5 oct 2014

¿Quién se beneficia del brote de ébola?


El brote de ébola ha causado una serie de perturbaciones en el campo económico e industrial, pero, no obstante, hay algunos que logran beneficiarse de esa enfermedad que sigue cobrándose vidas en África y de manera casi testimonial en otros países.


Publicado: 5 oct 2014







© REUTERS

Los índices bursátiles estadounidenses siguen cayendo debido a los temores que provocó la información sobre el primer caso confirmado del virus del Ébola en el país, publicó la revista 'Forbes'. Las aerolíneas British Airways, Emirates, Air France, Asky Airlines y Arik Air introdujeron restricciones a la entrada y salida de sus aviones de los países con más casos confirmados de ébola.

Esta medida afectó a las acciones de las compañías de transporte: el índice de aviación NYSE ARCA Airline perdió un 3%, mientras que el índice de transporte de Dow Jones cayó en un 2,5%. Además, el índice de volatilidad, que refleja el nivel de preocupaciones en el mercado, creció más de un 5% este jueves.

Numerosas empresas reducen activamente sus actividades en África debido al brote del virus. En particular, la petrolera estadounidense ExxonMobil ha pospuesto sus planes de perforar en alta mar en Liberia. Las compañías China Union y Arcelor Mittal han suspendido, por su parte, la extracción de mineral de hierro en Liberia y Sierra Leona.

Ganancias en medio del dolor


No obstante, las compañías farmacéuticas que están desarrollando una vacuna contra el virus están entre los que se benefician de la propagación del ébola. En particular, las acciones de la empresa farmacéutica canadiense Tekmira Parmaceuticals se dispararon un 27,7% este 1 de octubre. La semana pasada, la compañía anunció que está trabajando en una vacuna especial destinada a neutralizar el brote actual.
Otras compañías farmacéuticas también registraron el aumento de sus acciones, entre ellas BioCryst Pharmaceuticals (aumento de un 11%), Newlink Genetics (aumento de un 13%) y Sarepta Therapeutics (aumento de un 7%). Las grandes empresas farmacéuticas del mundo, incluida GlaxoSmithKline, también se unieron al desarrollo de una vacuna contra el ébola. El precio de sus acciones se incrementó en un 1,1%, y ahora alcanza los 46,49 dólares.
Tiendas en línea también registran una cierta mejora en sus negocios en el país africano más poblado, Nigeria. Por ejemplo, la cantidad de ventas de la tienda Jumia se ha triplicado, ya que muchos ciudadanos del país tratan de evitar las aglomeraciones en los mercados y compran productos necesarios en línea, escribió la revista 'The Economist'.

El precio de las acciones del fabricante de ropa de protección Lakeland Industries (LAGO) también ha aumentado en un 30% desde el inicio del brote de ébola en África Occidental, publica 'El Huffington Post'.

La empresa malasia de guantes de goma Top Glove ha registrado un crecimiento significativo en la demanda de sus productos. Sus acciones han escalado un 10% desde mediados del año.

La crisis del ébola también conduce a las especulaciones en el mercado de futuros del cacao y provoca el aumento rápido de su precio. Según 'The Wall Street Journal', Costa de Marfil, que tiene fronteras con Liberia y Guinea, y su vecina Ghana proporcionan el 60% de la producción mundial del cacao. La posible entrada del virus en estos países podría provocar el colapso de la producción del producto.

Según las estadísticas oficiales de la Organización Mundial de Salud, el número total de casos de ébola en África Occidental se estima en 7.178, 3.338 de ellos resultaron mortales.



Texto completo en: http://actualidad.rt.com/economia/view/142381-beneficia-brote-virus-ebola



LA TRISTE VERDAD SOBRE LA VACUNA DEL ÉBOLA






Monsanto y el Departamento de Defensa de EEUU
están financiando a una empresa farmacéutica que podría ganar miles de millones de dólares con el tratamiento del Ébola.

Tekmira Pharmaceuticals, una empresa que trabaja en un fármaco contra el Ébola, acaba de recibir una inyección 1,5 millones de dólares en efectivo, procedentes de Monsanto.



Se ha informado públicamente que la inversión de Monsanto está relacionada con tecnología desarrollada por Tekmira en el campo de la agricultura. El acuerdo total está valorado en 86,2 millones de dólares.



Por otra parte, Tekmira tiene un contrato de 140 millones de dólares con los militares de EE.UU. para desarrollar medicamentos para el tratamiento de Ébola.

Las webs conspirativas pueden ponerse las botas con este asunto y las oportunas relaciones comerciales entre estas entidades justo en este momento.



