Colapso sanitario: morgues y crematorios no dan abasto en Sucre, Potosí y Oruro
Covid-19: morgues y crematorios no dan abasto en Sucre, Potosí y Oruro
En los municipios de Oruro, Potosí y Sucre, los cuerpos de las personas que perdieron la vida por Covid-19 o por sospecha colapsaron los hornos crematorios y las morgues de los principales hospitales.
En la ciudad de Sucre el horno crematorio colapsó y los cuerpos se quedaron entre 48 y 72 horas en las morgues de los hospitales. Este hecho causó alarma en la población. Esta situación está siendo controlada y Leonardo Soria, administrador del Cementerio General, explicó que por día reciben tres cadáveres.
“No podemos recibir más de tres cuerpos porque se puede sobrecalentar la máquina. Por eso comenzamos a las 7:00 y terminamos a las 22:00 y lo que hacemos es enfriar poco a poco después de cada cuerpo”, explicó Soria. Agregó que después de cada incineración se debe dejar enfriar la máquina entre tres y cuatro horas.
Soria indicó que ya se está “eliminando esa acumulación”. “Sufrimos dos días por exceso de uso, se sobrecalentó y eso nos complicó. Entonces se acumularon los cuerpos enfermos por Covid-19”, explicó. Como el camposanto no tiene un espacio o un almacén especial, los cadáveres se quedaron en las morgues de los hospitales.
El jefe de la Unidad de Promoción de la Salud del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Chuquisaca Douglas Martínez informó que hasta martes se registraron 35 cremaciones, 22 fueron casos confirmados y 13 ingresaron en calidad de sospechosos. El funcionario reconoció que el pasado fin de semana se tuvo una “sobresaturación de óbitos” que provocó un desperfecto en el horno crematorio.
26 junio, 2020
Covid-19: morgues y crematorios no dan abasto en Sucre, Potosí y Oruro
En los municipios de Oruro, Potosí y Sucre, los cuerpos de las personas que perdieron la vida por Covid-19 o por sospecha colapsaron los hornos crematorios y las morgues de los principales hospitales.
En la ciudad de Sucre el horno crematorio colapsó y los cuerpos se quedaron entre 48 y 72 horas en las morgues de los hospitales. Este hecho causó alarma en la población. Esta situación está siendo controlada y Leonardo Soria, administrador del Cementerio General, explicó que por día reciben tres cadáveres.
“No podemos recibir más de tres cuerpos porque se puede sobrecalentar la máquina. Por eso comenzamos a las 7:00 y terminamos a las 22:00 y lo que hacemos es enfriar poco a poco después de cada cuerpo”, explicó Soria. Agregó que después de cada incineración se debe dejar enfriar la máquina entre tres y cuatro horas.
Soria indicó que ya se está “eliminando esa acumulación”. “Sufrimos dos días por exceso de uso, se sobrecalentó y eso nos complicó. Entonces se acumularon los cuerpos enfermos por Covid-19”, explicó. Como el camposanto no tiene un espacio o un almacén especial, los cadáveres se quedaron en las morgues de los hospitales.
El jefe de la Unidad de Promoción de la Salud del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de Chuquisaca Douglas Martínez informó que hasta martes se registraron 35 cremaciones, 22 fueron casos confirmados y 13 ingresaron en calidad de sospechosos. El funcionario reconoció que el pasado fin de semana se tuvo una “sobresaturación de óbitos” que provocó un desperfecto en el horno crematorio.
Aseguró que este problema ya fue resuelto. Como un plan de contingencia, el Sedes de Chuquisaca recomendó al municipio de Sucre la habilitación de un cementerio Covid. “Estamos esperando que la Alcaldía pueda habilitar el cementerio Covid, ya que tenemos como la primera opción al horno crematorio que por el momento nos está dando abasto”.
