Por Héctor Estepa
NODAL, 12 marzo, 2020
NODAL, 12 marzo, 2020
Mientras el mundo mira al coronavirus, América Latina vive la mayor epidemia de dengue de su historia. Más de tres millones de personas contrajeron la enfermedad en el 2019, un 30 % más que en el 2015, que hasta ahora había registrado el récord de contagiados, y seis veces más que en el 2018, cuando se reportaron 561.000 casos.
Países como Brasil -donde se dieron el 70 % de las infecciones por las dimensiones de su población y su territorio-, Guatemala y Honduras reportan entre siete y diez veces más afectados por dengue. Y se han triplicado, asimismo, en México, Nicaragua y El Salvador.
Al menos 1.530 de los infectados el año pasado murieron, arrojando una tasa de mortalidad del 0,05%, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Los síntomas del dengue son una fuerte fiebre acompañada de dolores de cabeza, detrás de los globos oculares, y en las articulaciones, además de vómitos, falta de apetito y erupciones cutáneas. El dengue grave, antes conocido como hemorrágico, acarrea sangrados, acumulación de líquidos y fallos en los órganos que son potencialmente mortales.Uno de los casos que más preocupa a las autoridades sanitarias regionales es el de Honduras. El 17 % de las infecciones registradas allí en el 2019 han sido en la variable grave, cuando en la mayoría de lugares esa proporción es inferior al 1 %. Al menos 180 personas han perdido la vida en el país centroamericano, donde el 66 % de los afectados por dengue tienen menos de 15 años. Han muerto más de un centenar de niños.
La enfermedad es transmitida por la picadura de mosquitos Aedes aegypti, que previamente extrajeron sangre de un infectado. Los insectos proliferan en las aguas estancadas urbanas, como bidones, neumáticos usados, macetas o incluso en el agua del inodoro. Son tan comunes en las ciudades que escapan a las fumigaciones organizadas por las autoridades.El mosquito y la vida doméstica«El mosquito está sumamente adaptado a la vida doméstica, a la vivienda y a sus alrededores, y está muy favorecido por factores climáticos y también de tipo social y ambiental, como el inadecuado saneamiento del agua y los residuos, una infraestructura sanitaria débil o los cinturones de pobreza en las grandes ciudades», comenta José Luis San Martín, asesor de enfermedades arbovirales de la OPS. «Otro elemento clave en la transmisión, y uno de los que más ha incidido en el último año, fue que se produjo una reducción significativa de casos en el 2017 y el 2018, posterior a la introducción de otro virus, el zika, con el que hubo reacciones e inmunidad cruzadas. La acumulación de susceptibles durante esos dos años crea condiciones muy favorables al aumento de casos en la región», considera el experto.
La situación movilizó a las autoridades. En Paraguay, donde solo en febrero han muerto alrededor de una veintena de personas, se declaró la situación de emergencia, permitiendo el desbloqueo de fondos especiales para luchar contra la propagación del mosquito. Honduras, donde las autoridades sanitarias criticaron que tuvieron que fumigar con químicos caducados, lo hizo en julio.La principal forma de atacar al dengue es acabando con el Aedes aegypti, al no existir vacuna que actúe contra la enfermedad. Pero el insecto tiene un fuerte aliado: el cambio climático. Un estudio publicado recientemente predice que el calentamiento global hará, en el plazo de seis décadas, que casi la totalidad del planeta esté expuesto al Aedes aegypti al menos unas semanas al año, ya que el mosquito necesita calor para sobrevivir.
«El 2019 fue un año en el que se sintió el fenómeno de El Niño, que puede amplificar el tiempo extremo, muy húmedo o muy seco, en diferentes partes del mundo. Estamos observando el aumento de las cifras de dengue en un año que ha vivido esos eventos extremos. Por eso es difícil decir que el cambio climático ha causado esta epidemia en especial, que es más una confluencia de factores», aclara Sadie Ryan, docente de la Escuela de Geografía de la Universidad de Florida, y uno de los autores del artículo publicado en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases. En el 2020 ya se han registrado más de 125.000 casos de dengue en América Latina y el Caribe. Las autoridades esperan que los casos aumenten en Sudamérica en la primera mitad del año, y en Centroamérica a partir del segundo semestre.