Pero la realidad incontrovertible es que vivimos el brote más importante de ébola de la historia y el más publicitado por los medios, hecho que podría crear una gran demanada en el mercado farmacéutico si el virus traspasa las fronteras africanas y llega a los países ricos occidentales.

Lamentablemente, la historia de la medicina revela que las compañías farmacéuticas, la CDC y la OMS han exagerado en varias ocasiones la severidad de los brotes epidémicos con el fin de promover la venta de medicamentos para su tratamiento.

No sabemos si este es el caso, pero pensarlo no es nada descabellado.



Ahora que el virus del ébola puede, hipotéticamente, convertirse en una amenaza para occidente, pueden empezar a producirse fuertes inversiones en el desarrollo de una vacuna, pues su venta ya sería un negocio.

Recordemos que cuatro vacunas que se estaban desarrollando en losEE.UU. contra el virus del Ébola, llevan paralizadas desde hace tiempo y el dinero parece haber sido la clave del asunto.

La vacuna más prometedora se quedó atascada en la etapa de pruebas de seguridad, por la sencilla razón de que no había dinero para una vacuna que no tenía mercado, es decir, que afectaba solo a países pobres que no podían pagarla.

A la mayoría de las grandes farmacéuticas no les gusta invertir activos en el desarrollo de fármacos con bajo potencial de negocio. Eso dejaba el desarrollo de estas vacunas en manos de los gobiernos y en pequeñas empresas.



“No veo por qué nadie, excepto el gobierno de EE.UU. se involucraría en el desarrollo de este tipo de medidas”, dijo la Dra. Sina Bavari del Instituto del Ejército de EE.UU. de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas (USAMRIID) en Frederick, Maryland. “No existe un mercado para esto”

La tasa de letalidad del brote actual de ébola es de alrededor del 60%, aunque los pacientes pueden sobrevivir si reciben el cuidado adecuado. Sin embargo, lo único que los pacientes están recibiendo como tratamiento son analgésicos y reemplazo de líquidos para hacer frente a la deshidratación, además de antibióticos para las infecciones secundarias.



No hay cura para el Ébola, a menos que las vacunas avancen más en las pruebas en humanos.

El dinero no es el único obstáculo en el desarrollo de vacunas. Pasar de la experimentación con animales a los seres humanos representa un gran salto. Es difícil encontrar suficientes personas en estado de alto riesgo para probarlas, a diferencia de enfermedades como la gripe común o el VIH.



“Hay por lo menos cuatro vacunas que pueden proteger contra el Ébola (en monos)”, dice el Dr. Thomas Geisbert, cuyo laboratorio en la Universidad de Texas Medical Branch está trabajando en alguna de ellas. “Pero, ¿cómo llevar esto al siguiente nivel?”

Llamada MB-003, esta vacuna proporciona una protección del 100% a los monos cuando se administra inmediatamente después de la exposición al virus, y ayudó incluso después de que se desarrollara los síntomas.



Las vacunas que usan el virus de la estomatitis vesicular han sido diseñadas genéticamente para asemejarse al Ébola y han funcionado bien en monos. Los científicos confían en su eficacia, pero al utilizar un virus “vivo”, existen ciertos problemas de seguridad.

También se han producido vacunas utilizando partículas similares al virus, un enfoque que ha funcionado contra otras enfermedades. Pero, de nuevo, las pruebas aún no se han hecho en seres humanos.



Un fármaco que está siendo probado para la influenza, el favipiravir o T-705 ha demostrado que también puede ser eficaz contra el Ébola en ratones. El USAMRIID lo está probando actualmente en monos, animales cuya respuesta a las infecciones del Ébola es más cercana a la de los seres humanos.

El laboratorio también está probando una droga llamada BCX4430 en animales. Una pequeña empresa de biotecnología llamada BioCryst está trabajando con USAMRIID para desarrollarla.

Sin embargo los expertos están divididos sobre la cuestión de la utilización de medicamentos experimentales durante un brote de la enfermedad. Algunos creen que las vacunas se deben aplicar a los trabajadores del laboratorio y de la salud en primera línea de batalla contra el Ébola. A otros no les gusta correr riesgos.

Lo cierto pero, es que ante la posibilidad de realizar un gran negocio, la vacuna puede recibir las inversiones necesarias para ser desarrollada, justo en este momento.

Y probablemente, tales inversiones no serán destinadas a pequeños laboratorios o entidades públicas, sino a grandes empresas del sector sanitario y a grandes farmacéuticas.

