20 feb 2015

“La crisis de la interpretación”

El antropólogo argentino Alejandro Grimson reflexiona en este artículo sobre las repercusiones mediáticas, políticas y sociales de la muerte del fiscal Alberto Nisman 


En estos días, se acusa a quien piensa distinto sobre la muerte de Nisman de “aferrarse a su ideología con la ceguera del fanatismo”. En este ensayo, el antropólogo Alejandro Grimson actúa como un maestro de la sospecha e indaga en interpretaciones infundadas que medios y políticos naturalizan. Sin caer en relativismos, distingue entre hechos y conjeturas, y explica la crisis cultural que atraviesa hoy la sociedad argentina y los posibles escenarios futuros.

“La certeza es, por así decirlo, un tono en el que se constata cómo son las cosas; pero del tono no se sigue que uno esté justificado. Sería posible hablar de un estado anímico de convicción. Y tal estado de ánimo podría ser el mismo tanto cuando se supiera como cuando se creyera erróneamente.”
Ludwig Wittgenstein, Sobre la certeza

Certezas de todo tipo
Todos los argentinos nos convertimos en Sherlock Holmes el 19 de enero. El baño, la pistola, la sangre, la custodia, las cámaras, la lista del supermercado, las cerraduras, el pasadizo secreto, la denuncia, un espía, otro espía, wikileaks, un barrido electrónico, el ADN. Holmes, al momento de concluir, nos explicaba cómo encajaban todas y cada una de las piezas. Agatha Christie también fue una maestra en sostener el misterio hasta el final. La novela moderna, la racionalidad absoluta en que todas las piezas encajan. Literatura de un mundo pequeño comparada con los novelistas actuales del suspenso: el autor sueco Mankell y su detective, Wallander, tienen varias diferencias con Holmes. Wallander es un policía con sobrepeso, a veces bebe de más, y gracias a su persistencia y una corazonada logra resolver los casos, aunque deja atrás muchísimos cabos sueltos. Nunca todo encaja. Nunca hay una racionalidad total; el mundo no entra en una novela.
Sin esperar ni a Holmes ni a Wallander, los argentinos nos lanzamos a discutir el caso Nisman, siempre estando completamente seguros. De cada hecho emerge una interpretación clara. Si la puerta del baño no podía abrirse, suicidio. Si no había pólvora en su mano, asesinato. El cerrajero abrió rápido: asesinato. Pero la madre había abierto otra puerta: suicidio. Todo lo que se dice podría ser interpretado de otro modo. Un ejemplo: la famosa discusión sobre si era o no verdadera la revelación de lo que había en el tacho de basura de Nisman se llevó adelante como si la existencia de esos papeles tuviera un significado transparente. Nisman pensó en pedir la detención de la presidenta, “dejó un mensaje”… Pero eran papeles que había tirado a la basura. Quien afirma que “dejó un mensaje”, ¿tiene certeza de que se suicidó?, ¿también sabe por qué no mandó el supuesto mensaje por email?
Como la verdad no podía alcanzarse a la velocidad que necesitábamos, en lugar de deshojar una margarita con las hipótesis debíamos partir de un hecho: sólo sé que no sé nada. A partir de ahí, establecer los hechos. Y hacer preguntas sobre las interpretaciones y los contextos.
Devastación
Las presunciones son simples. Si fue suicidio por propia voluntad es porque la denuncia de Nisman carecía de sustento. Si fue asesinado por algún pretendido oficialista, era una verdad irrefutable. Si fue asesinado por quienes lo ayudaron en la preparación de dicha denuncia, fue víctima de una trampa para desestabilizar al gobierno. Si fue inducido al suicidio, se aplican cualquiera de estos últimos dos criterios.
La sociedad argentina atraviesa una crisis de interpretación como pocas veces ha sucedido en su historia. La capacidad de los principales actores sociales, mediáticos y políticos de distinguir los hechos de las interpretaciones parece devastada. Desde el momento en que la noticia nos puso a todos la piel de gallina, la pregunta que guía las conversaciones se refiere al dictamen final: suicidio, asesinato, instigación, quién. Hay una necesidad colectiva de responder de forma urgente esos interrogantes. Esa misma necesidad nos ha tendido una trampa: pedirle a cada hecho, a cada noticia, a cada evidencia, a cada paso de la investigación que le otorgue un sentido cristalino a un acontecimiento que, posiblemente, carezca de él.¿Y si no fuera así? ¿Si fuera más complicado? ¿Si la necesaria verdad, cualquiera sea, revelara mucho más que estas presunciones, un entramado más enmarañado y desconocido? ¿Cómo encaja la causa AMIA? ¿Qué incidencia tiene la causa por encubrimiento que en pocos meses va a juicio oral? ¿La geopolítica mundial se reduce a kircherismo y antikirchnerismo? Desde el instante en que se conoció la conmocionante noticia, el vértigo interpretativo habría pecado de leer equivocadamente los indicios, de sacar conclusiones más apresuradas que certeras. Este artículo es una invitación a preguntarnos si no deberíamos mirar las cosas de otro modo y si ese ejercicio no nos permitiría ver otros procesos.
Suicidio, asesinato, ángeles y demonios
La matriz hermenéutica argentina, se sabe, es dicotómica. Por lo tanto, durante los días y semanas posteriores a la muerte del fiscal Nisman fueron surgiendo ángeles y demonios.
La celeridad de algunos altos funcionarios por afirmar que fue un suicidio contribuyó a alimentar la interpretación de que fue un asesinato. Es más, en el caso de que efectivamente Nisman se hubiera suicidado es posible que, tal como están las cosas hoy en día, amplios sectores de la sociedad jamás lo crean. En pocos días la principal dicotomía entonces se desplazó de “suicidio versus asesinato” a “¿quién lo mató?”, aunque hasta ahora no se ha hecho pública una sola prueba que dé lugar a la certeza de que hubo un homicidio.
Se ha instalado la idea de que nada previo a la muerte del fiscal puede ser puesto en análisis y discusión porque implicaría falta de decoro. ¿Es así?
Deberíamos acordar que conocer la verdad sobre las causas o motivos de su muerte es una condición para que el futuro de la sociedad argentina esté marcado por las instituciones y la democracia. Sin verdad, ni siquiera tendríamos pruebas de impunidad, ya que para ello necesitamos la certeza de que hubo un homicidio, si es que lo hubo. Así que, con el debido respeto, una discusión o reflexión sobre la actuación de Nisman en la causa AMIA y sobre la denuncia que presentó el 14 de enero debería poder darse de modo civilizado como una herramienta más para conocer los hechos.
Los hechos y las interpretaciones
En la sociedad contemporánea, el aforismo de Nietzsche cobra un vuelo quizás inesperado: “no hay hechos, hay interpretaciones”. Hay hechos: los muertos son hechos. Por supuesto, puede decirse que cada palabra es una interpretación: cadáver, fallecido, asesinado, ultimado, portan sentidos muy distintos. El sentido no es inherente, el sentido es siempre una relación interpretativa.
Ahora, si pasamos a un segundo nivel donde “muerto” es una convención que permite describir un hecho, podemos partir de acuerdos sociales básicos. Así, un muerto es un muerto. Tortura es tortura. Genocidio es genocidio.
El problema es dónde se traza la frontera entre los hechos y las interpretaciones. Los negacionistas consideran que el genocidio nazi no fue un hecho, ni los muertos ni el plan criminal. En otros países puede haber debate sobre si el término genocidio es el adecuado para comprender hechos que nadie pone en cuestión.En el primer nivel, donde todo está sujeto a interpretación, afirmar que un prisionero fue torturado es una cuestión de puntos de vista. Esto es inaceptable, moral y epistemológicamente.
Hay hechos objetivos, incluso si las instituciones no tienen capacidad de probarlos. Hay hechos incluso si no son nombrados: muertos que no son socialmente reconocidos, tanto como hay planetas y estrellas que la humanidad no conoce y por lo tanto no nombra. Pero potencialmente pueden ser descubiertos y designados.
Ahora, las interpretaciones no son equivalentes. Es distinta una interpretación interesada que se apoya en los hechos, de las interpretaciones ridículas. Las dos características principales de éstas, es que no se atienen a los hechos y no tienen verosimilitud o legitimidad social.
Sin embargo, hay otras que tienen amplia o alguna legitimidad social, con las que disentimos. Son verosímiles. Son hegemónicas. La ficción del “uno a uno” de la convertibilidad es un buen ejemplo.
Un nuevo problema surge cuando las interpretaciones que contradicen abiertamente los hechos tienen legitimidad social. Los argentinos somos derechos y humanos. Entiéndase bien: existe la situación en la que los hechos habilitan de modo verosímil diferentes interpretaciones. Eso tiene un límite. Podría decirse que hay interpretaciones que están exactamente en el límite de lo plausible. Pero hay otras que son puramente delirantes: esto que usted está leyendo no es un artículo, es un elefante.
Performatividad equivocada
El aforismo de Nietzsche tenía otra implicancia: las verdades pueden ser fabricadas a través de interpretaciones verosímiles. Y esas “verdades” producen efectos reales, transforman la realidad. Las expresiones de deseos como certezas y la voluntad de la profecía autocumplida. Frases como “el peronismo ha muerto” o “los radicales no pueden gobernar” justamente son interpretaciones que buscan fabricar realidades futuras. Con las encuestas electorales sucede que la búsqueda de la profecía autocumplida puede tender una trampa cuando el electorado se espanta ante los pronósticos.
Ahora, ¿por qué existen tantas profecías no cumplidas? Es que la conciencia social de performatividad no es tan sencilla. Ante el anuncio de que habrá un determinado triunfo electoral el resultado puede ser el contrario del buscado: la concentración de votos en el otro candidato con posibilidades. Esto es muy sabido, pero poco teorizado.
Ante la muerte de Nimsan, la sociedad sabe que las interpretaciones son interesadas. Cuando el interés es autoevidente puede resultar más eficaz una acción reflexiva sobre las consecuencias paradojales de la lucha de interpretaciones que una simple lucha de interpretaciones.
Así se generan las famosas consecuencias no deseadas de la acción o la paradoja de la conciencia de performatividad. Sé que mi interpretación puede fabricar realidades, pero pierdo de vista que eso no es mecánico: aunque no fuera mi intención, si se percibe un gesto forzado, todo cae en el descrédito.
Guerra hermenéutica
La noticia de la muerte de Nisman perteneció a aquellas escasas informaciones que generan un efecto físico sobre nuestros cuerpos. Todos nos preguntamos acerca de cómo comprender este mundo llamado Argentina. La sociedad ingresó en un estado de estrés, de ansiedad colectiva, que sólo podría cerrarse con la verdad. Pero la verdad se presentó escurridiza, emergieron datos contradictorios, florecieron interpretaciones. Todos los rostros rotaron para mirar al gobierno. Aparecieron las palabras suicidio, después llegó “suicidio, ¿suicidio?” y posteriormente “el suicidio (que estoy convencida) no fue un suicidio”.
En el escenario político, Nisman se había convertido en un adversario político del gobierno. Con todos los derechos y garantías, por más endeble y carente de pruebas que fuera su denuncia. Un fiscal tiene derecho a presentar una denuncia absurda. Serán las instituciones correspondientes las que deban establecer un dictamen sobre la misma y eventualmente juzgar, a través de los procedimientos establecidos, su actuación.
Hay sectores del oficialismo que hasta hoy no han comprendido que una de las demandas sociales vigentes es que el gobierno, a cargo del Estado, garantice incluso los derechos de quienes los critican o denuncian, así lo hagan alocadamente. Y no alcanza con que el gobierno lo haga, también debe generar la sensación clara de hacerlo. No sólo hay que ser, hay que parecer. Un ejemplo extremo: la mejor tradición democrática argentina que involucró a gobiernos diversos fue garantizar los derechos procesales y ciudadanos de Jorge Rafael Videla, comenzando por garantizar su propia vida. La diferencia entre lo que yo pueda opinar acerca de la denuncia de Nisman y el derecho que tenía Nisman –y todos quienes quieran hoy a sostener esa denuncia–, es un abismo. Un abismo separa el derecho de decir y denunciar independientemente del contenido de la denuncia. Es una pena que no todos hayan actuado como la Procuradora General, que envió una corona de flores al velatorio de Nisman. Es su deber institucional y un acto humano. Si otros quieren destruir la corona o escupir las condolencias, cada uno deberá hacerse cargo de sus acciones. Sería un error no enviar coronas, condolencias o solidaridad con los familiares por la opinión sobre las acciones del fiscal. Ese error indica que no se comprende la complejidad de lo que está sucediendo.
Certezas
