Por Horacio Rovelli
10 julio, 2018
10 julio, 2018
¿Cómo puede ser un país que tiene capacidad para alimentar a más de 400 millones de personas (y exporta granos para satisfacer a esos millones), que solo tiene el 10% de esa población y en barriadas enteras van a los supermercados a “pedir comida”?.
Paralelamente cada vez se rompen nuevas cadenas de pagos, los telegramas de despidos van al mismo ritmo de los cheques voladores (en lo que va del año se registraron 550.000 cheques rechazados por unos 21.000 millones de pesos).
No ingresan divisas genuinas, los exportadores de granos liquidan sus ventas en cuenta gota y siempre y cuando no le vuelvan a cobrar las retenciones (derechos de exportación), cuando en lo que va del año se depreció la moneda argentina en más del 50% y en un año a esta parte, el 75%, y sigue disminuyendo la retención de la soja al 0,5% por mes para ser del 18% en diciembre de 2019.
El vencimiento de capital e intereses hasta fin del mandato constitucional de Mauricio Macri supera ampliamente -y siempre que lo reciba en su totalidad(1)- los 50.000 millones de dólares acordados con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Y no para la sangría de la fuga de capitales: de enero de 2016 a mayo de 2018 y en forma creciente, fueron 45.700 millones de dólares los que se fugaron de la Argentina, según contabiliza el Balance Cambiario del Banco Central (BCRA), como Formación de Activos Externos de residentes argentinos (FAE)
La estrategia de la administración macrista para desarmar la insensatez de las Letras del Banco Central (LEBAC) generadas por el mismo gobierno de la coalición derechista Cambiemos con Federico Sturzenegger como presidente de la entidad, que es en pesos (una enormidad, pero en pesos), pretenden cambiarlo por LETES (Letras del Tesoro de la Nación) que se compran en pesos o con LEBAC pero se pagan en dólares.
Esto es dolarizar el déficit cuasi fiscal o déficit del BCRA que se suma a la dolarización del déficit fiscal, que es en pesos, pero el Tesoro de la Nación se endeudó en divisas para pagarlo, por unos 85.000 millones de dólares en dos años y medio de gestión, tomaron 35.000 millones con ese fin en el año 2016, volvieron a repetir la misma suma de deuda en el año 2017, y habían tomado hasta marzo 2018: 15.000 millones a siete años de plazo con una tasa del 6,5% anual en dólares.
También dolarizaron las tarifas y los combustibles.
Pero los capitales financieros que ingresaron por medio de los bancos extranjeros como el JP Morgan, Merril Lynch, Deustche Bank, HSBC, Stanley Morgan, entre otros, decidieron que era momento de irse de la Argentina y ellos compraron dólares baratos (fueron los principales compradores de los dólares del BCRA, que les vendió al tipo de cambio oficial, por ejemplo, el miércoles 25 de abril de 2018, 1.472 millones de dólares a 20,20 pesos la unidad de la divisa estadounidense).
E hicieron un gran negocio al transformar sus fuertes ganancias en pesos, vía compra de LEBAC (Letras del BCRA que pagaron tasas muy por encima del crecimiento del dólar durante dos años antes) y de acciones, y pasarse en bandada al dólar, dejando en claro cuál era su único interés en ingresar a la Argentina
Es tan así que un socio de Macri en los emprendimientos de energía eólica, Darío Lizzano, que representaba los capitales del fondo Point State, ante la corrida y depreciación cambiaria no logró que esos fondos ingresados alcanzara un piso del 8% anual en dólares de rentabilidad y así se van del país.
El gobierno de Macri, sin el apoyo del capital financiero (que se fueron masivamente desde el 25 de abril 2018 a la fecha), hace que, lo que el mismo presidente denomina “Círculo Rojo” (los grandes empresarios como Bulgheroni, Rocca, Pagani, Eurnekían, Ratazzi, etc.) que se beneficiaron con la devaluación.
Hoy, los salarios medidos en dólares son menores que los de Brasil, el resto de los costos medidos en dólares son también menores, y es una barrera natural para frenar las importaciones, como también seguramente se beneficiaron con la compra de divisas baratas y sacarlas del país sin límite ni restricción alguna, pero no quieren que la cosa se les vaya de las manos y que sus activos en el país valgan cada vez menos.
