1 jul 2014

Después de Irak, ¿quién será el próximo blanco?

THIERRY MEYSSAN / Después de Irak, ¿quién será el próximo blanco?

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THIERRY MEYSSAN / VOLTAIRENET.ORG – El pedido de la Casa Blanca de tener a su disposición 500 millones de dólares para apoyar la «oposición siria moderada», la misma que el presidente Obama había calificado de «incapaz de derrocar al presidente Assad», ha sido presentado como una implicación tardía de Washington en Siria. Para Thierry Meyssan, Siria no es el verdadero blanco. Estados Unidos está instalando importantes ejércitos alrededor de Irak pero amenaza un tercer objetivo.
Durante su estancia en Moscú, la ministra siria de la presidencia Buthaina Chaabane fue invitada por el ministro de Relaciones Exteriores de Noruega a participar en un foro internacional. Al igual que más de 170 altos responsables sirios, la señora Chaabane figura en la lista de personalidades sirias que son actualmente objeto de diversas sanciones, entre ellas la prohibición de viajar.
Antes de volver a Damasco, la señora Buthaina Chaabane viajó directamente a Oslo. Allí se reunió, los días 18 y 19 de junio de 2014, con el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter; con el diplomático estadounidense Jeffrey Feltman, actual número 2 de la ONU, y con el director de la oficina del presidente iraní Hassan Rohani.
¿A qué se debe esta iniciativa de Noruega, país miembro de la OTAN? ¿Qué mensajes quería transmitir Estados Unidos? ¿Qué quería negociar con Siria?
Ninguna de las partes se ha referido públicamente a esos encuentros y el sitio web del Foro de Oslo se mantiene desesperadamente mudo al respecto.

