OTHER NEWS (Por Federico Mayor Zaragoza*)
18.09.2024
"Ningún reto se halla fuera del alcance de la capacidad creadora de la especie humana".
J. F. Kennedy, junio de 1963
El punto de inflexión es cuando se alcanzan situaciones de carácter irreversible. Procurar que no concurran circunstancias que requieren ineludiblemente nuevas soluciones. Y que no cunda la desesperanza. Es una ciudadanía consciente de la igual dignidad y capaz de expresarse la que debe, por fin, poner en práctica la lúcida Carta de las Naciones Unidas: "Nosotros, los pueblos... hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra". Guerra y cualquier otro "horror", como el deterioro del medio ambiente y, por ende, de la habitabilidad del planeta Tierra.
Ha llegado el momento inaplazable de actuar, de pasar de ser espectadores impasibles de lo que acontece a actores muy diligentes. Ni un día más "oyentes silenciosos". Es tiempo de acción, de no ser simples receptores de informaciones frecuentemente sesgadas, sino actores que participen, cada uno en su ámbito, teniendo presente la máxima de Burke: "Nadie comete mayor error que quien no hace nada porque piensa que sólo podría hacer muy poco". Todas las semillas, sin excepción, son necesarias. Todos los granos de arena. Todas las gotas.
Hay momentos, muy pocos, en los que, de pronto, el cambio es posible. El cambio radical que se requiere sólo puede imaginarse como resultado de un gran clamor global de "Nosotros, los pueblos", al fin capaces de, con una actitud resuelta, llevar a cabo la transición de la fuerza a la palabra, de la imposición a la reflexión conjunta.
Es necesario y urgente que sean muchísimas las voces que se movilicen conscientes de que ahora -iguales en dignidad y capaces de participar- deben actuar sin ulterior demora. Sí: ahora, por primera vez en la historia, "Nosotros ,los pueblos ...." podemos conseguir que se suprima el veto en las Naciones Unidas ... y en la Unión Europea, también inhabilitada para la toma de decisiones por el requisito de "unanimidad", antítesis de democracia.
Es imperativo abordar los grandes desafíos a escala mundial, antes de que su posible solución ya no sea efectiva. Las grandes prioridades de alimentación, acceso al agua potable, servicios de salud de calidad, cuidado del medio ambiente, educación, emigración... son retos a los que debemos responder conjuntamente.
Inventar el futuro. A través de la moderna tecnología, puede tener lugar la mejor expresión de la voz del pueblo, de la solidaridad a nivel mundial. La sociedad civil tiene ahora, además de su innegable papel protagonista en la ayuda solidaria, la posibilidad no sólo de hacerse oír sino de hacerse escuchar.
La especie humana anhela, sueña, un "nuevo comienzo", donde en lugar de preparar la guerra consiga la paz escuchando, comprendiendo, aunando voces y esfuerzos.
En 79 años (desde 1945) NO ha sido posible aplicar la Carta, cumplir la voluntad de "Nosotros, los pueblos...", siempre acallados por el veto, por la gobernanza plutocrática y supremacista. Fue Eisenhower, el Presidente de los Estados Unidos, quien tuvo el valor, el 20 de enero de 1961, de transmitir a su sucesor, John Fitzgerald Kennedy y al pueblo norteamericano, que quien mandaba en realidad en Norteamérica no era el presidente sino el "complejo bélico industrial".
Ha llegado el momento inaplazable de actuar, de pasar de ser espectadores impasibles de lo que acontece a actores muy diligentes. Ni un día más "oyentes silenciosos". Es tiempo de acción, de no ser simples receptores de informaciones frecuentemente sesgadas, sino actores que participen, cada uno en su ámbito, teniendo presente la máxima de Burke: "Nadie comete mayor error que quien no hace nada porque piensa que sólo podría hacer muy poco". Todas las semillas, sin excepción, son necesarias. Todos los granos de arena. Todas las gotas.
Hay momentos, muy pocos, en los que, de pronto, el cambio es posible. El cambio radical que se requiere sólo puede imaginarse como resultado de un gran clamor global de "Nosotros, los pueblos", al fin capaces de, con una actitud resuelta, llevar a cabo la transición de la fuerza a la palabra, de la imposición a la reflexión conjunta.