Potosí no tiene crematorio
La concejala Azucena Fuertes advirtió que el Cementerio General de la ciudad de Potosí ya no tiene espacio para continuar con los entierros. “En todo el municipio tenemos un solo camposanto que tristemente fue loteado en los pasados 10 años. Se cedieron espacios para mausoleos institucionales. No tenemos un horno crematorio pese a tener un proyecto aprobado desde 2013. Fue una demanda para esta gestión”, declaró.
La legisladora informó que “por el momento” se entierran tres metros bajo tierra a los pacientes que perdieron la vida con coronavirus o sospechosos de Covid-19. “No tuvimos una gran demanda y por ello se enterraron en el cementerio. Pero como el crecimiento de la enfermedad es exponencial y si registraríamos más decesos urge la apertura de otro espacio y la puesta en funcionamiento de un horno crematorio”, afirmó.
Fuertes explicó que el “antepenúltimo fallecido” fue dejado en un nicho porque tenía dolencias distintas de Covid-19. “Pero una vez que fue sepultado, los médicos informaron que era positivo y este cuerpo sigue en un nicho”, advirtió.
Oruro reabrirá su horno
El director del Sedes de Oruro Henry Tapia informó que los cuerpos de las personas que pierden la vida por Covid-19 deben ser cremados, pero reconoció que atravesaron problemas. “En estos últimos días hemos tenido dificultades porque hubo un desperfecto en el horno. Por eso se analiza realizar entierros en los cementerios bajo los protocolos correspondientes”, apuntó.
El crematorio atendía a un cuerpo por día, pero ante la demanda su servicio se multiplicó a tres por día. “Dos días no funcionó. Pero llegaron técnicos de la Alcaldía y ya deben solucionar el problema (…) Ante esta emergencia los cuerpos son enterrados en el Cementerio General a una profundidad de tres metros”, afirmó Tapia.
El alcalde de la ciudad de Oruro Saúl Aguilar dijo que las labores de mantenimiento del horno crematorio son “de prioridad” y añadió que el funcionamiento de esta maquinaria debe cumplir con requerimientos medioambientales para que como hasta ahora los gases que emite no contaminen el aire de la ciudad, entre otros aspectos.
Aguilar informó que en el transcurso de los siguientes días este horno crematorio volverá a funcionar y que se tiene prevista la adquisición de un equipo que sería móvil. “Esta maquinaria debe tener el visto bueno de nuestros profesionales ingenieros para que cumpla con las especificaciones y las garantías”, sostuvo.
La anterior semana, las morgues y los hornos crematorios en Cochabamba y Santa Cruz colapsaron y ya no dieron abasto para cubrir la alta demanda de cuerpos de personas que perdieron la vida por Covid-19 o tenían síntomas de esta enfermedad. En la capital cruceña sólo operan dos de los tres hornos crematorios privados y Cochabamba tiene un equipo de incineración edil que por casi una semana dejó de recibir más cuerpos.
Página Siete
Una nueva fosa y mejor crematorio ante la COVID-19 en Cochabamba
Una nueva fosa y un crematorio mejorado es la respuesta en la ciudad boliviana de Cochabamba al aumento de casos de COVID-19.
“Es cansador, es agotador”, comenta a Efe, Alberto Herbás, trabajador del cementerio de Cochabamba, una de las principales ciudades de Bolivia.
El empleado confiesa “el miedo de contraer esta enfermedad”, por lo que en su trabajo evitan en lo posible tocar la ropa de bioseguridad con que se protegen.
Además de que es “un poco riesgoso para toda la familia, estamos un poco separados”, pues cuando vuelve a casa tras su trabajo diario evita “acercarse mucho a los hijos, guardando distancia”.
Aunque tienen seguro de salud, carecen de uno de vida, y trabajan todos los días, sin descanso, explica Herbás.
El administrador del cementerio general de la ciudad, Benedicto Gonzales, destaca por su parte que el horno crematorio tenía cerca de diez años y hubo que hacerlo un mantenimiento para aumentar su capacidad de dos a cuatro cremaciones diarias, además de corregir fallas e instalar filtros para reducir emisiones contaminantes.
