Por Claudio della Croce
En 25/07/2022
La Argentina, Brasil y Paraguay, miembros plenos del Mercosur, y Bolivia, como Estado asociado, renovaron “el compromiso” del bloque regional “con el fortalecimiento de la democracia y el respeto a los derechos humanos”, en un comunicado que no fue acompañado por Uruguay, que pretendía incluir un párrafo sobre “flexibilización y modernización” que no obtuvo consenso de los otros países.
Quizá lo más importante fue que se evitó la fractura del bloque en este momento. En un contexto geopolítico tenso en el mundo, el Mercosur atraviesa su propio período de turbulencias internas desde que Uruguay decidió buscar en solitario un acuerdo comercial con el gigante asiático, escudándose en la falta de avances en el tratado que el bloque sureño ha negociado por más de dos décadas con la Unión Europea.
La cumbre se desarrolló en la ciudad de Luque, en Paraguay, y estuvo signada por las discusiones en torno a la decisión del gobierno de Luis Lacalle de iniciar negociaciones individuales para lograr un acuerdo de libre comercio con China. Lacalle subrayó que “Uruguay no se va a amputar” su derecho a negociar en forma individual, “porque le asiste el derecho y el interés colectivo”, ya que “esta no es una iniciativa de un gobierno, sino que viene de dos o tres gobiernos para atrás, es un interés nacional”.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien no asistió de forma presencial a esta cumbre, se dirigió a los presentes a través de un video, en el que destacó los esfuerzos llevados a cabo por los Estados miembros para garantizar la seguridad alimentaria y combatir la inflación.
La deslucida cumbre solo logró acordar la rebaja del 10% del Arancel Externo Común, que es el impuesto que paga cualquier mercadería que ingresa al Mercosur de estados no miembros. Las discusiones sobre el TLC con China recuerdan los pasados debates por un acuerdo similar con la Unión Europea que también dividieron a los miembros del bloque.
Lo que ningún gobierno discute es que estos acuerdos, sea con China, la UE o Singapur no tienen un interés de “desarrollo regional” sino que apuntan a reprimarizar las economías de Latinoamérica y se enfocan en la exportación de materias primas, acrecentando la dependencia de las naciones del sur. A esto se refería el presidente argentino Alberto Fernández cuando dijo que el continente “tiene lo que el mundo busca para el mañana”, gas y granos.
Fernández, propuso que el Mercosur analice en conjunto un eventual Tratado de Libre Comercio con China, ante el anuncio de avance de las negociaciones de Montevideo con Beijing que se limitan a un estudio de factibilidad, en una cumbre llena de llamados a mantener la unidad del bloque.
Mientras Brasil ha moderado su posición sobre la polémica de flexibilización del Mercosur –que permitiría negociar individualmente-, Argentina se mantiene inflexible, hasta ahora acompañado por Paraguay. “¿Por qué no lanzamos juntos el acuerdo con China? ¿Por qué no lo evaluamos juntos? Va a ser mucho más fuerte así ese acuerdo”, dijo Fernández.
El presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, anfitrión de la cita, también hizo un llamado a mantener la unidad. “La coyuntura crítica global requiere concentrar más que nunca las energías en la adopción de la postura de políticas conjuntas y compartidas, que posibiliten la satisfacción de las necesidades de nuestros pueblos”, sostuvo. La crisis económica “demanda más que nunca espacios como el Mercosur”, remarcó.
El show de Lacalle
El apuro de Lacalle pareció ser más que nada de autopromoción, ya que en realidad China no fijó fecha para el inicio de las negociaciones con Uruguay. No se definieron aún los términos de referencia del acuerdo y en el Ejecutivo uruguayo se maneja la posibilidad de que “no pase más nada” en este período de gobierno.
No pasó nada y eso fue lo bueno: gobierno volvió satisfecho con resultados de la reunión del Mercosur, señaló el diario conservador uruguayo El Observador. Ahora, Lacalle buscará la flexibilización del bloque durante el semestre de la presidencia del bloque, que asumió de manos de Abdo.
