Por Lucía Fernández
En 15/09/2023
Los últimos años han sacudido a América Latina como Región. Los Estallidos Sociales en Ecuador (2019), Chile (2019), en Colombia (2021); los golpes de Estado de tipo Parlamentario en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), en Bolivia (2019) y en Perú (2023), el asalto a Brasilia por los bolsonaristas a días del retorno de Lula al poder en Brasil (2023); y la paralización del pueblo argentino frente a la actual y larga crisis económica, y los permanentes conflictos territoriales (2014-2022); el éxodo de 5 millones de emigrantes venezolanos (2018-2020); las Caravanas Migrantes Centroamericanas (2019) escapando del hambre y la violencia, antecedidos las represiones a la protesta de Ortega en Nicaragua (2018), la violencia en El Salvador y el bitcoin como moneda de Estado con la llegada del derechista Bukele (2019) y su sistema carcelario-espectacular; los conflictos en Haití (2019-2023) que han sido una constante desde su intervención; 100.000 desaparecidos en México (cifra “oficial”, 2022), Ayotzinapa y la evidencia del NarcoEstado (2014).
Segunda parte: la Transición Energética en Europa y el extractivismo neocolonial en Latinoamérica
La Transición Energética se presenta como un programa de transformaciones productivas a escala global promovida por acuerdos internacionales y establecida por la Agenda para el Desarrollo Sostenible de las Nacionales Unidas para el 2030, con el objetivo de mitigar las emisiones de carbono (Co2) que producen el Cambio Climático.
El objetivo declarado de la Transición Energética es reducir las emisiones de Co2, y por lo tanto, reemplazar la producción y consumo de energías fósiles (Gas y Petróleo), que son las principales generadoras, reemplazando estas fuentes de energía -que se consideran finitas y militadas- por aquellas que se consideran “renovables”, centrándose especialmente en la producción de energía eléctrica.
Cuando llegué a Barcelona no se me abrió ninguna puerta como socióloga, pero al toque se me abrió la de la electricidad a través de unos hermanos chilenos que me enseñaron el oficio. A la velocidad de la luz terminamos ganando un premio para formar una cooperativa de electricistas -que iba a ser feminista y antirracista-, pero todo terminó haciendo mucho cortocircuito. Hasta el día de hoy soy vicepresidenta de una cooperativa fantasma dedicada a la instalación eléctrica que se supone que está cerrada pero no dada de baja, porque la gestora, otra cooperativa “compa”, no me pasa los papeles para ver que efectivamente no hay más actividad. La cuestión es que apenas nos formamos nos llovieron propuestas de instalaciones fotovoltaicas (las placas solares, etc.) y a mí ya se me había dado por decir que no le íbamos a hacer publicidad a las renovables porque no tenían nada de ecológicas ni sustentables. Había pasado el Golpe de Estado en Bolivia hacía un suspiro y acá esperaban las placas y las baterías de Litio que llegaran “desde” China para darle arranque a una movida muy pero muy grosa, de mucha inyección de dinero en inversiones provenientes de “Fondos Europeos” y gestionados entre el modelo cooperativo y el modelo de las Start Ups… Obviamente me patearon hasta que no di más y dos italianas se quedaron con el business. Todo muy veloz, todo muy turbio, todo lleno de discursos disque-progres (in)sostenibles. Como trabajadora de la electricidad no romantizo ni un segundo la Transición Energética.
En este momento en el Reino de España se está exigiendo a la población que reforme todas sus instalaciones eléctricas, lo que implica al menos una cuadruplicación del cobre instalado en cada hogar para poder contener los reemplazos domésticos del uso gas en la calefacción, la cocina y el agua caliente.
Para aumentar la capacidad eléctrica hace falta aumentar el cableado de cobre y hoy la normativa española exige que se instalen al menos 5 circuitos diferenciados en cada hogar, cuando antes habían uno o dos circuitos como mucho. Un horno eléctrico, un termo eléctrico de agua de 80 litros o un lavarropas lleva un cableado más del doble de grueso que uno de un enchufe normal para que sea seguro y no se queme. Si pensamos en cuánto aumenta la demanda de cobre solamente a partir de demanda que generan las instalaciones domésticas en Europa, podemos imaginarnos la presión sobre el sector minero y también el tamaño del impacto ambiental que conlleva semejante reforma en los países que tienen cobre.
En cuanto al transporte, ya se está volcando todo el Transporte Público a vehículos eléctricos y para 2035 en Europa ya no se podrán vender más automóviles a combustión, sino sólo de energía eléctrica. No es casual que Chile esté atravesando el crecimiento económico-financiero que vemos actualmente, ni que los conflictos territoriales estallen por todas partes. Como no es casual el Golpe de Estado en Perú, ni la presión en Chubut y Mendoza por instalar la minería, ni los desastres en el Amazonas, ni en México. (Hay pila de material sobre los conflictos por la expansión de la minería en Latinoamérica).
Pero la gran novedad de la Transición Energética es la incorporación de tecnologías de almacenaje de la energía eléctrica que ahora también permitirá exportar la energía eléctrica de modo trans-atlántico gracias a la posibilidad de ser acumulada en las Baterías de Litio. Y esta es la gran revuelta energética en la que estamos ahora mismo en toda la Región. Aunque vale aclarar que las exploraciones y extracciones de petróleo se hayan detenido… todo lo contrario, acompañan el boom de inversiones.
La energía eléctrica es un flujo que sin esa tecnología de acumulación sólo puede transmitirse mediante costosos cableados directos -de aluminio o de cobre- (como por ejemplo tienen entre Marruecos y España, desde donde se exporta energía eléctrica que luego España también exporta a Francia). Las Baterías de Litio permitirán exportar la energía eléctrica que se produce en Latinoamérica, así como de otras tantas partes del Sur Global, lo cual implica un enorme input al sistema financiero y un aumento exponencial de recurso energético para el sector productivo (que lejos está de augurar una disminución de las emisiones de CO2).
Los actores clave del sector energético europeo
Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, han sido las Elites financieras-coloniales del Reino Unido las que han controlado la explotación mundial de Petróleo, y que junto con los Países Bajos, comparten la propiedad de Shell (la mayor empresa petrolera europea) y acaparan las mayores ganancias del Gas Natural. Ambos son los grandes gestores del Sistema Energético basado en los Hidrocarburos y concentran la mayor cantidad de rentas en esos sectores, contando con el territorio (post) colonial de la CommonWealth (Canadá, Sudáfrica, India, Pakistán, Singapur, entre otros 54 Estados miembros que fueron parte de la Colonia Inglesa).