Un nuevo crematorio está en proceso de contratación en la ciudad, con hornos de última tecnología, más capacidad y un proceso mecanizado.
Hasta que llegue en nuevo crematorio, los empleados que trabajan en este otro evitan todo contacto con el cuerpo de una persona fallecida por coronavirus, que va directo al horno desde el auto funerario o la ambulancia, relata a Efe el administrador.
El cementerio tiene solo diez empleados, un número “muy reducido”, de los que dos se encargan del horno crematorio, pues algunos trabajadores de más edad no están acudiendo a su puesto al ser más propensos al contagio, según Gonzales.
Los fallecidos por COVID-19 tienen preferencia para la cremación, sobre los decesos considerados sospechosos de la enfermedad y el resto, con un servicio gratis para los casos confirmados de coronavirus, mientras que para los restantes cuesta el equivalente a unos 145 dólares.
Los cuerpos que no son incinerados van a sepulturas o a una fosa de tierra, para lo que ya se excava una segunda en el camposanto de esta ciudad, después de que en una primera se hayan enterrado cerca de un centenar de cuerpos.
Cochabamba, con algo más de 600.000 habitantes, es una de las ciudades donde días atrás se reportó alguna muerte en la calle de pacientes que acudían a hospitales y casos de enfermos que peregrinaron por varios centros de salud antes de ser atendidos.
Distintos sectores atribuyen estos casos a un colapso en el sistema sanitario y desde el Gobierno interino de Bolivia se advierte de malas prácticas como esperar a situaciones críticas para pedir atención médica, en vez de hacerlo ante los primeros síntomas.
La región de Cochabamba contabiliza 2.920 casos confirmados de COVID-19 de los cerca de 27.500 de toda Bolivia, con 130 fallecidos de los 876 del conjunto del país, según datos oficiales.
Bolivia.com
Potosí no tiene crematorio
La concejala Azucena Fuertes advirtió que el Cementerio General de la ciudad de Potosí ya no tiene espacio para continuar con los entierros. “En todo el municipio tenemos un solo camposanto que tristemente fue loteado en los pasados 10 años. Se cedieron espacios para mausoleos institucionales. No tenemos un horno crematorio pese a tener un proyecto aprobado desde 2013. Fue una demanda para esta gestión”, declaró.
La legisladora informó que “por el momento” se entierran tres metros bajo tierra a los pacientes que perdieron la vida con coronavirus o sospechosos de Covid-19. “No tuvimos una gran demanda y por ello se enterraron en el cementerio. Pero como el crecimiento de la enfermedad es exponencial y si registraríamos más decesos urge la apertura de otro espacio y la puesta en funcionamiento de un horno crematorio”, afirmó.
Fuertes explicó que el “antepenúltimo fallecido” fue dejado en un nicho porque tenía dolencias distintas de Covid-19. “Pero una vez que fue sepultado, los médicos informaron que era positivo y este cuerpo sigue en un nicho”, advirtió.
Oruro reabrirá su horno
El director del Sedes de Oruro Henry Tapia informó que los cuerpos de las personas que pierden la vida por Covid-19 deben ser cremados, pero reconoció que atravesaron problemas. “En estos últimos días hemos tenido dificultades porque hubo un desperfecto en el horno. Por eso se analiza realizar entierros en los cementerios bajo los protocolos correspondientes”, apuntó.
El crematorio atendía a un cuerpo por día, pero ante la demanda su servicio se multiplicó a tres por día. “Dos días no funcionó. Pero llegaron técnicos de la Alcaldía y ya deben solucionar el problema (…) Ante esta emergencia los cuerpos son enterrados en el Cementerio General a una profundidad de tres metros”, afirmó Tapia.