El pensador Santiago Kovadloff asistió al entierro de Nisman y leyó un texto. Decía que hay un sector de la argentina que “habita otro país. Es invulnerable a la magnitud de la muerte. Es invulnerable al crimen porque lo entiende como parte de una patraña orientada hacia la destitución de un gobierno constitucional. Es absolutamente impermeable a la verdad de los hechos y se aferra a su ideología con la ceguera del fanatismo. Esa dualidad, ese desgarramiento terrible de dos realidades que se confrontan y parecen combatirse entre sí son en el fondo una dificultad muy profunda para hacer de nuestro país un solo país. Para hacer de nuestro dolor un solo dolor. Para hacer de nuestra conciencia crítica la conciencia crítica de un pueblo”.
Comparto con Kovadloff el deseo, la ilusión, de algún día habitar una Argentina donde el dolor de la muerte sea “un solo dolor”, una Argentina con conciencia crítica, una Argentina que sea un solo país. Creo, sin embargo, que en un caso como el de Nisman eso sólo hubiera sido posible si ningún sector de la Argentina hubiera asegurado saber “la verdad de los hechos”. Porque la verdad de los hechos no podría ser una cuestión de fe. Sucedió lo contrario. Llevamos un mes sin conocer la verdad y acusando a aquellos que interpretan los hechos de otro modo de “aferrarse a su ideología con la ceguera del fanatismo”. Sólo podría haber habido un solo dolor si ese dolor hubiera estado asociado a la ausencia temporal de una verdad concluyente.
Al dolor y la conmoción que nos produjo la muerte de Nisman, le sumamos la conmoción de volver a reconocer que Argentina es un país que padece la incapacidad cultural de compartir experiencias límites.
Y de estar abierto a la verdad, sea cual fuera. Quiero saber la verdad y con mayor énfasis si muestra que estoy equivocado. Mis convicciones estarán sujetas a los hechos que se demuestren.
“Ahora matan”
Establecí una relación entre muchas declaraciones. Por tomar dos de enorme potencia: Carrió dice “ahora matan” y Despouy afirma, “estamos en 1973”.
Imagino que para el antikirchnerismo la idea de que el gobierno o un sector del oficialismo mandó a matar a Nisman es la confirmación de una degradación moral. “Ahora matan” no implica una certeza, sino dos. Y en una, que no es poco, estamos de acuerdo: por más criticable que sea el kirchnerismo nunca usó el asesinato como herramienta política. No es que no haya habido muertos y desaparecidos en democracia. La lista es más extensa que lo que cualquier puede aceptar. Pero Carrió dice que no fue el brazo del gobierno, lo cual es obvio. Ella afirma que ahora sí, segunda afirmación dicha con la certeza máxima. La pregunta será si el estatus moral (no matarás es una cuestión moral, antes que jurídica) ha cambiado. O si eso no ha cambiado, sino solo la oportunidad para hacer ahora semejante acusación. Necesitamos saberlo.
Despouy dijo: “Vivimos en un país como el del ’73, ahí se instaló el asesinato político”. Es un ejemplo de interpretación absurda. En 1973 la Argentina salía de una dictadura de siete años, donde ya había habido asesinatos políticos. En 1973 había dos importantes organizaciones políticas que estaban armadas en conflicto no sólo con fuerzas del Estado, sino con fuerzas políticas de orientación contraria. Al menos desde 1974 desde áreas del Estado se montó un aparato paramilitar que persiguió y asesinó sistemáticamente a dirigentes políticos y sociales de la izquierda, antesala del terrorismo de Estado desde 1976.
Pocas veces hubo dudas con los asesinatos de la Triple A, que se caracterizaban por su espectacularidad. No sabemos si Nisman fue asesinado. Quien suponga que lo fue no tiene un solo elemento de prueba de que haya habido sectores del Estado involucrados. Es una interpretación con carencia de hechos conocidos. Pero la idea de que se habría inaugurado ahora en Argentina una etapa comparable a la de 1973 en cualquier caso es una interpretación aberrante porque viola todos los parámetros de comparación histórica.
El hecho de que el kirchnerismo no sólo jamás utilizó la muerte como herramienta política, sino más bien por el contrario, tuvo cierta obsesión en evitar situaciones sociopolíticas que pudieran terminar en muertes, plantea la pregunta acerca de por qué podría haber cambiado. Supuestamente, según he leído, por la denuncia de Nisman. He leído análisis de periodistas y juristas relacionados con el oficialismo sobre la denuncia, pero no he leído análisis pormenorizados por parte de la oposición. El diario La Nación consultó juristas que indicaron que no se conocen pruebas contra la presidenta o el Canciller. De allí, se explicarían las opiniones de Canicoba Corral o el dictamen de Servini de Cubría al no habilitar la feria.
Debe investigarse la denuncia de Nisman. Debe ser una investigación objetiva y contundente. El antikirchnerismo puede hablar del watergate. Pero en el watergate no quedó duda alguna, las pruebas fueron evidentes. Los hechos hablaban por sí solos. Mientras no exista ninguna prueba, seremos muchos quienes creeremos que los errores políticos del gobierno no implican un delito penal. Y que intentar convertir una cosa en otra es nada más ni nada menos que fabricar un watergate falso. Reconoceremos nuestro error si las pruebas alguna vez aparecieran. Pero exigiremos que no pretendan imponernos la idea de que una imputación es una prueba. Es justamente dicha pretensión tan falsa y tan forzada la que nos lleva a creer que carecen de pruebas. Si estuvieran tan seguros como en un watergate, ¿a qué se debe que se confunda a la población con el significado del término “imputación”? ¿No será que precisan una condena ahora porque ante los tribunales resultará imposible?
Defender la institucionalidad a rajatabla implica defender la independencia de la justicia tanto como el debido proceso, el derecho a la defensa y la consideración de inocencia proclamada por la carta magna. Para mí la disyuntiva no es imputar o no imputar. La disyuntiva es: ofrecen pruebas como en el watergate o actuamos en función de la ausencia de las mismas.
Nos guste o no, la verdad sobre la denuncia y sobre Nisman es parte inocultable de revelar toda la verdad de los hechos. Hubiera querido, a favor del debate republicano, leer a algunos de los excelentes juristas opositores hacer una encendida defensa de esa denuncia. Supongo que si no lo han hecho tendrán alguna razón de peso.
No comprendo por qué los intelectuales honestos del antikirchnerismo pasan por alto las declaraciones de Interpol sobre la denuncia o los datos objetivos sobre el comercio bilateral. Son hechos. Necesitamos toda la verdad.
Muerte y política
La muerte de Nisman es política y nos remite a las conmociones de las grandes muertes políticas de nuestra historia, aunque de un modo específico. La muerte de Perón o la muerte de Kirchner generaron un gran estremecimiento social por múltiples razones, entre ellas por la enorme tristeza que generaron en amplias mayorías de la población y porque incidirían de modo inexorable en nuestro futuro de un modo imprevisible. Pero nadie se preguntó si sectores relacionados al Estado o contra el Estado habían tramado algo en esos casos. Hubiera sido absurdo. Las muertes políticas de estos treinta años de democracia han sido muchas, al menos para un país que entre sus escasos consensos culturales ha optado de modo contundente por extirpar la posibilidad del homicidio de la lucha política. Kostecki y Santillán, los muertos del 20 de diciembre de 2001, Fuentealva, Mariano Ferreyra, los Qom como Roberto López, los muertos del Parque Indoamericano, de conflictos territoriales en provincias se suman a la dolorosa desaparición de Miguel Bru y Julio López. Muchas de esas muertes se asociaron a crisis institucionales y políticas. Frente a otras reinó el silencio, el anonimato, la ausencia de una foto en los medios de comunicación. Hay muertes con rostro y sin rostro. Hay muertes impunes y otras esclarecidas. En varias de las más mediáticas los autores materiales fueron condenados y la sociedad tiene una presunción sobre las responsabilidades políticas.
Un sector de la sociedad considera obvio que si Nisman denunció a la Presidenta, el oficialismo es responsable de la muerte del fiscal. Otro sector de la sociedad, en el que me incluyo, cree que esa lectura es muy simplista y que pasa por alto algunos datos evidentes. Primero, la debilidad de la denuncia del 14 de enero. Segundo, las consecuencias políticas de su muerte.
En cualquier caso, las muertes políticas con repercusión pública generan procesos de corrosión institucional y crisis interpretativas. Ese rasgo de la cultura y la historia argentina se encuentra agravado en el caso de Nisman por la dificultad de comprender las condiciones en que ocurrió su muerte. Homicidios como suicidios fabricados, suicidios inducidos, suicidio del fiscal, simulaciones. Nada es lo que parece. Hay olor a montaje. Cuando no hay pruebas que indiquen de dónde viene, es habitual que se mire al poder político. Con lupa. Cualquier nuevo error, cualquier incomprensión de la crisis cultural que atravesamos, puede tener consecuencias aún más graves.
El futuro: error de cálculo
Estamos atravesando una crisis cultural: la irrupción de un hecho de gran significación ha afectado los marcos interpretativos. El sentido común pierde vigencia y se torna imperiosa una forma diferente de ver el mundo. La crisis hermenéutica está acompañada por la angustia social. La paradoja es que la ansiedad por cerrar una crisis cultural puede producir efectos indeseados.
La política jamás se reduce a lucha de poderes en la trastienda. Los marcos interpretativos de los dirigentes políticos pueden ser muy diferentes de aquellos de la gente de a pie. Los primeros acceden a informes de inteligencia y contrainteligencia, creen conocer los intereses de una agencia internacional, de un gobierno extranjero, de un grupo de poder. En el mundo democrático, sujeto a procesos electorales pero también a modos de legitimidad social previos y posteriores a las elecciones, la política jamás se restringe a juegos de ajedrez que puedan perder de vista las demandas sociales.
Cuando se produce una demanda social relevante, la pregunta política nunca es exclusivamente cuáles son los intereses de quienes la encabezan. Hay otra pregunta, crucial, que se refiere a los motivos profundos por los cuales esos grupos lograron canalizar ese reclamo. Creer que todos los sectores que quieren expresarse a favor del esclarecimiento de la muerte de Nisman responden a los intereses de quienes son más visibles, es perder de vista cómo se construyó de modo contingente una articulación política. Adherir a la teoría de la manipulación de los tontos por parte de los malvados es un pecado capital, que produce un efecto de parálisis y sólo puede generar nuevos errores.
Por el contrario, resulta crucial comprender que por alguna razón se encadenaron motivaciones heterogéneas. Los intereses corporativos, siempre están. Pero si llegara a haber multitudes podría ser la consecuencia de haber renunciado a la construcción hegemónica. Entre los que aman y odian al gobierno hay una enorme franja de ciudadanos que desea una investigación transparente de todos los hechos. No tienen partido a priori. Si no se les habla a ellos, es difícil que puedan escuchar.
Quienes creen que algún sector oficialista tiene responsabilidad aducen que los errores políticos y comunicacionales del gobierno son prueba de ello. Hay quienes percibimos esos errores y no les quitamos gravedad, pero creemos que por el contrario indicarían un total asombro e improvisación que contrastan con un plan. Si me encuentro en un error de interpretación, soy el primero en querer saberlo. Mientras tanto, escucho demasiadas voces dispuestas a embarrar la cancha para que sus certezas carentes de pruebas no puedan ser desmentidas ni siquiera por los hechos.
En el “caso Nisman” la sociedad y la democracia necesitan toda la verdad. Eso implica la verdad sobre el atentado a la AMIA, la verdad sobre el próximo juicio oral por el encubrimiento de los noventa, la verdad sobre la denuncia de Nisman presentada el 14 de enero, la verdad sobre Nisman y sobre su muerte. No aceptemos que nada quede fuera del debate. Nada.
Quién no quisiera que fuera el hilo de Ariadna. La verdad es que sin saber aún si hay salidas del laberinto, los vahos de podredumbre resultan insoportables.
Hay una dimensión crucial de la política que no se juega en las matemáticas, ni en el palacio, ni siquiera en las leyes. Se juega en la legitimidad social y en las grandes mayorías. El dato es sencillo: hoy esa legitimidad y esas mayorías se juegan en función de que se alcance o no la verdad. Debe fortalecerse todo aquello que garantice la total autonomía de una investigación eficiente y eficaz, que nos saque del atolladero (podría contribuir una presencia de un veedor de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos).
Las únicas dos hipótesis relevantes son si la Argentina logra o no establecer la verdad de lo sucedido. Si lo consigue, muchas certezas quedarán como especulaciones irresponsables, se acrecentará la confianza de la población hacia las instituciones y el país habrá podido reaccionar ante una tragedia irreparable.
En cambio, si la Argentina no logra establecer la verdad, se profundizará una crisis cultural que está provocando una corrosión generalizada, donde pareciera que todo puede ser dicho, que toda teoría puede ser afirmada sin sustento. En el esclarecimiento de la muerte de Nisman hay mucho más en juego que lo que muchos creen.