El presupuesto para las operaciones estadounidenses en el extranjero
Unos días después, el 25 de junio, el presidente Obama presentaba al Congreso su proyecto de presupuesto para las operaciones diplomáticas y militares en el exterior (Overseas Contingency Operations, OCO) para el año 2015. De un total de 65 800 millones de dólares se destinarán 5 000 millones a la creación del Fondo de Asociación Antiterrorista (Counterterrorism Partnerships Fund, CTPF), ya anunciada por el presidente en su discurso de West Point, el 28 de mayo de 2014 [1].
Según un comunicado de la Casa Blanca, esa asignación se dividirá entre el Pentágono y el Departamento de Estado: 4 000 millones para los militares y 1 000 millones para los “diplomáticos”.- 3 000 millones se destinarán simultáneamente a la formación de las fuerzas antiterroristas locales, a la lucha contra las ideologías radicales, la lucha contra el financiamiento del terrorismo y la promoción de modos «democráticos» de gobernar.- 1 500 millones serán utilizados para evitar que el conflicto sirio se extienda a los países vecinos de Siria, lo cual debería lograrse destinando ese dinero a la formación de los servicios de seguridad –para que cierren eficazmente las fronteras– y prestando ayuda a los refugiados.- 500 millones se utilizarán en «formar y equipar elementos controlados de la oposición armada siria para ayudar a defender al pueblo sirio, a estabilizar las zonas bajo control de la oposición, facilitar la prestación de servicios esenciales, contrarrestar las amenazas terroristas y favorecer las condiciones de un arreglo negociado».- Y se conservarán 500 millones para enfrentar nuevas situaciones de crisis.
¿Qué quiere decir para la Casa Blanca «estabilizar las zonas bajo control de la oposición»? No puede ser crear embriones de Estados ya que esas zonas son demasiado pequeñas y dispersas, sin comunicación entre sí. Así que probablemente se trata de crear zonas de seguridad para Israel, la primera en la frontera israelo-siria y la segunda en la frontera turco-siria, creando así la posibilidad de disponer de una tenaza sobre Damasco en caso de conflicto. Esas zonas serían confiadas a los «elementos controlados de la oposición armada siria», lo cual confirma la idea de que el objetivo del respaldo de Washington a los Contras ya no es derrocar el Estado sirio sino proteger la colonia judía de Palestina.
Esa táctica corresponde a lo que declaró el presidente Obama al programa CBS This Morning el pasado 20 de junio:
«Pienso que esa noción según la cual había una fuerza siria moderada capaz de vencer a Assad simplemente no es real y, como ustedes saben, hemos pasado mucho tiempo tratando de trabajar con una oposición moderada en Siria (…) La idea de que [esa oposición moderada] era capaz de derrocar bruscamente no sólo a Assad sino también a implacables yihadistas es una fantasía y pienso que es muy importante para el pueblo americano [estadounidense], y quizás mucho más importante aún para Washington y para la prensa, entender eso.» [2]
Washington se expone a una condena de la Corte Internacional de Justicia
Si se aprueba, la ayuda de Estados Unidos a los yihadistas que operan en Siria pasaría a formar parte de un programa secreto de la CIA y a un gran programa público del Pentágono.
Pero eso entraría en contradicción con los principios básicos del derecho internacional, que prohíbe estrictamente proporcionar apoyo financiero y formación militar a una fuerza opositora de otro país, sobre todo tratándose –como en este caso– de un evidente intento de dividir ese país en dos Estados. El simple anuncio de tal objetivo, aún en caso de que el Congreso lo rechazara, constituye para Siria una amenaza violatoria del derecho internacional. No cabe la menor duda de que Siria lograría una condena contra Estados Unidos si llevara el caso ante la Corte Internacional de Justicia (CJI), o sea ante el tribunal interno de las Naciones Unidas. Incluso existe un precedente ya que, en 1984, la pequeña Nicaragua logró una condena de la Corte Internacional de Justicia contra Estados Unidos por su apoyo oficial a los Contras. Habría que contar con un plazo de 2 años para que la CJI pronuncie su veredicto.
No tiene por consiguiente nada de extraño que el tímido secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, haya publicado recientemente un extraño artículo de opinión donde, a pesar de retomar toda una serie de acusaciones contra Siria, también califica de
«irresponsable de parte de las potencias extranjeras seguir sosteniendo militarmente a partes que cometen atrocidades y violaciones flagrantes de los derechos humanos y de las normas fundamentales del derecho internacional. He solicitado encarecidamente al Consejo de Seguridad [de la ONU] que imponga un embargo sobre el armamento.» [3]
Es evidente que Washington no habría optado por esa vía sin haber obtenido previamente de Buthaina Chaabane la garantía de que Siria no recurrirá a la CJI contra Estados Unidos. Pero, ¿a cambio de qué obtuvo esa garantía? También es evidente que, aunque el discurso estadounidense sigue estando dirigido contra Siria, su verdadero blanco –en este momento– es otro. Y no es simplemente Irak.
La continuación de la desestabilización de Irak
En Irak, se mantiene el avance del EIIL (Emirato Islámico en Irak y el Levante, también conocido en árabe como «Daesh»). Washington afirma que la ofensiva del EIIL fue totalmente sorpresiva y que su deseo es ayudar a mantener la integridad territorial de Irak, pero en realidad dirige a los yihadistas por debajo de la mesa y con ayuda de Francia y de Arabia Saudita.
La fábula del grupúsculo terrorista que conquista en 2 días un tercio del territorio de un país tan grande como Irak era tan difícil de tragar que los medios de prensa de la OTAN y del Consejo de Cooperación de Golfo afirman ahora que la población sunnita se ha unido al EIIL. No les importan los 1,2 millones de refugiados sunnitas y cristianos que huyen del avance de los yihadistas si la nueva mentira esconde un poco mejor el hecho que la invasión se preparó desde Washington.
Como estaba previsto, Estados Unidos confirmó que no intervendrá con tropas terrestres y está amenazando a los países que pudieran acudir en auxilio del gobierno federal iraquí del primer ministro Nuri al-Maliki. Así que, cuando este último agradeció a Siria por haber bombardeado columnas del EIIL en territorio iraquí, el secretario de Estado John Kerry frunció el ceño:
«Hemos indicado claramente a todos los actores de la región que no necesitamos que se produzca algo que venga a exacerbar las tensiones sectarias, ya muy elevadas.» [4]
Dando prueba de su enorme bondad, el presidente Obama accedió a enviar 300 militares, fundamentalmente para proteger los edificios estadounidenses, y dejando así el gobierno de Nuri al-Maliki solo ante su destino. Al verse abandonado a su suerte, el primer ministro iraquí se dio a la tarea de buscar nuevos aliados. Cansado de esperar inútilmente los F-16 prometidos por Washington, su gobierno acaba de comprar varios cazabombarderos a Bielorrusia y a Rusia.
Irán ha enviado armas y consejeros, pero no combatientes, únicamente en ayuda de los chiitas. Todo parece indicar que entre Washington y Teherán existe un acuerdo –al menos tácito– para desmantelar Irak. Sería interesante saber lo que el embajador estadounidense Jeffrey Feltman y el director de la oficina del presidente Hassan Rohani dijeron sobre eso a la ministra de la presidencia siria Buthaina Chaabane.
Por el momento, sólo es posible deducir –cuando más– que Irán y Siria pueden haber condicionado su propia pasividad, o incluso su contribución al plan estadounidense, al mantenimiento de un corredor de circulación entre ambos países, actualmente interrumpida por el EIIL.
En todo caso, el plan de rediseño del «Medio Oriente ampliado» (Greater Middle East) parece comenzar a concretarse en Irak, a pesar de los fallidos intentos de 2003 y 2007. Después de todo, hay que reconocer que el desmantelamiento de un Estado generalmente no es una cuestión de días sino que exige como mínimo un decenio de caos previo.
