22 dic 2021

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Análisis del libro "Un mundo made in China" de Gustavo Girado. Cuáles son las bases de un nuevo mapa del mundo

Por Lucía Fernández*
19 de diciembre de 2021






"Planes nacionales como el "Hecho en China 2025" exigen que el país se convierta en una economía planificada basada en la tecnología y la innovación", explica Lucía Fernández.

La comprensión de la experiencia China no sólo resulta importante en términos de actualidad global, o desde Argentina, sino como parte de una mirada latinoamericana relacional que cada vez se vuelve más estratégica.

El mundo está experimentando cambios sin precedentes, transformaciones de las que apenas se asoma la punta. En todo esto China ocupa un espacio considerable.

A fin de comprender su experiencia de desarrollo y crecimiento es preciso hacerlo con perspectiva histórica, en tal sentido además de su pasado, resultan pertinentes dos aniversarios: a mediados de 2021 se cumplió el centenario de la creación del Partido Comunista Chino, y en 2049 cumplirá 100 años La República Popular China.

Por lo tanto, vale analizar qué ambiciones y estrategias tiene, cómo planea realizarlas. Qué hizo, está haciendo y hará el país del centro para continuar en un camino de crecimiento y oportunidad en un escenario global complejo, cambiante y con instituciones globales conmovidas.
Un nuevo mundo

En el libro Un mundo made in China (Capital Intelectual 2021), con la lucidez y voracidad que caracterizan al sinólogo y economista Gustavo Girado, se desarrolla un argumento sustancioso sobre el recorrido de China hasta la actualidad. El autor propone una multiplicidad de análisis y conceptos que se entrecruzan a lo largo del libro, desde un historicismo fundante, hasta las cadenas globales de valor, pasando por la estandarización de normas, patentes, innovación indígena, interdependencias, transformaciones.

Sin dejar fuera las características clásicas y contemporáneas de China, su relación pasada y presente con el resto del mundo, y la propia dinámica global, explica con generosidad a gente estudiosa de China, curiosa o novata, de qué modo y con qué herramientas, el país del centro se erige como potencial hacedor de un nuevo mundo a su medida.

En una batalla frontal con el sentido común que sigue viendo a una China atrasada, de influencia relativa y ensimismada, el autor muestra un recorrido creciente e insidioso que la lleva a convertirse en un actor determinante de la nueva estructura política y económica mundial.

Del mismo modo que en su obra anterior (¿Cómo lo hicieron los chinos?, Astrea 2018), con fluidez y rigor, rodeado de referencias a académicos de oriente y occidente, Girado pone adentro de un libro como si pusiera en una habitación, en un seminario o en la mente, a interactuar los cómo, cuándo y por qué de China hoy con las contradicciones, reacomodamientos y desafíos pertinentes.

En una edición suave y cuidada, llegando al final se comprende dimensiones no evidentes de la Ruta de la Seda, la relevancia del 5G y los debates sobre su instalación, y será posible pensar un mapa global en construcción que pareciera moverse como el sol, de este a oeste.
La dependencia

Al comienzo del libro sobresale una característica clave para comprender la China actual, se trata de la dependencia, que como todo lo que acerca o permite ver con más detalle y precisión al gigante asiático, posee características propias distintivas. Esto es, una dependencia cambiante de los objetos, productos o condicionamientos, así como en su grado y profundidad.

Señala el autor que además de ser conscientes de sus limitaciones, desde hace años se realizan esfuerzos para ganar autonomía. Por ejemplo complejizando su sector exportador en relación a las cadenas globales de valor, sus instituciones, ganando competitividad, y fundamentalmente dando un lugar central al plano científico tecnológico.

Estos esfuerzos que realiza de modo planificado tanto hacia el interior como a nivel internacional, son posibles por su capacidad organizativa y estatal. También es importante destacar el análisis de las cadenas globales de valor, que comprenden diversas actividades necesarias para entregar un producto, permiten observar el grado en que las exportaciones de una economía son dependientes de insumos que provienen de otras economías, lo cual resulta nodal para comprender la economía China y su lugar en el mundo.

La iniciativa internacional

Acaso la más voluminosa iniciativa internacional contemporánea tenga a los chinos como arquitectos, se trata de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta, también conocida como la Nueva Ruta de la Seda o la Belt and Road Initiative (BRI). La misma consiste en un plan de inversión en infraestructura física y digital en Asia, Africa y Europa, fue lanzada en 2013 y aparece como una vía para la independencia económica y política, así como un potencial espacio para constituirse como productora de sentido.

En el libro se analiza la inciativa en dos planos, uno material y visible, y uno más novedoso, y menos evidente. En el plano material, se trataría de crear un sistema de infraestructura y logística más allá de las fronteras chinas, pero en relación a sus necesidades, con fuerte interacción con los países que forman parte de ésta, lo cual se ve reforzado en tratados bilaterales o acuerdos comerciales.

Asimismo, se intenta potenciar el desarrollo de zonas relegadas del interior chino, y de la construcción de un canal para colocar su sobreoferta, al mismo tiempo que se promueven discursivamente mejoras en países transfronterizos. El mensaje es mejorar la estructura productiva de y en conjunto con sus vecinos, homogeneizar estándares y modos de producción, y que ambas partes (China y el resto de los países) se beneficien de participar.

El segundo plano sobre el que resulta interesante detenerse tiene que ver con la puesta en juego de instituciones, normas y herramientas para un desarrollo global no físico ni visible, del orden de lo relacional y simbólico. Este plano se asienta en la promoción de estándares, valores de integración, inclusión, beneficio mutuo, cooperación.

Si el camino de la nueva ruta de la seda resulta exitoso, China habrá sido capaz de globalizar sus medidas, estándares, preferencias, y sentará las bases de un nuevo mapa del mundo. Podría entonces conformar un sistema de gobernanza global con parámetros normativos, estándares e intereses distantes de lo vigente que impliquen una fuerte reducción de la dependencia no solo material sino también simbólica.

Interdependencia y 5G

Una de los asuntos que volvió evidente la pandemia provocada por la covid 19 es la fuerte interdependencia entre países, lo cual resulta especialmente notorio entre China y Estados Unidos.

El corazón de esa interdependencia se halla en la innovación tecnológica, donde empresas de ambos países forman parte de estadíos en la invención, producción, consumo y regulación de numerosos productos. En ese esquema, el desarrollo de nuevas tecnologías de producción propia, con estándares propios resulta clave. Esto permite comprender la importancia de la disputa o debate en torno a la tecnología del 5G que ocupa la parte final del libro, de ningún modo porque sea posible agotar el tema y sus interrogantes, pero sí por su significación.

Mientras no se cuenta con estándares propios, el uso de estándares de competidores extranjeros en sectores estratégicos puede traer vulnerabilidades, por ello es que en el ámbito de los estandares tecnológicos China busca una posición segura. En esta línea, los planes nacionales como el "Hecho en China 2025" exigen que el país se convierta en una economía planificada basada en la tecnología y la innovación.

La Nueva Ruta de la Seda resulta entonces, en sentido material y normativo un vehículo de proyección de China hacia el exterior, en el mencionado recorrido de la dependencia a la presente interdependencia.

Como se señala en el prólogo, la comprensión de la experiencia China no sólo resulta importante en términos de actualidad global, o desde Argentina, sino como parte de una mirada latinoamericana relacional que cada vez se vuelve más estratégica.

* Politóloga.