Es necesario y urgente que sean muchísimas las voces que se movilicen conscientes de que ahora -iguales en dignidad y capaces de participar- deben actuar sin ulterior demora. Sí: ahora, por primera vez en la historia, "Nosotros ,los pueblos ...." podemos conseguir que se suprima el veto en las Naciones Unidas ... y en la Unión Europea, también inhabilitada para la toma de decisiones por el requisito de "unanimidad", antítesis de democracia.
Es imperativo abordar los grandes desafíos a escala mundial, antes de que su posible solución ya no sea efectiva. Las grandes prioridades de alimentación, acceso al agua potable, servicios de salud de calidad, cuidado del medio ambiente, educación, emigración... son retos a los que debemos responder conjuntamente.
Inventar el futuro. A través de la moderna tecnología, puede tener lugar la mejor expresión de la voz del pueblo, de la solidaridad a nivel mundial. La sociedad civil tiene ahora, además de su innegable papel protagonista en la ayuda solidaria, la posibilidad no sólo de hacerse oír sino de hacerse escuchar.
La especie humana anhela, sueña, un "nuevo comienzo", donde en lugar de preparar la guerra consiga la paz escuchando, comprendiendo, aunando voces y esfuerzos.
En 79 años (desde 1945) NO ha sido posible aplicar la Carta, cumplir la voluntad de "Nosotros, los pueblos...", siempre acallados por el veto, por la gobernanza plutocrática y supremacista. Fue Eisenhower, el Presidente de los Estados Unidos, quien tuvo el valor, el 20 de enero de 1961, de transmitir a su sucesor, John Fitzgerald Kennedy y al pueblo norteamericano, que quien mandaba en realidad en Norteamérica no era el presidente sino el "complejo bélico industrial".
Desde el Presidente Wilson al término de la Primera Guerra Mundial creando la Sociedad de Naciones a la fundación por Roosevelt de las Naciones Unidas, las oportunidades para la transición de la fuerza de la palabra se han desvanecido progresivamente. Ahora, como ya he subrayado, ha llegado el momento de "Nosotros, los pueblos...".
¿Y qué debemos hacer de inmediato pensando en las generaciones venideras? No se trata de disposiciones económicas, políticas, sociales... Se trata, sobre todo, de inventar un futuro distinto. A este respecto, nunca olvidaré lo que me dijo el profesor Hans Krebs, Premio Nobel de Bioquímica, en su laboratorio de Oxford: "La solución no está en estos instrumentos sofisticados, ni en el acopio de datos... La solución es pensar lo que nadie ha pensado"... Sí: cada ser humano, único y capaz de crear, nuestra esperanza.
Demos alas a la especie humana para que, sin vetos, actúe democráticamente para la gran transición de la fuerza a la palabra.
El mundo entra en una nueva era. Tenemos muchas cosas que conservar para el futuro y muchas otras que cambiar decididamente. Por fin, los pueblos. Por fin, la voz de la gente. Por fin, el poder ciudadano. Por fin, la palabra y no la fuerza. Una cultura de paz y nunca más una cultura de guerra.
Artículo enviado por el autor a Other News
¿Y qué debemos hacer de inmediato pensando en las generaciones venideras? No se trata de disposiciones económicas, políticas, sociales... Se trata, sobre todo, de inventar un futuro distinto. A este respecto, nunca olvidaré lo que me dijo el profesor Hans Krebs, Premio Nobel de Bioquímica, en su laboratorio de Oxford: "La solución no está en estos instrumentos sofisticados, ni en el acopio de datos... La solución es pensar lo que nadie ha pensado"... Sí: cada ser humano, único y capaz de crear, nuestra esperanza.
Demos alas a la especie humana para que, sin vetos, actúe democráticamente para la gran transición de la fuerza a la palabra.
El mundo entra en una nueva era. Tenemos muchas cosas que conservar para el futuro y muchas otras que cambiar decididamente. Por fin, los pueblos. Por fin, la voz de la gente. Por fin, el poder ciudadano. Por fin, la palabra y no la fuerza. Una cultura de paz y nunca más una cultura de guerra.
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*Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934) Doctor en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid (1958), ha sido catedrático en diferentes universidades españoles y ha desempeñado numerosos cargos políticos, entre otros el de ministro de Educación y Ciencia (1981-82). Entre 1987 y 1999 fue director general de la Unesco. Actualmente es presidente de la Fundación para una Cultura de Paz.
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