Fondos buitre: el Gobierno cruzo al mediadiador

Pollack reclamó al país que vuelva a discutir con los holdouts. Para Economía, busca "instalar que Argentina no quiere negociar".
El Ministerio de Economía acusó hoy al juez neoyorquino Thomas Griesa y al mediador designado por el magistrado, Daniel Pollack, de "favorecer" a los fondos buitres a través de una "maniobra mediática" en la que el "special master" busca "instalar que Argentina no quiere negociar".

En un parte de prensa, la cartera que conduce Axel Kicillof señaló que "en el día de hoy el mediador designado por el juez Griesa, el señor Daniel Pollack, ha publicado de manera intempestiva e inconsulta con la República Argentina un comunicado de prensa con el inocultable propósito de favorecer, nuevamente, a los fondos buitre".

Pollack omitió en su comunicado que existen cláusulas de "confidencialidad" respecto a las negociaciones

Horas antes, Pollack había manifestado a través de un comunicado: "Me ha pedido el tribunal -que dirige Griesa- que haga una declaración sobre el estado de las negociaciones. Lacláusula RUFO, que el Gobierno de Argentina argumentaba que lo inhabilitaba para negociar,expiró el 31 de diciembre".

"Poco después, el fondo de inversión NML, cursó a través de mí una invitación al Gobierno argentino, en su nombre y de otros tenedores de bonos involucrados en las pasadas reuniones, para retomar las negociaciones. En la invitación no hubo condicionamientos y se ofreció al Gobierno argentino la posibilidad de acordar sin pagos en efectivo", continúa el texto del mediador, según consignó Reuters.

"La invitación fue transmitida por mí al estudio que patrocina al Gobierno argentino, Cleary Gottlieb, el 30 de enero y fue seguido de llamadas realizadas por mí las siguientes dos semanas. El Gobierno argentino no ha aceptado ni respondido la invitación cursada por los tenedores de bonos", concluyó Pollack.

Pollack emitió un comunicado "de manera intempestiva con el inocultable propósito de favorecer, nuevamente, a los fondos buitre"

Al respecto, Economía aseguró que Pollack omitió señalar en su comunicado que existen cláusulas de "confidencialidad" respecto a las discusiones que se entablen en ese seno y que los abogados que representan al país transmitieron que la propuesta "estaba en consideración".

TEXTO COMPLETO DEL MINISTERIO DE ECONOMÍA
En el día de hoy el mediador designado por el Juez Griesa, Sr. Daniel Pollack, ha publicado de manera intempestiva e inconsulta con la República Argentina un comunicado de prensa con el inocultable propósito de favorecer, nuevamente, a los fondos buitre. En el mismo ha informado que el pasado 30 de enero comunicó al estudio de abogados de Argentina que el fondo NML Capital, del Sr. Singer, quería negociar con la República sin pre-condiciones y sin pagos en efectivo, en el despacho de Pollack.

Efectivamente, así lo hizo. Aunque en su comunicado omitió informar que la propuesta incluía la total confidencialidad para el encuentro y para las pretendidas negociaciones. Los abogados transmitieron a la República esta oferta y le respondieron a Pollack que estaba en consideración. Dos semanas después del primer llamado, Pollack, impaciente, acusa públicamente a la Argentina de no responder a la invitación, con el claro propósito de "demostrar" que Argentina no quiere negociar y los fondos buitre sí. ¿Dónde está la confidencialidad que usted mismo solicitó, Sr. Pollack? ¿Dónde está su imparcialidad como mediador?

Argentina reitera su compromiso de honrar sus deudas con el 100% de los acreedores de manera justa y sustentable

Esto revela una vez más el modus operandi del juzgado de Griesa. Si Argentina accedía a negociar "en secreto", ¿cuánto tardaría en "filtrarse" la información a los medios locales e internacionales para perjudicar al gobierno? Pollack no aguantó ni dos semanas antes de revelar su "secreta" propuesta acusando al gobierno argentino.

Como se observa, este comunicado se trata exclusivamente de una nueva maniobra mediática, como las tantas que realizó para favorecer a los fondos buitre el juzgado de Griesa y el propio Pollack. Recordemos que el Ministro de Economía sostuvo en julio de 2014 una extensa reunión con los representantes de los fondos buitres en la oficina de Pollack, a pedido de éste. En dicho encuentro los fondos buitre, que paralelamente negociaban con diferentes actores del sector financiero nacional y extranjero, no negociaron sino que exigieron la ganancia del 1600% que les prometió Griesa. Se negaron además a proporcionar un paraguas adecuado para que se llegara a una solución que abarcara al 100% de los bonistas. El Sr. Pollack, terminada esa reunión, declaró, contra lo que se había discutido y sin autoridad para hacerlo, que Argentina "estaba en default". Acto seguido, los fondos buitres reclamaron y seguramente cobraron los seguros de default (credit default swaps). Es por todas estas acciones que la República Argentina solicitó formalmente al juez que removiera al Sr. Pollack debido a su impericia, manifiesta parcialidad y arbitrariedad. Griesa no lo hizo. Y ahora encontramos a Pollack ofreciendo una negociación secreta para luego, él mismo, hacer público este ofrecimiento. Sabemos además, que los fondos buitre lucran en el mercado con estas operaciones mediáticas.

Pollack intenta instalar que Argentina no quiere negociar. Sin embargo, la República negoció exitosamente con el Club de Paris, con Repsol, por los litigios en el CIADI y con el 93% de los bonistas que ingresaron al canje.

Griesa intenta extorsionar al país impidiendo a los bonistas del canje cobrar el dinero pagado por Argentina

En el caso de los fondos buitre, muy lejos de rehuir de la negociación, la República ofreció para todos los que no ingresaron al canje (no sólo para el fondo NML Capital, del Sr. Singer) un acuerdo que significaba una ganancia del más de 300% en sólo 6 años. Solicitó, además, que el Juez Griesa permitiera conocer el universo preciso al que afectaba su polémica sentencia, liberando el cobro a los tenedores de bonos de ley Argentina y ley inglesa que, tal como ha reconocido recientemente una corte del Reino Unido se encuentran fuera de su jurisdicción. Al día de hoy Griesa no ha resuelto estas cuestiones otorgando así mayor poder extorsivo a los fondos buitre. Pero además, tal como afirmó la República, "arreglar" con Singer no significa, ni mucho menos, solucionar el entuerto que el propio Griesa creó con su sentencia de pari pasu. Hoy, en su juzgado, se apilan reclamos por sumas siderales. Pollack se negó entonces y se niega aun hoy a participar a todas las partes en igualdad de condiciones.

El Sr. Pollack sostuvo que la claúsula RUFO no importaba, que los llamados "me too" (otros bonistas holdout) tampoco importaban y acercó a Argentina una propuesta de pagar 200 millones de dólares a los fondos buitre para que concedieran un stay, en clara violación de la cláusula RUFO.

Argentina, en cambio, ofreció una solución para el 100% de los acreedores en el marco de la ley y del principio de equidad entre los acreedores.

Argentina ofreció para todos los que no ingresaron al canje un acuerdo que significaba una ganancia del más de 300% en sólo 6 años

Si el juez Griesa y su mediador Pollack quisieran favorecer las negociaciones para llegar a un acuerdo de buena fe y bajo condiciones de equidad deberían levantar las órdenes pari pasu que, lejos de cerrar el conflicto, generaron múltiples problemas entre bonistas, bancos intermediarios y en varias jurisdicciones judiciales.

En lugar de intentar extorsionar al país impidiendo a los bonistas del canje cobrar el dinero pagado por Argentina, Griesa debería resolver los planteos de las partes y suspender las órdenes que fueron cuestionadas por expertos de todo el mundo (incluyendo varios premios Nobel), por los mercados internacionales, por países soberanos (incluyendo a Estados Unidos), por organizaciones internacionales y que ha llevado a las Naciones Unidas a discutir nuevos procedimientos que impidan que jueces como Griesa perturben el funcionamiento del sistema financiero internacional.

La República Argentina reitera su compromiso de honrar sus deudas con el 100% de los acreedores de manera justa, equitativa, legal y sustentable.

19 feb 2015

Caso Nisman: y el cuarto año descansó


Ignacio Fittipaldi
FEBRERO DE 2015

"Como pocas veces en los últimos años la coyuntura política golpea al oficialismo de una manera cruda y cruel", describe el autor. La supuesta independencia del Poder Judicial.




“Con la muerte de Nisman estamos enterrando parte de la república”. Patricia Bullrich

Como pocas veces en los últimos años la coyuntura política golpea al oficialismo de una manera cruda y cruel. Hasta la denuncia de Nisman, o mejor dicho, la denuncia de Nisman incluida, la batería de estrategias desarrolladas para horadar al gobierno nacional, y en especial la figura de CFK, se repetía con la sistematicidad de las reuniones de tupperware entre vecinas. La muerte de Nisman es un punto de ruptura en ese vertiginoso rumbo de taladrar la gobernabilidad.

Esa estrategia se ha desarrollado en dos direcciones con un mismo objetivo. Por un lado se instaló la idea de que el gobierno no lograría culminar su último año de gobierno, el cuarto de su segundo mandato. Los motivos de ello eran la inflación, la escasez de dólares, la fallida negociación con el juez Griesa, la falta de inversión extranjera, el descontento de los asalariados producto de la devaluación de enero de 2014, el aumento del desempleo que provocaría la agudización de la crisis local (siempre negando más que asumiendo las consecuencias de la crisis mundial en el ámbito local) Solo en ese caso tendría sentido la idea (falsa) del aislamiento internacional que pregonan los aulladores de las corporaciones devenidos en dirigentes políticos. Por el otro, a esa búsqueda desenfrenada por vaticinar, proclamar y operativizar la salida anticipada de CFK, se sumó otra estrategia y/o deseo que se hizo evidente en los últimos meses de 2014 y que ha asumido un voluminoso cuerpo luego de la compleja, curiosa e inoportuna muerte del fiscal preferido del establishment, Alberto Nisman. Ni Gastón Leroux logro articular tantos aditamentos en su memorable novela, El misterio del cuarto amarillo. Esta nueva fase consiste en presentar la irreductible deslegitimidad del gobierno de CFK. La lógica del discurso mediático articulado en praxis política por los dirigentes de la oposición, consiste en intentar mitigar el margen de acción del gobierno debido a su deslegitimidad. Esa idea se construye con un argumento ya decolorado. Todo lo que pasa por el Congreso de la Nación carece de legitimidad porque es aprobado con la sola mayoría de los votos del oficialismo. Ese argumento incurre en varias trampas. En un sentido olvida que para ser mayoría (o primera minoría) hay que ganar elecciones, y que las representaciones políticas parlamentarias encuentran en el Congreso de la Nación una expresión cuantitativa del voto popular. Por lo tanto, si un partido político es más votado que otro, éste tendrá mayor fuerza política que aquél que ha obtenido menos. Es decir, si nos sometemos al voto popular, hay que asumir las consecuencias institucionales de ello. Esto es, ante la imposibilidad de congeniar sobre proyectos legislativos, prima la intención de una mayoría parlamentaria que es correlato de una mayoría de votos expresados por el pueblo. La idea de la oposición arrojada como insulto, , es un capital político inconmensurable del oficialismo, no su déficit. Prima el interés de las mayorías. Pero incluso así, han recurrido (o incurrido) sistemáticamente al poder judicial para anular, invalidar y obstaculizar las leyes sancionadas en el parlamento, es decir, aun cuando ello también representa un cimiento de la democracia, la sistematicidad de dicha práctica habla de una impotencia de la oposición cuando no del respeto por esa legitimidad devenida en mayoría parlamentaria.

