Por JORGE ALEMÁN
9 de diciembre de 2019
Publicado en La Tecl@ Eñe
El presidente argentino Mauricio Macri se retira mintiendo para los que disfrutan de esa mentira aunque les haya ido muy mal con esta administración. El sacrificio que en otros tiempos se podía hacer por la verdad, ha metamorfoseado en un masoquismo de la mentira y un odio de PlayStation donde el Neoliberalismo ha encontrado una de las claves mayores de su reproducción.
Siempre la política en el ejercicio de su poder encontró argucias, estrategias retóricas, para intentar con su discursos maquillar a la realidad según los intereses dominantes. Para ello necesitaba pensar en sus estrategias discursivas, determinar claramente hacia dónde dirigir la atención y saber muy bien lo que debería en el caso ser evitado. En el siglo XXI ha surgido un fenómeno distinto que debe ser reconocido en su propia lógica. Por ejemplo, un presidente saliente como el argentino, Macri, despide su mandato sin maquillar nada y mintiendo en todo. Antes el maquillaje nunca era total, siempre guardaba cierta relación verosímil con la realidad. Ahora, y esto no sucede sólo en Argentina, se puede mentir en todo, se pueden de un modo radical invertir todos los datos de la realidad. Es la época donde la mentira total ha irrumpido en la escena de la política.
Para que este nuevo fenómeno pueda cumplimentarse tiene que haber habido un cambio de época, un cambio tan determinante que afecta a la propia relación del sujeto con sus propios modos de representarse la realidad. Si es cierto que esos modos, de una manera u otra, siempre fueron atravesados por una distorsión (a eso es a lo que se suele llamar Ideología) que impedía un acceso total a lo real, en estos tiempos se podría considerar que la distorsión ya puede ser integral. Se puede estar incendiando todo y decirnos que nos esperan días hermosos en el mar. Describir las técnicas que intervienen para que semejante distorsión, para que semejante mentira sea efectiva para unos cuantos, demandaría un pormenorizado análisis de los rasgos más específicos y constitutivos de esta época. Capitalismo y Técnica vendrían a darnos el horizonte histórico donde estos procedimientos que promueven está mutación deben ser pensados. No pretendemos entrar en ello en este breve texto. Pero sí señalar con énfasis que vivimos una época donde se desea mucho más escuchar aquello que nos brinde un lugar al que nos podamos identificar dentro de un círculo que optar por la verdad. El presidente argentino miente pero dice aquello que quieren escuchar los que se identifican con los rasgos que conforman y dibujan el círculo social al que creen pertenecer. Porque también aquello a lo que creen pertenecer forma parte, en muchas ocasiones, de la mentira. Es necesario aclarar aquí que esa identificación no responde a ningún interés económico especial ni está regida por el Principio de Placer. Siempre el sujeto paga un precio por las mismas a cambio del odio que podrá ejercer como ganancia gracias a esa identificación.
Es esta una mutación antropológica de tal magnitud la que abre un serio interrogante sobre la relación de los sujetos con la verdad en el mundo contemporáneo. De hecho, para muchos sujetos, la política es ya de entrada una mentira, no puede para ellos ser otra cosa que una mentira y por tanto adhieren, sin mucho afecto, al que les miente descaradamente. Porque miente descaradamente, dice la verdad de la política: todo es y tiene que ser mentira. El presidente argentino se retira mintiendo para los suyos, esos que disfrutan de esta mentira aunque incluso les haya ido muy mal con esa administración. El sacrificio que en otros tiempos se podía hacer por la verdad, se ha metamorfoseado en un masoquismo de la mentira y un odio de PlayStation. Un odio hacia el otro y hacia sí mismo donde se deben buscar por dónde el Neoliberalismo ha encontrado una de las claves mayores de su reproducción.