La campaña electoral entra en la recta final
Por Gustavo Veiga
29 de septiembre de 2022
Enla recta final, Lula sigue al frente en las encuestas. . Imagen: EFE
Bolsonaro agravia a su adversario y ataca al sistema electoral y a las encuestas en un intento desesperado por acortar la distancia con el expresidente.
Brasil respira tres escenarios electorales en simultáneo. El de las encuestas que dan como posible la victoria de Lula en primera vuelta, gana terreno. La visión a contramano de ellas, que propala el presidente Bolsonaro, se ampara en una mayoría ficticia del 60 por ciento que según él lo acompaña. Por último, la cauta y cuidadosa visión de la gente de a pie, que no se anima a vaticinar un resultado en las elecciones del domingo y supone que todo se definirá en el segundo turno. Al menos eso se percibe en esta ciudad, capital del estado más poblado y centro neurálgico del país. Una sensación de visitante recién llegado.
El show de Bolsonaro
Aquellas situaciones podrían contrastarse con un dato de primera lectura en los medios. Todo indica – y no solo las pesquisas- que el militar ultraderechista viene corriendo desde muy atrás. Su conducta lo desnuda. Las cataratas de ataques al sistema electoral se volvieron un clásico show. Los agravios en crecida contra su principal adversario y el Partido de los Trabajadores, la fuerza que se le volvió una pesadilla. Pero además, su afán de ganar la calle con sucesivas caravanas motoqueras que ayer incluyeron un raid por Santos, situada a 80 kilómetros, y una visita al Instituto Neymar Junior, la entidad benéfica del famoso futbolista. Lula, en cambio, se refugió en la preparación del debate con los candidatos pautado para el jueves a la noche y en reuniones de campaña. Después de varios actos multitudinarios a lo largo de Brasil, no parece que necesite revalidar su poder de convocatoria. Está concentrado en superar el 50 por ciento para evitar el ballotage.
Las encuestas que ganaron más peso específico y penetración en las audiencias son las de Ipec – la ex Ibope – que contrató el grupo Globo. En los cinco estados más importantes de Brasil ofrecen un espacio de buenas expectativas para el triunfo de Lula por más del 50 por ciento el domingo 2 de octubre. Sobre el total país, la suma de votos válidos arroja 52 por ciento contra el 34 de Bolsonaro. Los datos corresponden a una muestra del 25 al 26 de este mes.
Las regiones
San Pablo, el principal colegio electoral brasileño, le da a Lula entre el 43 y 44 por ciento y a su principal rival el 33 por ciento, un porcentaje del que no consigue despegarse si se considera la encuesta anterior de Ipec. También lidera en el distrito Fernando Haddad, el ex candidato a presidente del PT en 2018. Aunque ahora irá por la gobernación. Supera al candidato de Bolsonaro y militar retirado del área de Ingeniería, Tarcisio Gomes de Freitas, por diez puntos porcentuales en los sondeos electorales.
En Rio de Janeiro, el líder del PT oscila entre el 41 y 42 por ciento y el militar del PL se mantiene en torno al 36. En Minas Gerais, Lula creció del 46 al 49 por ciento y Bolsonaro lo sigue de lejos con el 31 por ciento según la consultora de Globo. Mucho más reñida es la situación en Rio Grande do Sul, donde el expresidente mantiene la intención de voto en el 41por ciento contra el 37 del mandatario actual. En las elecciones de 2018 el resultado había sido por completo diferente. El militar que reivindica a la dictadura (1964-1985) había sacado el 63,24 de los votos y Haddad el 36,76 por ciento.
En un estado clave del Nordeste, Pernambuco, el PT arrasaría en la votación con el 64 por ciento contra el 22-23 por ciento de Bolsonaro. Brasilia, el distrito federal, es de los pocos donde el oficialismo se impone e incluso aumentó la diferencia para la candidatura a presidente. Bolsonaro creció del 39 al 46 por ciento y Lula oscila entre el 32 y 34 por ciento.