Ese poder judicial, esa extensión de la oposición sobre la que la dirigencia política se ha recostado para obturar el curso de las políticas escogidas por este gobierno, es el que una vez mas es convertido en la bandera de una republica que se hunde, que se ha enterrado con Nisman, según la opinión de la versátil Patricia Bullrich. Es el último bastión de la republica que puede preservar a la sociedad del kirchnerismo. Esa republica que Bullrich se lamenta en enterrar es una republica que no es la misma que el peronismo y el kirchnerismo se representan y gobiernan. La oposición se arroga la reconstrucción de una republica que ni está destruida, ni está enterrada. En cambio encontró en ellos las voces que solicitaban al gobierno nacional pagar lo que el juez Griesa manifestó en su sentencia, lo cual sí hubiera equivalido a enterrar el presente y el futuro de una republica que, evidentemente está en disputa.

Pero algo falló. Luego del caso Nisman ese poder judicial, socio del arco opositor, quedó al desnudo. Si algo arroja el caso Nisman son los retazos, los jirones y los parches de eso que los aulladores llaman . Han golpeado la puerta de un poder que quedó expuesto a su funcionamiento más oscuro. Todo lo que circuló entre periodistas opositores, periodistas autodefinidos como independientes, diputadas de la nación, fiscales, jueces y servicios de inteligencia deja al desnudo el estado actual del poder judicial y su estrechez con el ámbito político desintegrando el principio de independencia. Es como si Nisman tuviera que ser independiente del Poder Ejecutivo pero amigo de la embajada de EE.UU. Equidistante con CFK pero amigote de Laurita Alonso. De trato profesional con Verbitsky pero asiduo interlocutor de Nicolás “lanatito” Wiñasky a través del chat de WhatsApp. ¿Luego del caso Nisman es posible seguir hablando del actual poder judicial como un poder independiente? Coimas, tráfico de influencias, agencias de inteligencia que tercerizan servicios en empresas de sus propios agentes, o de agencias extranjeras, extorsiones en base a la información obtenida por esas empresas tercerizadas, autos de empresas privadas alquilados a nombre de funcionarios judiciales, alquileres de departamentos equivalentes a la mitad de un sueldo promedio de un fiscal federal, cajas fuertes con toneladas de dinero en efectivo, niveles de vida inexplicables, funcionarios judiciales armados, los miembros del poder judicial relacionados al caso, todos, veraneando en el exterior, ricos todos. Qué suerte. Qué ganas de ser parte de eso.

Finalmente, y esto es lo que quería señalar, asistimos por estos días a un nuevo argumento de deslegitimación gubernamental, la última fase. El motivo central de la deslegitimación es estar transcurriendo el último año de mandato de CFK. Las corporaciones y sus aulladores han decretado que la legitimidad de este gobierno concluyó en 2014. El último mandato de gobierno dura tres años. Por lo tanto CFK esta inhabilitada para proponer nombrar un nuevo miembro de la corte en remplazo de Zaffaroni. ¿Acaso no es contradictorio sostener que la corte debe ser un cuerpo independiente del poder político pero anular la proposición de Carlés hasta tanto el nuevo gobierno elija a un candidato de su propio gusto? Digresión: ¿Bajo qué criterio la edad de Carlés es insuficiente para ingresar a la corte y la longevidad de Fayt no es suficiente para su retiro? En nombre de la independencia de poderes que proclaman, ¿no sería un gran gesto aprobar el pliego de Carlés, o cualquiera que sea idóneo, dando curso a lo que constitucionalmente está habilitado este gobierno hasta el 10 de diciembre? CFK está impedida de enviar un proyecto de ley para crear la Agencia Federal de Inteligencia, como no lo hizo en los siete años previos no puede hacerlo en el último año de gobierno. No puede realizar acuerdos estratégicos con China porque exceden el vencimiento de su gobierno. Pero básicamente, está impedida de tomar decisiones que afecten el curso y la vida del Estado. No puede hacerlo porque en el cuarto año de gobierno, no se gobierna. Esta novedosa mirada indica que el cuarto año de gobierno vale menos que el primero y el segundo. Es como si las decisiones de fondo se pudieran tomar en el primer y segundo año, el tercero sería característico por un amesetamiento en las propuestas de políticas públicas del ejecutivo y en el cuarto año, hacer la plancha. ¿Qué sentido tiene transcurrir el cuarto año de mandato si no se puede tomar la iniciativa necesaria para modificar cierto estado de cosas? ¿Qué sentido tendría si no fuera aprovechar ese año para desgastar la gobernabilidad, limarla y condicionar la capacidad electoral de CFK sobre el electorado de la Republica Argentina?


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La Inteligencia del Estado argentino, plaza tomada por EEUU e Israel

Los servicios de Inteligencia del Estado argentino se hallan influenciados e infiltrados en distintos niveles por Estados Unidos, Israel y la Inteligencia británica, mientras los sectores de Contrainteligencia no logran cumplir con sus objetivos específicos. El problema no es reciente sino que ocurre desde el largo plazo.

