01 Diciembre 2018
Los manifestantes, llamados "chalecos amarillos", realizaron la tercera movilización de protesta contra el alza del combustible. La Policía pidió imponer el "estado de emergencia"
Una verdadera batalla campal entre la policía y los manifestantes que tomaron el Arco del Triunfo, y montaron barricadas en varios barrios del centro de París, dejó ya 110 heridos y 288 detenidos, en la tercera semana de protestas contra el alza de los combustibles y el costo de vida en Francia. Sindicato policial pidió declarar el "estado de emergencia".
La policía usó gases lacrimógenos y cañones de agua contra cientos de manifestantes que quemaron maderas y hasta hicieron pintadas en uno de los monumentos parisinos más emblemáticos.
Además de los manifestantes, hubo 16 policías heridos en los disturbios, que empezaron cuando los manifestantes quisieron llegar hasta el Arco del Triunfo, el famoso monumento ubicado en uno de los extremos de la avenida de los Campos Elíseos, y fueron reprimidas tras intentar forzar un control policial.
El principal sindicato de la policía en Francia, la Alianza de la Policía Nacional, denunció una situación "insurreccional" y exigió la declaración del "estado de emergencia" en el país.
Manifestantes, algunos encapuchados, apilaron maderas sobre la icónica avenida y les prendieron fuego.
La policía trató de hacerlos retroceder con gases lacrimógenos y con cañones de agua mientras se atajaba con sus escudos de las piedras que se le arrojaban.
Otros alborotadores removieron las vallas que protegen la Tumba del Soldado Desconocido, el cenotafio en honor a los militares muertos en la Primera Guerra Mundial, para colocarse bajo la llama eterna y entonar el himno nacional francés, pero rápidamente fueron dispersados.
Tras forzar las barreras, alguien escribió en las paredes del Arco del Triunfo un grafitti que decía: "Los chalecos amarillos triunfarán", en referencia a los chalecos fluorescentes que usan los manifestantes.
Más tarde, un grupo de manifestantes logró subir a la azotea del Arco del Triunfo, mientras los disturbios se extendían a otros barrios donde hubo saqueos de tiendas de ropa de lujo y autos y patrulleros incendiados desde los que se elevaban gruesas columnas de humo negro.
La policía evacuó y clausuró las famosas Galerías Lafayette, Printemps Haussmann, cerca de la Ópera de París, unos cinco kilómetros al noreste del Arco del Triunfo.
Con el presidente Emmanuel Macron en Buenos Aires por la cumbre del G20, el primer ministro francés, Edouard Phillip, condenó la violencia "rara vez vista" contra las fuerzas de seguridad y la vandalización de algunos de los monumentos más venerados del país.
"Quiero decir lo mucho que me ha sorprendido este cuestionamiento a los símbolos de Francia: el hecho de que el Arco del Triunfo haya sido marcado, de que alrededor de la tumba del soldado desconocido pudiera tener lugar una manifestación", dijo el premier en sede central de la policía de París.
Al menos 288 personas fueron detenidas en París y 110 resultaron heridas, entre ellas 16 policías, informó el canal Bfmtv, que citó a fuentes policiales.
Las protestas se iniciaron hace tres semanas por la quita de subsidios a los impuestos al combustible pero se han ampliado a la disminución del poder adquisitivo de las clases medias rurales.
El movimiento, de los mayores desafíos que enfrenta Macron desde su asunción en mayo de 2017, no tiene líderes ni ideología clara y surgió en la periferia de Francia, donde el transporte público es escaso y el auto se convierte en un medio esencial.
La quita de subsidios fue impulsada por Macron para reducir las emisiones de carbono forzando el viraje hacia las energías renovables.
El aumento de los precios del combustible en el mismo año en que se ha suprimido el impuesto sobre las fortunas, le ha valido al mandatario el apodo de Luis XIV, el monarca al que se le atribuye la frase: "Tomen dinero de los pobres, son muchos y nunca se quejan".
Esta semana, el gobierno intentó bajarle el tono a las protestas con el anuncio de una serie de medidas para paliar el impacto del impuesto, pero no retrocedió en su postura.
El primer día de protestas, el 17 de noviembre, unas 282.000 personas se congregaron en todo el país mientras que 114.000 lo hicieron el sábado pasado.
Dos personas ya han muerto en el interior de Francia y unas 1.000 más resultaron heridas en las protestas desde su inicio.
Los enfrentamientos prosiguen en torno al Arco de Triunfo -en la parte alta de los Campos Elíseos- entre policías y manifestantes, algunos de ellos enmascarados. La Policía evacuó "por medidas de seguridad" las célebres galerías Lafayette y Printemps Haussmann, ante temor a saqueos.
El llamado movimiento de los "chalecos amarillos", pide -entre otras muchas y dispersas demandas- una mejora del poder adquisitivo, menos impuestos y una baja del precio del combustible. Esta es la tercera jornada de protestas en Francia, tras las del 17 y 24 de noviembre pasado.
