20 ene 2025

EL FIN DEL DERECHO INTERNACIONAL

Con el retorno de Trump, el mundo reingresa a zona de zozobra

Beverly Fanon-Clay
Ene 20, 2025




El autocalificado “país de la libertad” está encabezado desde este lunes por un criminal convicto, un violador y abusador sexual, un estafador, un campeón de la mentira y un golpista que amenaza con usar a las autoridades judiciales y fuerzas de seguridad, incluyendo las militares, para reprimir a sus opositores y a los migrantes. Trump significa la anulación de derechos civiles, laborales y ambientales y otras conquistas sociales de las últimas décadas dentro del país. Con él en el poder se impulsará la xenofobia, se continuará la censura de libros, se garantizará el derecho sagrado a las armas de fuego; siempre y cuando los más ricos se hagan aún más ricos.

Prometió actuar con una «fuerza histórica» para cumplir su programa, donde figura la «mayor deportación» de la historia del país. «Este mediodía se cerrará el telón de cuatro largos años de decadencia americana y comenzaremos una nueva etapa de fuerza y prosperidad, dignidad y orgullo”, dijo en el Capital One Arena de Washington.

“Vamos a detener la invasión de nuestras fronteras. Vamos a recuperar nuestra riqueza. Vamos a desbloquear el oro líquido que tenemos bajo tierra. Vamos a devolver el orden a nuestras ciudades. Vamos a restaurar el patriotismo en nuestras escuelas y vamos a sacar las ideologías radicales de izquierdas de nuestro ejército. Vamos a hacer que América (EEUU) vuelva a ser grande», insistió

Aseguró que tumbará las órdenes ejecutivas firmadas por Biden «en cuestión de horas» y que pondrá fin a las políticas de diversidad, inclusión y equidad en la administración pública. Además, amenazó con desclasificar los archivos secretos sobre los asesinatos de John F. Kennedy y Martin Luther King. «Este será el esfuerzo más agresivo y amplio para restaurar nuestras fronteras que el mundo haya visto jamás», subrayó

También agilizará los indultos a los republicanos condenados y procesados por el asalto al Capitolio, cuando una turba de sus seguidores, instigada por él mismo, trató de impedir la certificación de la victoria de Joe Biden en las elecciones de 2020. Además, anunció una prórroga de 90 días para evitar el cierre de Tik Tok, ahora que ha reconocido su capacidad de movilización política. .

A pesar de los oscuros amagos que el inicio de la segunda presidencia de Trump proyecta para el mundo entero, cabe recordar que en la primera éste no pudo consumar la mayor parte de sus amenazas. Para la comunidad internacional, en el balance final, resultó ser uno de los presidentes estadounidenses menos belicistas de la historia.


En torno a la política exterior, se tendrá a un ultranarcisista admirador de los autócratas encabezando lo que el economista Jeffrey Sachs califica de «el país más ilegal y peligroso del mundo durante las últimas décadas. Serán expulsados los intrusos ilegales, dijo el magnate ante miles en el mitin de la victoria, donde prometió evitar la tercera guerra mundial y solucionar los conflictos en Ucrania y Medio Oriente

Antes de su investidura, Trump demandó izar las banderas oficiales hasta arriba, y anular la orden del gobierno saliente de que deben ondear a media asta por el luto nacional por la muerte del presidente Jimmy Carter. Para Trump, ésta es su fiesta y nadie se la iba a aguar.

El primer mandato de Donald Trump dejó aranceles contra Europa, golpes al orden multilateral, bofetadas a la crisis climática, amenazas varias a sus aliados en este lado del Atlántico. “Europa es un enemigo”, llegó a afirmar. El segundo no se anticipa mejor. Es más imprevisible y más ambicioso, pero se encuentra un mundo llamas.

Los europeos, sin embargo, continúan apostando por el diálogo y por “fortalecer la relación transatlántica”, pero antes de tomar posesión del cargo ya dejó pistas claras de cuál será su tono. Amenaza con invadir Groenlandia, un territorio autónomo de Dinamarca, miembro de la UE y de la OTAN. Perpetuar este movimiento arrastraría a Europa a terreno desconocido.



En los hechos, el retorno de Trump es resultado de un golpe posiblemente mortal contra lo que queda de esta democracia, y su investidura debería de ser un día de luto para lo que queda de esta república imperial, y algunos advierten que posiblemente es un tiro de gracia, señala David Brooks.