babab
GUSTAVO HERREN / ARGENPRESS – 
Lo pone nuevamente en evidencia el caso de la muerte del fiscal Nisman, que desde 2004 investigaba los atentados en la embajada de Israel (1992) y la mutual judía AMIA (1994) que dejaron 114 muertos y centenares de heridos. Su velatorio fue privado y familiar, salvo por la presencia del embajador de Estados Unidos en Argentina, Noah Mamet. Nisman, tenía una revelada relación con agentes clave de operaciones encubiertas de la Inteligencia local, y a su vez, ambas partes dependencia funcional de servicios extranjeros como la CIA, el FBI y el Mossad. La infiltración de la CIA en los Estados, mediante gobernantes y funcionarios utilizando la doctrina de la Guerra Política de Inteligencia, es ampliamente conocida.
Que un fiscal de la Nación o cualquier funcionario público, sea funcional a intereses de países extranjeros realizando líneas directrices de sus servicios de Inteligencia y sus respectivas embajadas es una amenaza grave para la Seguridad Nacional de la República y los intereses de su pueblo, de hecho a fines de 2014 Nisman había sido denunciado por el delito de traición a la patria (1). También respecto a la gravedad de la injerencia externa, es preocupante la aceptación tácita como hecho ‘natural’, el silencio, la laxitud y la falta de rechazo enérgico por parte de los poderes de gobierno, la oposición y al menos de las fuerzas vivas de la sociedad (salvo contadas excepciones), lo que demuestra implícitamente complicidad, corrupción o un alto grado de indiferencia propio de mentes colonizadas y serviles, fruto de una tarea de zapa realizada por décadas sobre gran parte de la población, subyacente en las políticas de cultura y educación pública y complementada por los principales multimedios de información lacayos de la burguesía local y las potencias occidentales capitalistas, uno de cuyos objetivos es dominar la ideología del pueblo. Más aún cuando ha sido demostrado que Estados Unidos, espía y vigila ilegal y alevosamente a las máximas dirigencias de los países del mundo, incluyendo a sus aliados, y cuando la CIA abre cárceles clandestinas utilizando sistemáticamente la tortura como medio de interrogatorio y comete ejecuciones extrajudiciales (caso del uso letal de los drones).
Desde antes y durante las dictaduras militares liberales, la Contrainteligencia argentina, es decir la responsable de proteger al país y a los organismos de Inteligencia de las actividades y penetración de los servicios de Inteligencia extranjeros (en Estados Unidos corresponde la tarea al FBI y la CIA), por diversas causas ha estado lejos de cumplir con éxito sus objetivos. Sea por corrupción y debilidades en su propia estructura, o por falta de mando, candidez, ignorancia supina, corrupción y hasta traición en las dirigencias políticas con poder de decisión y en las máximas autoridades de los gobiernos.
Tal es el nivel de penetración extranjera y degeneración, que desde 1964 por un convenio firmado por el gobierno de Arturo Illia y Washington, personal militar estadounidense del Pentágono (llamado Grupo Militar de Estados Unidos) venía ocupando ininterrumpidamente oficinas del edificio Libertador del Ministerio de Defensa de Argentina. Recién fueron desalojados en 2009 por la ministro de defensa Nilda Garré. Pero no solo en el Ejército Argentino había presencia militar estadounidense directa, sino en las sedes principales de las otras dos fuerzas, el edificio Libertad de la Armada y en el edificio Cóndor de la Fuerza Aérea.
Al finalizar la dictadura militar en 1983, el presidente Raúl Alfonsín encontró la Inteligencia saturada de militares y separó unos 1200 agentes, que más tarde le hicieron múltiples operaciones de desestabilización. Increíblemente, encargó la reestructuración del sector a servicios de Inteligencia extranjeros, la Securité francesa y el Mossad israelí, que obviamente plantaron sus propios agentes, además de los espías de la CIA y la históricamente presente Inteligencia británica (actualmente MI6) que opera en el país en forma continuada desde antes de 1810. Este servicio secreto tiene el pragmatismo geopolítico y la experiencia en subversión interna propias de uno de lo más antiguos del mundo, fundado en 1580 por sir James Walsingham basado en el servicio de Inteligencia de Venecia (Consiglio dei X; Consejo de los Diez).
Durante las guerras de la independencia argentina, no hubo institucionalizado un servicio de Inteligencia que pudiera neutralizar a la Inteligencia británica. Hacia fines de 1940 solo existía la Inteligencia militar y de las fuerzas de seguridad, el gobierno del general Perón creó un organismo llamado Control de Estado, que más tarde se transformaría en el servicio de Inteligencia civil del Estado (SIDE).
El servicio de Inteligencia británico opera, más que con la fuerza con la inteligencia. Es notable el caso del nombramiento por decreto en 2012, de una ciudadana británica, Natalia Federman, como Directora Nacional de Derechos Humanos en el Ministerio de Seguridad de la Nación, a pesar de que la legislación argentina prohíbe que los extranjeros ejerzan funciones públicas claves. Su padre que fue funcionario de la embajada británica por 20 años, había declarado sobre el envío de plataformas petroleras al Mar Argentino ‘…El Reino Unido no tiene duda alguna acerca de su soberanía sobre las Islas Falkland (Malvinas) y los territorios circundantes, y sabe muy bien que la exploración de hidrocarburos es un proyecto totalmente legítimo’.
Durante las relaciones carnales con los Estados Unidos del gobierno neoliberal de Carlos Menen (1989-1999), la Mossad y la CIA obtuvieron un máximo relativo de influencia, que disminuyó cuando en el siguiente gobierno liberal de Fernando De la Rúa (1999-2001) se reveló por imprudencia, la identidad del jefe de la CIA en Buenos Aires. Aunque la relación volvió a recomponerse en 2002, cuando el entonces presidente Eduardo Duhalde pidió ayuda al Departamento de Estado pare refinanciar la deuda externa con el FMI, y en la respuesta le llegó como sugerencia que arreglara el problema con la CIA. Desde allí, se observa que la autoría de los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA comenzaron a focalizarse muy fuertemente sobre Irán, eclipsando a todas las líneas de investigación anteriores (el misil Condor y la pista siria, la pista pakistaní, el autoatentado del sionismo para hacer fracasar el acuerdo de Rabin y Yasser Arafat, y luego la conexión local), y que siguieron todos los gobiernos posteriores. Irán, era uno de los principales enemigos a los que Washington evaluaba en ese momento lanzar un ataque militar directo. En 2007, el general estadounidense en retiro Wesley Clark había revelado que, poco después del 11-S, el gobierno de George W. Bush tenía planeado atacar e invadir siete países en cinco años: Irak, Siria, Líbano, Libia, Somalia, Sudán e Irán.
Que la oposición política al actual gobierno no haya denunciado y rechazado de plano la influencia extranjera sobre el desempeño del fiscal, no es de extrañar, ya que al menos los tres candidatos (todos derechistas) que según algunas encuestas poseen actualmente probabilidad de acceder a la presidencia de Argentina para el próximo período 2015-19, Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel Scioli tienen una relación de alineamiento casi incondicional con los Estados Unidos-Israel-Inglaterra y los atlantistas, opuesta a la integración latinoamericana, aunque en sus campañas políticas tratan de ocultarlo pero que se hará más que visible ni bien llegaran a asumir el cargo.
Al respecto cabe recordar algunos tópicos sobre estos candidatos, de los que no por casualidad poco se habla. Así el candidato Sergio Massa, que según las nuevas técnicas de campaña es vendido al público como producto mediático por los grandes medios de comunicación afines a la oligarquía local y al capitalismo occidental, se formó como dirigente en la ideología del liberalismo económico de la Unión de Centro Democrático, creada por el ultraliberal ortodoxo Alvaro Alsogaray, que predicó la doctrina liberal adaptada luego por Estados Unidos como neoliberalismo, que fue adoptada por la dictadura militar, y expresidentes como Carlos Menem y su ministro de economía Domingo Cavallo en la década de los ’90, llevando al país al colapso en el 2001 con la defección de Fernando de La Rúa.
Según WikiLeaks hacia 2009, cuando Massa estaba por dejar la Jefatura de Gabinete del gobierno de Kirchner, su asesor el empresario inmobiliario O’Reilly constructor de varios barrios privados en el municipio de Tigre, era su nexo con la embajada de Estados Unidos, como lo mostró en el asunto del ocupante Grupo Militar de Estados Unidos, y en una reunión en Buenos Aires entre la representación estadounidense de la bancada demócrata del senado con Massa y Esteban Bullrich (del partido de Macri, el otro candidato presidenciable alineado con la embajada) (2).
En el plan neoliberal de los ’90 ejecutado por el gobierno de Menem-Cavallo, los organismos de préstamo internacional, es decir el Imperio con el Consenso de Washington y los colonialistas de Europa occidental requerían la llamada ‘descentralización de los municipios’. Estos, deberían llegar a tener funciones que hasta entonces solo eran propias de la Nación y los gobiernos provinciales. Se harían cargo de la educación, salud, seguridad, obra pública y la acción social, esta última un arma vital para el clientelismo político. Así ocurrió, llevándose a cabo una reforma estructural silenciosa a espaldas del pueblo, en que la idiosincrasia municipal pasó en forma unilateral de ser una institución que se ocupaba principalmente del mantenimiento de la vía pública a ser un ente recaudador y político, que hoy sirve a los intendentes como plataforma política de lanzamiento para sus intereses y aspiraciones a futuros gobernadores, congresistas y el cargo mayor, futuro presidente de la Nación.
Así en 2010, Massa ya como intendente del municipio de Tigre (provincia de Buenos Aires), viajó a Estados Unidos donde se reunió con la cúpula del FBI y la Policía de Nueva York, para tratar el tema de la ‘inseguridad’. Problema que además de su importancia en sí, es amplificado en varios órdenes por los grandes multimedios del gran capital para ser e instalado como agenda en la población, y de este modo pueda ser usado como herramienta política. El FBI tiene un comando y un grupo de trabajo unificados para todo lo vinculado a Inteligencia y seguridad, monitoreando comunicaciones, cámaras privadas y públicas. Las cámaras en la vía pública en general aceptadas por los ciudadanos como paliativo a la inseguridad, si bien son publicitadas y promocionadas para prevenir delitos mediante el seguimiento de los ciudadanos, en realidad tienen una doble función. Poco se dice que pueden utilizarse como panóptico para Inteligencia interna (no solo a nivel estatal sino policial, de fuerzas de seguridad y municipales) y para control social y de cualquier movimiento de oposición política. Massa, fue premiado en Estados Unidos por el uso del Sistema de Información Geográfica (GIS), una base de datos cartográficos que con la información relevada conforman un sistema único integrando para tener actualizada la vigilancia territorial, indispensable al menos para la recaudación fiscal. En Estados Unidos, Massa también se reunió con representantes de la American Jewish Committee; con Jeff Davidow ex subsecretario para América Latina de Clinton y asesor de Obama en Asuntos Latinoamericanos y Relaciones Internacionales. Luego dio una disertación en el Council of Americas (Consejo de las Américas, templo sagrado del capitalismo del libre mercado) reuniéndose con un selecto grupo de empresarios e inversores norteamericanos. Posteriormente, Massa recibió en Argentina a la entonces embajadora de los Estados Unidos, Vilma Martínez, quien lo elogió por el crecimiento económico y el planeamiento del distrito, enfatizando la voluntad de seguir fortaleciendo los vínculos con su país y la apertura a nuevas inversiones norteamericanas. No es menor tampoco que hacia fines de 2014, Massa y Macri se reunieran en Buenos Aires con el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, elogiando su gestión.
Por otra parte al mejor estilo de un agente inorgánico de un Estado extranjero, el presidenciable Macri declaró alegremente que había ido a pedir ayuda a la embajada de los Estados Unidos, de Israel, a la CIA, a la DEA y al Mossad para tomar una decisión de Estado nada menos que en materia de seguridad, dijo ‘…Para no improvisar, nos reunimos en equipo y dijimos ¿Quiénes son los que pueden tener una foto más clara de qué es lo que pasa en la Argentina con la seguridad?…. Los servicios de inteligencia mejores del mundo, tipo el Mossad. Entonces, fuimos a la embajada de Estados Unidos y la de Israel y les dijimos: queremos que nos recomienden cuál es el mejor policía. Y las dos sin hablar entre ellos dijeron, el señor Palacios. Y ahí arrancamos a proponerle al señor Palacios para que liderase la construcción de una nueva policía (la Metropolitana)… Fue una recomendación de dos servicios de Inteligencia extranjeros que saben mucho quién es quién. Sobre lo cual no improvisamos… Tanto en la embajada de los Estados Unidos como en la de Israel nos recibieron las máximas autoridades’.
El comisario retirado Jorge (Fino) Palacios, que Macri nombró como Jefe de la flamante Policía Metropolitana, había sido acusado en la Justicia por encubrimiento en el atentado de la AMIA, sospechado por su relación con un reducidor de automóviles robados que era parte de la banda de secuestradores que asesinó a Axel Blumberg, de un montaje policial ilegal contra la viuda de Pablo Escobar Gaviria (jefe del narcocartel de Medellín) y participó de la represión contra el pueblo en la crisis de diciembre de 2001, además sus vínculos con el Mossad y la CIA no son una novedad. Posteriormente, el mismo Macri fue procesado por instalar en el ámbito del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una estructura de inteligencia subterránea (que alimentaba paralelamente a la Policía Metropolitana), para misiones de inteligencia interior que la ley prohíbe. Por carácter transitivo, el servicio de Inteligencia clandestino macrista estaba además al servicio de potencias extranjeras, ya que era operado por agentes nombrados por recomendaciones expresas de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos e Israel, aunque por supuesto éstos lo niegan.
En realidad la Embajada Imperial, dulce hogar de la CIA construyó a través de ésta y su entrelazamiento con la Secretaria de Inteligencia local y otros servicios (en que participan la embajada Británica y de Israel), una vasta red de captura de información en todos los nodos clave que puedan proyectar poder de decisión, desde los gobiernos nacional, provinciales, municipales, fuerzas armadas, de seguridad, policiales, servicios de Inteligencia, instituciones empresariales, gremiales y demás, de modo que dispone de una base de datos sobre justamente, quién es quién. Aunque esto es solo una pequeña parte en su arsenal de recursos de Inteligencia. Su doctrina de operación es de espectro completo dentro de la Guerra Política de Inteligencia que Estados Unidos desarrolla en cada país, dirigida a conocer al enemigo, sus intenciones y objetivos. En general, la Embajada no trasmite órdenes directas, sino señales. Su poder invisible que nadie nombra se basa en el miedo, y para quienes buscan construir poder político alineados con el poder imperial, un error en la interpretación de esas señales puede costarles muy caro.
El candidato Daniel Scioli, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, que ingresó a la política por Carlos Menem, fue funcionario en el gobierno de Duhalde y vicepresidente de la Nación en el de Néstor Kirchner, viajó en 2011 a Israel reuniéndose amablemente con premier Benjamin Netanyahu, el canciller Avigdor Lieberman y los ministros de Industria y de Seguridad, muy interesado en la técnicas y armamento israelí para la policía bonaerense. En 2014, viajó a Estados Unidos donde dio una conferencia en el Council of the Americas, con la presencia de su CEO, Susan Segal, reuniéndose luego en privado con 40 de sus principales miembros, y recibiendo a representantes de empresas estadounidenses automotrices, cerealeras, navieras, de energía, informática, de comunicaciones, alimentación, petroquímica, agroindustria, e integrantes de la Cámara de Comercio Argentina Americana. También mantuvo encuentros con el ex presidente norteamericano Bill Clinton, con el presidente de Colombia Juan Manuel Santos, y con el titular del Banco Interamericano de Desarrollo. En Miami, se reunió con el empresario multimillonario mexicano Carlos Slim, y participó del encuentro anual de la Fundación Clinton, llamado ‘El futuro de las Américas’, donde habló sobre la importancia de la integración (con Estados Unidos, no con Latinoamérica).
En sus campañas políticas para la presidencia, los candidatos impactan a la opinión pública con señuelos de superficie que enmascaran los lineamientos realmente importantes y de fondo con que gobernarán el país y que son los que afectarán la vida del pueblo. Para tener algún indicio de cuáles son esas políticas, basta observar a quiénes adoptan como principales asesores en Economía.
Miguel Bein y Mario Blejer, están entre los economistas referentes del candidato Daniel Scioli. Bein como secretario de Política Económica (viceministro de economía), había participado junto a Machinea y Marx en la gestión del mega-endeudamiento externo con el FMI, durante el gobierno de Fernando De la Rúa, previamente al colapso de 2001 que ocurrió con el regreso de Cavallo, quien recomendó a Mario Blejer como director del Banco Central. Blejer, un economista ultra neoliberal de nacionalidad argentina-estadounidense-israelí fue asesor del Bank of England (Banco de Inglaterra) y trabajó 20 años en el FMI, y fue posteriormente procesado por la causa del ‘corralito’ (apropiación compulsiva por parte de los Bancos de los depósitos de sus clientes).
El candidato Sergio Massa, tiene entre sus asesores económicos a Roberto Lavagna, Aldo Pignanelli, Martín Redrado. La aplicación de una década de neoliberalismo por los gobiernos de Menem y De la Rúa, condujo al colapso y rebelión popular de 2001 que dejó 39 muertos. Sin embargo, el pueblo dividido no logró organizarse políticamente como parece ser el caso actual de ‘Podemos’ en España frente a la crisis producida por el gobierno neoliberal de Rajoy. Así, el entonces presidente Eduardo Duhalde pudo realizar una acción restauradora del status quo de los políticos ya existentes. En 2002 designó como Ministro de Economía a Lavagna, economista con posgrado en las universidades de Bruselas y Harvard, que defiende la construcción de un capitalismo competitivo y sustentable. Por su lado, el economista Aldo Pignanelli sostiene un capitalismo con cierto grado de liberalismo pragmático.
Redrado, formado en el liberalismo económico garduado en Harvard, en 1985 fue colaborador de Jeffrey Sachs en la implementación del programa económico en Bolivia, trabajó en Salomon Brothers en Nueva York y Londres durante algunos años, asesorando en las privatizaciones en Inglaterra, Francia y España, y a principios de los ’90 fue Director de Security Pacific Bank en Estados Unidos. Durante el gobierno de Menem fue presidente en la Comisión de Valores realizando las reformas de desregulación.
Por su parte uno de los principales referentes económicos del candidato Mauricio Macri, es Federico Sturzenegger. Defensor del liberalismo económico, doctorado en el Massachusetts Institute of Technology, docente en la Universidad de California y la Escuela de Gobierno John F. Kennedy en la Universidad de Harvard. Fue elegido el Joven Líder Global en el Foro Económico Mundial de Davos. Cuando fue secretario de Política Económica, durante la presidencia de Fernando de la Rúa, tuvo lugar el brutal endeudamiento del Megacanje por 60 mil millones de dólares realizada por Cavallo. Al respecto fue posteriormente procesado y sobreseído. Fue Director del Banco Ciudad de Buenos Aires, que acompañó la primera tentativa de arreglar con los usureros estadounidenses y sionistas (fondos buitres), comprometiendo una garantía del fondo de depósitos del Banco Central. El mismo Macri es partidario acérrimo del re-endeudamiento como lo demuestra la deuda externa de la Ciudad que está en un 95% en dólares.
En estas condiciones y con estos candidatos, se puede extrapolar la siguiente conjetura. Es de esperar que Argentina no solo no salga del capitalismo de mercado, sino que aumente su componente de neoliberalismo adaptado al nuevo orden mundial con tendencia multipolar (con China entre los actores principales). En cuanto a relaciones exteriores un cambio de rumbo significativo, recuperar el alineamiento servil con Estados Unidos y Europa Occidental y el distanciamiento del proceso de integración latinoamericana. En economía y finanzas, restaurar completamente el mecanismo de dependencia basado en el sistema mundial del dólar estadounidense que tiene dos componentes: las fuentes y sumideros de dólares.
Entre los elementos principales de las fuentes de dólares están las exportaciones (que seguirían siendo mayoritariamente de materias primas, como dijo Pignanelli (asesor de Massa) ‘…Hay que provechar los términos de intercambio, como por ejemplo, duplicar producción agrícola y de alimentos, la explotación en gran escala de la minería como el Litio y del Petróleo no convencional (muchas Vacas Muertas))’; también son fuentes las inversiones extranjeras (especulativas y no especulativas) donde es de esperar una fuerte apertura; otra fuente de dólares es el préstamo externo, cuyo peso no es menor en el funcionamiento de la economía, además de ser un arma geopolítica de dominación. Sin duda los tres candidatos reiniciarán un nuevo ciclo de mega-deuda (con el FMI, el BM, el Club de París, etc con sus condicionamientos, reformas y ajustes al pueblo), a esto, los liberales le llaman ‘generar confianza y reinsertarse en el mundo’.
Los principales objetos de los sumideros de dólares son, las importaciones, la fuga de capitales y giro de utilidades, las reservas en dólares del Banco central, y los pagos de la deuda externa (lo que se viene haciendo es pagar solo los intereses y refinanciar el capital de deuda tomando más deuda), pagos que también son significativos para el funcionamiento de la economía del país (y que sintonizan a su vez con la dependencia del préstamo externo), además es condición necesaria para que la dirigencia lacaya y cipaya no sea desestabilizada por el Imperio y sus aliados.
Las políticas parecen ser recuperar el superávit comercial dentro del sistema imperial de dominación del dólar, y además llegar al superávit fiscal reduciendo el gasto público lo que para los liberales significa ajuste al pueblo (y como colorario represión social). Recuperar el equilibrio económico-financiero a favor del imperialismo y colonialismo occidental debería ser condición necesaria e ineludible para estos candidatos.
Respecto de los servicios de Inteligencia. En 2012, el gobierno de Obama redireccionó su política exterior disminuyendo la intensidad de su injerencia en Medio Oriente (retiro de tropas de Irak y Afganistán) y por consiguiente el nivel de confrontación con Irán, y concentrando su energía contra Rusia y China, lo cual creo divergencias de intereses geopolíticos prioritarios entre Obama, y los sectores sionistas estadounidenses y del gobierno de Israel. Al mismo tiempo el gobierno argentino realizó un cambio de política al firmar del Memorándum de Entendimiento con Irán, pero también intensificó sus relaciones con Rusia y China. De esta manera el gobierno de Cristina Kirchner alineó aquellos intereses comunes de Washington y Tel Aviv que comenzaron a operar en su contra.
Algunas versiones denuncian que el controvertido atentado a la provocadora revista Charlie Hebdo, fue el momento oportuno para disparar una operación de desestabilización hacia el cambio de régimen o al menos catalizar el desgaste del gobierno argentino, generada por grupos corporativos del Poder Judicial, parte de la oposición política y la burguesía local (con sus usinas multimediáticas) en connivencia con los servicios de Inteligencia del Estado, todos en una cadena entrelazada con los servicios y embajadas de Estados Unidos e Israel. En la operación en sí, no importaba el nivel probatorio de la denuncia del fiscal contra la presidente, porque se cerraba con la persona física del mismo fiscal. Un sencillo mensaje dirigido a la opinión pública, ‘aquí está el cadáver del fiscal que acusó directamente a la presidente de la Nación’. La inferencia elemental es inmediata aunque no necesariamente verdadera, pero el objetivo de la operación en su fase psicológica (psyop) fue cumplido, en cuanto a las actitudes y conductas colectivas que se querían inducir en determinados blancos de la población. Un observable es la marcha del 18-F.
El gobierno actuó sobre algunos de los eslabones de la quinta columna local impulsando una reforma tal que, el servicio de Inteligencia del Estado se transformará en Agencia Federal de Inteligencia. Pero, además de los aproximadamente 2000 agentes efectivos y el personal cambiante que no es de planta, el grave problema para la Seguridad de la Nación está en el funcionamiento efectivo de la Contrainteligencia para neutralizar la penetración de Washington, sus socios y otros. Esto no se toca y menos se habla al pueblo de esa clase de inseguridad. Tampoco están en consideración los servicios de Inteligencia militares, los de las fuerzas de seguridad, los policiales y demás. Es más, si asumieran la presidencia candidatos como los antes mencionados, existe una muy baja probabilidad que al menos en la estructura de Inteligencia estatal pueda haber cambios de fondo que neutralicen la dependencia foránea, para construir una Inteligencia verdaderamente al servicio de la soberanía de Argentina y de su pueblo…
Notas:
1) Ana Delicado, 29/01/2015. http://www.resumenlatinoamericano.org/?p=8344
2) WikiLeaks: El contacto “clave” de Sergio Massa con la Embajada de EE.UU;http://elsolonline.com/noticias/view/108537/wikileaks–el-contacto–clave–de-sergio-massa-con-la-embajada-de-ee-uu