La Voz de Galicia
Nuevo genotipo del dengue agravaría epidemia regional
Mientras la epidemia de dengue sigue expandiéndose prácticamente por todos los países de América Latina, científicos del Perú identificaron un nuevo genotipo de la enfermedad circulando por el sureste del país, que sería responsable de la virulencia mostrada en esa zona, fronteriza con Brasil, en lo que va del año.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 19 países de la región registran brotes de dengue, y Bolivia, Honduras, México y Paraguay son los que reportaron la mayor cantidad de casos en los dos primeros meses de 2020 (último dato oficial disponible).
En Perú, hasta el 10 de marzo se han registrado 22 muertos y 12.228 afectados aunque sin discriminar entre casos sospechosos y confirmados de dengue. La mayoría de decesos han ocurrido en zonas amazónicas, donde se detectó el nuevo genotipo.
Denominado Cosmopolita, el nuevo genotipo se estima que circula desde fines de 2019 y no había sido registrado anteriormente en Perú ni en Sudamérica, aunque está ampliamente distribuido por el sudeste asiático, India, Bangladesh, África y Oceanía. También ha causado epidemias importantes en Pakistán y Guandong (China).
En América Latina fue aislado solamente durante un brote de dengue en Mérida, México en 1997, según informó a SciDev.Net María Paquita García, responsable del Laboratorio de Metaxénicas Virales del Instituto Nacional de Salud, donde se identificó el genotipo. “No hay en Brasil ni en ningún otro país fronterizo [este genotipo], de eso estamos seguros porque hemos hecho las investigaciones correspondientes con nuestros pares de esos países”, aseguró.
“La llegada de este genotipo a nuestro continente es una caja de sorpresas porque no sabemos cómo se comportará entre la población porque nunca lo hemos tenido en nuestro continente” – Fernanda de Bruycker Nogueira, Laboratorio de Flavivirus del Instituto Oswaldo Cruz, Brasil
“Estamos suponiendo que vino de Asia. Podría haber venido en un paciente en fase de viremia (portador asintomático o en fase de incubación). El virus encontró acá los vectores apropiados y se diseminó”, señaló la especialista.
Otra posibilidad, añadió, es que hayan llegado los mosquitos vectores —porque los mosquitos viajan, pueden sobrevivir— o los huevos, que eclosionaron acá y por transmisión vertical pueden eclosionar infectados. La transmisión vertical se produce cuando hembras del Aedes Aegypti infectadas con virus del dengue lo transmiten a su descendencia, algo que ya fue comprobado científicamente en una región de la Amazonía peruana por García.
Independientemente de su vía de ingreso, la circulación del nuevo genotipo podría agravar la situación epidemiológica del Perú y, eventualmente, de los países vecinos si llega a expandirse.
“La llegada de este genotipo a nuestro continente es una caja de sorpresas porque no sabemos cómo se comportará entre la población porque nunca lo hemos tenido en nuestro continente”, señaló a SciDev.Net desde Brasil Fernanda de Bruycker Nogueira, investigadora del Laboratorio de Flavivirus de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
Agrega que la situación se complica por la presencia de los otros genotipos circulantes en la región: el Americano, nativo de las Américas, y el América/Asia, que se introdujo hace unos 30 años, por el Caribe.
“Uno de los temas por saber es si el nuevo genotipo será capaz de establecerse en nuestra región porque a veces los genotipos alcanzan a otras regiones y remplazan a los que están allí, pero en otras oportunidades no se establecen, causan una epidemia local y luego tienden a extinguirse, a reducirse”, explica.
Aunque una característica importante del genotipo Cosmopolita es su gran circulación, lo que a su vez depende de su alta adaptación al mosquito vector (Aedes aegypti) a diferentes localizaciones geográficas, para María Paquita García es aún muy temprano para saber si habrá un cambio en el patrón epidemiológico de trasmisión.
“Obviamente es un genotipo nuevo y habrá que ver si la inmunidad al América/Asia protege [a la población] de la infección con Cosmopolita. Ya se ha descrito una protección incompleta o parcial en anteriores epidemias en Perú en poblaciones inmunizadas con el DENV 2 genotipo Americano que luego sufrieron nuevamente una infección con el genotipo América/Asia”, precisó.
Para Bruycker Nogueira, “con respecto al serotipo cosmopolita se debe estar en constante vigilancia, monitoreando su dispersión y los casos en Perú, para ver cómo se van a dispersar o no dentro del país y hacia otros países de América Latina”.