Los últimos años han sacudido a América Latina como Región. Los Estallidos Sociales en Ecuador (2019), Chile (2019), en Colombia (2021); los golpes de Estado de tipo Parlamentario en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016), en Bolivia (2019) y en Perú (2023), el asalto a Brasilia por los bolsonaristas a días del retorno de Lula al poder en Brasil (2023); y la paralización del pueblo argentino frente a la actual y larga crisis económica, y los permanentes conflictos territoriales (2014-2022); el éxodo de 5 millones de emigrantes venezolanos (2018-2020); las Caravanas Migrantes Centroamericanas (2019) escapando del hambre y la violencia, antecedidos las represiones a la protesta de Ortega en Nicaragua (2018), la violencia en El Salvador y el bitcoin como moneda de Estado con la llegada del derechista Bukele (2019) y su sistema carcelario-espectacular; los conflictos en Haití (2019-2023) que han sido una constante desde su intervención; 100.000 desaparecidos en México (cifra “oficial”, 2022), Ayotzinapa y la evidencia del NarcoEstado (2014).
En realidad, decenas de Ayotzinapas entre 2006 y hoy. En Colombia 120.000 víctimas de desaparición forzada y el conteo permanente de asesinatos de líderes defensores del territorio y los derechos humanos. Y el COVID en 2020, apretando a cada una de las economías latinoamericanas. Personas de Latinoamérica desplazadas o empobrecidas migrando por todas partes. América Latina está siendo saqueada y se encuentra bajo amenaza internacional debido a un fuerte impulso del capital del sector energético a nivel global, bajo el discurso benevolente contra del cambio climático (que no es otra cosa que el producto de este mismo modelo de explotación de los territorios).
Viviendo en Barcelona y trabajando en la electricidad pude observar el fenómeno de la Transición Energética y vincularlo a algunos datos del comercio internacional y sus redes materiales y financieras en torno al sistema energético, así como a los sucesos políticos y migraciones masivas que se han sucedido en los últimos años. Encontré necesario poder compartir algunas cuestiones que me creo urgente que discutamos y que pongamos en común para pensar y dimensionar el momento del capitalismo colonial que estamos atravesando y que, paradójicamente, venimos analizando de modo cada vez más individualista y nacionalista en nuestra Región.
El reciente Golpe de Estado en Perú nos urge nuevamente a plantear las razones que enlazan todas las revueltas, golpes y conflictos políticos en la Región, más allá de las narrativas nacionales que se construyen dentro de los marcos de cada Estado-Nación. La gran particularidad de Perú es que desde los años 90s -Fujimorismo represivo mediante- se ha expandido la explotación minera de un modo sin precedentes, sin consideraciones ambientales, y mucho menos consideraciones sociales. La minería -legal o ilegal, en los Andes o en el Amazonas- viene incidiendo y vertiendo capitales para luego ir fugándolos cuando lo encuentra conveniente. Al igual que el resto de Latinoamérica, Perú enfrenta en la última década una caída de sus ingresos producto de este fuerte proceso de saqueo y re-apropiación de las rentas mineras mediante deuda externa y la prepotencia de las empresas energéticas como Repsol, muy asentadas en el país.
Pero esto no es algo exclusivo del Perú, sino que desde el año 2014 el FMI ha vuelto con fuerza a entrar en toda la Región para articular un gran proceso de saqueo coordinado a través del endeudamiento y de las fugas de capital a través de los mercados financieros, acompañado por la intensificación del ingreso y aumento de las producciones extractivas de Gas, Petróleo, Cobre, Litio, Oro y otras materias primas cuyo valor en los mercados ha aumentado producto del protagonismo que ha tenido la cuestión energética en el impacto ambiental, y sobre todo, en el mercado de valores.
La minería -por cobre, litio, tierras raras, oro y otros metales necesarios para la Transición Energética- se ha expandido exponencialmente a partir de mediados de la década del 2000, sobre todo en Brasil, Chile, Perú y México. Durante casi 10 años las rentas mineras inyectadas en las economías de estos países han aumentado las arcas estatales, las cuales fueron destinadas principalmente a la construcción de más infraestructura para el extractivismo pero también para las políticas públicas y sociales de contención frente a la gran transformación productiva.
Sin embargo, como vemos, este aporte de rentas mineras disminuye tremendamente a partir del 2014 en toda la región, a la vez que sabemos que los proyectos mineros se siguieron expandiendo con mayor intensidad después de ese año, siendo que los focos de producción minera se han centrado sobre todo en Brasil y en la Región Andina -desde Chile hasta Colombia-, así como en el Triángulo del Litio entre las fronteras de Bolivia, Chile y Argentina, y en México, promovidas por las industrias de las Energías mal llamadas Renovables.
Frente a estos datos, debemos recordar el estrecho vínculo que existe entre la explotación de los Recursos Naturales, las Deudas Externas y el Sistema Financiero, cuya articulación da forma no sólo a las dinámicas del sector energético, sino sobre todo, a las formas en que a partir de la década del 1970 se han ido reconfigurando las relaciones imperiales-coloniales entre el Norte y el Sur Global, y por lo tanto, los modos en que las Gobernanzas en América Latina y sus sistemas productivos viven condicionadas verticalmente a través del Sistema Financiero y de las recetas de los Organismos Internacionales.
Si observamos los siguientes gráficos podremos dimensionar el modo en que los intercambios financieros se han multiplicado en el Siglo XXI, así como la relevancia que tiene Brasil a nivel Regional como centro financiero. No es casual que de las 19 empresas que cotizan en el Latibex, el índice financiero de las economías Latinoamericanas en las bolsas españolas), 12 sean de Brasil, 5 sean de México, una de Argentina (el Banco BBVA) y una de Perú (la minera Volcán), casi todas empresas y grupos económicos volcados al sector energético y minero. En estos años las acciones financieras de Deuda Externa han ido incrementando sostenidamente y sin pausa, al ritmo en el que han crecido las explotaciones extractivas y llegaban las “inversiones” del capital internacional.
El actual sistema de explotación extractivista neocolonial se ha desarrollado bajo una sucesión de etapas, donde después de las etapas desarrollistas asociadas al extractivismo en cada territorio – con todas las infraestructuras y políticas de exportación instaladas y en funcionamiento a través de los propios Estados Latinoamericanos-, lo que sigue son etapas de saqueo limpio de recursos naturales y capitales financieros en Latinoamérica.
Parte del pago de las deudas externas se hace en recursos naturales, y por ello el aumento exponencial de los pagos de la deuda externa, disparados nuevamente desde el año 2014, han crecido a la par en que han descendido estrepitosamente las rentas que aportaban los recursos naturales a las economías estatales, generando el actual proceso de recesión económica. Es decir, estamos frente a una fuga masiva de capitales y de recursos naturales, pero a nivel regional.
Paulatinamente, y por etapas, hemos vuelto a las economías ya no sólo primarias, sino de tipo Enclave: territorios puntualizados de extracción de recursos naturales, cuyas riquezas monetarias se extraen a través del sistema de circulación del capital financiero, y que -siempre en coordinación con las elites de los Estados-, logran extraer la mayor cantidad de recurso y ganancia al mínimo costo posible.