Atentos al desarrollo de los acontecimientos…

fuentes: http://www.ibtimes.co.uk/ebola-vaccines-poor-market-potential-lack-subjects-clinical-trials-holding-testing-1458951

http://www.naturalnews.com/046259_Ebola_outbreak_drug_treatments_Monsanto.html

“Los fondos buitre hacen el trabajo sucio”

› EXCLUSIVO: REPORTAJE AL EXPERTO SUIZO DE LA ONU JEAN ZIEGLER

Con experiencia en pesquisas sobre lavado y dictadura, y también en la complicidad de la banca suiza con el robo nazi de bienes pertenecientes a víctimas judías, Ziegler acaba de ser designado al frente del grupo que debe investigar el accionar de los fondos buitre para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.



Jean Ziegler es el jefe del grupo de trabajo designado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para investigar los fondos especulativos.

Por Martín Granovsky

Los tiempos son rápidos. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU condenó hace 10 días a los fondos buitre y ordenó una investigación. El último jueves ya había designado al jefe del grupo de trabajo formado por cinco de los 18 miembros de su Comité Consultivo. Es Jean Ziegler, el jurista, sociólogo y político suizo que alcanzó un gran prestigio en todo el mundo cuando denunció los negocios de la banca de su país con dinero y bienes robados por los nazis a los judíos.
Experto en lavado, denunciante del secreto bancario suizo en favor de dictadores como el zaireño Mobutu, Ziegler tiene 80 años cumplidos en abril. Siempre estuvo vinculado a trabajos en favor de los derechos humanos en la ONU y entre 2000 y 2008 fue relator especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación.
Página/12 lo entrevistó telefónicamente cuando en Ginebra ya era la noche del viernes.
–El sobreendeudamiento de muchos países del Hemisferio Sur hace que periódicamente deban renegociar su deuda pública –comentó Ziegler sobre los fondos buitre–. La banca mundial incluso creó mecanismos de negociación colectiva. Pero siempre en estos casos de deuda soberana hay un actor que rechaza negociar y luego plantea la urgencia por cobrar. Son fondos y grupos financieros y especulativos.
–¿Los fondos compran antes por sistema?
–Sí. Siempre compran antes.
–Pero con el arreglo casi terminado, como para estar seguros de tener un caso.
–Y después piden el 100 por ciento de la acreencia en las condiciones en las que ellos fijen, más allá del acuerdo colectivo que haya alcanzado el país deudor.
–Así funcionan. Pero el punto ahora es que se convirtieron en un asunto para el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. ¿Cuál sería la violación de los derechos humanos?
–Producen de manera directa o indirecta la vulneración de derechos sociales y culturales de los países. A la Argentina la afectan los fondos buitre, y eso que es un país relativamente grande y está en condiciones de defenderse. Imagínese lo que les ocurriría a países más débiles. Una catástrofe. Pero incluso para la Argentina, si después de los fallos de la Justicia norteamericana pagara todo tal cual quieren los buitres, significaría que debería compensarlo con la reducción de gastos del Estado. ¿De dónde saca los fondos, sea cual sea el monto? ¿De las escuelas? ¿Del sistema de salud? ¿De los planes de vivienda? La población sufrirá en alguna medida, de modo más severo o menos severo, cualquier reducción provocada por el ataque de los fondos buitre, más aún cuando no se trata solo del pago sino de la cifra que podría acarrear ese pago en términos de violación del acuerdo con la mayoría de los bonistas que sí acordaron con el Estado argentino. No es una nimiedad que el Consejo de Derechos Humanos haya decidido condenar e investigar a los fondos buitre.
–¿Por qué?
–Son 47 Estados miembro designados por la Asamblea General. Y el propio Consejo tiene la misión de analizar situaciones de violación de los derechos humanos y de hacer recomendaciones. En el fondo el objetivo siempre es velar por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y su vigencia en los 193 Estados de la ONU. En este marco es muy importante que, por primera vez, el tema de los fondos buitre sea tratado no solo desde el punto de vista de las finanzas internacionales, donde los Estados Unidos tienen un gran peso, sino desde el ángulo de los derechos humanos. Es un gran avance consolidar el principio de que cualquier reducción de recursos estatales debida a la acción de fondos especulativos como los buitres atenta contra el desarrollo y supone un sufrimiento para los trabajadores del país endeudado. ¿Acaso ese sufrimiento no es una violación de los derechos del hombre? La Argentina es un país con experiencia en la cuestión de los derechos humanos. Hoy su país ejerce la vicepresidencia del Consejo. Pero además la Argentina tiene en Ginebra un representante que es un hombre extraordinario y de gran prestigio. Coordina también el grupo de Estados latinoamericanos. Es verdad que el canciller Héctor Timerman vino a Ginebra para el debate y la votación de condena a los fondos buitre. Sin embargo, nada de eso hubiera sido posible sin el trabajo de formación de alianzas que consiguió sobre la base de su prestigio el embajador Alberto D`Alotto. Recuerde que de 47 Estados votaron a favor los países árabes, los africanos, los latinoamericanos y prácticamente todos los países asiáticos. Para todos ellos, la economía no termina, ni mucho menos, con el principio de libertad de comercio. También recuerde que votaron en contra solo cinco países: los EE.UU., Gran Bretaña, Alemania, Japón y la República Checa, que es un país pronorteamericano habitual en la ONU. Mire, conozco estos temas. No empecé ayer.
–Usted fue diputado federal suizo hasta 1999.
–Mucho tiempo, sí. Presidí la Comisión de Asuntos Exteriores. E investigué mucho el sistema financiero y conozco la corrupción de los bandidos bancarios helvéticos.
–¿Los fondos buitre son parte del corazón bancario o un fenómeno externo?