Los turcos, que son los más perjudicados –o más bien estafados–, recibieron en Ankara a Nechirvan Barzani, el primer ministro del gobierno regional del Kurdistán, quien les hizo saber que nunca devolverá Kirkuk al gobierno federal de Bagdad y que ese territorio se plantea la independencia como objetivo, aunque también les garantizó que no tratará de sublevar a los kurdos de Turquía. Así que Ankara cuenta con un periodo de gracia, aún cuando la lógica de los acontecimientos indica que Turquía tendrá que enfrentar a la larga un inevitable peligro de explosión. Viéndose ya acorralado, el gobierno de Recep Tayyip Erdogan ha cerrado su frontera con Siria y también ha cortado abruptamente su apoyo a los mercenarios extranjeros que estuvo armando durante 3 años y a los que además garantizaba una segura base de retaguardia. Ahora teme no sólo una rápida sublevación de los kurdos de Turquía sino también que su propio ejército se aproveche de la situación para derrocarlo.
La alianza de ex oficiales y soldados de la guardia presidencial de Sadam Husein con el EIIL viene a modificar la distribución de las cartas del juego. Se trata de hombres que quieren, en primer lugar, vengarse del gobierno de al-Maliki por haberlos apartado del poder y que atribuyen el ascenso de al-Maliki a Estados Unidos, a Irán y a Arabia Saudita simultáneamente. Por tratarse de hombres que ya han ejercido responsabilidades, no tendrán escrúpulos en trabajar nuevamente para Washington, como lo hizo en su momento el propio Sadam Husein. Y saben que las ambiciones iraníes no irán más allá de las poblaciones chiitas, así que sus deseos de venganza se dirigen contra Arabia Saudita.
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El presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi junto al rey Abdallah de Arabia Saudita a bordo del avión del monarca.
Arabia Saudita como blanco
Ante ese panorama, Washington considera que ha llegado el momento de remodelar el reino saudita, conforme al plan de Laurent Murawiec. En 2002, ese estratega francés concluía su presentación en el Pentágono con las siguientes tres frases:
«Irak es el eje táctico.
Arabia Saudita es el eje estratégico.
Egipto será la recompensa.» [5]
Dicho de otra manera, el derrocamiento de los Saud solamente es posible desde Irak. Y quien provoque su caída controlará Egipto.
Conscientes de que son el próximo blanco, los Saud han dejado de lado sus rencillas familiares para dedicarse a la defensa de sus intereses comunes. Después de un largo descanso en Marruecos, el rey Abdallah regresó recientemente a Riad. Y en el viaje de regreso su avión personal hizo escala en El Cairo. Debido a sus problemas físicos, el monarca no puede desplazarse, así que recibió al general al Sissi en su avión  [6], le confirmó que Estados Unidos no logrará deshacerse de la familia Saud tan rápidamente como cree y, para asegurarse de que al-Sissi entendiera bien sus palabras, le garantizó que Arabia Saudita controla y seguirá controlando siempre el EIIL. Por esa razón, el rey Abdallah ha decidido recurrir nuevamente a los servicios del príncipe Bandar ben Sultan, quien incluso viajaba con él en el avión.
Desde la verdadera muerte de Osama ben Laden –en 2001–, el príncipe Bandar fue siempre el verdadero jefe del movimiento yihadista internacional. A pesar de ser un verdadero maestro de la guerra secreta, el príncipe Bandar fracasó en sus intentos de derrocar al presidente sirio Bachar al-Assad, protagonizó una grave disputa con Estados Unidos en el momento de la crisis de las armas químicas y fue destituido a pedido del secretario de Estado John Kerry. Su regreso es la principal carta de los Saud: Washington no puede contar con la posibilidad de lanzar los yihadistas al asalto del reino mientras Bandar esté activo.
Furioso, el secretario de Estado John Kerry viajó inesperadamente al Cairo para advertirle personalmente al presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi que no debe poner todos sus huevos en la misma canasta. Y el régimen militar egipcio se ha vuelto ahora totalmente independiente de las donaciones sauditas. John Kerry liberó 572 millones de dólares –una tercera parte de la ayuda habitual de Estados Unidos a Egipto, bloqueada a raíz del golpe de Estado– y anunció la inminente entrega de 10 helicópteros Apache prometidos desde hace tiempo al Cairo para estabilizar el Golán, y garantizar por consiguiente la seguridad de Israel.
En la continuación de sus viajes de preparación de la desestabilización de Arabia Saudita, John Kerry participó el 25 de junio en la cumbre de la OTAN, en Bruselas. Allí subrayó que la situación en Irak debía estimular a «ver bajo una perspectiva estratégica la recolección de datos de inteligencia, los preparativos, la respuesta, los tiempos de reacción, la naturaleza de la respuesta». En otras palabras, la «disponibilidad operacional», que estará en la agenda de la cumbre a celebrarse en Gales, los días 4 y 5 de septiembre.
Al día siguiente, el 26 de junio, el secretario de Estado se reunió en París con sus homólogos de Arabia Saudita, de los Emiratos Árabes Unidos y de Jordania. Según la agencia Associated Press, Washington espera que Arabia Saudita y Jordania utilicen las tribus beduinas que transitan constantemente a través de las fronteras para transportar armas y dinero como apoyo a los sunnitas iraquíes (léase apoyar al EIIL) [7].
Prosiguiendo su viaje, John Kerry llegaba a Arabia Saudita el 27 de junio. Allí se reunió con el presidente de la Coalición Nacional Siria, Ahmad Jarba. Subrayó que el señor Jarba es miembro de la tribu beduina de los Chammar –a la que también pertenece el rey Abdallah–, tribu que también se desplaza por Irak, y agregó que la «oposición siria moderada» podría ayudar militarmente a estabilizar Irak [8].
Al igual que nosotros, ustedes deben estar preguntándose cómo es posible que los mismos elementos que fueron «incapaces» de derrocar el Estado sirio –a pesar de toda la ayuda que recibieron del exterior– sean ahora capaces de desempeñar un papel militar en Irak. Y también por qué el señor Jarba, personalmente vinculado al EIIL, se animaría a combatirlo.
La respuesta saudita
Justo antes de recibir al secretario de Estado, el rey Abdallah decidía
«tomar todas las medidas necesarias para proteger los logros de la nación y su territorio, así como la seguridad y la estabilidad del pueblo saudita (…) en caso de que organizaciones terroristas o de otro tipo sean susceptibles de atentar contra la seguridad de la patria» [9].
Al mismo tiempo, el rey Abdallah decidía confiar el manejo del tema iraquí… al príncipe Bandar Ben Sultan, a quien había marginado el 15 de abril… a pedido de John Kerry, y también en castigo por su fracaso en derrocar al presidente sirio Bachar al-Assad y por su repentina hostilidad contra la administración Obama.
Lectura: Riad está dispuesto a ayudar a Washington a desmantelar Irak pero no piensa permitirle extender ese plan a Arabia Saudita.
Mostrando que ha captado el mensaje, el «Gobierno Provisional» sirio –creado por la Coalición Nacional– ha destituido al general Abdel Ilah al-Bashir, junto con todo su estado mayor. Al no disponer ya de tropas ni de oficiales, la Coalición Nacional de la oposición exterior siria puede tener la certeza de que los 500 millones de dólares prometidos acabarán casi directamente en manos del EIIL.
[1] «Discurso de Barack Obama en la academia militar de West Point», por Barack Obama, Red Voltaire, 28 de mayo de 2014.
[3] «Syrie: mettre fin à l’horrible guerre», por Ban Ki-Moon, Le Temps, 27 de junio de 2014.
[4] “Kerry issues warning after Syria bombs Iraq”, por Hamza Hendawi y Lara Jakes, Associated Press, 25 de junio de 2014.
[5] El lector encontrará en este vínculo el texto de la exposición en Powerpoint que un informante estadounidense me hizo llegar en aquel momento. Por desgracia he perdido las imágenes. El trabajo se titula Taking Saudis out of Arabia, por Laurent Murawiec, Defense Policy Board, 10 de julio de 2002.
[6] “Saudi king makes landmark visit to Egypt”, Al-Arabiya, 20 de junio de 2014.
[7] “US, Sunni States Meet on Mideast Insurgent Crisis”, por Lara Jakes, Associated Press, 26 de junio de 2014.
[8] «Kerry, Syrian Coalition Leader During Their Meeting in Jeddah», Departamento de Estado, 27 de junio de 2014.
[9] «Décret de la Cour royale: le serviteur des Deux Saintes Mosquées ordonne de prendre toutes les mesures nécessaires pour préserver la sécurité du royaume», Agencia de prensa saudita, 26 de junio de 2014.