La informalidad, la clandestinidad, y los márgenes del sistema formal-estatal que vemos en Latinoamérica (y cuyo mayor exponente es el exitosísimo mercado del narcotráfico) también son configurados de acuerdo a la maximización de las ganancias desde el Norte Global. Por eso abundan las investigaciones sobre desigualdad, informalidad y sistemas productivos latinoamericanos acá en Europa. Saben que abaratar los gastos y consumos de la población de un territorio a saquear es un modo de abaratar los costos de la extracción de Recursos Naturales. Nuestros países no son pensados para ser vividos con dignidad sino para ser explotados con eficiencia. No se trata de un error del sistema, sino de una decisión del sistema.
Si podemos entender de este modo sistémico no sólo las crisis económicas y políticas, sino también la ilegalidad, la informalidad y la clandestinidad de muchos procesos productivos en América Latina -y ya no como “defecto propio”- entenderíamos que el resultado sería menos el producto de nuestras incapacidades políticas y económicas, sino más bien, el resultado de una estrategia de maximización de ganancias elegidas por el Capital Colonial para la explotación de nuestros Recursos Naturales.
El modo en que se ejecutan los proyectos extractivos, y la complejidad de actores que hoy intervienen en el proceso -contando desde los intermediarios chinos hasta las nuevas “cooperativas” energéticas y fondos de inversión- hacen que sea mucho más difícil rastrear las responsabilidades políticas y los actores decisivos en este modelo productivo.
Europa suele salir bastante limpia de la cuestión pero porque también ha logrado construir en estos últimos 30 años una metodología de apropiación económica-colonial de las riquezas ajenas tercerizando las relaciones directas con los territorios saqueados de Latinoamérica y el resto del Sur Global. Si bien solemos apuntar a Estados Unidos -y últimamente Canadá- como enemigos políticos del proceso imperial, o a China como clara interventora de los proyectos extractivos, es en Europa -y sus paraísos fiscales- donde se producen los procesos definitivos de acumulación de capital, y por tanto, desde donde se toman las decisiones estratégicas del Comercio Internacional bajo las condiciones que lo vivimos actualmente. Aun así, frente al mundo Europa se presenta a sí misma como una gran mediadora de Paz y garante de los Derechos Humanos, como modelo de superioridad económica y desarrollo moderno, diversidad e inclusión. Buscar y apuntar a los responsables políticos del desastre social, político, ambiental y territorial que estamos viviendo en Latinoamérica es crucial para los años que vienen.
En la segunda parte analizaremos la transición energética en Europa y su relación con el nuevo extractivismo en Latinoaméria.
ANRed
Viviendo en Barcelona y trabajando en la electricidad pude observar el fenómeno de la Transición Energética y vincularlo a algunos datos del comercio internacional y sus redes materiales y financieras en torno al sistema energético, así como a los sucesos políticos y migraciones masivas que se han sucedido en los últimos años. Encontré necesario poder compartir algunas cuestiones que me creo urgente que discutamos y que pongamos en común para pensar y dimensionar el momento del capitalismo colonial que estamos atravesando y que, paradójicamente, venimos analizando de modo cada vez más individualista y nacionalista en nuestra Región.
El reciente Golpe de Estado en Perú nos urge nuevamente a plantear las razones que enlazan todas las revueltas, golpes y conflictos políticos en la Región, más allá de las narrativas nacionales que se construyen dentro de los marcos de cada Estado-Nación. La gran particularidad de Perú es que desde los años 90s -Fujimorismo represivo mediante- se ha expandido la explotación minera de un modo sin precedentes, sin consideraciones ambientales, y mucho menos consideraciones sociales. La minería -legal o ilegal, en los Andes o en el Amazonas- viene incidiendo y vertiendo capitales para luego ir fugándolos cuando lo encuentra conveniente. Al igual que el resto de Latinoamérica, Perú enfrenta en la última década una caída de sus ingresos producto de este fuerte proceso de saqueo y re-apropiación de las rentas mineras mediante deuda externa y la prepotencia de las empresas energéticas como Repsol, muy asentadas en el país.
Pero esto no es algo exclusivo del Perú, sino que desde el año 2014 el FMI ha vuelto con fuerza a entrar en toda la Región para articular un gran proceso de saqueo coordinado a través del endeudamiento y de las fugas de capital a través de los mercados financieros, acompañado por la intensificación del ingreso y aumento de las producciones extractivas de Gas, Petróleo, Cobre, Litio, Oro y otras materias primas cuyo valor en los mercados ha aumentado producto del protagonismo que ha tenido la cuestión energética en el impacto ambiental, y sobre todo, en el mercado de valores.
La minería -por cobre, litio, tierras raras, oro y otros metales necesarios para la Transición Energética- se ha expandido exponencialmente a partir de mediados de la década del 2000, sobre todo en Brasil, Chile, Perú y México. Durante casi 10 años las rentas mineras inyectadas en las economías de estos países han aumentado las arcas estatales, las cuales fueron destinadas principalmente a la construcción de más infraestructura para el extractivismo pero también para las políticas públicas y sociales de contención frente a la gran transformación productiva.
Sin embargo, como vemos, este aporte de rentas mineras disminuye tremendamente a partir del 2014 en toda la región, a la vez que sabemos que los proyectos mineros se siguieron expandiendo con mayor intensidad después de ese año, siendo que los focos de producción minera se han centrado sobre todo en Brasil y en la Región Andina -desde Chile hasta Colombia-, así como en el Triángulo del Litio entre las fronteras de Bolivia, Chile y Argentina, y en México, promovidas por las industrias de las Energías mal llamadas Renovables.
Frente a estos datos, debemos recordar el estrecho vínculo que existe entre la explotación de los Recursos Naturales, las Deudas Externas y el Sistema Financiero, cuya articulación da forma no sólo a las dinámicas del sector energético, sino sobre todo, a las formas en que a partir de la década del 1970 se han ido reconfigurando las relaciones imperiales-coloniales entre el Norte y el Sur Global, y por lo tanto, los modos en que las Gobernanzas en América Latina y sus sistemas productivos viven condicionadas verticalmente a través del Sistema Financiero y de las recetas de los Organismos Internacionales.
Si observamos los siguientes gráficos podremos dimensionar el modo en que los intercambios financieros se han multiplicado en el Siglo XXI, así como la relevancia que tiene Brasil a nivel Regional como centro financiero. No es casual que de las 19 empresas que cotizan en el Latibex, el índice financiero de las economías Latinoamericanas en las bolsas españolas), 12 sean de Brasil, 5 sean de México, una de Argentina (el Banco BBVA) y una de Perú (la minera Volcán), casi todas empresas y grupos económicos volcados al sector energético y minero. En estos años las acciones financieras de Deuda Externa han ido incrementando sostenidamente y sin pausa, al ritmo en el que han crecido las explotaciones extractivas y llegaban las “inversiones” del capital internacional.