Una verdadera batalla campal entre la policía y los manifestantes que tomaron el Arco del Triunfo, y montaron barricadas en varios barrios del centro de París, dejó ya 110 heridos y 288 detenidos, en la tercera semana de protestas contra el alza de los combustibles y el costo de vida en Francia. Sindicato policial pidió declarar el "estado de emergencia".
La policía usó gases lacrimógenos y cañones de agua contra cientos de manifestantes que quemaron maderas y hasta hicieron pintadas en uno de los monumentos parisinos más emblemáticos.
Además de los manifestantes, hubo 16 policías heridos en los disturbios, que empezaron cuando los manifestantes quisieron llegar hasta el Arco del Triunfo, el famoso monumento ubicado en uno de los extremos de la avenida de los Campos Elíseos, y fueron reprimidas tras intentar forzar un control policial.
El principal sindicato de la policía en Francia, la Alianza de la Policía Nacional, denunció una situación "insurreccional" y exigió la declaración del "estado de emergencia" en el país.
Manifestantes, algunos encapuchados, apilaron maderas sobre la icónica avenida y les prendieron fuego.
La policía trató de hacerlos retroceder con gases lacrimógenos y con cañones de agua mientras se atajaba con sus escudos de las piedras que se le arrojaban.
Otros alborotadores removieron las vallas que protegen la Tumba del Soldado Desconocido, el cenotafio en honor a los militares muertos en la Primera Guerra Mundial, para colocarse bajo la llama eterna y entonar el himno nacional francés, pero rápidamente fueron dispersados.
Tras forzar las barreras, alguien escribió en las paredes del Arco del Triunfo un grafitti que decía: "Los chalecos amarillos triunfarán", en referencia a los chalecos fluorescentes que usan los manifestantes.
Más tarde, un grupo de manifestantes logró subir a la azotea del Arco del Triunfo, mientras los disturbios se extendían a otros barrios donde hubo saqueos de tiendas de ropa de lujo y autos y patrulleros incendiados desde los que se elevaban gruesas columnas de humo negro.
La policía evacuó y clausuró las famosas Galerías Lafayette, Printemps Haussmann, cerca de la Ópera de París, unos cinco kilómetros al noreste del Arco del Triunfo.
Con el presidente Emmanuel Macron en Buenos Aires por la cumbre del G20, el primer ministro francés, Edouard Phillip, condenó la violencia "rara vez vista" contra las fuerzas de seguridad y la vandalización de algunos de los monumentos más venerados del país.
"Quiero decir lo mucho que me ha sorprendido este cuestionamiento a los símbolos de Francia: el hecho de que el Arco del Triunfo haya sido marcado, de que alrededor de la tumba del soldado desconocido pudiera tener lugar una manifestación", dijo el premier en sede central de la policía de París.
Al menos 288 personas fueron detenidas en París y 110 resultaron heridas, entre ellas 16 policías, informó el canal Bfmtv, que citó a fuentes policiales.
Las protestas se iniciaron hace tres semanas por la quita de subsidios a los impuestos al combustible pero se han ampliado a la disminución del poder adquisitivo de las clases medias rurales.
El movimiento, de los mayores desafíos que enfrenta Macron desde su asunción en mayo de 2017, no tiene líderes ni ideología clara y surgió en la periferia de Francia, donde el transporte público es escaso y el auto se convierte en un medio esencial.
La quita de subsidios fue impulsada por Macron para reducir las emisiones de carbono forzando el viraje hacia las energías renovables.
El aumento de los precios del combustible en el mismo año en que se ha suprimido el impuesto sobre las fortunas, le ha valido al mandatario el apodo de Luis XIV, el monarca al que se le atribuye la frase: "Tomen dinero de los pobres, son muchos y nunca se quejan".
Esta semana, el gobierno intentó bajarle el tono a las protestas con el anuncio de una serie de medidas para paliar el impacto del impuesto, pero no retrocedió en su postura.
El primer día de protestas, el 17 de noviembre, unas 282.000 personas se congregaron en todo el país mientras que 114.000 lo hicieron el sábado pasado.
Dos personas ya han muerto en el interior de Francia y unas 1.000 más resultaron heridas en las protestas desde su inicio.
Los enfrentamientos prosiguen en torno al Arco de Triunfo -en la parte alta de los Campos Elíseos- entre policías y manifestantes, algunos de ellos enmascarados. La Policía evacuó "por medidas de seguridad" las célebres galerías Lafayette y Printemps Haussmann, ante temor a saqueos.
El llamado movimiento de los "chalecos amarillos", pide -entre otras muchas y dispersas demandas- una mejora del poder adquisitivo, menos impuestos y una baja del precio del combustible. Esta es la tercera jornada de protestas en Francia, tras las del 17 y 24 de noviembre pasado.