Por Juan Carlos Ramírez Figueroa
17 de diciembre de 2021
Imagen: AFP
El candidato de izquierda prometió un gobierno feminista, donde se podrá vencer a un candidato nostálgico de la dictadura como José Antonio Kast. Coincidencias de la historia, murió la viuda de Pinochet.
Este jueves fue el cierre de campañas de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas programadas para este domingo 19 de diciembre y consideradas por muchos como las más polarizadas desde el retorno a la democracia en 1989. En efecto: ambos candidatos encarnan proyectos no sólo diametralmente diferentes, sino que también anclados a tiempos históricos dispares.
Por un lado, Gabriel Boric viene de una nueva izquierda surgida de las protestas estudiantiles de 2011 que busca renovar la relación de los chilenos con la economía, la tecnología, los derechos ciudadanos, el medio ambiente y la cultura. Un Chile progresista, menos autoritario y abierto a los cambios que ha recibido estas semanas el respaldo de figuras como los ex presidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet hasta premios en economía como Joseph Stiglitz o el filósofo Slavoj Zizek.
Por el otro lado, José Antonio Kast, es un católico practicante admirador del legado de la dictadura de Pinochet, con ancestros alemanes que participaron del ejército de Hitler (aunque según él no eran nazis) y un hermano ministro del Dictador. Su programa hace énfasis en el control policial y migratorio junto a medidas económicas restauradoras a favor de los grandes empresarios. Aunque él acusa que se ha caricaturizado su propuesta, basta ver sus entrevistas y publicidad para que quede claro que su gran oferta al electorado es devolver el orden y disciplina que alguna vez el país tuvo.
Un detalle no menor fue el lugar elegido por los candidatos para iniciar un periodo donde —por ley— ya no habrá más apariciones públicas, ni entrevistas ni propaganda. Boric eligió el Parque Almagro, situado en pleno centro de Santiago, a unas cuantas cuadras del Palacio de La Moneda hacia el sur, fácil de acceder para cualquier ciudadano. Kast, en cambio, lo hizo en el Parque Araucano, recinto donde a pesar del nombre, que a un extranjero evocaría reivindicaciones de pueblos originarios, para los chilenos representa el corazón de Vitacura, la comuna más rica del país, rodeada de edificios de acceso exclusivos, modernas autopistas y un centro comercial con un distrito del lujo y la tienda Falabella más grande Sudamérica. Detalles no menores para un candidato que ha ofrecido rebajarle los impuestos a las grandes fortunas sin dedicarle demasiado espacio a las demandas ciudadanas. Todo lo contrario, a lo que propone Boric, del conglomerado Apruebo Dignidad, que une al movimiento de izquierda Frente Amplio y al Partido Comunista que en Chile posee una intachable tradición democrática llegando incluso a gobernar junto a Bachelet durante su segundo mandato.
“No pasarán”
A eso de las 19:40 , Boric subió al escenario con su camisa blanca y su ya clásico saco azul claro, para dar un discurso que emocionó a los miles de personas que llegaron desde muchas horas antes, soportando los 30 grados de calor seco, típico del fin de la primavera en Santiago. Flanqueado por figuras como la nueva alcaldesa de Santiago, Irací Hassler y la carismática Izkia Siches, quien dejó su cargo como presidenta del Colegio Médico para apoyar su campaña ( y nominada por la propia Michelle Bachelet en la revista Time como una de las líderes del futuro).
Boric intentó dar un mensaje de cierre que se vio interrumpido por un par de desmayados a los que él mismo se preocupó de que estuvieran bien para poder continuar. Lo primero fue marcar las diferencias con su rival: “Un candidato que propone discriminar a las madres solteras de las casadas, que quiere obligar a una mujer violada a ser madre. Les decimos que no, no pasarán. Estamos en el 2021, compatriotas, y no vamos a permitir, junto al movimiento feminista, que ha cambiado los lentes con que miramos este país, que se utilicen así a las mujeres en campaña”.