Si les puede servir este valor del dólar para recomprar las acciones de sus compañías que están en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) y que el gobierno va a vender ante la imposibilidad de poder pagar las jubilaciones y pensiones por la merma de los aportes previsionales y la reducción de la recaudación del impuesto al valor agregado (el 11% de la recaudación total va a sistema jubilatorio), de débito y crédito cambiario (por los cheques rechazados) y combustibles, por el menor nivel de actividad que implica una severa recesión como la que se está viviendo y que se agravará con el tiempo.
Pero tratan de que la situación no desborde porque saben a su vez que la suba del dólar afecta directamente a los productos de la canasta familiar (aceites, harinas y sus derivados, arroz, carne, etc.) y cuando sean cada vez más los argentinos de a pie, sobre todo del segundo y tercer cordón de la provincia de Buenos Aires y de los cordones de las grandes ciudades del interior no puedan comprar lo más indispensable y comiencen las tomas de supermercados, no solo se acaba el gobierno de Cambiemos, sino que no será fácil enderezar y volver atrás la situación.
Es claro que Macri fue usado por los bancos extranjeros que hicieron fuertes ganancias y se fueron, que el “Circulo Rojo” se benefició colateralmente pero tienen pate de sus intereses e inversiones en el país, por lo que lo único que pretenden de Cambiemos es que haga el ajuste acordado con el FMI, que baje el gasto público, las transferencias a las provincias y que eche empleados públicos y/o reduzca los salarios, pero que ellos no pongan una moneda, pero sí que el Estado se haga cargo.
Por eso, por medio del Frente Renovador (derecha peronista), propone 14 puntos que son medidas a ejecutar por un nuevo gobierno que básicamente se sintetiza en:
a) Régimen de flotación administrada del BCRA: El mismo modelo que Aldo Pignanelli y Martín Redrado pusieron en marcha cuando fueron presidentes del Banco Central (BCRA), para contener al dólar
b) La repatriación de capital se puede llevar a cabo una vez transcurrido un año desde su ingreso al país, mientras que la repatriación de utilidades puede efectuarse en cualquier momento dado que estas remesas no se encuentran afectas a un determinado plazo, pero deben pagar una tasa de ganancia del 42% (régimen chileno)
c) Una ley de emergencia aduanera por 180 días “para revisar el sistema de importaciones y hacer una evaluación de cuáles son los productos que Argentina está importando y cuáles no, para terminar con los dólares que se van afuera porque “se importan productos innecesarios” y además un “régimen de comercio administrado, que proteja la actividad económica local.
Pero no pusieron en la publicación de los 14 puntos (lo habían consensuado, pero no se animaron a publicar, con lo que el plan queda desfinanciado), estos puntos:
1) Cobrar impuestos por los bienes declarados en el blanqueo que esos argentinos ricos tienen en el exterior;
2) Control de capitales.
Lo que es claro también es que Macri y sus traders no saben y no nace de ellos tomar esas medidas, con lo que les quedan dos caminos, uno hacer el “ajuste” y ser repudiados por la población, otro, llamar a elecciones en forma anticipada ante el reconocimiento que no pueden gobernar.
De uno u otro modo el fin de la coalición Cambiemos y la simpleza de sus observaciones se terminó, que lo acepte o no es lo que se va a resolver en estos días, tiene el ejemplo histórico de la renuncia del presidente Juárez Celman en 1890, seguramente Mauricio Macri y sus traders no lo sepan, pero se supone que sus socios de la Unión Cívica Radical sí (su renuncia fue precipitada por la formación de ese partido).
Nota
1.- Falta que el acuerdo con la Argentina lo apruebe el
plenario de los Directores del FMI, así como la forma cómo se controlará
trimestralmente el cumplimiento de las fuertes medidas de reducción del gasto
público firmado
(*) Economista especializado en temas fiscales y monetarios. Profesor de Política Económica en la Universidad de Buenos Aires. Ex Director de Políticas Macroeconómicas del Ministerio de Economía. Miembro de EPPA (Economía Política para la Argentina), asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrrartegia.la).