–Dicho sin ninguna hipocresía, los fondos buitre son grupos financieros que constituyen el punto más alto y la quintaesencia del bandidismo bancario. No son fondos de inversión ni están sujetos a reglamentos internacionales. Son fondos no registrados, fuera de la legalidad internacional, multilateral, binacional y en muchos casos fuera de la legalidad nacional. Todo lo que le digo naturalmente deberemos probarlo, y me propongo hacerlo. Deberemos contar cómo los fondos toman sus riesgos y asumen la posibilidad de perder centenas de millones porque trabajan con la seguridad de que habitualmente terminan con un triunfo. El asunto es quién está detrás de ellos.
–¿Quién está detrás de los fondos buitre, en su opinión?
–Es muy probable que detrás de ellos esté la gran banca, como Goldman Sachs o la Unión de Bancos Suizos. Tal vez quieran presionar sin aparecer.
–¿Por qué motivo piensa en una hipótesis como esa?
–Porque es obvio que ante un país como la Argentina, los grandes bancos quieren seguir participando de las relaciones comerciales, del negocio financiero y de las inversiones. Es un país potencialmente poderoso dentro de una región que creció mucho. Como en todo, existe una división del trabajo.
–¿Qué hacen los fondos buitre dentro de la división del trabajo?
–El trabajo sucio. Por ejemplo, combatir al Estado argentino en la Justicia norteamericana. Estoy convencido de que no son especuladores aislados sino una creación de las oligarquías financieras. Son parte importante del capitalismo financiero mundial. Asumen la tarea específica de combatir a los Estados soberanos en las reestructuraciones de deuda. Pero, le repito, los grandes bancos no quieren abandonar el negocio habitual. Desean seguir operando. Investigaremos todo lo que le estoy diciendo. Por eso fue tan importante no solo que la resolución fuese aprobada por la mayoría del Consejo sino por una mayoría importante. La condena fue fundamental.
–Y la resolución también incluyó el mandato de investigar.
–Claro. Recayó en el Comité Consultivo que yo integro. Su función se entiende de manera muy sencilla. Los embajadores y embajadoras en Ginebra no tienen la especialización en derechos humanos de Alberto D’Alotto. Vienen de otros destinos y quizás no estudiaron algunos temas en profundidad. Por ese motivo se apoyan en quienes sí somos especialistas, por nuestra formación y nuestra experiencia. Somos 18 personas de distinto origen universitario y nacional. El Comité Consultivo actualmente lo preside un argentino, Mario Coriolano. Ahora debemos organizar la investigación y ponerla en marcha pero el poder final siempre lo tendrá el Consejo de Derechos Humanos integrado por los embajadores y embajadoras.
–¿Cuáles serán los pasos de la investigación?
–El Comité Consultivo me designó jefe a mí y yo convocaré un pequeño grupo de trabajo de expertos. Cada uno tiene sus ideas políticas, y me incluyo, pero el informe será científico. No estamos frente a una investigación política. Deberemos profundizar una investigación de las consecuencias que tuvo el accionar de los fondos buitres sobre la Argentina, claro, pero también sobre Grecia o sobre el Congo. Tendremos que investigar la estrategia de esos fondos y su posible efecto de vulneración de los derechos económicos, sociales y culturales.
–Una vez que el Comité Consultivo aprueba el informe del grupo de trabajo que usted encabeza, deberá aprobarlo el Consejo de Derechos Humanos.
–Ellos tienen la última palabra, por supuesto. Examinarán nuestro informe y aceptarán o no las conclusiones. O pedirán, si lo creen conveniente, una investigación suplementaria. Cuando el informe final sea aceptado estaremos frente a una nueva batalla en el Consejo de Derechos Humanos. Hay que estar preparados porque las presiones serán muy fuertes y la pelea será mayor que cuando el Consejo votó la condena en septiembre.
–¿Cómo se desplegaría esa disputa?
–Discutirá cada término del informe y en ese momento cada país tendrá en cuenta su visión de qué puede suceder en caso de que sea aprobado. No olvidemos que la investigación puede demostrar que la acción de los fondos buitre provoca violaciones a los derechos humanos o viola la autodeterminación de los pueblos y su derecho al desarrollo. Si eso queda constatado los fondos podrían ser condenados por su ilegalidad y combatidos por el Derecho Internacional. El Consejo podría sugerir, por ejemplo, la disolución de los fondos buitre o, como mínimo, el establecimiento de un registro sujeto a reglas internacionales.
–¿Cuál sería el nivel de aplicabilidad?
–Lo ideal sería que el Consejo de Seguridad asumiera el tema como propio, porque el capítulo 7 de la Carta de la ONU examina qué hacer frente a amenazas contra la paz y contra la seguridad internacional.
–Supongamos que, eventualmente, los Estados Unidos o el Reino Unido ejercen su poder de veto.
–Entonces quedarán en pie tanto la resolución de la Asamblea General como la denuncia pública, y fundamentada, del Consejo de Derechos Humanos. Alguno dirá: “Solo tiene poder moral”. ¿Pero sabe qué sucede? El poder moral es muy grande en estos casos, porque la ONU no suele discutir temas financieros, de modo que cuando los discute es que ya se alcanzó un nivel de intensidad muy alto. Y una condena tiene influencia no solo en la FAO sino en organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otras instancias multilaterales. Por eso le decía que la batalla que vendrá cuando terminemos el informe será dura. Para ese momento sería bueno que en el mundo hubiera comenzado una movilización de organizaciones no gubernamentales y una expresión de intelectuales de peso. El caso argentino debe producir un fenómeno pionero y ejemplar. Es un tema de principios. Los derechos colectivos y los derechos humanos individuales son prioritarios frente al salvajismo del mercado. Finalmente es una cuestión de civilización, ¿no le parece?
martin.granovsky@gmail.com
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-256853-2014-10-05.html

