19 ene 2025

LOS FALLIDOS DELEGADOS Y LAS NUEVAS AMENAZAS

Empujan a Venezuela a los brazos de los BRICS
El intríngulis venezolano: Un fracaso más



Ariela Ruiz Caro
Ene 19, 2025




La imposibilidad de Edmundo González de juramentar como Presidente de Venezuela, en Caracas, el pasado 10 de enero; la escasa participación ciudadana en los mítines convocados por María Corina Machado en el país; y el falso relato del secuestro de la lideresa, del cual se hicieron eco en segundos los medios de comunicación y las más altas autoridades de Occidente, representan una nueva derrota para la oposición venezolana.

Mientras Edmundo aguardaba en la República Dominicana el momento para dirigirse a Venezuela, acompañado de nueve expresidentes iberoamericanos miembros de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (Grupo IDEA), Nicolás Maduro cumplió con el trámite de la investidura presidencial ante la Asamblea Legislativa y ante los mandos militares y policiales, sin incidentes en las calles, salvo la pérdida de la cartera azul de María Corina. La esperanza de una marcha multitudinaria en el país y una fractura del ejército que apresara a Maduro se había desvanecido.

Las condenas

El mediático “secuestro” de María Corina el día anterior a la juramentación de Maduro impulsó las primeras condenas en el exterior. Donald Trump, que no había recibido a Edmundo Gonzáles –como tampoco lo hizo su futuro secretario de Estado, Marco Rubio, durante su escala en Estados Unidos, que incluyó también a Buenos Aires, Panamá y la República Dominicana– reconoció ese día a González como Presidente electo. El gobierno de Joe Biden incrementó la recompensa por la captura de Maduro y su ministro del Interior, Diosdado Cabello, y agregó a la lista al ministro de Defensa, Vladimir Padrino.

El secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que Estados Unidos está «preparado para apoyar la vuelta de la democracia en Venezuela» mientras que su futuro sucesor, Marco Rubio, afirmó que Venezuela está gobernada por una organización de narcotráfico, que la investidura del 10 de enero es una farsa y adelantó que el modelo de licencias petroleras adoptadas por el gobierno Biden en medio de un embargo vigente desde 2019, durante el primer período de Trump, será revisado.

La Unión Europea también condenó a Maduro al señalar que su elección carece de legitimidad democrática al haber tomado posesión sin ofrecer pruebas de haber ganado en las urnas, al negarse a mostrar las actas de los votos. Para esa organización, Edmundo González, que tampoco presentó pruebas fidedignas, ganó por una mayoría significativa. 

La alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, sancionó a 15 altos funcionarios venezolanos por “socavar la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho”. El Reino Unido y Canadá tuvieron posiciones similares a las de la Unión Europea.




Dos días después de la asunción de Maduro, Trump nombró a Richard Allen Grenell para el rol de Enviado Presidencial para Misiones Especiales en algunos de los lugares más conflictivos del mundo, entre ellos Venezuela y Corea del Norte. Una suerte de Elliot Abrahams versión 2.0. Según Trump, “Ric seguirá luchando por la paz a través de la fuerza y siempre pondrá a los Estados Unidos en primer lugar”.


Los ‘halcones’ de Trump contra Venezuela

Trump parece olvidar que de nada sirvió la sagacidad intervencionista de sus asesores para Venezuela, Elliot Abrams, John Bolton y Mauricio Claver-Carone, en su primer mandato. Ellos aseguraban que el régimen venezolano no resistiría las sanciones ni la desestabilización que impulsaron en ese país. La incursión con el pretexto de ayuda humanitaria en febrero de 2019, la conspiración organizada en Colombia por ex militares venezolanos, colombianos y estadounidenses para capturar a Maduro y otras altas autoridades venezolanas en mayo de 2020 (operación Gedeón), las sanciones económicas, la creación del Grupo de Lima desde donde se instaba a las fuerzas armadas de Venezuela a reconocer al presidente interino Juan Guaidó, no pudieron derrocar a Maduro.

La OEA y un nuevo Grupo de Lima


En nuestro hemisferio también hubo pronunciamientos. El jueves, 14 países de la OEA (Argentina, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Jamaica, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay) emitieron una declaración conjunta, en la que rechazaron el acto de investidura presidencial de Maduro por carecer de legitimidad democrática.