Respaldos
En estos días donde todo respaldo público a las candidaturas se pesa en quilates, los apoyos que recibió Lula de varios sectores clave le dan un empujón para ganar los comicios del domingo 2. Ex jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) como Nelson Jobim – el último en hacerlo explícito ayer – y Celso de Mello declararon su voto al referente máximo del PT en primera vuelta, sumándose a los testimonios de Joaquim Barbosa y Carlos Velloso. “Bolsonaro no tiene estatura presidencial y presenta un elevado coeficiente de mediocridad que destruyó la respetabilidad política”, dijo De Mello, presidente del STF entre 1997 y 1999.
Pero donde Lula avanzó varios casilleros para posicionarse es en el mundo empresario. El Grupo Esfera Brasil que se reúne desde julio de 2022, cenó con el candidato del PT en el barrio de Morumbí la noche del martes 27. Un centenar de sus integrantes -según medios locales-, se juntaron en la casa de João Camargo, del sector de logística y comunicación. Entre los empresarios había varios que simpatizan con Bolsonaro. Hombres de negocios al fin, buscan previsibilidad jurídica y garantía para sus ganancias. Lula los escuchó con atención. También les pidió respaldo para un combate a fondo contra el hambre y la miseria.
El actual presidente no se concentró esta vez en la burguesía paulista y sí prefirió recorrer el litoral marítimo a la altura de Santos. Sus partidarios le armaron un acto y defenestró a casi todas las encuestas, aún las que lo ubican en segunda vuelta. Prometió que “después de la reelección todo mejorará”, alentó a su grey al grito de que “no van a volver, porque vamos a ganar en el primer round” y repitió sus epítetos de barricada contra “la ideología de género”. Un Bolsonaro auténtico pero acorralado que hoy volverá a estar frente a Lula y los otros aspirantes a la presidencia en Rio de Janeiro. Muy diferente en su actitud a los debates de 2018 donde no dio la cara. Sabía que las encuestas lo daban ganador después de la puñalada que recibió en un acto de campaña en Juiz de Fora, Minas Gerais. Encuestas que ahora descalifica.
gveiga@pagina12.com.ar
Bolsonaro agravia a su adversario y ataca al sistema electoral y a las encuestas en un intento desesperado por acortar la distancia con el expresidente.
Brasil respira tres escenarios electorales en simultáneo. El de las encuestas que dan como posible la victoria de Lula en primera vuelta, gana terreno. La visión a contramano de ellas, que propala el presidente Bolsonaro, se ampara en una mayoría ficticia del 60 por ciento que según él lo acompaña. Por último, la cauta y cuidadosa visión de la gente de a pie, que no se anima a vaticinar un resultado en las elecciones del domingo y supone que todo se definirá en el segundo turno. Al menos eso se percibe en esta ciudad, capital del estado más poblado y centro neurálgico del país. Una sensación de visitante recién llegado.
El show de Bolsonaro
Aquellas situaciones podrían contrastarse con un dato de primera lectura en los medios. Todo indica – y no solo las pesquisas- que el militar ultraderechista viene corriendo desde muy atrás. Su conducta lo desnuda. Las cataratas de ataques al sistema electoral se volvieron un clásico show. Los agravios en crecida contra su principal adversario y el Partido de los Trabajadores, la fuerza que se le volvió una pesadilla. Pero además, su afán de ganar la calle con sucesivas caravanas motoqueras que ayer incluyeron un raid por Santos, situada a 80 kilómetros, y una visita al Instituto Neymar Junior, la entidad benéfica del famoso futbolista. Lula, en cambio, se refugió en la preparación del debate con los candidatos pautado para el jueves a la noche y en reuniones de campaña. Después de varios actos multitudinarios a lo largo de Brasil, no parece que necesite revalidar su poder de convocatoria. Está concentrado en superar el 50 por ciento para evitar el ballotage.