ChileGate

19 de febrero de 2015


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Miembro de Fundación CREA. Investigador asociado al Instituto de Sistemas Complejos de Valparaíso.
El 9 de agosto de 1974, el presidente republicano Richard Nixon se convirtió en el primer presidente de EE.UU. en renunciar a su cargo. La causa de tan inaudita decisión se encontraba en la presión pública desencadenada por el emblemático caso Watergate. Con ello, la Casa Blanca “perdía” a uno de sus huéspedes emblemáticos en el contexto de la Guerra Fría, mientras la ciencia política “ganaba” un caso paradigmático para describir ciertos fenómenos disruptivos que tienden a acrecentar la crisis de representatividad que afecta a las instituciones y dirigencias políticas al interior de un Estado; esto, por el hecho de exponer públicamente los permanentes beneficios y usufructos conseguidos –lícitamente o no– por reducidos grupos que ostentan privilegiadas posiciones de poder dentro de regímenes democráticos catalogados, paradójicamente, como “ejemplares”.

En esta misma línea, podemos arriesgar una definición más: el sufijo Gate también puede ser utilizado apelando a su significación literal. Los escándalos “Gate” operan efectivamente como “puertas” mediáticas que, en su proceso de apertura, nos permiten observar públicamente los engranajes que dan vida a un sistema de relaciones de poder extremadamente asimétrico.
Ciertamente, las estructuras institucionales del Chile neoliberal han sido un verdadero “caldo de cultivo” para la reproducción de este patrón: PiñeraGate, MOPGate, PentaGate, NueraGate. La última “puerta” abierta es sintomática al respecto. En este caso, la presión mediática desencadenada tras la investigación periodística publicada en torno al “millonario negocio inmobiliario de la nuera de Bachelet”, fraguó un escenario en el que se ha acusado al hijo de la Mandataria de tráfico de influencias y acceso a información privilegiada; proceso que ha decantado en la renuncia de Sebastián Dávalos al cargo ad honórem de Director del Área Sociocultural de la Presidencia.
 El dilema de fondo es bastante claro: en la propia Nueva Mayoría también cohabita el vínculo entre el dinero y la política. Tarde o temprano, Gobierno y oposición tendrán que formar un nuevo pacto en “aras de la gobernabilidad”: ¿estará esta vez la ciudadanía dispuesta a aceptar una reedición de la “política de los acuerdos”?
La avalancha de críticas proveniente desde los más diversos sectores del mundo político y la ciudadanía en general, empañaron el momento más estable del oficialismo desde su retorno a la conducción gubernamental, en un entorno marcado por la aprobación y/o tramitación de las reformas comprometidas por Bachelet después del emblemático cónclave perpetrado en Cerro Castillo a fines de octubre pasado, la crisis permanente de la derecha política, el repunte parcial en los índices de aprobación de la Mandataria y el Gobierno en las encuestas de opinión, además del repliegue (momentáneo) de la derecha fáctica (que volverá con fuerza inusitada en el próximo debate constituyente).