Asimismo, exigieron al «régimen dictatorial venezolano que restableciera el orden democrático, permitiendo una transición pacífica que respete la voluntad del pueblo expresada en las elecciones presidenciales del 28 de julio, en las que el exiliado Edmundo González Urrutia reclama la victoria».



La declaración conjunta de estos países tuvo lugar fuera del marco de la OEA, pues los firmantes no acataron los procedimientos legales del Consejo Permanente que sesionó ese día.

Varios países angloparlantes de la Comunidad del Caribe (Caricom), respaldados por Brasil, Honduras, Colombia y México, entre otros, solicitaron a la presidencia que no se incluyeran dos puntos del proyecto de declaración que se estaba analizando: el nombramiento de jueces en Guatemala y la juramentación de Nicolás Maduro en Venezuela. La razón es que no se había cumplido con el trámite procedimental de presentar la documentación en inglés (y portugués) con la debida antelación. Por esa causa se convocó a una nueva sesión para tratar ambos temas.

Sin embargo, los 14 países no acataron la decisión mayoritaria y emitieron una declaración. Recordemos que el Grupo de Lima fue creado exactamente por 14 países en agosto de 2017, debido a que en el marco de la OEA no siempre era posible condenar al gobierno venezolano.

En Iberoamérica, 34 ex Jefes de Estado agrupados en el Grupo IDEA, entre quienes se encuentra Mauricio Macri, emitieron una declaración en la que señalan que el pueblo venezolano, de manera determinante y con una mayoría sin precedentes, decidió un cambio de rumbo político, por lo que saludaron a todos los venezolanos, civiles o de uniforme, y les invitaron a desconocer a cualquier régimen, ley o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos.


Desde Cúcuta, la ciudad fronteriza con Venezuela, el expresidente colombiano Álvaro Uribe pidió una intervención militar internacional para desalojar a la dictadura de Maduro. El Presidente Gustavo Petro le respondió que Cúcuta sabe que es mejor preservar las relaciones familiares, sociales, económicas y culturales en la frontera.

Petro no reconoce ganador alguno en las elecciones venezolanas, pero tampoco romperá relaciones diplomáticas con su vecino. El Presidente colombiano considera que si las elecciones de Venezuela no han sido libres, al realizarse bajo el bloqueo económico, que se ha convertido en una extorsión explícita, es importante mantener la tesis del diálogo político más amplio posible en el país, el levantamiento integral del bloqueo y una nueva posibilidad de expresión libre del pueblo de Venezuela.

México respeta los resultados emitidos por las autoridades venezolanas mientras que Lula tiene una posición similar a la de Petro. El gobierno brasileño no ha roto relaciones diplomáticas, pero no reconoce a ninguno de los dos presidentes e invoca a que retomen el diálogo para dirimir las controversias internas, en línea con un comunicado conjunto suscrito con el Presidente francés, Emmanuel Macron, en el que se ofrecen como facilitadores entre Maduro y la oposición. Además, exigieron que todas las personas arrestadas por sus opiniones o militancia política sean inmediatamente puestas en libertad y que no se apliquen medidas de intimidación o represivas contra los miembros de la oposición.

Gabriel Boric, en línea con la nueva versión del Grupo de Lima, dijo que, desde la izquierda política, el gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura en la que no hay libertad. Agregó tener la certeza de que en Venezuela hoy día se está persiguiendo a quienes se oponen al gobierno. Por eso, retiró su representación diplomática en Venezuela, y decidió no enviar representantes a la investidura de Maduro.

El nuevo gobierno


El anciano triste que sonríe

Mientras Edmundo González, con inocencia senil, le ordena desde el extranjero al alto mando militar desconocer órdenes ilegales que le sean dadas por quienes han confiscado el poder y que le preparen condiciones de seguridad para asumir su cargo de Presidente, el mandatario chavista ha presentado el miércoles su mensaje anual a la Nación ante la Asamblea Nacional.

Maduro recordó que este año tendrán lugar varias elecciones: la Asamblea Nacional, gobernaciones y consejos legislativos, alcaldías y consejos municipales, además de un referéndum a nivel nacional para modificar la Constitución y hacerla más democrática y participativa, aunque no se ha informado en qué consisten esos cambios.