Mariana Leguía, directora del laboratorio de genómica de la Pontificia Universidad Católica del Perú, advirtió que “tarde o temprano un genotipo se mueve”, por lo que es difícil confinarlo a un solo lugar.
Además está el riesgo de la recombinación (mezclas) de genotipos. “La recombinación es posible para todos los virus, porque es una de las formas que utilizan para crear diversidad genética”, explicó Leguía.
Por eso dijo que es imposible prever qué pasaría si el nuevo genotipo se recombina con los que ya circulan en la región. “Todo dependerá de la nueva cepa que salga. Esa cepa podría ser mucho menos viral. Es decir, si una cepa cambia (por recombinación o mutación), el resultado no necesariamente será peor (más virulento)”, subraya.
Reto para la región
Pero incluso sin el nuevo genotipo en sus territorios, para muchos países latinoamericanos el dengue ya es un gran reto.
Según la OPS, 2019 cerró con 3.139.335 casos, la cifra más alta jamás registrada en la región, y 1.539 muertes. Y este año no se presenta mejor. En Paraguay, a fines de febrero se habían registrado 34 muertes, 11.311 casos confirmados y 137.423 notificaciones de cuadros sospechosos en el país.
El ministro de Salud de Bolivia, Aníbal Cruz, reconoció públicamente a mediados de febrero que la enfermedad había rebasado la capacidad del sistema sanitario de su país. Al 4 de marzo, ese país reportó 7.890 casos confirmados de dengue, en siete de los nueve departamentos y seis fallecidos, todos en Santa Cruz, según el Ministerio de Salud.
En Honduras se presentan unos mil casos sospechosos por semana, lo que hace temer a las autoridades una epidemia aún mayor que la de 2019, que causó 180 muertos.
Mientras tanto, en Argentina un equipo de científicos de la Universidad Nacional de San Martín ha desarrollado una prueba que permite detectar en diez minutos si una persona está infectada con el virus del dengue.
Similar a una prueba de embarazo, consiste en unas tiras reactivas elaboradas con biotecnología y nanotecnología cuya manipulación no requiere personal calificado.
El producto ya fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y se espera producir unos dos millones de tiras reactivas por año, suficientes para cubrir el mercado argentino y, eventualmente, el paraguayo, informó a SciDev.Net Juan Ugalde, de Chemtest, la empresa incubada en la Universidad que se encargará de la comercialización.
Scidev
Países como Brasil -donde se dieron el 70 % de las infecciones por las dimensiones de su población y su territorio-, Guatemala y Honduras reportan entre siete y diez veces más afectados por dengue. Y se han triplicado, asimismo, en México, Nicaragua y El Salvador.
Al menos 1.530 de los infectados el año pasado murieron, arrojando una tasa de mortalidad del 0,05%, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Los síntomas del dengue son una fuerte fiebre acompañada de dolores de cabeza, detrás de los globos oculares, y en las articulaciones, además de vómitos, falta de apetito y erupciones cutáneas. El dengue grave, antes conocido como hemorrágico, acarrea sangrados, acumulación de líquidos y fallos en los órganos que son potencialmente mortales.Uno de los casos que más preocupa a las autoridades sanitarias regionales es el de Honduras. El 17 % de las infecciones registradas allí en el 2019 han sido en la variable grave, cuando en la mayoría de lugares esa proporción es inferior al 1 %. Al menos 180 personas han perdido la vida en el país centroamericano, donde el 66 % de los afectados por dengue tienen menos de 15 años. Han muerto más de un centenar de niños.
La enfermedad es transmitida por la picadura de mosquitos Aedes aegypti, que previamente extrajeron sangre de un infectado. Los insectos proliferan en las aguas estancadas urbanas, como bidones, neumáticos usados, macetas o incluso en el agua del inodoro. Son tan comunes en las ciudades que escapan a las fumigaciones organizadas por las autoridades.El mosquito y la vida doméstica«El mosquito está sumamente adaptado a la vida doméstica, a la vivienda y a sus alrededores, y está muy favorecido por factores climáticos y también de tipo social y ambiental, como el inadecuado saneamiento del agua y los residuos, una infraestructura sanitaria débil o los cinturones de pobreza en las grandes ciudades», comenta José Luis San Martín, asesor de enfermedades arbovirales de la OPS. «Otro elemento clave en la transmisión, y uno de los que más ha incidido en el último año, fue que se produjo una reducción significativa de casos en el 2017 y el 2018, posterior a la introducción de otro virus, el zika, con el que hubo reacciones e inmunidad cruzadas. La acumulación de susceptibles durante esos dos años crea condiciones muy favorables al aumento de casos en la región», considera el experto.