El actual sistema de explotación extractivista neocolonial se ha desarrollado bajo una sucesión de etapas, donde después de las etapas desarrollistas asociadas al extractivismo en cada territorio – con todas las infraestructuras y políticas de exportación instaladas y en funcionamiento a través de los propios Estados Latinoamericanos-, lo que sigue son etapas de saqueo limpio de recursos naturales y capitales financieros en Latinoamérica.
Parte del pago de las deudas externas se hace en recursos naturales, y por ello el aumento exponencial de los pagos de la deuda externa, disparados nuevamente desde el año 2014, han crecido a la par en que han descendido estrepitosamente las rentas que aportaban los recursos naturales a las economías estatales, generando el actual proceso de recesión económica. Es decir, estamos frente a una fuga masiva de capitales y de recursos naturales, pero a nivel regional.
Paulatinamente, y por etapas, hemos vuelto a las economías ya no sólo primarias, sino de tipo Enclave: territorios puntualizados de extracción de recursos naturales, cuyas riquezas monetarias se extraen a través del sistema de circulación del capital financiero, y que -siempre en coordinación con las elites de los Estados-, logran extraer la mayor cantidad de recurso y ganancia al mínimo costo posible.
La informalidad, la clandestinidad, y los márgenes del sistema formal-estatal que vemos en Latinoamérica (y cuyo mayor exponente es el exitosísimo mercado del narcotráfico) también son configurados de acuerdo a la maximización de las ganancias desde el Norte Global. Por eso abundan las investigaciones sobre desigualdad, informalidad y sistemas productivos latinoamericanos acá en Europa. Saben que abaratar los gastos y consumos de la población de un territorio a saquear es un modo de abaratar los costos de la extracción de Recursos Naturales. Nuestros países no son pensados para ser vividos con dignidad sino para ser explotados con eficiencia. No se trata de un error del sistema, sino de una decisión del sistema.
Si podemos entender de este modo sistémico no sólo las crisis económicas y políticas, sino también la ilegalidad, la informalidad y la clandestinidad de muchos procesos productivos en América Latina -y ya no como “defecto propio”- entenderíamos que el resultado sería menos el producto de nuestras incapacidades políticas y económicas, sino más bien, el resultado de una estrategia de maximización de ganancias elegidas por el Capital Colonial para la explotación de nuestros Recursos Naturales.
El modo en que se ejecutan los proyectos extractivos, y la complejidad de actores que hoy intervienen en el proceso -contando desde los intermediarios chinos hasta las nuevas “cooperativas” energéticas y fondos de inversión- hacen que sea mucho más difícil rastrear las responsabilidades políticas y los actores decisivos en este modelo productivo.
Europa suele salir bastante limpia de la cuestión pero porque también ha logrado construir en estos últimos 30 años una metodología de apropiación económica-colonial de las riquezas ajenas tercerizando las relaciones directas con los territorios saqueados de Latinoamérica y el resto del Sur Global. Si bien solemos apuntar a Estados Unidos -y últimamente Canadá- como enemigos políticos del proceso imperial, o a China como clara interventora de los proyectos extractivos, es en Europa -y sus paraísos fiscales- donde se producen los procesos definitivos de acumulación de capital, y por tanto, desde donde se toman las decisiones estratégicas del Comercio Internacional bajo las condiciones que lo vivimos actualmente. Aun así, frente al mundo Europa se presenta a sí misma como una gran mediadora de Paz y garante de los Derechos Humanos, como modelo de superioridad económica y desarrollo moderno, diversidad e inclusión. Buscar y apuntar a los responsables políticos del desastre social, político, ambiental y territorial que estamos viviendo en Latinoamérica es crucial para los años que vienen.
En la segunda parte analizaremos la transición energética en Europa y su relación con el nuevo extractivismo en Latinoaméria.
ANRed
Segunda parte: la Transición Energética en Europa y el extractivismo neocolonial en Latinoamérica
La Transición Energética se presenta como un programa de transformaciones productivas a escala global promovida por acuerdos internacionales y establecida por la Agenda para el Desarrollo Sostenible de las Nacionales Unidas para el 2030, con el objetivo de mitigar las emisiones de carbono (Co2) que producen el Cambio Climático.
El objetivo declarado de la Transición Energética es reducir las emisiones de Co2, y por lo tanto, reemplazar la producción y consumo de energías fósiles (Gas y Petróleo), que son las principales generadoras, reemplazando estas fuentes de energía -que se consideran finitas y militadas- por aquellas que se consideran “renovables”, centrándose especialmente en la producción de energía eléctrica.
Cuando llegué a Barcelona no se me abrió ninguna puerta como socióloga, pero al toque se me abrió la de la electricidad a través de unos hermanos chilenos que me enseñaron el oficio. A la velocidad de la luz terminamos ganando un premio para formar una cooperativa de electricistas -que iba a ser feminista y antirracista-, pero todo terminó haciendo mucho cortocircuito. Hasta el día de hoy soy vicepresidenta de una cooperativa fantasma dedicada a la instalación eléctrica que se supone que está cerrada pero no dada de baja, porque la gestora, otra cooperativa “compa”, no me pasa los papeles para ver que efectivamente no hay más actividad. La cuestión es que apenas nos formamos nos llovieron propuestas de instalaciones fotovoltaicas (las placas solares, etc.) y a mí ya se me había dado por decir que no le íbamos a hacer publicidad a las renovables porque no tenían nada de ecológicas ni sustentables. Había pasado el Golpe de Estado en Bolivia hacía un suspiro y acá esperaban las placas y las baterías de Litio que llegaran “desde” China para darle arranque a una movida muy pero muy grosa, de mucha inyección de dinero en inversiones provenientes de “Fondos Europeos” y gestionados entre el modelo cooperativo y el modelo de las Start Ups… Obviamente me patearon hasta que no di más y dos italianas se quedaron con el business. Todo muy veloz, todo muy turbio, todo lleno de discursos disque-progres (in)sostenibles. Como trabajadora de la electricidad no romantizo ni un segundo la Transición Energética.
En este momento en el Reino de España se está exigiendo a la población que reforme todas sus instalaciones eléctricas, lo que implica al menos una cuadruplicación del cobre instalado en cada hogar para poder contener los reemplazos domésticos del uso gas en la calefacción, la cocina y el agua caliente.
Para aumentar la capacidad eléctrica hace falta aumentar el cableado de cobre y hoy la normativa española exige que se instalen al menos 5 circuitos diferenciados en cada hogar, cuando antes habían uno o dos circuitos como mucho. Un horno eléctrico, un termo eléctrico de agua de 80 litros o un lavarropas lleva un cableado más del doble de grueso que uno de un enchufe normal para que sea seguro y no se queme. Si pensamos en cuánto aumenta la demanda de cobre solamente a partir de demanda que generan las instalaciones domésticas en Europa, podemos imaginarnos la presión sobre el sector minero y también el tamaño del impacto ambiental que conlleva semejante reforma en los países que tienen cobre.