¿Qué hacían los uruguayos el 27 de junio de 1973?

  • ALGO PARA RECORDAR....

¿Qué hacían los uruguayos el 27 de junio de 1973?
En la previa al Golpe de Estado la vida continuaba: se elegía nueva Miss Uruguay, se estrenaba film de culto La Naranja Mecánica y un elefante marino sembraba el terror
A las cinco y veinte de la mañana del miércoles 27 de junio de 1973, el gerente periodístico de Radio Montecarlo Nissan Sarkissián esperaba noticias. Se sabía que a esa hora, las Fuerzas Armadas iban a anunciar la disolución del Parlamento, acusando al Cuerpo de desconocer la Constitución y a la Justicia.
Habían pasado unos minutos de esa hora cuando irrumpió en radio Montecarlo una delegación de militares uniformados.
Sarkissián tenía claro desde hacía tiempo quiénes gobernaban el país. Incluso tenía noticias de que algunos militares habían desenfundado sus armas para disuadir a los periodistas de leer comunicados y cumplir sus pedidos.
"Bueno, necesitamos música folklórica", le dijo el oficial, mientras le extendía los textos.
"Tengo 'A Don José'", respondió con cierta vacilación el periodista, convencido que era una banda de sonido que no iba a servir a los efectos de los comunicados militares.
"Eso está muy bien", le dijo el militar a cargo del operativo. "Pero mire que tengo la versión de Los Olimareños", explicó Sarkissián. El soldado lo miró con aire de satisfacción y le respondió: "Tanto mejor".
Esa fría madrugada fue de sorpresa en sorpresa, no sólo para los oyentes de Radio Montecarlo. En otra parte de la ciudad, los generales Esteban Cristi, Abdón Raimúndez y Gregorio Alvarez, junto a un grupo de oficiales llegaron hasta la puerta del Senado de la calle Sierra.
Como si fuera un símbolo de los tiempos que se estaban terminando, saludaron con sequedad al ex campeón del mundo en Maracaná, Víctor Rodríguez Andrade, empleado del Palacio.
La gota que había desbordado el vaso era la imposibilidad de hacer pasar por la Justicia Militar al senador frenteamplista de origen blanco, Enrique Erro. Unos días antes, la Cámara de Diputados había sepultado la solicitud militar al vencer 49 a 48 la voluntad de no reconocer los vínculos de Erro con la guerrilla.
EL SI DIFICIL. Era difícil sustraerse al clima político creado por el inminente Golpe de Estado. El gobierno anunciaba por esas horas una buena noticia entre muchas malas: 25 por ciento de aumento a los funcionarios públicos y 27 por ciento de aumento a los privados.
Para quienes preferían pasar de la política los dos hechos relevantes de esas horas eran dos: el partido de fútbol de Uruguay contra Ecuador por las Eliminatorias y la transmisión en directo de Miss Uruguay por Canal 12 con la conducción de Julia Moller y la participación de su hermana Cristina, reina saliente.
Brilló la morocha Yolanda Ferrali, de 22 años, bachiller en Medicina, profesora de filosofía, admiradora de Chanel y aficionada al voley y a la pintura al óleo . Quince días después viajó a New York para participar de Miss Universo, cuando un periodista norteamericano la bajó de la nube: "¿estás manchada de sangre?", le preguntó. "Yo no sabía qué hacer y me puse a llorar", contó Yolanda algunas décadas después.
Los Titanes en el Ring habían llenado el Cilindro en varias ocasiones. George Harrison y Clapton se mostraban juntos en el film "Concierto en Bangladesh". La prensa rosa afirmaba que estaban distanciados porque el guitarrista le había birlado la mujer al beatle.
En ese año comenzaba a proyectarse los estudios para la represa de Salto Grande y El Diario de la Noche titulaba en grandes letras: "Elefante marino siembra el terror en Isla de Flores".
La opinión estaba alterada por la confesión de María Esther de Torterolo, la madre que mató a sus hijos tirándolos en un pozo. Ecilda Paullier cumplía 90 años y el Automóvil Club 50. El escritor Francisco "Paco" Espínola murió por esas horas, sin saber todo lo que le esperaba al Partido Comunista de sus amores.
Fernando Parrado --héroe en la cordillera de los Andes-- viajaba a Nueva York para forjar un futuro en la industria del cine, tal vez para interpretarse a sí mismo en una película sobre la tragedia que un año antes había enlutado a Uruguay.
El Parque Posadas era la gran oferta inmobiliaria por esos días. "Una ciudad dentro de la ciudad".
Ilvem prometía enseñar a hablar inglés en 16 clases y la última onda gastronómica eran los "Filet Castelar" del restorán Tip Top de Bulevar España y la rambla.
"La naranja mecánica" de Stanley Kubrick era la película de moda por esos días. Pese a que en Argentina había sido prohibida, en Uruguay se exhibía con gran éxito de público y hasta se organizaban charlas para ayudar a los espectadores a entender el film.

Moscú acude en socorro de Bagdad

Moscú, 30 jun (Nóvosti).


La primera decena de cazas rusos Su-24 aterrizó la semana pasada en Irak para apoyar al Ejército del país en la lucha contra los islamistas, y la Fuerza Aérea iraquí recibirá también helicópteros rusos Mi-35 y Mi-28. La pregunta que se hacen ahora los expertos es hasta qué punto está dispuesta a llegar Rusia ayudando al Gobierno iraquí, escribe hoy Nezavisimaya Gazeta.
En una reciente entrevista a la televisión rusa, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, dio a entender que Rusia no se quedará de brazos cruzados ante la crisis en Irak.
“Si Irak se descompone, la región explotará; la desestabilización reinará por muchos años y afectará no solo a Oriente Próximo y el Norte de África, sino también las regiones limítrofes”, advirtió.
El jefe de la diplomacia rusa también habló de la situación iraquí con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y abogó por que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y los vecinos de Irak aúnen esfuerzos para ayudarle a preservar su integridad.
Mientras tanto, EEUU no se apresura a socorrer a Bagdad y, particularmente, a cumplir el contrato para el suministro de cazas F-16 al Ejército iraquí, algo que ya ha recriminado a Washington el primer ministro Nuri al Maliki.
En cuanto a los diez aviones rusos, se destinarán a bases aéreas del sur de Irak que todavía está a salvo de los combates. Según el semanario alemán Der Spiegel, el importe del contrato de los Sukhoi asciende a 365 millones de dólares.
La ayuda llega también del vecino Teherán, que se solidariza con su correligionario, el chií Al Maliki. En particular se informa que Irán ha enviado a Irak drones de fabricación propia.