Haití: Los datos más escalofriantes de las dictaduras duvalieristas


Este sábado falleció en Haití el dictador Jean Claude "Baby Doc" Duvalier.



Las dictaduras de los Duvalier solo trajeron sangre y desolación a Haití. (Foto: Archivo)
 4 octubre 2014

En los años de "Papa Doc" y "Baby Doc", Haití no tuvo absolutamente ningún indicio de superación, por el contrario, se registraron miles de muertes, crímenes de lesa humanidad y crueles torturas.

-Diversas fuentes estiman que durante las dictaduras duvalieristas fueron asesinados de 40 mil a 60 mil civiles haitianos, principalmente a manos de unas fuerzas paramilitares, todavía existentes de forma no oficial, llamadas Ton Ton Macoutes.

-“Baby Doc” Duvalier era hijo único de Francois (“Papa Doc”) Duvalier, un gobernante que inclusó instauró una religión para cometer atrocidades en nombre de su propio credo.

-"Papa Doc" consolidó su poder político aplicando el terror de Estado y explotando las superticiones y temores ancestrales mágico-religiosos del pueblo haitiano. Todopoderoso en Haití, hizo correr el rumor de que el “Varón Samedi” (Satanás) le había concedido el poder de conocer lo que cada haitiano tenía en mente, cosa que reafirmaba un terror psicológico paralizante de la ciudadanía sin educación.

- A "Papa Doc" se le acusó de asesinar a más de 40 mil haitianos a punta de machete y había aceptado que el racista dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo asesinase a 22 mil campesinos haitianos, trabajadores de la zafra azucarera en Republica Dominicana.







-Igual que su padre, "Baby Doc" promulgó la superstición o mito diabólico del ya mencionado “Varón Samedi”, príncipe de los demonios reencarnado en Duvalier.

-Jean Claude se casó con Michelle Bennet, proveniente de la élite de Puerto Príncipe, de una de las familias más corruptas en la historia de Haití.

-Es responsable del asesinato en masa de más 20 mil haitianos que se oponían a su gobierno.

-Según archivos oficiales, "Baby Doc" superó a su padre en el uso de la bestial tortura y la destrucción física de personas, inocentes en su gran mayoría.

-Fue derrocado en 1986 luego de intensas manifestaciones populares en su contra. Su familia y algunos de sus allegados recibieron numerosas acusaciones sobre el saqueo de millones de dólares del Estado.

