De vallados, puentes levantados y el giro de la historia
Por Atilio A. Boron
30 de agosto de 2022
Imagen: Leandro Teysseire
Atemorizado por la reacción popular generada por el encarcelamiento del coronel Juan Perón en la isla Martín García dispuesta por el presidente Edelmiro J. Farrell el 12 de octubre, el régimen militar surgido de la Revolución de 1943 dio la orden de “levantar los puentes”. Pretendía de ese modo impedir la anunciada marcha del enorme conglomerado popular -asentado del otro lado del Riachuelo, en los distritos industriales de Avellaneda, Lanús, Valentín Alsina, Quilmes, Berisso, Ensenada entre otros- hacia la Plaza de Mayo, donde se unirían a los contingentes provenientes del Sur de la propia ciudad de Buenos Aires, las barriadas de Barracas, Parque Patricios y la Boca. El resultado es de sobra conocido: el 17 de octubre las masas plebeyas se hicieron presentes en el corazón mismo de la vida política argentina y ese solo hecho, unido al temor de que se produjeran nuevas y más arrolladoras movilizaciones, decretó el fin del régimen militar y forzó la convocatoria a las elecciones presidenciales de febrero de 1946, que proyectarían a la Presidencia de la República a Juan Perón.
Atemorizado por la reacción popular generada por el encarcelamiento del coronel Juan Perón en la isla Martín García dispuesta por el presidente Edelmiro J. Farrell el 12 de octubre, el régimen militar surgido de la Revolución de 1943 dio la orden de “levantar los puentes”. Pretendía de ese modo impedir la anunciada marcha del enorme conglomerado popular -asentado del otro lado del Riachuelo, en los distritos industriales de Avellaneda, Lanús, Valentín Alsina, Quilmes, Berisso, Ensenada entre otros- hacia la Plaza de Mayo, donde se unirían a los contingentes provenientes del Sur de la propia ciudad de Buenos Aires, las barriadas de Barracas, Parque Patricios y la Boca. El resultado es de sobra conocido: el 17 de octubre las masas plebeyas se hicieron presentes en el corazón mismo de la vida política argentina y ese solo hecho, unido al temor de que se produjeran nuevas y más arrolladoras movilizaciones, decretó el fin del régimen militar y forzó la convocatoria a las elecciones presidenciales de febrero de 1946, que proyectarían a la Presidencia de la República a Juan Perón.