Las 10 mayores mentiras de los políticos de EE.UU. desde 1950 hasta ahora

Las 10 mayores mentiras de los políticos de EE.UU. desde 1950 hasta ahora

Publicado: 30 jun 2014 | 
El nuevo libro del periodista de investigación Chuck Lewis reúne 935 mentiras de personalidades estadounidenses, con las cuales intentaron cambiar la opinión pública sobre hechos controvertidos. Les presentamos los 10 engaños principales.
La selección de las 10 mayores mentiras de los personajes históricos de EE.UU. efectuadas durante varias décadas y que afectaron a cientos, miles y, en algunos casos, millones de vidas, incluidas en el libro '935 Lies: The Future of Truth and the Decline of America’s Moral Integrity' ('935 Mentiras: El futuro de la verdad y la decadencia de integridad moral de EE.UU.') fue realizada por el portal billmoyers.com, que esta semana efectuó una entrevista al autor de la obra. 
  
1. El presidente de EE.UU., Barack Obama, el 6 de junio de 2009 (y en otras numerosas ocasiones) dijo: "Si le gusta el plano de la asistencia sanitaria que tiene, usted puede mantenerlo"



Sin embargo, los nuevos estandartes de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, denominada 'Obamacare', resultaron no compatibles con las promesas del presidente, que fue su promotor. Muchos estadounidenses consideran la reforma sanitaria de Obama como el mayor fracaso de su presidencia. 

2. El presidente de EE.UU.George W. Bush, afirmó el 29 de mayo de 2003: "Hemos encontrado las armas de destrucción masiva [en Irak]. Así como los laboratorios biológicos"



En el período previo a la invasión de Irak en el 2003 por la coalición liderada por EE.UU., la Administración Bush ofreció muchas razones para invadir y derrocar a Saddam Hussein del poder, pero la de las armas de destrucción masiva fue la más importante. La falsa afirmación fue el principal argumento para la guerra y la ocupación del país árabe, que se cobró la vida de cerca de medio millón de iraquíes y unos 5.000 soldados de la coalición. En abril del 2005, la CIA concluyó su investigación sobre las armas de destrucción masiva en Irak, sin encontrar nada. 

3. El vicepresidente Dick Cheney, el 26 de agosto de 2002, aseveró: "En pocas palabras, no hay duda de que Saddam Hussein tiene armas de destrucción masiva. No hay duda de que él las está acumulando para usarlas contra nuestros amigos, contra nuestros aliados y contra nosotros". 
 
El exvicepresidente de EE.UU. sigue convencido de que la invasión de Irak fue justificada. 

4. James W. Johnston, director ejecutivo de la empresa tabacalera RJR Nabisco, 14 de abril de 1994 afirmó: "El consumo de cigarrillos no es más adictivo que el café, té o twinkies [pastelito relleno de crema]". 



Durante más de medio siglo, los fabricantes de cigarrillos estadounidenses negaron que sus productos fueran adictivos y peligrosos y ocultaron que sus propias investigaciones lo confirmaban. La cita proviene de un testimonio escrito presentado en una audiencia en el Congreso en 1994, durante la cual los ejecutivos de las siete compañías tabacaleras más grandes admitieron que el hábito de fumar sí puede provocar algunos riesgos para la salud de los fumadores, pero negaron que los cigarrillos fueran adictivos y que fueran manipulados los niveles de nicotina para aumentar la adicción. 

5. El presidente de EE.UU., Ronald Reagan, el 13 de noviembre de 1986, hablando del escándalo Irán-Contra rechazó cualquier trato con terroristas: "A pesar de las historias tremendamente especulativas y falsas sobre las armas para rehenes y los presuntos pagos de rescate, no —repito— no traficamos con armas, ni hicimos cualquier trato por rehenes. Tampoco lo vamos a hacer". 



El escándalo Irán-Contra estalló cuando se reveló que el Gobierno de EE.UU. había vendido secretamente armas a Irán a pesar de un embargo. Más ilegal aún resultó que parte del dinero de las ventas se dirigía a los rebeldes anticomunistas en Nicaragua, aunque el Congreso había prohibido expresamente la administración de fondos. Posteriormente salió a la luz que el suministro de armas al Gobierno de Teherán favorecería la liberación de los rehenes capturados en el Líbano mediante la influencia que Teherán tenía en el grupo que los había secuestrado. 

6. El subsecretario del Estado, Thomas Enders, de la Administración Reagan sobre la masacre de El Mozote, el 8 de febrero de 1982, señaló: "No hay ninguna evidencia que confirme que las fuerzas gubernamentales [de El Salvador apoyadas por EE.UU.] masacraron sistemáticamente a los civiles en la zona de operaciones". 
 
Enders hizo esta declaración una semana después de que en los periódicos norteamericanos empezaran a aparecer los testimonios de la masacre de cerca de 800 aldeanos inocentes en una campaña de contrainsurgencia contra las guerrillas de izquierda efectuada por el Gobierno salvadoreño derechista. 

7. El presidente de EE.UU., Richard Nixon, sobre el robo en el Watergate, dijo el 29 de agosto de 1972: "Puedo decir categóricamente que... nadie en el personal de la Casa Blanca, nadie en esta administración, actualmente empleada, estaba involucrado en este extraño incidente", refiriéndose al allanamiento de la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata en el complejo de oficinas Watergate. 

De hecho, muchos de los miembros del personal de Nixon estuvieron involucrados en lo que vendría a ser conocido como 'el escándalo Watergate'. En junio de 1973, el exconsejero de la Casa Blanca, John Dean, declaró que había discutido el encubrimiento del Watergate con Nixon por lo menos 35 veces. 



8. Richard Nixon sobre las operaciones encubiertas en Chile para derrocar al recién elegido presidente marxista, Salvador Allende, el 4 de enero de 1971 dijo: "Para nosotros lo de intervenir [en Chile] —intervenir en una elección libre y ponerla al revés— creo que habría tenido repercusiones en toda América Latina..." 
Las operaciones encubiertas de EE.UU. en Chile, financiadas a través de la CIA, llevaron a un violento golpe de Estado liderado por el general Augusto Pinochet que derrocó al Gobierno de Allende. 

9. El presidente de EE.UU., Lyndon Johnson, sobre la Guerra de Vietnam aseguró en octubre de 1964: "No estamos a punto de enviar muchachos americanos a nueve o diez mil kilómetros de casa para hacer lo que los muchachos asiáticos deberían estar haciendo por ellos mismos". 


  
En total, 3.403.000 soldados estadounidenses fueron desplegados en el sudeste de Asia entre 1964 y 1975. Aproximadamente 60.000 personas murieron y más de 150.000 resultaron heridas. Millones de vietnamitas, camboyanos y laosianos también murieron en la guerra. 

10. El senador Joseph McCarthy, el 9 de febrero de 1950 aseveró: "Tengo aquí en mi mano una lista de 205 [empleados del Departamento de Estado] que son reconocidos por el secretario de Estado como miembros del Partido Comunista y que, sin embargo, aún están trabajando y moldeando la política del Departamento de Estado". 

Esta declaración dio el impulso a un fenómeno conocido como 'macartismo', que consiste en delaciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. McCarthy iba a acusar a una serie de instituciones y personalidades públicas de ser simpatizantes comunistas, no obstante, sus acusaciones eran casi todas falsas.


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/132506-mentiras-mayores-politicos-eeuu-obama

30 jun 2014

El huevo de la serpiente

EL PAIS › LA INCREIBLE HISTORIA DE PAUL SINGER, LA FABRICA DE MENTIRAS Y LOS LOBBISTAS QUE PELEAN CONTRA LA REGULACION ESTATAL

El huevo de la serpiente

Las relaciones de Singer y los fondos buitre en la extrema derecha republicana. Quiénes son los hermanos Koch y cómo influyen sobre la Corte Suprema de los Estados Unidos. Por qué la consultoría política empezó combatiendo los planes sociales de salud. El vínculo de Singer con el extremista Goldwater y con los neoconservadores de Reagan. Kirkpatrick y el papel de la revista Commentary.
El 22 de agosto se sabrán dos cosas: qué empresarios y políticos van a su cumpleaños de 70 y cuánto le habrá servido su juicio con la Argentina para pagar la fiesta. Mientras tanto Paul Elliott Singer matiza la espera concentrándose en lo que parece la última gran pelea de los fondos buitre, que lidera desde Elliott Management Corporation, sin descuidar la campaña contra Hillary Clinton, precandidata demócrata para 2016.
Singer es parte de una red de financistas de la extrema derecha republicana que tiene otro vértice en los hermanos Charles y David Koch, de Koch Industries, un consorcio basado en energía y petroquímica. En 2011 la Koch era la segunda compañía más importante de los Estados Unidos.
La influencia de los Koch es tan ramificada que, según la revista norteamericana Mother Jones, a sus seminarios, organizados todos los años son suma discreción, asisten no solo senadores y miembros de la Cámara baja sino dos de los ministros de la Corte Suprema. Uno de ellos es Antonin Scalia, de 78 años, designado en 1986 a propuesta del entonces presidente Ronald Reagan. El otro es Clarence Thomas, 68 años, un afroamericano conservador como Scalia que llegó a la Corte en 1991 nominado por George Bush padre. El Senado lo aprobó por solo cuatro votos, la diferencia más pequeña para la designación de un juez de la Corte Suprema en la historia del país.
Scalia fue el que a mediados de junio escribió el voto principal cuando la Corte falló en contra de la Argentina y despejó el camino para considerar que no existe inmunidad soberana frente a los fondos acreedores.
La misma mayoría conservadora fue la que impulsó que no se tratara el caso argentino el lunes último. Esa falta de admisión llevó, como se sabe, a que quedara en pie el fallo original del juez de Nueva York Thomas Griesa.
A nadie le consta que un telefonazo sea el hilo que une los votos ultraconservadores de Scalia o Thomas con figuras de los negocios y la política como Singer o los hermanos Koch. La misma falta de constancia puede marcarse sobre los vínculos entre ellos y la Fuerza de Tareas que opera en el Congreso en favor de los buitres y está relacionada con ejecutivos del mundo de las finanzas que pasaron por la administración Clinton. Las conspiraciones pueden existir hoy pero la maraña de intereses tejidos a lo largo de décadas supera cualquier teoría conspirativa. Sin descartar, claro, ninguna conspiración.

Fábrica de Mentiras

La consultoría política ligada a campañas sucias y a financiamiento de grupos conservadores empezó en los Estados Unidos nada menos que en la década de 1930, cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt montó sus políticas de bienestar impulsadas desde el Estado para salir de la gran crisis. En 1934 el socialista y escritor Upton Sinclair ganó la nominación demócrata para ser candidato a gobernador con un slogan que se leía como EPIC: End poverty in California, es decir Terminemos con la pobreza en California. La respuesta conservadora fue una campaña que el escritor contaría después en un folletín publicado en 50 diarios. El comienzo de la campaña fue un recuadrito en tapa que el diario Los Angeles Times, ligado a los consorcios petroleros, publicó todos los días durante un mes y medio.
La oposición a Sinclair montó lo que el escritor definió como Fábrica de Mentiras. “Me dijeron que una docena de personas revolvían en las bibliotecas y leían cualquier palabra que yo hubiera publicado en mi vida”, escribió Sinclair, que nació en 1878 y murió 90 años después. Incluso buscaban palabras en obras de ficción del autor de La Jungla. Sinclair fue un Premio Pulitzer que también participó en 1932 de la producción de ¡Que viva México!, la película del ruso Sergei Einsenstein, el director de El acorazado Potemkin. Sinclair escribió que la Fábrica de Mentiras tenía “un equipo de brujos encargado de preparar pociones para desparramarlas todas las mañanas en el aire de California”.
En su edición del 24 de septiembre de 2012 el semanario The New Yorker publicó un artículo de Jill Lepore sobre esos brujos, en realidad dos personas, Clem Whitaker y Leone Baxter, que en 1933 fundaron la primera consultora política de la historia, Campaigns Inc. Informa Lepore que Whitaker escribía a máquina con dos dedos como periodista del diario Union de Sacramento y del Examiner de San Francisco. En 1933 fue contratado por el político demócrata Sheridan Downey para derrotar en un referéndum a la empresa Pacific Gas and Electric. Entonces contrató a una periodista del Oregonian de Portland, la pelirroja Baxter, de un cierto aire a la actriz Audrey Hepburn. Muy pronto se casaron. Muy pronto iniciaron el hábito de dedicar dos horas diarias en el desayuno a planificar el trabajo. Sus primeros clientes fueron corporaciones en busca de legislación permeable a sus negocios: la petrolera Standard Oil, la Pacific Telephone and Telegraph. Incluso, luego del referéndum, la Pacific Gas and Electric.
Dos meses antes de las elecciones el candidato republicano a vicegobernador, George Hartfield, contrató a Whitaker y Baxter. El dúo llegó a tomar frases de sus novelas para convertirlas en una supuesta ideología de Sinclair que los republicanos debían destruir. Hasta usaron una frase de una novela de tono autobiográfico que ponía en duda la santidad del matrimonio.
Sinclair no pudo ganar pero la mayor presencia legislativa de los 24 demócratas de EPIC cambió el paisaje político de California. En 1938 uno de ellos, Culbert Olson, fue elegido gobernador. Lepore cuenta en el New Yorker que Olson nombró como jefe de Inmigración y Vivienda al escritor y periodista Carey McWilliams, investigador de las condiciones de vida de los trabajadores rurales de origen mexicano.
Después de la derrota de Sinclair, Campaigns Inc. enarboló aún más alto el espíritu basado en el lema “cada votante, un consumidor” y entre 1933 y 1955 colaboró en el triunfo de 70 de los 75 candidatos para los que trabajó. Uno de ellos fue Earl Warren, el republicano que recuperó California en 1942 con una campaña de 10 millones de panfletos contra la ayuda social y los impuestos para destinarlos a vales de compra de comida en beneficio de los mayores de 50. El estilo siempre consistía en evitar el debate racional, buscar la simplificación extrema y montar una pelea o un show en los que, claro, pudiera triunfar el candidato propio. Por eso en 1942 Warren puso el eje en el peligro que significaría liberar a los japoneses residentes en los Estados Unidos, encarcelados en San Francisco, en medio de la Segunda Guerra por el presunto peligro que representaban.

Basta la salud

Lo curioso de la historia es que, siendo gobernador, Warren se desprendió de Whitaker y Baxter y un día llegó a la conclusión de que para bajar los costos en salud empleadores y empleados debían aportar al Sistema de Seguridad Social. Lo lanzó en enero de 1945, aún en plena guerra mundial. Para los Estados Unidos, una revolución. La Asociación Médica de California contrató a la Fábrica de Mentiras para oponerse al plan social de salud. La Fábrica diseñó e imprimió dos millones y medio de un volante titulado “Medicina políticamente controlada”. Decía en una parte: “Pagar por tener un médico del Estado, lo usemos o no, es un sistema que nació en Alemania, donde nuestros muchachos pelean también contra eso”. La propuesta de Warren perdió en el Congreso de California por un voto. Volvió a intentarlo y otra vez fue derrotado.
Meses después, el presidente Harry Truman propuso un programa nacional para que la salud, como la educación, fueran un tema de responsabilidad pública. Truman fue reelecto en 1948 y presentó el plan. La Asociación Médica Americana contrató a Campaigns Inc., que así se nacionalizó.
Un documento confidencial que cita Lepore señala: “El objetivo inmediato es derrotar el programa de seguro médico compulsivo enviado al Congreso. El objetivo de largo plazo es colocar un freno permanente a la agitación en favor de la medicina socializada en este país, alertando al pueblo sobre el peligro de un sistema de salud políticamente controlado y oficialmente regulado y persuadiéndolo de las ventajas de la medicina privada”. El diseño confidencial llegó al terreno público en una conferencia de Whitaker: “Hitler y Stalin y el gobierno socialista de Gran Bretaña usaron el opio de la medicina socializada para aliviar el dolor de la pérdida de libertad y llevar al pueblo a que no se resista”.
Fue entonces que Carey McWilliams, el viejo amigo de Sinclair, propuso al semanario progresista The Nation una nota sobre Whitaker y Baxter que consistía, sencillamente, en escribir cómo era después de hablar con ellos. Aceptaron contestar las preguntas y narrar su tarea como lobbistas. El resultado fueron tres notas publicadas en 1951. Después de leer que Whitaker y Baxter sabían cómo llegar al pueblo, que los sindicatos tenían dinero pero no hacían campañas efectivas y que, de seguir con el despliegue simbolizado en Campaigns Inc., los Estados Unidos serían “gobernados por Whitaker y Baxter”, muchos médicos prestigiosos renunciaron a la American Medical Association. El dúo, entonces, perdió el contrato de la AMA y consiguió otro: la fórmula presidencial Eisenhower-Nixon. Fue cuando por primera vez la televisión fue usada en gran escala para una campaña de primer nivel.
Warren, aquel gobernador ridiculizado por su plan de medicina social, se convirtió en miembro de la Corte Suprema y fue autor del fallo progresista declarando inconstitucional, la segregación de los afroamericanos. Campaign Inc. emprendió la cruzada “Juicio político a Warren” mientras se defendía de los intentos por regular los gastos en consultoría política y comités de acción política. Su argumento era que la empresa en verdad organizaba al pueblo y, por lo tanto, no debía ser sometida a ninguna regulación. El mismo fundamento que, tal como saben los lectores de Página/12, usó la actual Corte Suprema de los Estados Unidos en marzo último para desechar todo tipo de límites globales al financiamiento privado de las campañas.