En cuanto al transporte, ya se está volcando todo el Transporte Público a vehículos eléctricos y para 2035 en Europa ya no se podrán vender más automóviles a combustión, sino sólo de energía eléctrica. No es casual que Chile esté atravesando el crecimiento económico-financiero que vemos actualmente, ni que los conflictos territoriales estallen por todas partes. Como no es casual el Golpe de Estado en Perú, ni la presión en Chubut y Mendoza por instalar la minería, ni los desastres en el Amazonas, ni en México. (Hay pila de material sobre los conflictos por la expansión de la minería en Latinoamérica).
Pero la gran novedad de la Transición Energética es la incorporación de tecnologías de almacenaje de la energía eléctrica que ahora también permitirá exportar la energía eléctrica de modo trans-atlántico gracias a la posibilidad de ser acumulada en las Baterías de Litio. Y esta es la gran revuelta energética en la que estamos ahora mismo en toda la Región. Aunque vale aclarar que las exploraciones y extracciones de petróleo se hayan detenido… todo lo contrario, acompañan el boom de inversiones.
La energía eléctrica es un flujo que sin esa tecnología de acumulación sólo puede transmitirse mediante costosos cableados directos -de aluminio o de cobre- (como por ejemplo tienen entre Marruecos y España, desde donde se exporta energía eléctrica que luego España también exporta a Francia). Las Baterías de Litio permitirán exportar la energía eléctrica que se produce en Latinoamérica, así como de otras tantas partes del Sur Global, lo cual implica un enorme input al sistema financiero y un aumento exponencial de recurso energético para el sector productivo (que lejos está de augurar una disminución de las emisiones de CO2).
Los actores clave del sector energético europeo
Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, han sido las Elites financieras-coloniales del Reino Unido las que han controlado la explotación mundial de Petróleo, y que junto con los Países Bajos, comparten la propiedad de Shell (la mayor empresa petrolera europea) y acaparan las mayores ganancias del Gas Natural. Ambos son los grandes gestores del Sistema Energético basado en los Hidrocarburos y concentran la mayor cantidad de rentas en esos sectores, contando con el territorio (post) colonial de la CommonWealth (Canadá, Sudáfrica, India, Pakistán, Singapur, entre otros 54 Estados miembros que fueron parte de la Colonia Inglesa).
Sin embargo, el sector minero y eléctrico en este momento en Latinoamérica se encuentra capitalizado por las Elites industriales-financieras-coloniales de España y sus comunidades autónomas (Catalunya y País Vasco), quienes reportan las mayores ganancias provenientes de la emergente demanda de insumos mineros -cobre y litio- que se producen en Latinoamérica. Si observamos el siguiente gráfico sobre la captación de rentas mineras, podremos ver también que en los últimos años Alemania ha entrado en el mercado con una fuerza y velocidad impresionantes.
España entró al “primer mundo” en la década de los 80s y 90s a través del proceso de endeudamiento externo y la privatización de las empresas públicas de servicios en Latinoamérica. Desde entonces empresas españolas como Endesa, Repsol, Iberdrola (y sus subsidiarias como Neo energía en Brasil) controlan gran parte de la producción y extracción energética en Latinoamérica, a la vez que han convertido a España -que no tiene un sólo pozo petrolero ni fuentes hidroeléctricas importante- en una potencia energética europea y mundial.
El impulso que en estos años ha tomado la Transición Energética en España y sus comunidades Autónomas ha sido impresionante y se ha promovido incluso desde la Economía Social donde se multiplican las nuevas “Cooperativas” que promueven estas transformaciones como una “Transición Eco-Social”, muy lejos de las realidades de salarios bajos para los trabajadores migrantes que instalan las nuevas infraestructuras eléctricas, así como lo poco ecológico de los procesos productivos mineros. Un escenario así complejiza muchísimo la tarea de elaborar los vínculos entre La Transición Energética y el Extractivismo en el Sur Global ya que estas perspectivas “progresistas” (feministas, ecologistas, etc.) incluso exigen la aceleración de estas transformaciones, a espaldas de los Golpes de Estado, las revueltas y los asesinatos de líderes sociales territoriales en resistencia en Latinoamérica.
Pero Latinoamérica no es el único territorio que está siendo saqueado por parte de Europa. Las elites de Francia están bien surtidas a partir de la explotación de recursos y riquezas provenientes de África, y Alemania, por ser la principal locación de las fábricas y del sector industrial europeo, absorbe la mano de obra migrante necesaria para este salto productivo así como mucha de la demanda de los Recursos Naturales provenientes del Sur Global, a la vez que mantiene un acaparamiento de los mercados de Europa del Este, los Balcanes, Turquía y parte de Medio Oriente (teniendo una participación muy fuerte en los conflictos de los territorios kurdos (riquísimos en recursos naturales) entre las fronteras de Siria, Irán, Irak y Turquía).
En Europa, luego de 30 años de haber tercerizado casi todas sus industrias a China, India o a otros países del Sur Global, se están preparando para el retorno de cierta producción industrial hiper-tecnificada y orientada hacia los automatismos. La gran cantidad de recursos materiales que se necesitan para realizar esta transformación productiva llegan a Europa a través de sub-contrataciones de los llamados “Países Emergentes”, pero en el caso Latinoamericano es especialmente a través de China y Estados Unidos, centralizado en la Región por Brasil y por México, y recientemente por Chile (sí, Argentina ya no juega más de potencia Latinoamericana). En el siguiente diagrama de redes podemos ver y dimensionar el modo que este sistema de intercambio ha tomado en la última década.
En este contexto, China aparece como un gigante pero más bien podríamos decir que es la gran empresa Sub-contratada del Norte Global, quien ha asumido a partir de los 90s, pero sobre todo desde los 2000s, un rol de intermediario productivo-extractivo, producto de la tercerización del proceso industrial del Norte Global, absorbiendo enormes costos sociales y ambientales mientras crecen las acusaciones internacionales que la responsabilizan por las consecuencias perniciosas del modelo productivo, los derechos humanos y, por supuesto, sus enormes emisiones de carbono. No es casual que las políticas contra el Cambio Climático se centren en las Emisiones de Carbono (Co2) y comiencen a penalizar a los emisores de carbono justo cuando ya las industrias del norte global han sido des-localizadas y cuando se ha identificado a los países que efectivamente producen la energía en el Sur Global como los mayores emisores de Co2… Los europeos son unos vivos bárbaros.
Estados Unidos aún compite por ser ese rol de intermediario entre Europa y partes del Sur Global -especialmente Latinoamérica- a través del Sistema Financiero y las políticas de tipo condicionantes y represivas, cuya ejecución es públicamente innegable en el Siglo XXI, pero que aquí diremos que no responden a sus propias estrategias de acumulación solamente, sino que tercerizan una parte importante de las estrategias extractivas y coloniales de Europa que bajan sobre los territorios a través del FMI.
