22 ene 2019

NEOLIBERALISMO DEPREDADOR

ARGENTINA
La salida de capitales en 2018 llegó a 27.320 millones de dólares.La línea de indigencia escaló 50,9

22 de enero de 2019




Guido Sandleris, titular del Banco Central, subió las tasas para frenar la fuga. Imagen: Leandro Teysseire
El Banco Central informó que el año pasado hubo record de fuga de divisas, por casi 6 puntos del PIB, superando el máximo anterior del año 2008. Si bien en el último trimestre la salida se moderó, en diciembre volvió a tomar ritmo.
La fuga de capitales se elevó a 27.320 millones de dólares en 2018. Se trata del monto neto entre compra y venta de moneda extranjera del sector privado. La cifra es record de los últimos años, al superar a la de 2008 (23.098 millones), y equivale a casi 6 puntos del Producto Interno Bruto. La fuga de capitales registró picos mensuales hasta el tercer trimestre, cuando la fuerte devaluación y la suba de tasas terminó moderando el monto de divisas atesorado por el sector privado. Pero la relativa estabilidad cambiaria de diciembre, con el tipo de cambio en torno de 38 pesos, volvió a despertar el interés por la dolarización. El informe cambiario del Banco Central difundido ayer registró que hubo 980 mil clientes que adquirieron divisas el mes pasado, unos 100 mil clientes más que en noviembre. Se redujo, por su parte, la cantidad de personas que hicieron ventas de divisas para aprovechar las ventajas cambiarias. Hubo unas 570 mil personas ofreciendo dólares, contra las casi 700 mil de noviembre. La compra neta de dólares en diciembre fue de 862 millones, cuando en noviembre la cifra era la mitad (408 millones de dólares), aunque en el mismo mes del año anterior había llegado a 2700 millones.

La fuerte salida de divisas de la economía no fue sólo por atesoramiento de privados. El turismo fue otra de las fuentes del rojo externo en 2018. En el balance cambiario de la entidad a cargo de Guido Sandleris se precisó que el año pasado hubo un déficit de 6800 millones de dólares por viajes y compras con tarjeta en el exterior de la población. En diciembre el rojo del sector turismo fue de 313 millones de dólares, con un retroceso interanual del 49 por ciento. La cifra estuvo además por debajo del déficit mensual promedio anotado a lo largo de 2018. Esta menor salida de dólares se explica por el efecto del alza del tipo de cambio, que elevó el costo de hacer turismo en el exterior. El ejemplo claro se observó en los viajes a Brasil. Este verano se anotó un retroceso del 70 por ciento de los individuos que viajaron a las playas brasileñas.

En diciembre la dolarización no sólo volvió de la mano de los clientes particulares. En el documento del Central se precisó que los bancos incrementaron la posición general de cambios (es decir, su tenencia de activos dolarizados) en 1597 millones de dólares y la ubicaron en 6576 millones de dólares. Las entidades bancarias, si bien obtuvieron en los últimos meses importantes ganancias con las Leliq, empezaron a aumentar su nivel de activos en moneda extranjera por factor refugio. Los fondos de inversión también decidieron dolarizar parte de sus inversiones. Diciembre fue el noveno mes consecutivo en que se anotó salida de capitales netos por inversión de cartera. La salida neta por el desarme de posiciones en pesos se ubicó en 650 millones.

El Banco Central celebró la suba de las reservas internacionales en 2018. “Las reservas aumentaron 14.613 millones de dólares, para finalizar en diciembre en 65.806 millones”, detalló. Estas cifras fueron posibles, a pesar de la fuerte salida de capitales y la corrida cambiaria, gracias a los préstamos del Fondo Monetario, del Banco Central de China y de otros organismos. “En diciembre se destacó el ingreso del swap de monedas con China por 8700 millones de dólares”, precisó la entidad. Agregó que “se registró también el desembolso del tercer tramo del crédito stand by acordado con el FMI por 7640 millones. Hubo además ingresos netos por 1000 millones de dólares con otros organismos internacionales”. El año pasado el Banco Central perdió una gran cantidad de reservas por intervenir en el mercado cambiario. La entidad no fue exitosa y debió recurrir a divisas extras, principalmente del FMI. La autoridad monetaria no pudo comprar divisas en forma genuina en todo el año y el incremento de reservas se explicó únicamente por el aumento de la deuda en moneda extranjera.

