su industria y movilizado a su población. Solo en 2024, Rusia ha producido o reacondicionado 1.550 tanques, 5.700 vehículos blindados y 450 piezas de artillería. Además, ha desplegado 1.800 drones kamikaze Lancet de largo alcance, lo que supone un aumento del 435% respecto a 2022. Aunque gran parte de ese arsenal proviene de equipamiento soviético modernizado, el Kremlin sigue ampliando su músculo militar con recursos propios, especialmente en el ámbito de los drones, donde ya no depende tanto de Irán.

Europa no puede competir

Según alerta Tomi Huhtanen en un artículo publicado por el think tank CEPA, los ejércitos europeos se enfrentan a una 'crisis creciente': no hay suficientes soldados. Ni siquiera las grandes potencias militares del continente (como Alemania o Reino Unido) están logrando cumplir sus metas de reclutamiento. Ni los ejércitos profesionales ni sus reservas actuales bastan para igualar la masa de combate rusa. Incluso Ucrania, con 1,2 millones de soldados en activo, está teniendo dificultades para mantener el ritmo de reclutamiento. En este contexto, Huhtanen señala que "la alta tecnología no será suficiente para salvar la diferencia" frente al potencial humano ruso. Y Europa, sin conscripción obligatoria, tendría serios problemas para movilizar incluso 300.000 efectivos en una guerra larga.

El caso alemán es especialmente sangrante; ya no solo por ser la principal economía del área, sino porque su ingente inversión en defensa (todo lo que supere el 1% del PIB podrá sortear el férreo control de gasto del freno de la deuda) choca con las informaciones que surgen cada poco tiempo sobre sus escuetas filas.

En un informe anual presentado hace unos días por la Comisionada Parlamentaria para las Fuerzas Armadas alemanas (Bundeswehr) se reflejaba que la notable mejora de la inversión ya en 2024 y que hitos como el 'estreno' en combate de las fuerzas germanas disparando munición real con la fragata Hessen durante una misión de la UE en el Mar Rojo tuvieran una dura contraposición: el 'agujero' en la dotación de personal.

Si bien el reclutamiento aumentó un 8%, incorporando a más de 20.000 nuevos efectivos el año pasado, más de una cuarta parte de ellos optaron por marcharse tras su periodo de prueba de seis meses. Mientras tanto, casi el 20% de los puestos no alistados y el 28% de los alistados permanecieron vacantes. Según el informe, a la Bundeswehr le faltan 21.826 efectivos para alcanzar su objetivo de 203.000 personas en activo. El informe también denuncia otro asunto más delicado e igualmente limitante en medio de esta escasez de personal. El trabajo de la Comisionada Parlamentaria analizaba casos de simpatías neonazis entre las filas y deficiencias institucionales a la hora de abordar e investigar con éxito estas situaciones.

Quién fabricará las armas

La escasez de personal no solo afecta al Ejército alemán, sino también a la manufactura que tiene que construir muchas de las armas que se necesitan. Las encuestas empresariales muestran que las empresas siguen padeciendo escasez de trabajadores cualificados en el país, denotando que la demografía no está ayudando. "Si el gobierno no quiere comprar todas las armas a EEUU, tiene que comprar muchas en Alemania o en otros países europeos. Pero entonces, un aumento de la demanda financiado con deuda golpearía a las economías que ya funcionan a plena capacidad. Esto se debe a que, a pesar de la debilidad de la economía, la mano de obra cualificada sigue siendo escasa y en los próximos años la población en edad de trabajar va a disminuir considerablemente", avisa Jörg Krämer, analista de Commerzbank.

Esto puede tener sus consecuencias económicas más allá del cuello de botella a la hora de rearmar a los ejércitos europeos. "Si, en esta situación, las empresas de defensa exigen un aumento masivo del número de trabajadores, la mano de obra será aún más escasa, los salarios y los precios subirán y la inflación aumentará. Como estos sectores se verán inundados de contratos públicos en los próximos años y podrán pagar salarios elevados, atraerán a los trabajadores que necesitan de otros sectores, que podrán así producir menos bienes", rubrica Krämer.

Siguiendo con su análisis, en Commerzbank intentan dar una medida de lo que suponen estos problemas con el ejemplo previo a esta caudal fiscal para remilitarizar el Viejo Continente: "En el sector de la defensa, la experiencia demuestra que se tarda mucho tiempo en encargar, producir y entregar armamento. Por ejemplo, el presupuesto especial (fondo especial) creado en 2022 para las fuerzas armadas alemanas, que asciende a 100.000 millones de euros, sólo ha asumido hasta ahora una deuda de 23.600 millones de euros. Por tanto, sólo esta suma, como máximo, se ha pagado a las empresas de defensa en forma de anticipos y plazos".

En suma, se puede hablar de un gran cuello de botella o de varios cuellos de botella. Pero lo cierto es que Europa, quizá, no estará a salvo ni disparando el gasto en defensa. No obstante, esta política sería un primer paso para intentar mejorar el equipamiento del continente. El gasto en defensa debería pasar del entorno actual del 2% del PIB a cerca del 3,5%. El coste adicional sería de unos 250.000 millones de euros anuales. Se propone que esta cifra se reparta entre fondos nacionales y europeos, y que se financie inicialmente con deuda. "Desde el punto de vista macroeconómico, un aumento del gasto en defensa puede impulsar la actividad económica, sobre todo si el comercio exterior se ve afectado por una guerra comercial", sostenía el informe de Bruegel.


UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias