19 jul 2022

LAS GRANDES VERDADES

URUGUAY
Sólo sé que no sé nada

MONTEVIDEO (Uypress) 15.07.2022


Imagen: adhocFOTOS/Javier Calvelo



Algunos dicen que “como (el) Uruguay no hay”….y me pregunto, ¿en qué sentido?, ¿en qué momento histórico del país y por qué razón se comenzó a popularizar esa expresión que aún hoy se escucha?

La verdad no encuentro respuestas a estas interrogantes ya que, como dijo Sócrates, "sólo sé que no sé nada", y además agrego a título personal que sólo sé que cada vez entiendo menos....

Precisamente, de un tiempo atrás hasta hoy algunas cosas pueden resultar inentendibles (al menos para mí), y no sé si es porque estaré equivocado, algunos lo están, o todos lo estamos; o si es que el sentido común está en vías de extinción (¿o ya se extinguió?, ¿acaso lo matamos y no nos dimos cuenta?). Aquí también aprovecho citar a un genio como Voltaire cuando dijo que "el sentido común es el menos común de los sentidos", pues ello creo que actualmente se está viendo con más claridad en varios ámbitos y por parte de distintos actores.

Vaya ironía...que perciba con mayor claridad la pérdida paulatina de la claridad, pues en definitiva el sentido común es ver las cosas con claridad sin mayores esfuerzos: luz roja del semáforo hay que detenerse, dos más dos es igual a cuatro, llueve de arriba hacia abajo... creo que todos estamos de acuerdo (¿o no?).

Ahora bien, lo que pienso que es preocupante no es el estar o no de acuerdo en temas o situaciones que, como los ejemplos anteriores y por sentido común, se asumen que "son así", al menos para la mayoría (es sano no estar de acuerdo en todo y entonces recurrir al debate, porque ello aporta a la riqueza de pensamiento); en cambio, lo que es preocupante es cuando en algunos actores no se observa un aparente sentido común en sus discursos y acciones respecto a la realidad nacional. Además, si a eso se le sazona con una pizca de soberbia, arrogancia y actitud dogmática de cerrarse al diálogo o debate, creo que el combo es explosivo.

Ese combo, una vez que se detona, puede llevar a estados no positivos en algunas personas: incertidumbre, impotencia, rabia, sentimiento de haber sido traicionado o mentido con falsas promesas, sentimiento de ser discriminado, excluido, ser un ciudadano "de segunda" o "de tercera". No hace falta estudiar un posgrado para ver esto, solo son necesarias dos cosas: ser atento observador y salir a la calle.

Precisamente en la calle, como escenario privilegiado, es posible observar lo mejor o lo peor del ser humano (y además, hasta ahora la calle es gratis, en tercera dimensión y real, no como algunas series alienantes que se ven por ahí). En fin, quedémonos con lo que preocupa en la calle que se está viendo últimamente con mayor frecuencia: actitudes discriminatorias hacia algunas personas por su origen étnico, socioeconómico, orientación sexual; lenguaje ofensivo y acosador contra mujeres, actitudes sumamente individualistas en el tránsito e incluso en la vereda como peatones, etc. Me pregunto, ¿esto forma parte de la "nueva normalidad" o es un solo un síntoma temporal post-encierro pandémico? De nuevo, sólo sé que no sé nada...

Quizás alguien piense que hay canales de denuncia para estas situaciones y, efectivamente, los hay; no obstante, tan solo una parte de esto se denuncia.

Mientras tanto, en la tierra del país de las maravillas ("como (el) Uruguay no hay"), se habla de exportaciones con viento en popa, de preocupación por los más necesitados, de un Estado protector y sensible. ¿De verdad?, ¿a todos les está llegando la porción de la torta como corresponde?, ¿hay más empleo y seguridad, mejor salud y educación públicas?, ¿hay intentos de defender las empresas públicas o, por el contrario, de privatizarlas?, ¿a través de qué medios oficiales puedo saber en forma efectiva si son totalmente transparentes en todas sus etapas -corroborando la idoneidad y experiencia de los tribunales involucrados- todos los concursos de ingreso a la función pública?..... No sé...creo que saliendo a la calle y teniendo sentido común uno puede sacar sus propias conclusiones...

Como señalé, cada vez entiendo menos: en lo personal, la percepción que tengo hoy es que me parece ya no hay "dos Uruguay(s)" sino que ahora son más, como pequeños "países-gueto" localizados a lo largo y ancho de 176.215 km2: entre otros, un país al norte y otro al sur del Río Negro, un país capitalino o de la región metropolitana y otro del interior, un país fronterizo y otro que no es, un país de pobres y otro de ricos, un país de políticos gobernantes que ordenan y otro de votantes gobernados que obedecen, un país del campo y otro de la ciudad, un país que reclama y otro que es sordo, un país de privilegiados y otro de ciudadanos de segunda o tercera, un país "de vagos" y otro "de laburantes", un país de "honestos" y otro de "acomodados" o "chantas"... No sé...

De lo que estoy seguro es que nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo, y que nadie es imprescindible, eso es una ley inviolable. Por ello, espero que algunos actores de este país antepongan el sentido común y sobre todo la humildad, dejando de lado la soberbia, para que de una vez (¡y en serio!) empiecen a revertir esta situación desorientadora para que algún día se tenga la certeza absoluta y positiva de por qué se dice que "como (el) Uruguay no hay". Para terminar, solo agregar que no hay que subestimar a nadie, los uruguayos nos damos cuenta de todo, tal vez no lo exteriorizamos de inmediato, pero nuestro inherente perfil bajo nos permite ser prudentes para decidir qué nos conviene; y es en un segundo, en ese preciso segundo en el cual un sobre con una papeleta en su interior ingresa a una urna, cuando se premia o se castiga la gestión gubernamental de cinco años. Por ahora, sólo sé que no sé nada.

Sergio Maglio Dubois


UyPress
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