La situación movilizó a las autoridades. En Paraguay, donde solo en febrero han muerto alrededor de una veintena de personas, se declaró la situación de emergencia, permitiendo el desbloqueo de fondos especiales para luchar contra la propagación del mosquito. Honduras, donde las autoridades sanitarias criticaron que tuvieron que fumigar con químicos caducados, lo hizo en julio.La principal forma de atacar al dengue es acabando con el Aedes aegypti, al no existir vacuna que actúe contra la enfermedad. Pero el insecto tiene un fuerte aliado: el cambio climático. Un estudio publicado recientemente predice que el calentamiento global hará, en el plazo de seis décadas, que casi la totalidad del planeta esté expuesto al Aedes aegypti al menos unas semanas al año, ya que el mosquito necesita calor para sobrevivir.
«El 2019 fue un año en el que se sintió el fenómeno de El Niño, que puede amplificar el tiempo extremo, muy húmedo o muy seco, en diferentes partes del mundo. Estamos observando el aumento de las cifras de dengue en un año que ha vivido esos eventos extremos. Por eso es difícil decir que el cambio climático ha causado esta epidemia en especial, que es más una confluencia de factores», aclara Sadie Ryan, docente de la Escuela de Geografía de la Universidad de Florida, y uno de los autores del artículo publicado en la revista PLOS Neglected Tropical Diseases. En el 2020 ya se han registrado más de 125.000 casos de dengue en América Latina y el Caribe. Las autoridades esperan que los casos aumenten en Sudamérica en la primera mitad del año, y en Centroamérica a partir del segundo semestre.
La Voz de Galicia
Nuevo genotipo del dengue agravaría epidemia regional
Mientras la epidemia de dengue sigue expandiéndose prácticamente por todos los países de América Latina, científicos del Perú identificaron un nuevo genotipo de la enfermedad circulando por el sureste del país, que sería responsable de la virulencia mostrada en esa zona, fronteriza con Brasil, en lo que va del año.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 19 países de la región registran brotes de dengue, y Bolivia, Honduras, México y Paraguay son los que reportaron la mayor cantidad de casos en los dos primeros meses de 2020 (último dato oficial disponible).
En Perú, hasta el 10 de marzo se han registrado 22 muertos y 12.228 afectados aunque sin discriminar entre casos sospechosos y confirmados de dengue. La mayoría de decesos han ocurrido en zonas amazónicas, donde se detectó el nuevo genotipo.
Denominado Cosmopolita, el nuevo genotipo se estima que circula desde fines de 2019 y no había sido registrado anteriormente en Perú ni en Sudamérica, aunque está ampliamente distribuido por el sudeste asiático, India, Bangladesh, África y Oceanía. También ha causado epidemias importantes en Pakistán y Guandong (China).
En América Latina fue aislado solamente durante un brote de dengue en Mérida, México en 1997, según informó a SciDev.Net María Paquita García, responsable del Laboratorio de Metaxénicas Virales del Instituto Nacional de Salud, donde se identificó el genotipo. “No hay en Brasil ni en ningún otro país fronterizo [este genotipo], de eso estamos seguros porque hemos hecho las investigaciones correspondientes con nuestros pares de esos países”, aseguró.
“La llegada de este genotipo a nuestro continente es una caja de sorpresas porque no sabemos cómo se comportará entre la población porque nunca lo hemos tenido en nuestro continente” – Fernanda de Bruycker Nogueira, Laboratorio de Flavivirus del Instituto Oswaldo Cruz, Brasil
“Estamos suponiendo que vino de Asia. Podría haber venido en un paciente en fase de viremia (portador asintomático o en fase de incubación). El virus encontró acá los vectores apropiados y se diseminó”, señaló la especialista.
Otra posibilidad, añadió, es que hayan llegado los mosquitos vectores —porque los mosquitos viajan, pueden sobrevivir— o los huevos, que eclosionaron acá y por transmisión vertical pueden eclosionar infectados. La transmisión vertical se produce cuando hembras del Aedes Aegypti infectadas con virus del dengue lo transmiten a su descendencia, algo que ya fue comprobado científicamente en una región de la Amazonía peruana por García.