Las encuestas que ganaron más peso específico y penetración en las audiencias son las de Ipec – la ex Ibope – que contrató el grupo Globo. En los cinco estados más importantes de Brasil ofrecen un espacio de buenas expectativas para el triunfo de Lula por más del 50 por ciento el domingo 2 de octubre. Sobre el total país, la suma de votos válidos arroja 52 por ciento contra el 34 de Bolsonaro. Los datos corresponden a una muestra del 25 al 26 de este mes.
Las regiones
San Pablo, el principal colegio electoral brasileño, le da a Lula entre el 43 y 44 por ciento y a su principal rival el 33 por ciento, un porcentaje del que no consigue despegarse si se considera la encuesta anterior de Ipec. También lidera en el distrito Fernando Haddad, el ex candidato a presidente del PT en 2018. Aunque ahora irá por la gobernación. Supera al candidato de Bolsonaro y militar retirado del área de Ingeniería, Tarcisio Gomes de Freitas, por diez puntos porcentuales en los sondeos electorales.
En Rio de Janeiro, el líder del PT oscila entre el 41 y 42 por ciento y el militar del PL se mantiene en torno al 36. En Minas Gerais, Lula creció del 46 al 49 por ciento y Bolsonaro lo sigue de lejos con el 31 por ciento según la consultora de Globo. Mucho más reñida es la situación en Rio Grande do Sul, donde el expresidente mantiene la intención de voto en el 41por ciento contra el 37 del mandatario actual. En las elecciones de 2018 el resultado había sido por completo diferente. El militar que reivindica a la dictadura (1964-1985) había sacado el 63,24 de los votos y Haddad el 36,76 por ciento.
En un estado clave del Nordeste, Pernambuco, el PT arrasaría en la votación con el 64 por ciento contra el 22-23 por ciento de Bolsonaro. Brasilia, el distrito federal, es de los pocos donde el oficialismo se impone e incluso aumentó la diferencia para la candidatura a presidente. Bolsonaro creció del 39 al 46 por ciento y Lula oscila entre el 32 y 34 por ciento.
Respaldos
En estos días donde todo respaldo público a las candidaturas se pesa en quilates, los apoyos que recibió Lula de varios sectores clave le dan un empujón para ganar los comicios del domingo 2. Ex jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) como Nelson Jobim – el último en hacerlo explícito ayer – y Celso de Mello declararon su voto al referente máximo del PT en primera vuelta, sumándose a los testimonios de Joaquim Barbosa y Carlos Velloso. “Bolsonaro no tiene estatura presidencial y presenta un elevado coeficiente de mediocridad que destruyó la respetabilidad política”, dijo De Mello, presidente del STF entre 1997 y 1999.
Pero donde Lula avanzó varios casilleros para posicionarse es en el mundo empresario. El Grupo Esfera Brasil que se reúne desde julio de 2022, cenó con el candidato del PT en el barrio de Morumbí la noche del martes 27. Un centenar de sus integrantes -según medios locales-, se juntaron en la casa de João Camargo, del sector de logística y comunicación. Entre los empresarios había varios que simpatizan con Bolsonaro. Hombres de negocios al fin, buscan previsibilidad jurídica y garantía para sus ganancias. Lula los escuchó con atención. También les pidió respaldo para un combate a fondo contra el hambre y la miseria.
El actual presidente no se concentró esta vez en la burguesía paulista y sí prefirió recorrer el litoral marítimo a la altura de Santos. Sus partidarios le armaron un acto y defenestró a casi todas las encuestas, aún las que lo ubican en segunda vuelta. Prometió que “después de la reelección todo mejorará”, alentó a su grey al grito de que “no van a volver, porque vamos a ganar en el primer round” y repitió sus epítetos de barricada contra “la ideología de género”. Un Bolsonaro auténtico pero acorralado que hoy volverá a estar frente a Lula y los otros aspirantes a la presidencia en Rio de Janeiro. Muy diferente en su actitud a los debates de 2018 donde no dio la cara. Sabía que las encuestas lo daban ganador después de la puñalada que recibió en un acto de campaña en Juiz de Fora, Minas Gerais. Encuestas que ahora descalifica.
gveiga@pagina12.com.ar