Las grandes Entidades Financieras localizadas en Estados Unidos (como Blackrock, Vanguard o Eaton Vence) movilizan el capital europeo que se inyecta en los Proyectos Extractivos a través de sus Fondos de Inversión, mientras los Jefes de Estado se reúnen para coordinan las “inversiones” y acosos territoriales varios. A pesar de parecer entidades globales sin territorio, cuentan con Inversores que sí que tienen sus asientos territoriales y trasladan las ganancias de un sitio a otro, mediante mecanismos que funcionan en complejos niveles, desde los capitales de las grandes compañías petroleras, con asiento en el Norte Global, hasta cualquier trabajador promedio en Europa que puede invertir sus ahorros y recibir un porcentaje grueso como tasa de retorno a través de nuevos productos financieros que son accesibles para ignotos en el tema.
Para dar un ejemplo claro, el conflicto de los Chalecos Amarillos en Francia explotó cuando el Gobierno Francés quiso decretar que los fondos de pensiones de los trabajadores de mayor escala salarial fueran directamente gestionados por BlackRock. En España, el presidente Pedro Sánchez se reúne y genera acuerdos con BlackStone, que concentra la mayor cantidad de viviendas bajo un sólo tenedor, en medio del boom de los desahucios porque la especulación inmobiliaria se mantiene porque “baja” mucho dinero de fondos de inversiones de todo el mundo a la economía española. Es decir, los Estados Europeos articulan con las grandes Entidades Financieras la gestión de los capitales y de las inversiones de modo directo, organizando transferencias de riquezas e inversiones entre el Norte y el Sur Global.
Este sistema de transferencias de riquezas y capitales a través de las Entidades Financiaras que emiten ese producto que son los Fondos de Inversión es complejísimo por su estructura de red, pero sobre todo por el mecanismo simultáneo de híper-concentración (con BlackRock desde Estados Unidos centralizando la gestión y el movimiento de gran parte de las inversiones del sistema energético entre Europa y Latinoamérica) y de híper-dispersión de las figuras inversoras, ya que cada Fondo de Inversión esconde detrás una cantidad de actores anónimos desconocida y donde, a su vez, participan actores de todo tamaño, desde trabajadores formales del norte global hasta las empresas de os oligopolios energéticos.
La llegada del capital extractivo a Europa
Actualmente estamos viendo en Europa una increíble inyección de dinero y de capitales que llegan a través de los Fondos Europeos Next Generation en modos de subsidios a la transición energética y en respuesta a la “crisis” producida por la Covid19. Estos Fondos Europeos Next Generation -con lo que se subsidia hoy a gran parte de la economía cotidiana de los europeos- son transferencias de riquezas directas (y ”solidarias”) desde el Sector Energético, a cuento de que son los responsables del Cambio Climático, y por ello deben financiar la Transición hacia otro modelo más “Ecológico y Sostenible”.
Como se preveé que estos modelos productivos absorberán mucha mano de obra (en parte migrante), pero a su vez desplazarán del mercado de trabajo a mucha otra cantidad de personas, las Rentas Universales -que son ingresos subsidiados por debajo de las lineas de pobreza- se presentan como la gran política pública frente al futuro desempleo masivo como la utopía para los progresismos en España, que promueve este tipo de políticas también en América Latina. Sabemos que como recurso de emergencia estas políticas han sido necesarias en nuestros países, pero en tanto horizonte debería preocuparnos que se presente como escenario “utópico” a ser aspirado.
La contra-cara progresista de los endeudamientos externos del Sur Global han sido los aumentos de presupuesto invertidos por los organismos de la (“buenísima y generosa”) Cooperación Internacional en proyectos de intervención e investigación destinados a la “contención” de los conflictos sociales, económicos y políticos en Latinoamérica, pero también al mapeo de los conflictos ambientales -así como sus actores clave- desatados por el avance del extractivismo petrolero y minero en la Región. En los últimos años ha sido Alemania la que mayor posesión de deuda ha tenido sobre las deudas latinoamericanas, y por tanto, que mayor participación ha tenido en esta área de cooperación.
De hecho, los mismos agentes de la Cooperación Internacional estiman que los efectos del “Cambio Climático” impactarán especialmente sobre el Sur Global, por lo que se planifica un incremento en los aportes a los sistemas de Cooperación Internacional con el fin de intervenir sobre esta conflictividad con el fin de garantizar la provisión de recursos estratégicos y así también garantizar su Seguridad Energética.
En todo este período se puede constatar un aumento constante del personas en Fuerzas Represivas Estatales en todos los países de Latinoamérica, indicando que el actual modelo de explotación por Enclave viene construyendo las bases represivas (militares y para-militares) capaces de forzar cualquier acuerdo comercial para la extracción de sus recursos naturales clave para la “Transición Energética”.
Este avance del Capital Colonial está en su fase económica descendente, extrayendo el máximo posible materias y capitales -mediante el mercado financiero y las deudas externas- para el salto tecnológico que se avecina en Europa y que augura un escenario donde la mayoría de la población pasará a ser considerada un gasto prescindible fuera del sistema de reproducción económica (a lo Elon Musk), a lo sumo subsidiada mediante mecanismos como las Rentas Universales. Los modelos sociales propuestos por los organismos internacionales nos orientan hacia esas transformaciones y tenemos que poder pensar otros modos posibles donde no seamos prescindibles.
Este proceso también se está viviendo en diferentes modalidades en los países de África, Medio Oriente y de Asia, cada uno con sus particularidades, pero todos relacionados a los vínculos neo-coloniales que se impulsan en todo el Sur Global a partir de conflictos territoriales por la disputa de los Recursos Naturales y los circuitos de extracción y producción. Los grandes flujos emigratorios dan cuenta de este tipo de avances coloniales sobre los territorios a nivel global y la población migrada podemos relacionar y conectar puntos al encontrarnos en estas metrópolis.
Hace unos años en Barcelona hicimos un encuentro para compartir luchas que estaban sucediendo en 15 países del Sur Global y con sólo hablar de los casos recientes -el golpe de Estado en Bolivia, el asesinato de Macarena Valdez en Wallmapu, Bolsonaro en Brasil y el avance sobre el amazonas, las hidroeléctricas en Colombia, los conflictos por los hidrocarburos entre los Estados que controlan territorios kurdos, el saqueo en Burkina Faso… todo estaba vinculado a la Transición Energética y al control de los recursos estratégicos. Cuando suceden esas cosas la población europea tiembla, no importa cuán “progre” sea.
El cambio climático existe, pero es más la consecuencia de la aceleración de este mismo modelo extractivo que se promueve en pos de combatirlo. Es decir, va a ser muy complejo combatirlo porque las consecuencias de los proyectos extractivos y sus modelos de producción van a ser leídas como las consecuencias del cambio climático, todo va a generar mucha confusión. Las personas que vivimos en las grandes ciudades estamos lejos muchas veces de los conflictos pero podemos ver y vivir las consecuencias. Por ejemplo ya se maneja el concepto de “migraciones climáticas” cuando se trata de desplazamientos forzados por proyectos extractivos.