El alcalde de la ciudad de Oruro Saúl Aguilar dijo que las labores de mantenimiento del horno crematorio son “de prioridad” y añadió que el funcionamiento de esta maquinaria debe cumplir con requerimientos medioambientales para que como hasta ahora los gases que emite no contaminen el aire de la ciudad, entre otros aspectos.
Aguilar informó que en el transcurso de los siguientes días este horno crematorio volverá a funcionar y que se tiene prevista la adquisición de un equipo que sería móvil. “Esta maquinaria debe tener el visto bueno de nuestros profesionales ingenieros para que cumpla con las especificaciones y las garantías”, sostuvo.
La anterior semana, las morgues y los hornos crematorios en Cochabamba y Santa Cruz colapsaron y ya no dieron abasto para cubrir la alta demanda de cuerpos de personas que perdieron la vida por Covid-19 o tenían síntomas de esta enfermedad. En la capital cruceña sólo operan dos de los tres hornos crematorios privados y Cochabamba tiene un equipo de incineración edil que por casi una semana dejó de recibir más cuerpos.
Página Siete
Una nueva fosa y mejor crematorio ante la COVID-19 en Cochabamba
Una nueva fosa y un crematorio mejorado es la respuesta en la ciudad boliviana de Cochabamba al aumento de casos de COVID-19.
“Es cansador, es agotador”, comenta a Efe, Alberto Herbás, trabajador del cementerio de Cochabamba, una de las principales ciudades de Bolivia.
El empleado confiesa “el miedo de contraer esta enfermedad”, por lo que en su trabajo evitan en lo posible tocar la ropa de bioseguridad con que se protegen.
Además de que es “un poco riesgoso para toda la familia, estamos un poco separados”, pues cuando vuelve a casa tras su trabajo diario evita “acercarse mucho a los hijos, guardando distancia”.
Aunque tienen seguro de salud, carecen de uno de vida, y trabajan todos los días, sin descanso, explica Herbás.
El administrador del cementerio general de la ciudad, Benedicto Gonzales, destaca por su parte que el horno crematorio tenía cerca de diez años y hubo que hacerlo un mantenimiento para aumentar su capacidad de dos a cuatro cremaciones diarias, además de corregir fallas e instalar filtros para reducir emisiones contaminantes.
Un nuevo crematorio está en proceso de contratación en la ciudad, con hornos de última tecnología, más capacidad y un proceso mecanizado.
Hasta que llegue en nuevo crematorio, los empleados que trabajan en este otro evitan todo contacto con el cuerpo de una persona fallecida por coronavirus, que va directo al horno desde el auto funerario o la ambulancia, relata a Efe el administrador.
El cementerio tiene solo diez empleados, un número “muy reducido”, de los que dos se encargan del horno crematorio, pues algunos trabajadores de más edad no están acudiendo a su puesto al ser más propensos al contagio, según Gonzales.
Los fallecidos por COVID-19 tienen preferencia para la cremación, sobre los decesos considerados sospechosos de la enfermedad y el resto, con un servicio gratis para los casos confirmados de coronavirus, mientras que para los restantes cuesta el equivalente a unos 145 dólares.
Los cuerpos que no son incinerados van a sepulturas o a una fosa de tierra, para lo que ya se excava una segunda en el camposanto de esta ciudad, después de que en una primera se hayan enterrado cerca de un centenar de cuerpos.
Cochabamba, con algo más de 600.000 habitantes, es una de las ciudades donde días atrás se reportó alguna muerte en la calle de pacientes que acudían a hospitales y casos de enfermos que peregrinaron por varios centros de salud antes de ser atendidos.
Distintos sectores atribuyen estos casos a un colapso en el sistema sanitario y desde el Gobierno interino de Bolivia se advierte de malas prácticas como esperar a situaciones críticas para pedir atención médica, en vez de hacerlo ante los primeros síntomas.
La región de Cochabamba contabiliza 2.920 casos confirmados de COVID-19 de los cerca de 27.500 de toda Bolivia, con 130 fallecidos de los 876 del conjunto del país, según datos oficiales.
Bolivia.com