El nuevo programa monetario aplicado a partir de octubre limita la capacidad del Central para volver a participar en el mercado cambiario. El Fondo no quiere repetir los errores de 2018 y prácticamente eliminó el margen de la autoridad monetaria para salir a comprar y a vender divisas. El Central, por caso, sólo puede adquirir hasta 50 millones de dólares diarios para intentar volver a ubicar el tipo de cambio en la zona de no intervención. Por mes no puede comprar más de 1000 millones de dólares. Se trata de una cifra muy reducida si se tiene en cuenta el volumen total de compraventa en la plaza cambiaria. Si tiene que vender porque se produce una corrida, solo puedo hacerlo con hasta 150 millones por día, cuando el año pasado hubo jornadas en las que el mercado llegó a demandar 1500 millones en un día.

Según la dirección de estadística porteña, una familia tipo necesitó 12.237 pesos en diciembre
La línea de indigencia escaló 50,9

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires registró un incremento de 47,5 por ciento de la canasta de pobreza el año pasado, hasta los 24.865 pesos, y del 50,9 en la de indigencia. La fuerte suba de alimentos y tarifas presiona a los más vulnerables.

Por Cristian Carrillo



Para un matrimonio de jubilados con casa propia, la línea de pobreza quedó en 12.455 pesos. Imagen: Sandra Cartasso


Un hogar compuesto por una pareja joven de 35 años con hijes de 9 y 6 años requirió en diciembre ingresos por 24.865,43 pesos para no caer en la pobreza o 12.237,92 pesos para alimentarse y no ser indigentes. Las cifras corresponden al último informe del departamento estadístico de la Ciudad de Buenos Aires, el cual evidencia un aumento de 47,5 por ciento respecto de un año atrás para la línea de pobreza y de 50,9 por ciento en la de indigencia. La diferencia de 3,4 puntos entre ambas responde a que el incremento de precios que sufrieron los alimentos y bebidas fue uno de los más elevados, lo que hace más pesada la mochila inflacionaria sobre los que menos tienen. En el caso de una pareja de jubilados, tal como informó este diario, el aumento de la canasta para no ser pobre fue mayor: aumentó 48,8 por ciento, a 12.455,35 pesos.

La inflación punta a punta del año pasado a nivel nacional alcanzó al 47,6 por ciento, la más alta en 27 años, según el informe del Indec. De ese registro histórico, una cuarta parte de la escalada se explicó por alimentos y bebidas, el cual aumentó un 51,2 por ciento en los doce meses. Por ejemplo, el kilo de harina subió 172 por ciento, seguido por el aceite girasol (78 por ciento), el arroz blanco (77 por ciento), los fideos tipo guiseros (64 por ciento) y la leche (47 por ciento). Se trata de productos que hacen a la canasta alimentaria y de escaso o nulo nivel de sustitución.

Según el informe del ente porteño, para el hogar de la pareja citado al comienzo, ambos económicamente activos y propietarios de la vivienda, con dos hijes, la línea de ingresos para no ser considerado pobre creció 1,6 por ciento en diciembre, mientras que para no ser indigente subió 0,96 por ciento. En este caso hubo una desaceleración sobre el final del año que explica la diferencia de medio punto, a lo que se sumó el aumento hasta fin de año en los servicios públicos. Para este hogar teórico, el ente definió como estrato de “no pobres vulnerables” -que pueden pasar a ser pobres ante cualquier cambio- una línea de ingresos de entre 24.865,43 y 31.349,70 pesos. Para encuadrar en el sector “medio frágil”, los fondos necesarios van de 31.349,71 a 39.187,13 pesos, “clase media”, de 39.187,14 a 125.398,83 pesos. Por encima de este último monto (125 mil pesos) se define a los sectores “acomodados”.

Sin embargo, estos valores corresponden a hogares propietarios de sus viviendas. En el caso de una pareja de 25 años propietaria de la vivienda, la línea de pobreza está dada por un monto de 14.492,06 pesos, mientras que el mismo hogar sin ser propietario de un inmueble requiere de 18.005,50 pesos. Esto mantiene el hipotético caso de que la diferencia de 3513 pesos por mes alcance a una pareja para alquilar un inmueble. Una situación similar sucede con la estimación para un hogar de adultos mayores. Para el ente estadístico, ese hogar requiere de 12.455,35 pesos para no ser pobre, aunque el informe subestima la escalada de precios de los medicamentos. De acuerdo con el último informe realizado por la Fundación Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (Cepes), una familia de dos jubilados con ciento por ciento de cobertura en sus gastos de Salud se había ubicado entre 18.500 y 20.500 pesos para no ser considerada pobre en noviembre.