Los países centrales de Europa son los únicos territorios que bajaron sus emisiones de Co2 en estos últimos 30 años, pero porque deslocalizando sus industrias trasladaron y tercerizaron el costo ambiental y social de las industrias, quedándose principalmente con la tarea de gestión global de las inversiones y las autorías de diseño y patentes de todas las producciones generadas y extraídas del Sur Global. Colonizar da muy eco-friendly.
El límite a las transformaciones extractivistas asociadas a la transición energética vendrá puesto por esta capacidad de resistencia y rechazo coordinado de los pueblos, pero implicará enormes desafíos para los sectores en lucha. Hay saqueo energético y eso se traduce incluso en los ánimos como en los cortes de luz, que suceden en Latinoamérica cada vez más asiduamente, pero en Europa no (aunque se declaren en crisis energética para aumentar las inversiones en el sector).
Las polarizaciones políticas y la desconfianza popular en las democracias son indicios del desgaste producido por el modelo a nivel regional son terreno fértil para las transformaciones veloces de modelos productivos. Sino pensemos en la velocidad que tuvieron las transformaciones entre el 2001 y la sojización posterior de medio país. Hoy el foco se encuentra en el Sector Energético y muchos movimientos sociales, políticos y económicos vendrán condicionados por él.
España entró al “primer mundo” en la década de los 80s y 90s a través del proceso de endeudamiento externo y la privatización de las empresas públicas de servicios en Latinoamérica. Desde entonces empresas españolas como Endesa, Repsol, Iberdrola (y sus subsidiarias como Neo energía en Brasil) controlan gran parte de la producción y extracción energética en Latinoamérica, a la vez que han convertido a España -que no tiene un sólo pozo petrolero ni fuentes hidroeléctricas importante- en una potencia energética europea y mundial.
El impulso que en estos años ha tomado la Transición Energética en España y sus comunidades Autónomas ha sido impresionante y se ha promovido incluso desde la Economía Social donde se multiplican las nuevas “Cooperativas” que promueven estas transformaciones como una “Transición Eco-Social”, muy lejos de las realidades de salarios bajos para los trabajadores migrantes que instalan las nuevas infraestructuras eléctricas, así como lo poco ecológico de los procesos productivos mineros. Un escenario así complejiza muchísimo la tarea de elaborar los vínculos entre La Transición Energética y el Extractivismo en el Sur Global ya que estas perspectivas “progresistas” (feministas, ecologistas, etc.) incluso exigen la aceleración de estas transformaciones, a espaldas de los Golpes de Estado, las revueltas y los asesinatos de líderes sociales territoriales en resistencia en Latinoamérica.
Pero Latinoamérica no es el único territorio que está siendo saqueado por parte de Europa. Las elites de Francia están bien surtidas a partir de la explotación de recursos y riquezas provenientes de África, y Alemania, por ser la principal locación de las fábricas y del sector industrial europeo, absorbe la mano de obra migrante necesaria para este salto productivo así como mucha de la demanda de los Recursos Naturales provenientes del Sur Global, a la vez que mantiene un acaparamiento de los mercados de Europa del Este, los Balcanes, Turquía y parte de Medio Oriente (teniendo una participación muy fuerte en los conflictos de los territorios kurdos (riquísimos en recursos naturales) entre las fronteras de Siria, Irán, Irak y Turquía).
En Europa, luego de 30 años de haber tercerizado casi todas sus industrias a China, India o a otros países del Sur Global, se están preparando para el retorno de cierta producción industrial hiper-tecnificada y orientada hacia los automatismos. La gran cantidad de recursos materiales que se necesitan para realizar esta transformación productiva llegan a Europa a través de sub-contrataciones de los llamados “Países Emergentes”, pero en el caso Latinoamericano es especialmente a través de China y Estados Unidos, centralizado en la Región por Brasil y por México, y recientemente por Chile (sí, Argentina ya no juega más de potencia Latinoamericana). En el siguiente diagrama de redes podemos ver y dimensionar el modo que este sistema de intercambio ha tomado en la última década.
En este contexto, China aparece como un gigante pero más bien podríamos decir que es la gran empresa Sub-contratada del Norte Global, quien ha asumido a partir de los 90s, pero sobre todo desde los 2000s, un rol de intermediario productivo-extractivo, producto de la tercerización del proceso industrial del Norte Global, absorbiendo enormes costos sociales y ambientales mientras crecen las acusaciones internacionales que la responsabilizan por las consecuencias perniciosas del modelo productivo, los derechos humanos y, por supuesto, sus enormes emisiones de carbono. No es casual que las políticas contra el Cambio Climático se centren en las Emisiones de Carbono (Co2) y comiencen a penalizar a los emisores de carbono justo cuando ya las industrias del norte global han sido des-localizadas y cuando se ha identificado a los países que efectivamente producen la energía en el Sur Global como los mayores emisores de Co2… Los europeos son unos vivos bárbaros.
Estados Unidos aún compite por ser ese rol de intermediario entre Europa y partes del Sur Global -especialmente Latinoamérica- a través del Sistema Financiero y las políticas de tipo condicionantes y represivas, cuya ejecución es públicamente innegable en el Siglo XXI, pero que aquí diremos que no responden a sus propias estrategias de acumulación solamente, sino que tercerizan una parte importante de las estrategias extractivas y coloniales de Europa que bajan sobre los territorios a través del FMI.
Las grandes Entidades Financieras localizadas en Estados Unidos (como Blackrock, Vanguard o Eaton Vence) movilizan el capital europeo que se inyecta en los Proyectos Extractivos a través de sus Fondos de Inversión, mientras los Jefes de Estado se reúnen para coordinan las “inversiones” y acosos territoriales varios. A pesar de parecer entidades globales sin territorio, cuentan con Inversores que sí que tienen sus asientos territoriales y trasladan las ganancias de un sitio a otro, mediante mecanismos que funcionan en complejos niveles, desde los capitales de las grandes compañías petroleras, con asiento en el Norte Global, hasta cualquier trabajador promedio en Europa que puede invertir sus ahorros y recibir un porcentaje grueso como tasa de retorno a través de nuevos productos financieros que son accesibles para ignotos en el tema.
Para dar un ejemplo claro, el conflicto de los Chalecos Amarillos en Francia explotó cuando el Gobierno Francés quiso decretar que los fondos de pensiones de los trabajadores de mayor escala salarial fueran directamente gestionados por BlackRock. En España, el presidente Pedro Sánchez se reúne y genera acuerdos con BlackStone, que concentra la mayor cantidad de viviendas bajo un sólo tenedor, en medio del boom de los desahucios porque la especulación inmobiliaria se mantiene porque “baja” mucho dinero de fondos de inversiones de todo el mundo a la economía española. Es decir, los Estados Europeos articulan con las grandes Entidades Financieras la gestión de los capitales y de las inversiones de modo directo, organizando transferencias de riquezas e inversiones entre el Norte y el Sur Global.
