Por Aníbal García
4 octubre, 2018
4 octubre, 2018
Desde las estrategias de Seguridad Nacional y de Defensa Nacional de Estados Unidos (EE. UU.) (2018), así como en el teatro de Operaciones del Comando Sur 2018-2028, se considera como una ‘amenaza’ la presencia china y rusa en la región latinoamericano-caribeña.[1] Esta percepción, por parte de EE. UU., se vincula tanto al cuestionamiento de su hegemonía como a la incapacidad estadounidense de ofrecer relaciones comerciales ‘atractivas’ para la región, algo que China está logrando. Esta perspectiva es la que prima en el análisis de especialistas del Inter American Dialogue, The Brookings Institution y The Atlantic Council que vienen dedicando importante espacio al tema.