Su regreso al poder se debe a la profunda disfunción del sistema político que el propio expresidente Carter calificó de ser una oligarquía, con soborno político ilimitado y comprueba el fin del principio fundamental de que en este país no hay nadie por encima de la ley.

Ya lo había señalado hace décadas Hannah Arendt: “la mentira constante no tiene el propósito de que el pueblo crea en una mentira, sino el de asegurar que ya nadie crea nada. Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira, entre lo correcto y lo equivocado… Con ese pueblo, uno puede hacer lo que quiera”.


El analista Chris Hedges recuerda que él, junto con otros como Noam Chomsky, el intelectual más destacado del país, ya había alertado durante los últimos 20 años de que la creciente desigualdad social y la erosión de las instituciones democráticas estaban inevitablemente llevando hacia un Estado autoritario o cristiano fascista.


La desesperanza, esta anulación de un futuro, llevó a los desesperados a los brazos de aquellos que prometen milagros y sueños de gloria apocalíptica. Trump es un síntoma, no la enfermedad, ya que la pérdida de normas democráticas se inició mucho antes, y su regreso al poder es parte de la muerte del sistema político del país, donde los más poderosos atacan a los más débiles para demostrar su fuerza y poder..

Se vive en Washington un día sin precedente: es la primera vez en la que un delincuente convicto toma posesión como presidente de Estados Unidos; la primera en décadas en la que la ceremonia principal tiene lugar intramuros en el Capitolio, sede del Legislativo, y no en la explanada que se extiende frente a esa edificación y la primera en la que el protagonista central del acto azuzó una insurrección armada.

Quizá ningún inicio presidencial había generado tantos temores y rechazos dentro y fuera de Estados Unidos.Aún cuando el lema de Donald Trump evoca el retorno a un pasado tan grandioso como mítico, muchos temen que su segunda administración marque el inicio de la decadencia irremediable de la superpotencia y comience un proceso de demolición de instituciones, derechos y alianzas externas, y quizá de la economía estadounidense.

El programa trumpiano coloca bajo ataque a las mujeres, las minorías y los sectores vulnerables de la sociedad, y por ello miles de personas salieron el sábado pasado en 22 ciudades de EEUU a expresar su propósito de organizar la resistencia ante lo que se dibuja como un retroceso histórico de los derechos civiles.


Lo cierto es que no cunde el optimismo, sobre todo si se toma en cuenta que el regreso de Trump al poder presidencial ocurre en un contexto mundial caracterizado por el crecimiento de las ultraderechas más autoritarias, intolerantes, atrasadas e ignorantes.

Aún cuando una de las esencias de ese nuevo gobierno es la entrega de un poder político inconmensurable a un puñado de billonarios del sector digital –Elon Musk, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos, los más prominentes–, en los capitales industriales y comerciales estadounidenses hay preocupación por los impactos negativos que las medidas anunciadas por Trump puedan tener dentro del país.

Trump ha amenazado con imponer aranceles a sus socios de México, Canadá y Europa occidental –además de las medidas proteccionistas que anunció contra las importaciones procedentes de China– lo que, se teme, induzcan un grave incremento a los precios al consumidor.

Los anuncios de detenciones y expulsiones masivas de trabajadores indocumentados no sólo significarán una infinidad de tragedias personales, sino que podrían traducirse en un déficit de fuerza laboral y en una caída pronunciada de la competitividad estadunidense ante Asia y Europa.


Se teme que la idea de Trump y de varios de sus colaboradores de catalogar como organizaciones terroristas a los grupos delictivos dedicados al tráfico de drogas, de acuerdo con las leyes abusivas y extraterritoriales de Estados Unidos, confiera a Washington la facultad de emplear fuerza militar en México y Centroamérica.

Trump ha mostrado en su historial una falta de correspondencia entre las palabras y los hechos. Ésto forma parte de un estilo personal de negociar, que quizá en parte se debió a un choque inexorable con la realidad. Nadie puede afirmar que hoy día se repita esta incongruencia o si las nuevas condiciones políticas permitirán a Trump imponer los puntos más nocivos y destructivos de su discurso.

Pero desde este lunes 20, Estados Unidos y el mundo vivimos en tiempos de zozobra.

* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).