El 13 de julio, Lacalle anunció el inicio de “negociaciones formales” con China de cara a la firma de un acuerdo de libre comercio, tras la conclusión de un estudio de prefactibilidad conjunto. El documento se mantendrá por ahora en reserva y, al parecer, ni siquiera lo conocen los líderes de los demás partidos oficialistas.
También ha dicho que “en breve” comenzará la negociación con China, pero no hay fecha prevista para ello, y todavía no se dio el paso previo de acordar un temario. Es obvio que del lado uruguayo hay interés en aumentar las exportaciones a China (que ya es su principal socio comercial), y sobre todo en reducir sus aranceles. Lo que no se sabe es qué quiere China a cambio.
El rumbo y el ritmo de una eventual negociación bilateral dependerán de lo que el gobierno chino considere conveniente. Esto significa, entre otras cosas, que Uruguay no está ni estará en condiciones de imponerles hechos consumados a sus socios del Mercosur, señaló el diario uruguayo Ladiaria.”Lo más prudente sería que, sin ilusiones de protagonismo, tratáramos de cuidarnos cuanto sea posible, sobre la base de un amplio y firme acuerdo nacional”, añade.
La finalización de este estudio fue un avance en las conversaciones con el país asiático que no se había registrado en el período pasado. Según dijo el exministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, durante el gobierno anterior China no ha mostrado voluntad de avanzar en un estudio de prefactibilidad.
Lacalle dijo que le “genera ansiedad e incertidumbre el escaso avance de las negociaciones con la Unión Europea, socio natural, histórico y de futuro” para el Mercosur, tratado regional de integración que abarca unos 300 millones de habitantes, que incluye a Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay como socios plenos, y tiene como norma que las negociaciones comerciales se hagan en bloque y no de manera individual, a menos que exista la anuencia de todos los miembros.
El Mercosur no quiso oir a Zelensky
La negativa del Mercosur a recibir al presidente de Ucrania Volodimir Zelensky en su sexagésima cumbre presidencial realizada la semana pasada en Paraguay, es una confirmación de la posición ampliamente neutral de América Latina sobre el conflicto ucraniano. El excomediante ucraniano no fue bienvenido en el Mercosur.
El miércoles 20 de julio fue la oportunidad de Zelensky de pronunciar un discurso en la reunión presidencial del Mercado Común del Sur (Mercosur). El mandatario ucraniano había pedido al presidente paraguayo Mario Abdo, anfitrión de la cumbre, que le permitiera dirigirse al bloque comercial sudamericano, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Los miembros del bloque no llegaron a un acuerdo sobre la petición de Zelensky,
dijo el viceministro de Asuntos Exteriores de Paraguay, Raúl Cano. Aunque el funcionario no quiso revelar qué países rechazaron la asistencia de Zelensky al evento, se sabe que ni Brasil ni Argentina firmaron el 25 de febrero una resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se condenaba la invasión rusa de Ucrania, aunque Uruguay y Paraguay, sí lo hicieron.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, estuvo en Moscú reuniéndose con Putin justo
días antes de que comenzara la invasión rusa. En el último mes se ha sabido que Brasil seguiría recibiendo fertilizantes producidos por Rusia, mientras que él mismo ha prometido que Brasil comprará todo el gasóleo que pueda a Rusia, a pesar de las sanciones internacionales contra Moscú.
Por su parte, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, también estuvo en Rusia a principios de febrero, donde mantuvo conversaciones con Putin sobre la posibilidad de que Rusia conceda un préstamo a Argentina.
La mayoría de los países latinoamericanos han tratado de mantener una posición neutral en el conflicto Rusia-Ucrania. Entre ellos, los dos pesos pesados de la región, Brasil y México, que juntos representan aproximadamente el 60% del del PIB de la región. Aunque ambos países votaron a favor de condenar la «invasión» de Rusia en la reunión de emergencia de las Naciones Unidas del 2 de marzo, han arremetido contra la ofensiva liderada por EEUU y la OTAN para aislar a Rusia de la economía mundial.