-Luego de su derrocamiento, Duvalier y su esposa se asilan en Francia llevándose una fortuna de 120 millones de dólares, añadidos a unos 500 millones que presuntamente Duvalier padre habría sacado y depositado en Suiza y otros países.

http://www.telesurtv.net/news/Los-datos-mas-escalofriantes-de-las-dictaduras-duvalieristas-20141004-0029.html

Europa financia el Estado Islámico

La embajadora de la UE en Irak sostiene que Europa financia indirectamente a los terroristas yihadistas suministrando armas a los kurdos y facilitando la exportación de petróleo desde los territorios ocupados.

Publicado: 12 sep 2014 |


Los países europeos financian al Estado Islámico comprando crudo producido en territorios controlados por los terroristas, según la que fuera miembro del Parlamento Europeo y actual embajadora de la UE en Irak, Jana Hybášková, citada por el periódico alemán BZ
 
La embajadora afirmó que Irán, Kurdistán y Turquía son utilizados para facilitar la exportación del crudo producido por el autoproclamado Estado Islámico, con lo que los terroristas ganan 3 millones de dólares al día.  

"Los países europeos que han suministrado armas a las fuerzas kurdas para apoyar a la resistencia contra el Estado Islámico no han coordinado sus esfuerzos. Por eso ahora existe la posibilidad de que el Estado Islámico o los terroristas kurdos se hayan apoderado de estas armas", dice la embajadora. 
 
Hybášková insta la Unión Europea a presionar a Kurdistán y Turquía para que dejen de facilitar la venta de petróleo producido por el Estado Islámico. 
 
En respuesta a las declaraciones sobre el supuesto interés de Turquía en mantener el comercio con Irak, incluso si esto significa comprar el petróleo producido en los territorios ocupados por los terroristas, el ministro turco de Energía, Taner Yıldızs, dijo el lunes que estas declaraciones solo buscan "crear controversias sobre la política de su país". "Sin embargo, antes de la resolución de la ONU Turquía no compraba petróleo del EI ni de Al-Nusra", aclaró.     
 
Expertos estiman que el Estado Islámico produce cerca de 80.000 barriles, lo que se traduce en unos 3,2 millones de dólares al día, y que el transporte de este petróleo se realiza a bordo de 210 camiones. Según la CNN, esta técnica de pasar petróleo por contrabando está  bien organizada y funciona desde los años 90, cuando la ONU impuso sanciones contra el régimen de Saddam Hussein


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/140023-europa-financia-islamico-darse-cuenta

El Estado Islámico sigue avanzando hacia Kobani

 El grupo yihadista Estado Islámico

Situación en la ciudad kurda siria de Kobani
21:30 03/10/2014
Jerusalén, 3 oct (Nóvosti).


Los combates entre las fuerzas kurdas y el Estado islámico (EI) en los alrededores de la ciudad kurda siria de Kobani, muy cercana a la frontera con Turquía, se han recrudecido hoy. Diversos testigos han explicado que desde la frontera se han oído diversas explosiones y se divisaban columnas de humo negro procedentes de edificios bombardeados por la artillería de los yijadistas.
El Estado Islámico está cada día más cerca de Kobani, a pesar de los bombardeos lanzados por EEUU y sus aliados árabes en la coalición contra los yihadistas, que intentan acabar con la ofensiva del EI, iniciada hace dos semanas.
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, ha prometido que haría todo los que pudiera para evitar la caída de Kobani. Davutoglu ha hablado horas después de que el Parlamento turco autorizara que Turquía participe en operaciones militares contra los yihadistas en Irak y Siria porque ponen en peligro la seguridad de este país. El Parlamento también dio permiso para que fuerzas extranjeras utilicen bases militares turcas.
Los bombardeos del EI han alcanzado hoy las afueras de la zona este de Kobani y una colina estratégica desde la que se divisa la ciudad. A pocos metros, se encuentran unos tanques del Ejército turco, ya al otro lado de la frontera. Pero hoy no ha habido ninguna señal de que las fuerzas turcas intervinieran. El Gobierno turco no desea implicarse en la guerra de Siria, a pesar de haber prometido ayuda a los kurdos de Kobani.
El régimen sirio ha advertido hoy que considerará como una "agresión" cualquier intervención turca en su territorio. El ministerio de Exteriores sirio ha llamado a la comunidad internacional a solicitar a Turquía que "deje de inmiscuirse en los asuntos de Siria", según la televisión siria.
Damasco acusa a Turquía, desde que empezó la guerra en Siria hace tres años y medio, de apoyar "a grupos terroristas" que luchan contra las fuerzas del presidente sirio, Bashar el Asad.
En la frontera entre Siria y Turquía están atrapados unos 3.000 kurdos sirios, según el Observatorio Sirio de derechos Humanos (OSDH). Las autoridades turcas no les permiten entrar en su territorio y tampoco pueden volver a Kobani u otras poblaciones de la zona por la ofensiva del EI.

