Deuda externa: una mecha encendida
Por José Castillo
4 de Julio de 2018
Durante el gobierno de Cambiemos el endeudamiento viene creciendo de forma desorbitante. Los intereses pagados por ese concepto ya son la partida más importante del presupuesto y siguen en alza. El ajuste de Macri y el FMI tiene un solo objetivo: garantizar poder seguir cumpliendo con los próximos vencimientos.
Según los datos del Observatorio de la deuda externa de la UMET, el total del endeudamiento al final de este año ascenderá a 348.990 millones (82% del PBI, o sea de toda la riqueza producida en el año). Si a ello le sumamos el enorme monto en lebacs del Banco Central y la deuda que acabamos de contraer con el FMI, superaremos largamente los 400.000 millones de dólares. De toda esa deuda, 153.437 millones de dólares fueron contraídos durante la gestión del presidente Macri, en menos de dos años.
Tenemos que decirlo con todas las letras: este endeudamiento es impagable. Sólo hasta el final del mandato del gobierno en diciembre de 2019, hay que abonar vencimientos por 50.000 millones de dólares. No alcanza ni siquiera con el préstamo del FMI. Al gobierno no le quedará otra que pedir que le presten más aún y que le refinancien algunos de los vencimientos. Por supuesto que eso sólo lo logrará pagando en efectivo una cantidad importante de intereses, y "demostrando" a los pulpos acreedores su voluntad de seguir abonando puntualmente cada uno de los bonos de la deuda. Y para conseguirlo deberá cumplir a rajatabla las exigencias del FMI y llevar adelante el feroz ajuste programado. Ese es el motivo por el cual se plantea una reducción de las partidas públicas de cerca de 250.000 millones de pesos para el año próximo y una continuidad en el ajuste que llega en su programación hasta 2021.
Los capitales especulativos, que se pasaron dos años haciendo superganancias con los bonos argentinos y la bicicleta financiera, ya "le tomaron el tiempo" al gobierno de Macri. Un viejo indicador, del que casi no se hablaba desde la crisis de 2001, el "riesgo país", ha reaparecido y vuelto a la tapa de los diarios: ya supera los 600 puntos. ¿Qué quiere decir esto? Muy sencillo: que la Argentina es el país del mundo que tiene más posibilidades de dejar de pagar su deuda en el futuro próximo. Son los mismos fondos buitres internacionales los que le están "bajando el pulgar" al país, dándose cuenta de que no hay ninguna posibilidad de que pueda seguir sosteniendo este ritmo de endeudamiento. Por eso hay una fuga récord de capitales en los últimos meses. Y el dólar sigue subiendo, lo que a su vez realimenta la inflación y pulveriza más aun los salarios.
Macri y el FMI ofrecen una única salida: ajustar, ajustar y ajustar. Salvajemente, dejando un tendal de desocupados, reventado las jubilaciones, pagando salarios de hambre, liquidando la salud y la educación pública y sumiendo al pueblo trabajador en la miseria. Pero, como se ve en estas últimas semanas, ni aun así tienen la garantía de que eso alcance para pagar los próximos vencimientos de deuda. Todo esto nos lleva a un callejón sin salida. Por eso insistimos que la única salida es suspender ya mismo los pagos de deuda externa, romper con el FMI y poner todos esos recursos, que hoy van a manos de los pulpos especuladores, para resolver las más urgentes necesidades populares de trabajo, salario, educación, salud y vivienda.
* Economista. Dirigente de Izquierda Socialista
Durante el gobierno de Cambiemos el endeudamiento viene creciendo de forma desorbitante. Los intereses pagados por ese concepto ya son la partida más importante del presupuesto y siguen en alza. El ajuste de Macri y el FMI tiene un solo objetivo: garantizar poder seguir cumpliendo con los próximos vencimientos.
Según los datos del Observatorio de la deuda externa de la UMET, el total del endeudamiento al final de este año ascenderá a 348.990 millones (82% del PBI, o sea de toda la riqueza producida en el año). Si a ello le sumamos el enorme monto en lebacs del Banco Central y la deuda que acabamos de contraer con el FMI, superaremos largamente los 400.000 millones de dólares. De toda esa deuda, 153.437 millones de dólares fueron contraídos durante la gestión del presidente Macri, en menos de dos años.
Tenemos que decirlo con todas las letras: este endeudamiento es impagable. Sólo hasta el final del mandato del gobierno en diciembre de 2019, hay que abonar vencimientos por 50.000 millones de dólares. No alcanza ni siquiera con el préstamo del FMI. Al gobierno no le quedará otra que pedir que le presten más aún y que le refinancien algunos de los vencimientos. Por supuesto que eso sólo lo logrará pagando en efectivo una cantidad importante de intereses, y "demostrando" a los pulpos acreedores su voluntad de seguir abonando puntualmente cada uno de los bonos de la deuda. Y para conseguirlo deberá cumplir a rajatabla las exigencias del FMI y llevar adelante el feroz ajuste programado. Ese es el motivo por el cual se plantea una reducción de las partidas públicas de cerca de 250.000 millones de pesos para el año próximo y una continuidad en el ajuste que llega en su programación hasta 2021.
Los capitales especulativos, que se pasaron dos años haciendo superganancias con los bonos argentinos y la bicicleta financiera, ya "le tomaron el tiempo" al gobierno de Macri. Un viejo indicador, del que casi no se hablaba desde la crisis de 2001, el "riesgo país", ha reaparecido y vuelto a la tapa de los diarios: ya supera los 600 puntos. ¿Qué quiere decir esto? Muy sencillo: que la Argentina es el país del mundo que tiene más posibilidades de dejar de pagar su deuda en el futuro próximo. Son los mismos fondos buitres internacionales los que le están "bajando el pulgar" al país, dándose cuenta de que no hay ninguna posibilidad de que pueda seguir sosteniendo este ritmo de endeudamiento. Por eso hay una fuga récord de capitales en los últimos meses. Y el dólar sigue subiendo, lo que a su vez realimenta la inflación y pulveriza más aun los salarios.
Macri y el FMI ofrecen una única salida: ajustar, ajustar y ajustar. Salvajemente, dejando un tendal de desocupados, reventado las jubilaciones, pagando salarios de hambre, liquidando la salud y la educación pública y sumiendo al pueblo trabajador en la miseria. Pero, como se ve en estas últimas semanas, ni aun así tienen la garantía de que eso alcance para pagar los próximos vencimientos de deuda. Todo esto nos lleva a un callejón sin salida. Por eso insistimos que la única salida es suspender ya mismo los pagos de deuda externa, romper con el FMI y poner todos esos recursos, que hoy van a manos de los pulpos especuladores, para resolver las más urgentes necesidades populares de trabajo, salario, educación, salud y vivienda.
* Economista. Dirigente de Izquierda Socialista