TRES ARGUMENTOS POLÍTICOS

Sin desconocer la preponderancia de estos coletazos políticos, es necesario destacar que la importancia medular de este caso no se juega en el deterioro del apacible clima político que había logrado alcanzar el oficialismo durante su primera semana de vacaciones; tampoco, en las notables diferencias que marcan los decursos biográficos del “galán rural” (Peñailillo) versus el “primer damo” (Dávalos). Por el contrario, el aspecto crucial del NueraGate se define en la consistencia interna de los argumentos políticos esgrimidos ante las acusaciones detráfico de influencias uso de información privilegiada.
Es en esta dimensión donde se torna imperativo montar las diferencias. En efecto, los primeros en subirse al “carro de la denuncia” fueron, por supuesto, los sectores de la derecha política; los mismos que hoy buscan una “renovada identidad”, acorde a los “nuevos tiempos”. Es curioso observar cómo su ofensiva “táctica del empate” se ha obstinado en brindar los más bochornosos “autogoles”. Y es que la renuncia exigida al hijo de la Mandataria por parte del mismo sector, ¿no lleva explícitamente la misma exigencia para la totalidad de sus correligionarios involucrados en el PentaGate? O acaso el ejercicio de pedir el último “raspado de la olla para los últimos 100 metros de campaña”, ¿no es la más patética expresión de tráfico de influencias? Asimismo, ¿por qué la derecha no levantó nunca la voz ante la candidatura presidencial de Sebastián Piñera (2009-2010), a sabiendas de la multa de 363 millones de pesos que la Superintendencia de Valores y Seguros cursó al director de Lan Airlines S. A. en el 2007, por haber infringido la prohibición de comprar acciones que la Ley del Mercado de Valores impone a las personas que cuentan con información privilegiada? ¿Lo harán en la próxima carrera presidencial? ¡Están a tiempo!
En paralelo, ¿cómo manejó el oficialismo la irrupción del NueraGate? Apelando a la táctica de siempre: desmarque y silencio. Lo interesante es que en esta oportunidad las voces progresistas al interior de la Nueva Mayoría enmudecieron flagrantemente, cuestión que lamentablemente ya se comienza a transformar en una tendencia. Las solitarias vocerías de Rodrigo Peñailillo y José Antonio Gómez tuvieron que ser complementadas con los “históricos de la Concertación” que –desde Sergio Bitar a Camilo Escalona– recomendaron la renuncia de Sebastián Dávalos. Por cierto, las declaraciones de los históricos sólo emanaron cuando estos vislumbraron la posibilidad de obtener dividendos políticos de la situación. De ahora en más, podrían pedir, si es que así lo deseasen, la renuncia de los parlamentarios involucrados en el PentaGate. ¿Decidirá laintelligentsia oficialista dar este golpe de nocaut a la derecha política antes de reeditar el “pacto de no agresión” convenido entre Ricardo Lagos y Pablo Longueira en el contexto del casoMOPGate (2003)? ¿O la Nueva Mayoría preferirá tratar con un contrincante golpeado y exhausto –mas no abatido en la lona– antes de llevar a cabo la negociación? El dilema de fondo es bastante claro: en la propia Nueva Mayoría también cohabita el vínculo entre el dinero y la política. Tarde o temprano, Gobierno y oposición tendrán que formar un nuevo pacto en “aras de la gobernabilidad”: ¿estará esta vez la ciudadanía dispuesta a aceptar una reedición de la “política de los acuerdos”?
Finalmente, por fuera de los conglomerados políticos tradicionales, se han levantado diversas voces que –a pesar de no estar unificadas en un organismo político común– han logrado superar, por lejos, la estrechez del “cálculo político” promovido por la derecha y la Nueva Mayoría. Los sectores ambientalistas y urbanistas críticos, fueron los primeros en advertir el inexorable vínculo que existe entre el dinero y la política detrás de la expansión urbana y la incalculable segregación social que este proceso deja a su paso. Tal como ha indicado Luis Mariano Rendón a través de este mismo medio: “Ya desde los 90, junto a organizaciones como Defendamos la Ciudad, hemos denunciado el maridaje entre especuladores y políticos en el terreno inmobiliario (entre otros)”; en otras palabras: planes reguladores hechos a la medida de la especulación inmobiliaria y financiera.
Por cierto, en el paraíso neoliberal en el que vivimos, es plenamente legítimo que una de los principales fortunas del mundo –el grupo Luksic– done millonarias sumas de dinero a las coaliciones políticas tradicionales, especialmente a la Nueva Mayoría; o que la plana mayor de los ejecutivos que dirigen sus empresas “salten” sin escrúpulo alguno desde el ámbito privado al público, espacio último en el que ejercen prominentes cargos ministeriales. El eslabón más visible de esta relación se encuentra en el ex director de las empresas Lucchetti y Banco de Chile –hoy, actual ministro de Energía– Máximo Pacheco. En esta misma línea, la denuncia que viene planteando el diputado Gabriel Boric desde que asumió como parlamentario se vuelve cada día más transparente: la “colonización empresarial de la política” se encuentra en el ADN del Chile neoliberal.
Y es que, a fin de cuentas, esta tercera línea político-argumentativa decanta en una conclusión digna de notificar: el pomposo “Chile de todos” no es más que un sofisticado “Chile de pocos”, un verdadero ChileGate.
http://www.elmostrador.cl/

Operaciones de prensa

 Milagro Sala :"impulsoras de Milicias Armadas para defender a nuestra Reina" (sic).


DyNPOLÍTICA
18 FEBRERO 2015

Insólito: los fiscales del 18F hicieron una denuncia por un tuit trucho

Los organizadores de la marcha se basaron en una cuenta falsa de Twitter para denunciar que Milagro Sala planea enviar milicias armadas para combatir a los manifestantes.
Los fiscales que convocaron a la marcha para homenajear a Alberto Nisman fueron protagonistas hoy de un verdadero papelón judicial. Hicieron una denuncia por intimidación pública e incitación a la violencia en la movilización a Plaza de mayo dos horas antes de que se llevara a cabo y, además, otra contra la dirigente Milagro Sala, basada en un tuit de una cuenta falsa de Twitter.
En esta segunda denuncia Germán Moldes, Ricardo Sáenz, Carlos Stornelli, Carlos Rívolo, Raúl Pleé y Guillermo Marijuan pidenque se investigue un tuit que involucra a Sala, líder de la organización Túpac Amaru de Jujuy, como una de las "impulsoras de Milicias Armadas para defender a nuestra Reina" (sic).

Sin embargo, los fiscales que convocan a la manfiestación basaron esta denuncia en lo que escribió en la red social la cuenta @AnitaMontanoro, un perfil falso que pretende imitar a @AnitaMontanaro, presunta responsable de la cuenta oficial de la Casa Rosada. La cuenta fake escribió el 10 de febrero: "La compañera @SalaMilagro es una de las impulsoras de Milicias Armadas para defender a nuestra Reina. Ya hay 10 mil cumpas armados y listos".

"No puede descartarse que el objetivo final del envío sea el de demonizar concentraciones públicas o una advertencia coactiva indirecta a quienes expresan sus ideas por cualquier medio", sostuvieron los fiscales en la insólita denuncia y agregaron que el mensaje en la red social "es sin lugar a dudas una clara incitación a la violencia colectiva, que cobra especial interés en la fecha", según consignó la agencia DyN.

Pero los fiscales no fueron los únicos que cayeron en la broma de un usuario que creó la cuenta trucha. El periodista Eduardo van der Kooy, editorialista emblema del diarioClarín, afirmó en su columna que "la piquetera jujeña Milagro Sala hizo rumorear que dispondría de 10 mil militantes armados para el hipotético caso que hubiera que defender a Cristina".

Consultado por El Destape sobre si estaba al tanto de que se trataba de un "fake", el editorialista de Clarín explicó: "Yo publiqué un tuit que mandó Ana Montanari (sic) diciendo eso. No tengo nada que ver con eso. Según la verificación que me hicieron me dijeron que era real".

La dirigente tuvo que salir a aclarar, luego de la columna de Van der Kooy, que no preparaba dichas milicias. El periodista, en diálogo con este medio, se limitó a aclarar: "No sé más que eso y si Milagro Sala lo desmiente tendrá sus razones para desmentirlo".

El oficialismo convocó a Pollicita al Congreso

 OTRO FISCAL DE SERVICIO


El fiscal Gerardo Pollicita, quien retomó la denuncia del fallecido Alberto Nisman contra la presidenta Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman, fue convocado para el próximo lunes a un plenario de comisiones en Diputados para "dar detalle acerca de su decisión", indicó la titular del bloque kirchnerista, Juliana Di Tullio. Las comisiones convocadas son las mismas que debatieron y dieron dictamen al memorándum con Irán.

"Tenemos muchas preguntas para hacerle el fiscal, es una reunión pública, abierta", detalló Di Tullio tras una conferencia que encabezó junto al presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez, y las autoridades de las tres comisiones que invitaron a Pollicita.
La titular del bloque del FPV explicó que la convocatoria al fiscal se realiza "en un marco institucional" y dentro de "las comisiones que tuvieron incumbencia de un memorándum que es objeto de la denuncia". La citación la realizaron los presidentes de las comisiones de Relaciones Exteriores, de Justicia y Asuntos Constitucionales porque en las mismas se trató el memorando firmado con Irán y aprobado en 2013 por el Congreso.
Di Tullio dijo que la invitación a Pollicita es para que "brinde información acerca de la decisión de dar curso a la denuncia realizada por Nisman". En ese marco, Domínguez dijo que enviará la notificación al fiscal y apuntó: "Esperamos que acepte la invitación a exponer".
El presidente de la comisión de Relaciones Exteriores, Guillermo Carmona, ratificó que la invitación será para que "brinde información en una reunión pública" debido "a la trascendencia que tiene su denuncia" con lo cual "queremos saber cuáles son los argumentos para que haya tomado una medida de esta naturaleza".
El memorándum con Irán fue aprobado el 27 de febrero del 2013, pero nunca terminó de instrumentarse debido a que el gobierno de ese país no ratificó ese acuerdo y el año pasado la Cámara Federal porteña declaró su inconstitucionalidad, medida que fue apelada por el gobierno ante la Corte Suprema, que aún no se expidió.
En ese marco, el fiscal Alberto Nisman presentó el pasado 14 de enero una denuncia por encubrimiento contra la mandataria, el canciller y otros dirigentes como Luis D'Elia y Fernando Esteche. El viernes pasado Pollicita dio curso a la denuncia para que se abra una investigación.
http://www.pagina12.com.ar/

EXTRAÑAS COINCIDENCIAS

Murieron autores de documental sobre actuación de EE.UU en 11-S
Bob Simon, David Carr y Ned Colt pretendían descubrir el verdadero interés del Gobierno norteamericano en el atentado contra las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Publicado 19 febrero 2015 



El periodista de la cadena CBS, Bob Simon, murió en un accidente automovilístico | Foto: AP

Tres periodistas que elaboraron un documental sobre la implicación del Gobierno de Estados Unidos en el ataque contra las torres gemelas, murieron esta semana.

El pasado miércoles 11 de febrero, falleció el corresponsal, escritor y presentador del programa 60 minutos de la cadena CBS, Bob Simon, en un accidente automovilístico del que aún se desconoce la causa.

El pasado jueves pereció el corresponsal de la cadena NBC, Ned Colt, de un supuesto derrame cerebral masivo. Ese mismo día, David Carr, de 58 años, sufrió un colapso y murió en su oficina ubicada en la redacción del diario New York Times.







David Carr formó parte del New York Times desde el 2002 (Foto: pixshark.com)

Aunque existe poca información sobre los acontecimientos, algunos medios internacionales calificaron las muertes como extrañas, debido a las circunstancias y fechas cercanas entre los tres decesos.

Hace un mes, Carr, Simon y Colt formaron una compañía independiente de noticias en vídeo junto a Brian Williams, quien trabajaba en la cadena NBC desde 2004, pero tuvo que renunciar recientemente por divulgación de información falsa sobre Irak.

Los cuatro presentaron documentos requeridos para tener acceso a archivos confidenciales del Kremlin (sede Gobierno ruso), que contienen pruebas relacionadas con los atentados ocurrido el 11 de septiembre de 2001.





Ned Colt falleció a los 58 años de edad por presuntos problemas del corazón (Foto: nbcnews.com)

El presidente ruso, Vladimir Putin, había alertado sobre su existencia y destacó que iba a divulgarlos. Se trata de pruebas sobre la participación del gobierno de Estados Unidos y los servicios de inteligencia en el ataque perpetrado en las torres gemelas.

Las otras versiones del 11-S

Recientemente, se reveló que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) habría permitido el atentado el 11 de septiembre de 2001. Las informaciones precisan que el Gobierno de EE.UU. (presidido entonces por George Bush hijo) promovió el asesinato de sus propios ciudadanos por intereses petroleros en Oriente Medio.

El trabajo de los cuatro periodistas pretendía descubrir la verdad del ataque a las torres gemelas. David Carr fue quien ideó hacer el documental tras haber visto el material audiovisual Citizenfour y estudiar cada confesión del exanalista de la CIA, Edward Snowden.

“No pudo dormir luego de que en el diario New York Times elaboró la memoria de la guerra de Ucrania. No solo por no decir la verdad del hecho, sino porque sabían de los emblemas nazis en la cascos de soldados de Ucrania luchando contra los rebeldes”, señalan algunos portales web.

Carr trabajó en ello con Williams y Colt, quien después de salir de NBC News optimizaba sus labores humanitarias en el Comité Internacional de Rescate. A su vez, Bob Simon, consideraba “extremadamente lamentable la manipulación de los medios de comunicación en el período previo a la guerra de Estados Unidos en Irak” según medios locales.



Respecto a la guerra en Irak, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama ha reiterado su interés en autorizar operaciones militares en Siria, Irak y hasta Ucrania.

El 11 septiembre de 2001, el Centro Mundial del Comercio de la ciudad de Nueva York (noroeste de EE.UU.) uno de los núcleos financieros más importantes del mundo, fue atacado por militantes de la organización Al Qaeda para ese entonces liderada por Osama Bin Laden, un antiguo socio de Washington armado y entrenado por la CIA.

http://www.telesurtv.net/

Acotaciones sobre el golpe frustrado en Venezuela

Hace poco más de un año la derecha fascista venezolana lanzaba una nueva ofensiva dirigida a provocar la “salida” del presidente Nicolás Maduro. La “salida” era un eufemismo para designar una convocatoria a la sedición, es decir, la destitución por medios violentos, ilegales y anticonstitucionales del mandatario legal y legítimamente electo por el pueblo venezolano.