Los héroes de nuestra época

Mucho hay que decir de estos tiempos difíciles para la humanidad. Hoy, sin embargo, es un día de especial interés para nosotros y quizá también para mu­chas personas.
A lo largo de nuestra breve historia revolucionaria, desde el golpe artero del 10 de marzo de 1952 promovido por el imperio contra nuestro pequeño país, no pocas veces nos vimos en la necesidad de tomar importantes decisiones.
Cuando ya no quedaba alternativa alguna, otros jóvenes, de cualquier otra nación en nuestra compleja situación, hacían o se proponían hacer lo mismo que nosotros, aunque en el caso particular de Cuba el azar, como tantas veces en la historia, jugó un papel decisivo.
A partir del drama creado en nuestro país por Estados Unidos en aquella fecha, sin otro objetivo que frenar el riesgo de limitados avances sociales que pudieran alentar futuros de cambios radicales en la propiedad yanki en que había sido convertida Cuba, se engendró nuestra Revo­lución Socialista.
La Segunda Guerra Mundial, finalizada en 1945, consolidó el poder de Estados Unidos como principal potencia económica y militar, y convirtió ese país —cuyo territorio estaba distante de los campos de batalla— en el más poderoso del planeta.
La aplastante victoria de 1959, podemos afirmarlo sin sombra de chovinismo, se convirtió en ejemplo de lo que una pequeña nación, luchando por sí misma, puede hacer también por los demás.
Los países latinoamericanos, con un mínimo de honrosas excepciones, se lanzaron tras las migajas ofrecidas por Estados Unidos; por ejemplo, la cuota azucarera de Cuba, que durante casi un siglo y medio abasteció a ese país en sus años críticos, fue repartida entre productores ansiosos de mercados en el mundo.
El ilustre general norteamericano que presidía entonces ese país, Dwight D. Eisenhower, había dirigido las tropas coaligadas en la guerra en que liberaron, a pesar de contar con poderosos medios, solo una pequeña parte de la Europa ocupada por los nazis. El sustituto del presidente Roosevelt, Harry S. Truman, resultó ser el conservador tradicional que en Estados Unidos suele asumir tales responsabilidades políticas en los años difíciles.
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas —que constituyó hasta fines del pasado siglo XX, la más grandiosa nación de la historia en la lucha contra la explotación despiadada de los seres humanos— fue disuelta y sustituida por una Federación que redujo la superficie de aquel gran Estado multinacional en no menos de cinco millones 500 mil kilómetros cuadrados.
Algo, sin embargo, no pudo ser disuelto: el espíritu heroico del pueblo ruso, que unido a sus hermanos del resto de la URSS ha sido capaz de preservar una fuerza tan poderosa que junto a la República Popular China y países como Brasil, India y Sudáfrica, constituyen un grupo con el poder necesario para frenar el intento de recolonizar el planeta.
Dos ejemplos ilustrativos de estas realidades los vivimos en la República Popular de Angola. Cuba, como otros mu­chos países socialistas y movimientos de liberación, colaboró con ella y con otros que luchaban contra el dominio portugués en África. Este se ejercía de forma administrativa directa con el apoyo de sus aliados.
La solidaridad con Angola era uno de los puntos esenciales del Movimiento de Países No Alineados y del Campo So­cialista. La independencia de ese país se hizo inevitable y era aceptada por la co­munidad mundial.
El Estado racista de Sudáfrica y el Go­bierno corrupto del antiguo Congo Belga, con el apoyo de aliados europeos, se preparaban esmeradamente para la conquista y el reparto de Angola. Cuba, que desde hacía años cooperaba con la lucha de ese pueblo, recibió la solicitud de Agostinho Neto para el entrenamiento de sus fuerzas armadas que, instaladas en Luanda, la capital del país, debían estar listas para su toma de posesión oficialmente establecida para el 11 de noviembre de 1975. Los soviéticos, fieles a sus compromisos, les habían suministrado equipos militares y esperaban solo el día de la independencia para enviar a los instructores. Cuba, por su parte, acordó el envío de los instructores solicitados por Neto.