Este sistema de transferencias de riquezas y capitales a través de las Entidades Financiaras que emiten ese producto que son los Fondos de Inversión es complejísimo por su estructura de red, pero sobre todo por el mecanismo simultáneo de híper-concentración (con BlackRock desde Estados Unidos centralizando la gestión y el movimiento de gran parte de las inversiones del sistema energético entre Europa y Latinoamérica) y de híper-dispersión de las figuras inversoras, ya que cada Fondo de Inversión esconde detrás una cantidad de actores anónimos desconocida y donde, a su vez, participan actores de todo tamaño, desde trabajadores formales del norte global hasta las empresas de os oligopolios energéticos.
La llegada del capital extractivo a Europa
Actualmente estamos viendo en Europa una increíble inyección de dinero y de capitales que llegan a través de los Fondos Europeos Next Generation en modos de subsidios a la transición energética y en respuesta a la “crisis” producida por la Covid19. Estos Fondos Europeos Next Generation -con lo que se subsidia hoy a gran parte de la economía cotidiana de los europeos- son transferencias de riquezas directas (y ”solidarias”) desde el Sector Energético, a cuento de que son los responsables del Cambio Climático, y por ello deben financiar la Transición hacia otro modelo más “Ecológico y Sostenible”.
Como se preveé que estos modelos productivos absorberán mucha mano de obra (en parte migrante), pero a su vez desplazarán del mercado de trabajo a mucha otra cantidad de personas, las Rentas Universales -que son ingresos subsidiados por debajo de las lineas de pobreza- se presentan como la gran política pública frente al futuro desempleo masivo como la utopía para los progresismos en España, que promueve este tipo de políticas también en América Latina. Sabemos que como recurso de emergencia estas políticas han sido necesarias en nuestros países, pero en tanto horizonte debería preocuparnos que se presente como escenario “utópico” a ser aspirado.
La contra-cara progresista de los endeudamientos externos del Sur Global han sido los aumentos de presupuesto invertidos por los organismos de la (“buenísima y generosa”) Cooperación Internacional en proyectos de intervención e investigación destinados a la “contención” de los conflictos sociales, económicos y políticos en Latinoamérica, pero también al mapeo de los conflictos ambientales -así como sus actores clave- desatados por el avance del extractivismo petrolero y minero en la Región. En los últimos años ha sido Alemania la que mayor posesión de deuda ha tenido sobre las deudas latinoamericanas, y por tanto, que mayor participación ha tenido en esta área de cooperación.
De hecho, los mismos agentes de la Cooperación Internacional estiman que los efectos del “Cambio Climático” impactarán especialmente sobre el Sur Global, por lo que se planifica un incremento en los aportes a los sistemas de Cooperación Internacional con el fin de intervenir sobre esta conflictividad con el fin de garantizar la provisión de recursos estratégicos y así también garantizar su Seguridad Energética.
En todo este período se puede constatar un aumento constante del personas en Fuerzas Represivas Estatales en todos los países de Latinoamérica, indicando que el actual modelo de explotación por Enclave viene construyendo las bases represivas (militares y para-militares) capaces de forzar cualquier acuerdo comercial para la extracción de sus recursos naturales clave para la “Transición Energética”.
Este avance del Capital Colonial está en su fase económica descendente, extrayendo el máximo posible materias y capitales -mediante el mercado financiero y las deudas externas- para el salto tecnológico que se avecina en Europa y que augura un escenario donde la mayoría de la población pasará a ser considerada un gasto prescindible fuera del sistema de reproducción económica (a lo Elon Musk), a lo sumo subsidiada mediante mecanismos como las Rentas Universales. Los modelos sociales propuestos por los organismos internacionales nos orientan hacia esas transformaciones y tenemos que poder pensar otros modos posibles donde no seamos prescindibles.
Este proceso también se está viviendo en diferentes modalidades en los países de África, Medio Oriente y de Asia, cada uno con sus particularidades, pero todos relacionados a los vínculos neo-coloniales que se impulsan en todo el Sur Global a partir de conflictos territoriales por la disputa de los Recursos Naturales y los circuitos de extracción y producción. Los grandes flujos emigratorios dan cuenta de este tipo de avances coloniales sobre los territorios a nivel global y la población migrada podemos relacionar y conectar puntos al encontrarnos en estas metrópolis.
Hace unos años en Barcelona hicimos un encuentro para compartir luchas que estaban sucediendo en 15 países del Sur Global y con sólo hablar de los casos recientes -el golpe de Estado en Bolivia, el asesinato de Macarena Valdez en Wallmapu, Bolsonaro en Brasil y el avance sobre el amazonas, las hidroeléctricas en Colombia, los conflictos por los hidrocarburos entre los Estados que controlan territorios kurdos, el saqueo en Burkina Faso… todo estaba vinculado a la Transición Energética y al control de los recursos estratégicos. Cuando suceden esas cosas la población europea tiembla, no importa cuán “progre” sea.
El cambio climático existe, pero es más la consecuencia de la aceleración de este mismo modelo extractivo que se promueve en pos de combatirlo. Es decir, va a ser muy complejo combatirlo porque las consecuencias de los proyectos extractivos y sus modelos de producción van a ser leídas como las consecuencias del cambio climático, todo va a generar mucha confusión. Las personas que vivimos en las grandes ciudades estamos lejos muchas veces de los conflictos pero podemos ver y vivir las consecuencias. Por ejemplo ya se maneja el concepto de “migraciones climáticas” cuando se trata de desplazamientos forzados por proyectos extractivos.
Los países centrales de Europa son los únicos territorios que bajaron sus emisiones de Co2 en estos últimos 30 años, pero porque deslocalizando sus industrias trasladaron y tercerizaron el costo ambiental y social de las industrias, quedándose principalmente con la tarea de gestión global de las inversiones y las autorías de diseño y patentes de todas las producciones generadas y extraídas del Sur Global. Colonizar da muy eco-friendly.
El límite a las transformaciones extractivistas asociadas a la transición energética vendrá puesto por esta capacidad de resistencia y rechazo coordinado de los pueblos, pero implicará enormes desafíos para los sectores en lucha. Hay saqueo energético y eso se traduce incluso en los ánimos como en los cortes de luz, que suceden en Latinoamérica cada vez más asiduamente, pero en Europa no (aunque se declaren en crisis energética para aumentar las inversiones en el sector).
Las polarizaciones políticas y la desconfianza popular en las democracias son indicios del desgaste producido por el modelo a nivel regional son terreno fértil para las transformaciones veloces de modelos productivos. Sino pensemos en la velocidad que tuvieron las transformaciones entre el 2001 y la sojización posterior de medio país. Hoy el foco se encuentra en el Sector Energético y muchos movimientos sociales, políticos y económicos vendrán condicionados por él.