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ATILIO A. BORON –
Esta iniciativa fue rodeada por un halo de heroísmo por la prensa de derecha de todo el continente, que con sus engañifas y sus “mentiras que parecen verdades” -según la perspicaz expresión de Mario Vargas Llosa- intentó concretar una audaz de operación de alquimia política: convertir a un grupo de sediciosos en épicos “combatientes de la libertad”. Todo esto, naturalmente, fue alentado, organizado y financiado desde la Casa Blanca que a la fecha aún no ha reconocido el triunfo de Maduro en las elecciones presidenciales del 14 de Abril del 2013. Washington ha sido en cambio veloz como un rayo para bendecir la elección de Otto Pérez Molina, un general guatemalteco involucrado en una macabra historia de represión genocida en su país; o para consagrar la elección de Porfirio Lobo en un fraudulento proceso electoral urdido por el régimen golpista que destituyó al presidente legítimo José Manuel “Mel” Zelaya y sumió a Honduras en un interminable baño de sangre. Pero una cosa son los amigos y otra muy distinta los enemigos o, mejor dicho, los gobiernos que por no arrodillarse ante los úkases imperiales se convierten en enemigos. La República Bolivariana de Venezuela es uno de ellos, al igual que nuestra Cuba, Bolivia y Ecuador. Al desconocer el veredicto de las urnas Washington no sólo transgrede la legalidad internacional sino que, además, se convierte en instigador y cómplice de los sediciosos cuya obra de destrucción y muerte cobró la vida de 43 venezolanas y venezolanos (en su gran mayoría chavistas o miembros de los cuerpos de seguridad del estado).
En estas últimas semanas Estados Unidos ha redoblado sus esfuerzos desestabilizadores, pero levantando la apuesta. Si antes procedía a través de una pandilla de sediciosos que en cualquier país del mundo estarían en la cárcel y sentenciados a cumplir durísimas condenas, hoy desconfía de sus peones venezolanos, toma el asunto en sus propias manos e interviene directamente. Ya no son aquellos obscenos paniaguados del imperio, tipo Leopoldo López, María Corina Machado o Henrique Capriles los que impulsan la desestabilización y el caos, sino la propia Casa Blanca. Un imperio “atendido por sus dueños” que descarga una batería de medidas de agresión diplomática y sanciones económicas que se montan sobre la campaña de terrorismo mediático lanzada desde los inicios de la Revolución Bolivariana hasta llegar, en los días pasados, a promover un golpe de estado en donde las huellas de la Casa Blanca aparecen por todos lados. Respondiendo a esas imputaciones la vocera del Departamento de Estado Jen Psaki dijo que eran “ridículas” y que “los Estados Unidos no apoyan transiciones políticas por medios no-constitucionales. Las transiciones políticas deben ser democráticas, constitucionales, pacíficas y legales.” Es obvio que la vocera es una mentirosa serial y descarada o, hipótesis más benévola, padece de una grave enfermedad que le ha borrado la memoria de su disco duro neuronal. Para repararlo bastaría con invitarla a que vea un despacho de la CBC News que muestra a una de sus superiores, la Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Euroasiáticos, Victoria Nuland, conversando amablemente con los neonazis que ocupaban la Plaza Maidan de Kiev y exigían la renuncia del Presidente Viktor Yanukovich, cosa que lograron pocos días después luego de una serie de violentas acciones.[1] Más tarde las bandas neonazis del Pravy Sektor atacaron un local sindical en Odessa donde se agruparon los opositores al golpe perpetrado en Ucrania, le prendieron fuego y quemaron vivos una treintena de personas mientras desde afuera disparaban contra quienes trataban de huir del edificio en llamas. Esos bandidos, alentados por Washington con la presencia de Nuland, actuaron al igual que los criminales del Estado Islámico cuando capturaron a un piloto del avión caza jordano, lo encerraron en una jaula y le prendieron fuego. Esto fue una atrocidad incalificable, lo otro un lamentable incidente que apenas si mereció un comentario del Departamento de Estado. Por último, habría que recordarle a la desmemoriada vocera que fue el propio Presidente Barack Obama quien dijo que Estados Unidos “en ocasiones tuerce el brazo a los países cuando no hacen lo que queremos”. Venezuela desde 1998 no hace lo que Washington quiere, y por eso trata de torcerle el brazo con una parafernalia de iniciativas dentro de las cuales ahora vuelve a incluirse, como en el 2002, el golpe militar.[2]
Algunos podrían objetar que la denuncia del gobierno bolivariano es alarmista, infundada y que no hubo tentativa golpista alguna. Quienes piensan de ese modo ignoran (o prefieren ignorar) las lecciones de la historia latinoamericana. Estas demuestran que los golpes de estado siempre comienzan como acciones puntuales, aparentemente insensatas y alocadas de un grupo, y que no deben ser tomadas en serio. Es más: se suele acusar a los gobiernos que desbaratan o denuncian este tipo de actividades-¡que son el embrión del golpe de estado!- como irresponsables que llevan zozobra a la población viendo fantasmas donde hay tan sólo un pequeño núcleo de fanáticos que desean llamar la atención de las autoridades. En todo caso, ¿cómo olvidar la labor preparatoria de la derecha venezolana cuando pocas semanas atrás invitó a los ex presidentes Andrés Pastrana, Felipe Calderón y Sebastián Piñera para visitar a Leopoldo López, con el pretexto de participar en un foro sobre el empoderamiento de la ciudadanía y la democracia? O cuando da a conocer un comunicado conjunto firmado por los principales líderes fascistas venezolanos: Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, oportunamente fechado el 14 de Febrero y que luego de un diagnóstico apocalíptico de la realidad venezolana termina diciendo que “ha llegado la hora del cambio. El inmenso sufrimiento de nuestro pueblo no admite más dilaciones.” En todo ese comunicado sólo se utilizan los términos que son marca registrada de la Casa Blanca: “transición, cambio de régimen” sin la menor alusión al referendo revocatorio, dispositivo institucional de recambio de gobierno previsto por la constitución chavista e inexistente en los países de los ex presidentes arriba mencionados, pese a lo cual se acusa a Venezuela de ser un “estado totalitario” a la vez que los países que no disponen de semejante cláusula son caracterizados como ejemplares democracias, cuyos presidentes pueden ir a la República Bolivariana a dar lecciones de democracia. ¿Por qué no se alude a ese recurso? Porque ni Washington ni sus secuaces piensan en un cambio dentro de la legalidad. El libreto imperial es el recambio violento, estilo Libia o Ucrania o, en el mejor de los casos, un “golpe parlamentario”, como el que derrocó a Lugo, o en uno “judicial”, como el que precipitó la caída de Zelaya.[3] ¡Olvídense de la constitución!
Recapitulando: tenemos la voluntad de Washington para acabar con el proceso bolivariano, como lo hicieron en tantos otros países; están también las tropas de choque locales, la derecha fascista o fascistoide que cuenta con un impresionante apoyo mediático dentro y fuera de Venezuela; y apareció también la vanguardia golpista que fue descubierta y desbaratada por el gobierno de Maduro. La técnica del golpe de estado enseña que hay que proceder metódicamente: siempre se comienza con un pequeño sector que toma la delantera y sirve para probar los reflejos del gobierno y la correlación de fuerzas en las calles y los cuarteles. Nunca son la totalidad de las fuerzas armadas y el bloque sedicioso quienes salen al ruedo y, al unísono, se sublevan en masa. No fue eso lo ocurrido en contra de Salvador Allende en Chile. Fue la Infantería de Marina la que a primeras horas de la mañana del 11 de Septiembre ocupó las calles de Valparaíso, desencadenando una reacción en cadena que terminó con el golpe de estado. Lo mismo ocurrió con el derrocamiento de Juan Perón en la Argentina de 1955, cuando una guarnición de Córdoba se levantó en armas. Y otro tanto se verificó en el Ecuador el 30 de Septiembre de 2010, cuando se produjo la insubordinación de la Policía Nacional que retuvo durante más de unas 12 horas en su poder al presidente Rafael Correa. La inmediata reacción popular abortó el golpe, impidiendo que la vanguardia golpista recibiera el respaldo militar y político necesario para que el proceso rematara en el derrocamiento del presidente ecuatoriano. La inacción o la subestimación oficial ante lo que al principio aparece como una manifestación extravagante, minúscula e inofensiva de una patrulla perdida es lo que termina desencadenando el golpe de estado.[4]
Cabría preguntarse por las razones de esta desorbitada reacción del imperio, evidenciada no sólo en el caso de la República Bolivariana sino también en Ucrania. La respuesta la hemos dado hace tiempo: los imperios se tornan más violentos y brutales en su fase de decadencia y descomposición.[5] Esta es una ley sociológica comprobada en numerosos casos, comenzando por la historia de los imperios romano, otomano, español, portugués, británico y francés. ¿Por qué habría de ser la excepción Estados Unidos? Máxime si se tiene en cuenta que la decadencia norteamericana –reconocida por los principales estrategas del imperio- va acompañada por una rápida recomposición de la estructura del poder mundial, en donde el fugaz unipolarismo norteamericano que brotara de las ruinas de la Unión Soviética –un infantil espejismo alentado por Bill Clinton y George W. Bush y sus inefables asesores- y que anunciaba con bombos y platillos el advenimiento del “nuevo siglo americano” se deshizo como un pequeño pedazo de hielo arrojado en las ardientes arenas del Sahara. Ahora el imperio tiene que vérselas con un mundo multipolar, con aliados más tibios y reticentes, tributarios cada vez más desobedientes y enemigos cada vez más poderosos. En ese contexto Venezuela, la primera reserva de petróleo del planeta, adquiere una importancia esencial y la reconquista de ese país no puede demorarse mucho más. O, como dice el comunicado golpista de la derecha, “sin más dilaciones.”
Una última referencia tiene que ver con los blancos escogidos por los frustrados golpistas para realizar sus bombardeos. Aparte de edificios gubernamentales clave la lista incluía las instalaciones de Telesur en Caracas. Se comprenden las razones detrás de este siniestro plan pues tantos los golpistas como sus instigadores, de afuera y de adentro del país, saben muy bien el fundamental aporte de Telesur en informar desde una perspectiva nuestroamericana y en despertar y cultivar la conciencia antiimperialista en la región. Producto de la visión estratégica del Comandante Chávez, que concibió a esa empresa pública multinacional como un instrumento eficaz para librar la gran batalla de ideas en la que estamos empeñados, su gravitación internacional y su credibilidad no han dejado de crecer desde entonces. Su programación tiene un notable contenido informativo y educativo, y la capacidad de quienes allí trabajan ha permitido que millones de personas en todo el mundo puedan comprobar las mentiras propaladas por los medios del establishment. Mencionaremos sólo dos casos, de los tantos que podrían escogerse: el informe sobre el golpe de estado en contra de Zelaya, minuciosamente omitido por la televisión del sistema y cuando ya no podían ocultarlo lo tergiversaban; y el desenmascaramiento de la noticia que decía que la aviación de Gadaffi estaba bombardeando posiciones de indefensos civiles en la ciudad de Bengasi, cabecera de playa de la OTAN en su proyecto, desgraciadamente culminado exitosamente, de matar a Gadaffi y destruir Libia. Mientras toda la prensa internacional mentía alevosamente Telesur fue el único medio que durante cuatro días dijo la verdad que luego todos debieron reconocer. Que no hubo bombardeos y que los supuestos civiles indefensos eran en realidad una sanguinaria pandilla de mercenarios lanzados al saqueo y el asesinato por Estados Unidos y sus compinches europeos. Por eso los fascistas tenían a esa empresa como objetivo a destruir. Y esto es un timbre de honor del cual los colegas y amigos de Telesur pueden enorgullecerse. Habría sido motivo de preocupación que hubieran desestimado a Telesur en sus planes golpistas. Pueden decir, con orgullo, el Quijote: “ladran Sancho, señal que estamos cabalgando.”