Ambos países son actualmente miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Los diplomáticos brasileños ya intentaron aprovechar su posición en el Consejo de Seguridad para suavizar el lenguaje de una resolución del Consejo condenando las acciones del presidente ruso Vladimir Putin.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
En 25/07/2022
La Argentina, Brasil y Paraguay, miembros plenos del Mercosur, y Bolivia, como Estado asociado, renovaron “el compromiso” del bloque regional “con el fortalecimiento de la democracia y el respeto a los derechos humanos”, en un comunicado que no fue acompañado por Uruguay, que pretendía incluir un párrafo sobre “flexibilización y modernización” que no obtuvo consenso de los otros países.
Quizá lo más importante fue que se evitó la fractura del bloque en este momento. En un contexto geopolítico tenso en el mundo, el Mercosur atraviesa su propio período de turbulencias internas desde que Uruguay decidió buscar en solitario un acuerdo comercial con el gigante asiático, escudándose en la falta de avances en el tratado que el bloque sureño ha negociado por más de dos décadas con la Unión Europea.
La cumbre se desarrolló en la ciudad de Luque, en Paraguay, y estuvo signada por las discusiones en torno a la decisión del gobierno de Luis Lacalle de iniciar negociaciones individuales para lograr un acuerdo de libre comercio con China. Lacalle subrayó que “Uruguay no se va a amputar” su derecho a negociar en forma individual, “porque le asiste el derecho y el interés colectivo”, ya que “esta no es una iniciativa de un gobierno, sino que viene de dos o tres gobiernos para atrás, es un interés nacional”.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien no asistió de forma presencial a esta cumbre, se dirigió a los presentes a través de un video, en el que destacó los esfuerzos llevados a cabo por los Estados miembros para garantizar la seguridad alimentaria y combatir la inflación.
La deslucida cumbre solo logró acordar la rebaja del 10% del Arancel Externo Común, que es el impuesto que paga cualquier mercadería que ingresa al Mercosur de estados no miembros. Las discusiones sobre el TLC con China recuerdan los pasados debates por un acuerdo similar con la Unión Europea que también dividieron a los miembros del bloque.
Lo que ningún gobierno discute es que estos acuerdos, sea con China, la UE o Singapur no tienen un interés de “desarrollo regional” sino que apuntan a reprimarizar las economías de Latinoamérica y se enfocan en la exportación de materias primas, acrecentando la dependencia de las naciones del sur. A esto se refería el presidente argentino Alberto Fernández cuando dijo que el continente “tiene lo que el mundo busca para el mañana”, gas y granos.
Fernández, propuso que el Mercosur analice en conjunto un eventual Tratado de Libre Comercio con China, ante el anuncio de avance de las negociaciones de Montevideo con Beijing que se limitan a un estudio de factibilidad, en una cumbre llena de llamados a mantener la unidad del bloque.
Mientras Brasil ha moderado su posición sobre la polémica de flexibilización del Mercosur –que permitiría negociar individualmente-, Argentina se mantiene inflexible, hasta ahora acompañado por Paraguay. “¿Por qué no lanzamos juntos el acuerdo con China? ¿Por qué no lo evaluamos juntos? Va a ser mucho más fuerte así ese acuerdo”, dijo Fernández.
El presidente paraguayo, Mario Abdo Benítez, anfitrión de la cita, también hizo un llamado a mantener la unidad. “La coyuntura crítica global requiere concentrar más que nunca las energías en la adopción de la postura de políticas conjuntas y compartidas, que posibiliten la satisfacción de las necesidades de nuestros pueblos”, sostuvo. La crisis económica “demanda más que nunca espacios como el Mercosur”, remarcó.
El show de Lacalle
El apuro de Lacalle pareció ser más que nada de autopromoción, ya que en realidad China no fijó fecha para el inicio de las negociaciones con Uruguay. No se definieron aún los términos de referencia del acuerdo y en el Ejecutivo uruguayo se maneja la posibilidad de que “no pase más nada” en este período de gobierno.
No pasó nada y eso fue lo bueno: gobierno volvió satisfecho con resultados de la reunión del Mercosur, señaló el diario conservador uruguayo El Observador. Ahora, Lacalle buscará la flexibilización del bloque durante el semestre de la presidencia del bloque, que asumió de manos de Abdo.
