Por: Carlos Fazio, analista
Mar 20, 2018
Fracasadas sus anteriores intentonas golpistas bajo las distintas modalidades de la guerra irregular, no convencional o asimétrica -desde el fallido golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chávez hasta la ofensiva encubierta del Comando Sur del Pentágono de abril-junio de 2017 que adquirió modalidades propias de una guerra híbrida, pasando por las violentas guarimbas de 2015-16-, la administración Trump ha decidido acelerar una nueva fase de desestabilización de Venezuela, tendente al derrocamiento del gobierno constitucional y legítimo de Nicolás Maduro.
Fracasadas sus anteriores intentonas golpistas bajo las distintas modalidades de la guerra irregular, no convencional o asimétrica -desde el fallido golpe de Estado de 2002 contra Hugo Chávez hasta la ofensiva encubierta del Comando Sur del Pentágono de abril-junio de 2017 que adquirió modalidades propias de una guerra híbrida, pasando por las violentas guarimbas de 2015-16-, la administración Trump ha decidido acelerar una nueva fase de desestabilización de Venezuela, tendente al derrocamiento del gobierno constitucional y legítimo de Nicolás Maduro.