“Es duro ver la campaña del candidato del gobierno generando terror. ¡Es calcada a la de Pinochet! La nuestra no es de miedo. Es de esperanza y soluciones concretas. Vamos a cambiar la receta para tener mejor política de seguridad, para tener mejor policía en los barrios que necesitan, y que los narcos sepan: no le vamos a dar espacio al narcotráfico”
Boric dio un discurso potente ante una marea de gente, pocas veces vista en tiempos de pandemia con los gritos de “Se siente, se siente, Boric Presidente”. “Cuando nos unimos somos mucho más fuertes. Nos unimos y digo nosotros porque más allá de que tengo 35 años me siento parte de una posta histórica. Somos una generación que aprende de quienes estuvieron antes y nos unimos para derrotar a la dictadura, nos unimos para democratizar Chile, nos unimos para tener una nueva constitución y ahora nos vamos a unir para derrotar al heredero de este gobierno y del pinochetismo y para instalar la esperanza en Chile”, dijo ya con la voz quebrada y emocionado.
El candidato de izquierda prometió un gobierno feminista, donde se podrá vencer a un candidato nostálgico de la dictadura como José Antonio Kast. Coincidencias de la historia, murió la viuda de Pinochet.
Este jueves fue el cierre de campañas de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales chilenas programadas para este domingo 19 de diciembre y consideradas por muchos como las más polarizadas desde el retorno a la democracia en 1989. En efecto: ambos candidatos encarnan proyectos no sólo diametralmente diferentes, sino que también anclados a tiempos históricos dispares.
Por un lado, Gabriel Boric viene de una nueva izquierda surgida de las protestas estudiantiles de 2011 que busca renovar la relación de los chilenos con la economía, la tecnología, los derechos ciudadanos, el medio ambiente y la cultura. Un Chile progresista, menos autoritario y abierto a los cambios que ha recibido estas semanas el respaldo de figuras como los ex presidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet hasta premios en economía como Joseph Stiglitz o el filósofo Slavoj Zizek.
Por el otro lado, José Antonio Kast, es un católico practicante admirador del legado de la dictadura de Pinochet, con ancestros alemanes que participaron del ejército de Hitler (aunque según él no eran nazis) y un hermano ministro del Dictador. Su programa hace énfasis en el control policial y migratorio junto a medidas económicas restauradoras a favor de los grandes empresarios. Aunque él acusa que se ha caricaturizado su propuesta, basta ver sus entrevistas y publicidad para que quede claro que su gran oferta al electorado es devolver el orden y disciplina que alguna vez el país tuvo.
Un detalle no menor fue el lugar elegido por los candidatos para iniciar un periodo donde —por ley— ya no habrá más apariciones públicas, ni entrevistas ni propaganda. Boric eligió el Parque Almagro, situado en pleno centro de Santiago, a unas cuantas cuadras del Palacio de La Moneda hacia el sur, fácil de acceder para cualquier ciudadano. Kast, en cambio, lo hizo en el Parque Araucano, recinto donde a pesar del nombre, que a un extranjero evocaría reivindicaciones de pueblos originarios, para los chilenos representa el corazón de Vitacura, la comuna más rica del país, rodeada de edificios de acceso exclusivos, modernas autopistas y un centro comercial con un distrito del lujo y la tienda Falabella más grande Sudamérica. Detalles no menores para un candidato que ha ofrecido rebajarle los impuestos a las grandes fortunas sin dedicarle demasiado espacio a las demandas ciudadanas. Todo lo contrario, a lo que propone Boric, del conglomerado Apruebo Dignidad, que une al movimiento de izquierda Frente Amplio y al Partido Comunista que en Chile posee una intachable tradición democrática llegando incluso a gobernar junto a Bachelet durante su segundo mandato.