El 13 de julio, Lacalle anunció el inicio de “negociaciones formales” con China de cara a la firma de un acuerdo de libre comercio, tras la conclusión de un estudio de prefactibilidad conjunto. El documento se mantendrá por ahora en reserva y, al parecer, ni siquiera lo conocen los líderes de los demás partidos oficialistas.
También ha dicho que “en breve” comenzará la negociación con China, pero no hay fecha prevista para ello, y todavía no se dio el paso previo de acordar un temario. Es obvio que del lado uruguayo hay interés en aumentar las exportaciones a China (que ya es su principal socio comercial), y sobre todo en reducir sus aranceles. Lo que no se sabe es qué quiere China a cambio.
El rumbo y el ritmo de una eventual negociación bilateral dependerán de lo que el gobierno chino considere conveniente. Esto significa, entre otras cosas, que Uruguay no está ni estará en condiciones de imponerles hechos consumados a sus socios del Mercosur, señaló el diario uruguayo Ladiaria.”Lo más prudente sería que, sin ilusiones de protagonismo, tratáramos de cuidarnos cuanto sea posible, sobre la base de un amplio y firme acuerdo nacional”, añade.
La finalización de este estudio fue un avance en las conversaciones con el país asiático que no se había registrado en el período pasado. Según dijo el exministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, durante el gobierno anterior China no ha mostrado voluntad de avanzar en un estudio de prefactibilidad.
Lacalle dijo que le “genera ansiedad e incertidumbre el escaso avance de las negociaciones con la Unión Europea, socio natural, histórico y de futuro” para el Mercosur, tratado regional de integración que abarca unos 300 millones de habitantes, que incluye a Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay como socios plenos, y tiene como norma que las negociaciones comerciales se hagan en bloque y no de manera individual, a menos que exista la anuencia de todos los miembros.
El Mercosur no quiso oir a Zelensky
La negativa del Mercosur a recibir al presidente de Ucrania Volodimir Zelensky en su sexagésima cumbre presidencial realizada la semana pasada en Paraguay, es una confirmación de la posición ampliamente neutral de América Latina sobre el conflicto ucraniano. El excomediante ucraniano no fue bienvenido en el Mercosur.
El miércoles 20 de julio fue la oportunidad de Zelensky de pronunciar un discurso en la reunión presidencial del Mercado Común del Sur (Mercosur). El mandatario ucraniano había pedido al presidente paraguayo Mario Abdo, anfitrión de la cumbre, que le permitiera dirigirse al bloque comercial sudamericano, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Los miembros del bloque no llegaron a un acuerdo sobre la petición de Zelensky,
dijo el viceministro de Asuntos Exteriores de Paraguay, Raúl Cano. Aunque el funcionario no quiso revelar qué países rechazaron la asistencia de Zelensky al evento, se sabe que ni Brasil ni Argentina firmaron el 25 de febrero una resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se condenaba la invasión rusa de Ucrania, aunque Uruguay y Paraguay, sí lo hicieron.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, estuvo en Moscú reuniéndose con Putin justo
días antes de que comenzara la invasión rusa. En el último mes se ha sabido que Brasil seguiría recibiendo fertilizantes producidos por Rusia, mientras que él mismo ha prometido que Brasil comprará todo el gasóleo que pueda a Rusia, a pesar de las sanciones internacionales contra Moscú.
Por su parte, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, también estuvo en Rusia a principios de febrero, donde mantuvo conversaciones con Putin sobre la posibilidad de que Rusia conceda un préstamo a Argentina.
La mayoría de los países latinoamericanos han tratado de mantener una posición neutral en el conflicto Rusia-Ucrania. Entre ellos, los dos pesos pesados de la región, Brasil y México, que juntos representan aproximadamente el 60% del del PIB de la región. Aunque ambos países votaron a favor de condenar la «invasión» de Rusia en la reunión de emergencia de las Naciones Unidas del 2 de marzo, han arremetido contra la ofensiva liderada por EEUU y la OTAN para aislar a Rusia de la economía mundial.
Ambos países son actualmente miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Los diplomáticos brasileños ya intentaron aprovechar su posición en el Consejo de Seguridad para suavizar el lenguaje de una resolución del Consejo condenando las acciones del presidente ruso Vladimir Putin.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)