Neoconservadores

En los años ’60, cuando los Estados Unidos discutían la segregación racial y Richard Nixon intentaba ganarle la presidencia a John Kennedy (la perdió en 1960 y Kennedy inició su mandato en 1961) un senador por Arizona se erigió en líder del combate contra el Estado de Bienestar. Barry Goldwater, nacido en 1908, también peleó la presidencia contra Lyndon Johnson, el vice de Ke-nnedy, pero la perdió en 1964. De todos modos, su activismo intenso y la ideología de conservador sin vergüenza de serlo, libertario y laico, sedujo a un grupo de derechistas muy jóvenes. Uno de ellos era Paul Elliott Singer. “Me interesa muy poco que el Estado sea más eficiente”, decía Goldwater en su trabajo La conciencia de un conservador. “Lo que quiero es reducirlo. No quiero promover el bienestar. Propongo extender la libertad. Mi objetivo no es que aprueben leyes sino que las rechacen. No es inaugurar programas nuevos sino suprimir los viejos programas que violan la Constitución e imponen al pueblo una carga financiera sin garantías. Me atacarán por negar los ‘intereses’ de los votantes, pero diré que fui informado de que su mayor interés es la libertad”. Al aceptar la candidatura republicana proclamó: “El extremismo en defensa de la libertad no es un vicio, y la moderación en la búsqueda de justicia no es una virtud”.
Tras la crisis de Watergate, Goldwater lideró a los republicanos que veían en Nixon una carga del pasado peligrosa para los conservadores. Corrido Nixon del escenario quedó nítido que la nueva figura sería Ronald Reagan, el actor que en 1966 y 1970 fue electo dos veces gobernador de California. Reagan llegó a la presidencia en enero de 1981, a punto de cumplir los 70, y pudo acceder a un segundo mandato que terminó en enero de 1989.
La presidencia de Reagan estuvo marcada por los discípulos de Goldwater. Muchos de ellos se autotitularon neoconservadores y se agruparon en torno de una revista creada en 1945 por el American Jewish Committee de los Estados Unidos que con el tiempo pasó a incluir una temática amplia: Commentary. Junto con Norman Podhoretz, un antiguo simpatizante de León Trotsky convertido en intelectual de derecha, trabajó por ejemplo Jeane Kirkpatrick, la investigadora que en 1971 publicó una tesis doctoral titulada “Líder y vanguardia en la sociedad de masas: un estudio de la Argentina peronista”. En 1979 la inquieta Kirkpatrick publicó en Commentary un famoso trabajo, “Dictaduras y doble standards”. Criticaba al presidente James Carter, que gobernaba desde 1977, porque en su opinión había dejado que la Unión Soviética avanzara en el Cuerno de Africa, Afganistán, Sudáfrica y el Caribe. También, según ella, había sido ineficaz para evitar el triunfo sandinista en Nicaragua y la rebelión iraní dirigida por el ayatolá Khomeini contra Reza Pahlevi. Kirkpatrick escribió que, igual que antes en Cuba y en China, el retiro del apoyo norteamericano a la Nicaragua de Anastasio Somoza y al Irán del sha y “el esfuerzo norteamericano para imponer al liberalización y la democratización” resultaron confrontados con fuerzas violentas de oposición en cada país. El gobierno de los Estados Unidos no sólo fracasó en la liberalización “sino que de hecho ayudó a que llegaran al poder nuevos regímenes en los que la gente común pasó a disfrutar de menos libertades y menos seguridad individual que bajo los sistemas autocráticos anteriores”. Además, los gobiernos nuevos eran “hostiles a los intereses y políticas” de los Estados Unidos.
Kirkpatrick no se privó de mencionar otros países: “A fines de 1978 más de seis millones de refugiados debieron irse de países gobernados por gobiernos marxistas. El flujo de personas que huyen de las utopías revolucionarias es incesante a pesar de muros, cercos y armas. Hay un contraste entre el número de refugiados creado por los regímenes marxistas con el creado por otras autocracias: más de un millón de cubanos dejaron su tierra desde que Castro tomó el poder, lo que significa un refugiado cada nueve habitantes. Más que los aproximadamente 35 mil refugiados de cada país como la Argentina, Brasil y Chile”.
Por otra parte, “la historia de este siglo no ofrece base alguna para esperar que los regímenes totalitarios radicales se transformen a sí mismos”. Para Washington, la fórmula realista de pensar un cambio de régimen en países dictatoriales no marxistas sería “distinguir entre agentes de cambio democráticos y totalitarios”. Kirkpatrick sostiene que “si los líderes revolucionarios describen a los Estados Unidos como la desgracia del siglo XX, el enemigo de los pueblos amantes de la libertad, el perpetrador del imperialismo, el racismo, el colonialismo, la guerra y el genocidio, no son auténticos demócratas o, para decirlo suavemente, no son amigos”. Más claramente: “Los grupos que se definen a sí mismos como enemigos deberían ser tratados como enemigos”. Y aún más: “El idealismo liberal no necesita ser equivalente al masoquismo y no tiene por qué ser incompatible con la defensa de la libertad y el interés nacional”.
Con Reagan, Kirkpatrick fue embajadora en las Naciones Unidas. En 1982 su tesis sobre las dictaduras latinoamericanas, sumada al trabajo diversionista de la Agencia Central de Inteligencia a través del general Vernon Walters, hicieron que la dictadura argentina se convenciera de que su búsqueda del poder perpetuo mediante el desembarco en Malvinas sería apoyada por los Estados Unidos en contra del Reino Unido.

Dinero y energía

Kirkpatrick murió en 2006. A los 84 años, Podhoretz ya no dirige Commentary. Se encarga su hijo John, a quien secunda un consejo editorial que integra, entre otros, Paul Singer. El artículo principal del ejemplar de junio es una crítica escrita por Jonah Goldberg al libro del francés Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI. Piketty critica el alto nivel de concentración de la economía. Goldberg, investigador del American Entrerprise Institute, dice que Obama y una de sus probables sucesoras, Hillary Clinton, están en sintonía con Piketty cuando insisten en la inequidad de la economía actual.
Piketty sería, de esa manera, el modelo contrario a la práctica de los hermanos Koch, que al margen de organizar seminarios semestrales con jueces de la Corte Suprema o dirigentes como el senador de Oklahoma Tom Coburn o el representante por Wisconsin Paul Ryan –ex candidato a vicepresidente y amigo de Singer– auspician campañas para desacreditar el debate sobre el calentamiento global del planeta y cualquier ciencia que aporte a la discusión sobre el efecto invernadero. También contribuyen a la extrema derecha agrupada en el grupo Tea Party a través del financiamiento de organizaciones como American for Prosperity o de planes de acción para pelear contra cualquier reforma de salud. Como Whitaker and Baxter en su momento, Charles Koch empieza cada reunión planteando que un tema es “de vida o muerte para los Estados Unidos”. También suele decir a sus invitados que no necesita su dinero sino su energía. “Ustedes tienen que traer nuevos socios, gente nueva. No podemos hacerlo solos. Este grupo no puede hacer todo solo. Tenemos que multiplicarnos.”
Singer pone su energía no solo en reunir dinero para los republicanos –en términos argentinos sería el puntero de los recaudadores– y los fondos buitre que litigan contra la Argentina. Su pelea es contra cualquier regulación que pueda afectar todo negocio derivado del sistema financiero. La revista Mother Jones cita a Harvey Miller, un experto en quiebras del estudio Weil, Gotshal & Manges, que litigó contra el fondo Elliott: “Singer es un adversario duro y complicado. No es un negociador. Es persistente y no le gusta abandonar la pelea”.
martin.granovsky@gmail.com