Independientemente de su vía de ingreso, la circulación del nuevo genotipo podría agravar la situación epidemiológica del Perú y, eventualmente, de los países vecinos si llega a expandirse.
“La llegada de este genotipo a nuestro continente es una caja de sorpresas porque no sabemos cómo se comportará entre la población porque nunca lo hemos tenido en nuestro continente”, señaló a SciDev.Net desde Brasil Fernanda de Bruycker Nogueira, investigadora del Laboratorio de Flavivirus de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
Agrega que la situación se complica por la presencia de los otros genotipos circulantes en la región: el Americano, nativo de las Américas, y el América/Asia, que se introdujo hace unos 30 años, por el Caribe.
“Uno de los temas por saber es si el nuevo genotipo será capaz de establecerse en nuestra región porque a veces los genotipos alcanzan a otras regiones y remplazan a los que están allí, pero en otras oportunidades no se establecen, causan una epidemia local y luego tienden a extinguirse, a reducirse”, explica.
Aunque una característica importante del genotipo Cosmopolita es su gran circulación, lo que a su vez depende de su alta adaptación al mosquito vector (Aedes aegypti) a diferentes localizaciones geográficas, para María Paquita García es aún muy temprano para saber si habrá un cambio en el patrón epidemiológico de trasmisión.
“Obviamente es un genotipo nuevo y habrá que ver si la inmunidad al América/Asia protege [a la población] de la infección con Cosmopolita. Ya se ha descrito una protección incompleta o parcial en anteriores epidemias en Perú en poblaciones inmunizadas con el DENV 2 genotipo Americano que luego sufrieron nuevamente una infección con el genotipo América/Asia”, precisó.
Para Bruycker Nogueira, “con respecto al serotipo cosmopolita se debe estar en constante vigilancia, monitoreando su dispersión y los casos en Perú, para ver cómo se van a dispersar o no dentro del país y hacia otros países de América Latina”.
Mariana Leguía, directora del laboratorio de genómica de la Pontificia Universidad Católica del Perú, advirtió que “tarde o temprano un genotipo se mueve”, por lo que es difícil confinarlo a un solo lugar.
Además está el riesgo de la recombinación (mezclas) de genotipos. “La recombinación es posible para todos los virus, porque es una de las formas que utilizan para crear diversidad genética”, explicó Leguía.
Por eso dijo que es imposible prever qué pasaría si el nuevo genotipo se recombina con los que ya circulan en la región. “Todo dependerá de la nueva cepa que salga. Esa cepa podría ser mucho menos viral. Es decir, si una cepa cambia (por recombinación o mutación), el resultado no necesariamente será peor (más virulento)”, subraya.
Reto para la región
Pero incluso sin el nuevo genotipo en sus territorios, para muchos países latinoamericanos el dengue ya es un gran reto.
Según la OPS, 2019 cerró con 3.139.335 casos, la cifra más alta jamás registrada en la región, y 1.539 muertes. Y este año no se presenta mejor. En Paraguay, a fines de febrero se habían registrado 34 muertes, 11.311 casos confirmados y 137.423 notificaciones de cuadros sospechosos en el país.
El ministro de Salud de Bolivia, Aníbal Cruz, reconoció públicamente a mediados de febrero que la enfermedad había rebasado la capacidad del sistema sanitario de su país. Al 4 de marzo, ese país reportó 7.890 casos confirmados de dengue, en siete de los nueve departamentos y seis fallecidos, todos en Santa Cruz, según el Ministerio de Salud.
En Honduras se presentan unos mil casos sospechosos por semana, lo que hace temer a las autoridades una epidemia aún mayor que la de 2019, que causó 180 muertos.
Mientras tanto, en Argentina un equipo de científicos de la Universidad Nacional de San Martín ha desarrollado una prueba que permite detectar en diez minutos si una persona está infectada con el virus del dengue.
Similar a una prueba de embarazo, consiste en unas tiras reactivas elaboradas con biotecnología y nanotecnología cuya manipulación no requiere personal calificado.
El producto ya fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y se espera producir unos dos millones de tiras reactivas por año, suficientes para cubrir el mercado argentino y, eventualmente, el paraguayo, informó a SciDev.Net Juan Ugalde, de Chemtest, la empresa incubada en la Universidad que se encargará de la comercialización.
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