En su presentación señaló que durante los últimos años se han consolidado importantes avances en la economía. En 2024 se reportó una inflación de 48%, la más baja de los últimos 12 años, y el PIB superó el 9%. Mencionó la importancia de sustituir importaciones, en particular en la industria alimenticia, y dijo que el 85% del abastecimiento en las góndolas de los supermercados se produce actualmente en Venezuela, mientras que solo 15% se importa. En el país está prohibido el uso de transgénicos. La prioridad es mejorar el nivel de vida de los sectores más desfavorecidos.


(Xinhua/Presidencia de Venezuela)

Dijo que el país estaba en una mejor situación, que Venezuela trabaja en el fortalecimiento del Internet 5G con el acompañamiento de China y que después de las sanciones criminales están más preparados para seguir avanzando como país y poder “recuperar los derechos sociales y el estado de bienestar de nuestro pueblo”.

Qué esperar

Es probable que Venezuela siga siendo víctima de la abundancia de sus recursos naturales y de su intento por administrarlos soberanamente. En 2023 Donald Trump dijo abiertamente que, cuando dejó la presidencia, Venezuela estaba a punto de colapsar: “Nos hubiéramos apropiado de ella y nos hubiéramos quedado con todo ese petróleo. Lejos de eso, estamos haciendo rico a un dictador”. Ello lo dice todo.

Las sanciones de Estados Unidos continuarán y probablemente no habrá diálogo con la oposición que reclama el robo de la elección por el gobierno de Maduro, al no haber presentado las Actas. Los intentos de desestabilización serán crecientes y se responderá cercenando libertades. Es difícil tener una democracia de buenos modales en un país acosado desde el exterior.

Los principales actores de la desestabilización de Venezuela no tienen corona de demócratas. María Corina Machado participó en 2002 en el golpe contra Chávez; en 2004 estuvo al frente de la 
María 
recolección de firmas para lograr un referéndum revocatorio en su contra, que Chávez ganó con el 59% de los votos; en 2005 se reunió con el Presidente George W. Bush para acabar con el gobierno de Chávez; y en 2014, siendo diputada electa, se presentó ante una Asamblea de la OEA, en Panamá, para exigir que se endureciera la oposición al gobierno venezolano.


María Corina Machado, conspirando con el presidente de EEUU George Bush, en 2005.


Donald Trump tiene más de golpista que de demócrata. A principios de esta semana el Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó el informe del fiscal especial Jack Smith, quien lo acusa no solo por sus esfuerzos por revertir los resultados de una elección libre y limpia frente a Joe Biden, sino también por alentar constantemente “la violencia contra sus supuestos oponentes» entre noviembre de 2020 y el 6 de enero de 2021, cuando sus partidarios, alentados por él mismo, asaltaron el Capitolio hiriendo a más de 140 agentes de policía. De no haber sido electo Presidente, hubiera sido condenado.


González Urrutia se reunió con el asesor de Seguridad de Trump, Michael Waltz

La investigación por haber sacado de manera ilegal documentos clasificados de la Casa Blanca para llevárselos a su mansión de Florida aún no se ha divulgado. Pero eso no es todo. La semana pasada se convirtió en el primer delincuente convicto que asumirá la Presidencia de Estados Unidos, por 34 cargos de falsificación de registros comerciales relacionados con el encubrimiento del escándalo sexual que lo vincula con la actriz porno

Los reiterados fracasos en destituir tanto a Hugo Chávez como a Nicolás Maduro a lo largo de estos años enseñan que los problemas que afligen a ese país deben ser resueltos por los venezolanos. El acoso permanente a ese país acentúa prácticas antidemocráticas, de la misma manera que las sanciones económicas acentúan la migración, fenómeno que tanto le preocupa a Trump. Las sanciones son, en general, ineficaces para impulsar un cambio de régimen.

Las presiones de Occidente lo único que hacen es empujar a Venezuela a los brazos de los BRICS.



*Asesora de la Presidencia de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, Montevideo; investigadora del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (CEPES), consultora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Naciones Unidas (CEPAL).