“No pasarán”
A eso de las 19:40 , Boric subió al escenario con su camisa blanca y su ya clásico saco azul claro, para dar un discurso que emocionó a los miles de personas que llegaron desde muchas horas antes, soportando los 30 grados de calor seco, típico del fin de la primavera en Santiago. Flanqueado por figuras como la nueva alcaldesa de Santiago, Irací Hassler y la carismática Izkia Siches, quien dejó su cargo como presidenta del Colegio Médico para apoyar su campaña ( y nominada por la propia Michelle Bachelet en la revista Time como una de las líderes del futuro).
Boric intentó dar un mensaje de cierre que se vio interrumpido por un par de desmayados a los que él mismo se preocupó de que estuvieran bien para poder continuar. Lo primero fue marcar las diferencias con su rival: “Un candidato que propone discriminar a las madres solteras de las casadas, que quiere obligar a una mujer violada a ser madre. Les decimos que no, no pasarán. Estamos en el 2021, compatriotas, y no vamos a permitir, junto al movimiento feminista, que ha cambiado los lentes con que miramos este país, que se utilicen así a las mujeres en campaña”.
“Es duro ver la campaña del candidato del gobierno generando terror. ¡Es calcada a la de Pinochet! La nuestra no es de miedo. Es de esperanza y soluciones concretas. Vamos a cambiar la receta para tener mejor política de seguridad, para tener mejor policía en los barrios que necesitan, y que los narcos sepan: no le vamos a dar espacio al narcotráfico”
Boric dio un discurso potente ante una marea de gente, pocas veces vista en tiempos de pandemia con los gritos de “Se siente, se siente, Boric Presidente”. “Cuando nos unimos somos mucho más fuertes. Nos unimos y digo nosotros porque más allá de que tengo 35 años me siento parte de una posta histórica. Somos una generación que aprende de quienes estuvieron antes y nos unimos para derrotar a la dictadura, nos unimos para democratizar Chile, nos unimos para tener una nueva constitución y ahora nos vamos a unir para derrotar al heredero de este gobierno y del pinochetismo y para instalar la esperanza en Chile”, dijo ya con la voz quebrada y emocionado.
La muerte de "la vieja"
A eso de las 15:30 empezaron a sonar bocinas en el centro de Santiago y la noticia empezó a viralizarse en chats y redes sociales hasta ser oficial: había muerto a los 99 años Lucía Hiriart, la mujer de Augusto Pinochet, una mujer polémica que, se dice, estaba detrás de decisiones importantes de la dictadura como mantener al desquiciado Manuel Contreras como director de la Dirección Nacional de Inteligencia o manejar a su antojo las donaciones de quienes apoyaban al régimen. De hecho en Chile se hacían muchas bromas sobre su muerte, llegando a existir una cuenta de twitter que avisaba diariamente si la mujer seguía o no con vida.
Por eso no fueron extraños los festejos en la Plaza Baquedano, rebautizada como Plaza de la Dignidad, que lograron detener la locomoción. Sin embargo, esto puede leerse como una celebración compensatoria: murió en la impunidad tal como su infame marido. Sin embargo, este hecho marcó el cierre de las campañas.
Mientras Kast intentó desligarse del tema, a pesar de su apoyo a criminales condenados por violaciones de DD.HH. que están en la cárcel VIP de Punta de Peuco, ahora sólo señaló en una entrevista radial: "No soy cercano a la familia, pero no iría por ser un funeral privado, es de la familia". Y agregó que "más que darle la condolencia a la familia, lo dejo como un hecho humano (….) hay gente celebrando, pero no es lo que uno esperaría".
Boric fue más directo y sintetizó lo que muchos chilenos piensan en Twitter: “Lucía Hiriart muere en impunidad pese al profundo dolor y división que causó a nuestro país. Mis respetos a las víctimas de la dictadura de la que fue parte. No celebro la impunidad ni la muerte, trabajamos por la justicia y la vida digna, sin caer en provocaciones ni violencia”.
Un resumen más que claro sobre los dos puntos de vista, prácticamente irreconciliables que se enfrentarán este domingo por gobernar el país trasandino.