El régimen racista de Sudáfrica, condenado y despreciado por la opinión mundial, decide adelantar sus planes y envía fuerzas motorizadas en vehículos blindados, dotados de potente artillería que, tras un avance de cientos de kilómetros a partir de su frontera, atacó el primer campamento de instrucción, donde varios instructores cubanos murieron en heroica resistencia. Tras varios días de combates sostenidos por aquellos valerosos instructores junto a los angolanos, lograron detener el avance de los sudafricanos hacia Luanda, la capital de Angola, adonde había sido enviado por aire un batallón de Tropas Especiales del Ministerio del Interior, transportado desde La Habana en los viejos aviones Britannia de nuestra línea aérea.
Así comenzó aquella épica lucha en aquel país de África negra, tiranizado por los racistas blancos, en la que batallones de infantería motorizada y brigadas de tanques, artillería blindada y medios adecuados de lucha, rechazaron a las fuerzas racistas de Sudáfrica y las obligaron a retroceder hasta la misma frontera de donde habían partido.
No fue únicamente ese año 1975 la etapa más peligrosa de aquella contienda. Esta tuvo lugar, aproximadamente 12 años más tarde, en el sur de Angola.
Así lo que parecía el fin de la aventura racista en el sur de Angola era solo el comienzo, pero al menos habían podido comprender que aquellas fuerzas revolucionarias de cubanos blancos, mulatos y negros, junto a los soldados angolanos, eran capaces de hacer tragar el polvo de la derrota a los supuestamente invencibles racistas. Tal vez confiaron entonces en su tecnología, sus riquezas y el apoyo del imperio dominante.
Aunque no fuese nunca nuestra intención, la actitud soberana de nuestro país no dejaba de tener contradicciones con la propia URSS, que tanto hizo por nosotros en días realmente difíciles, cuando el corte de los suministros de combustible a Cuba desde Estados Unidos nos habría llevado a un prolongado y costoso conflicto con la poderosa potencia del Norte. De­sa­parecido ese peligro o no, el dilema era decidirse a ser libres o resignarse a ser esclavos del poderoso imperio vecino.
En situación tan complicada como el acceso de Angola a la independencia, en lucha frontal contra el neocolonialismo, era imposible que no surgieran diferencias en algunos aspectos de los que po­dían derivarse consecuencias graves para los objetivos trazados, que en el caso de Cuba, como parte en esa lucha, tenía el derecho y el deber de conducirla al éxito. Siempre que a nuestro juicio cualquier aspecto de nuestra política internacional podía chocar con la política estratégica de la URSS, hacíamos lo posible por evitarlo. Los objetivos comunes exigían de cada cual el respeto a los méritos y experiencias de cada uno de ellos. La modestia no está reñida con el análisis serio de la complejidad e importancia de cada situación, aunque en nuestra política siempre fuimos muy estrictos con todo lo que se refería a la solidaridad con la Unión Soviética.
En momentos decisivos de la lucha en Angola contra el imperialismo y el racismo se produjo una de esas contradicciones, que se derivó de nuestra participación directa en aquella contienda y del hecho de que nuestras fuerzas no solo luchaban, sino que también instruían cada año a miles de combatientes angolanos, a los cuales apoyábamos en su lucha contra las fuerzas pro yankis y pro racistas de Sudáfrica. Un militar soviético era el asesor del gobierno y planificaba el empleo de las fuerzas angolanas. Discrepábamos, sin embargo, en un punto y por cierto importante: la reiterada frecuencia con que se defendía el criterio erróneo de emplear en aquel país las tropas angolanas mejor entrenadas a casi mil quinientos kilómetros de distancia de Luanda, la capital, por la concepción propia de otro tipo de guerra, nada parecida a la de carácter subversivo y guerrillera de los contrarrevolucionarios angolanos. En realidad no existía una capital de la UNITA, ni Savimbi tenía un punto donde resistir, se trataba de un señuelo de la Sudáfrica racista que servía solo para atraer hacia allí las mejores y más suministradas tropas angolanas para golpearlas a su antojo. Nos oponíamos por tanto a tal concepto que más de una vez se aplicó, hasta la última en la que se demandó golpear al enemigo con nuestras propias fuerzas lo que dio lugar a la batalla de Cuito Cuanavale. Diré que aquel prolongado enfrentamiento militar contra el ejército sudafricano se produjo a raíz de la última ofensiva contra la supuesta “capital de Savimbi” —en un lejano rincón de la frontera de Angola, Sudáfrica y la Namibia ocupada—, hacia donde las valientes fuerzas angolanas, partiendo de Cuito Cuanavale, antigua base militar desactivada de la OTAN, aunque bien equipadas con los más nuevos carros blindados, tanques y otros medios de combate, iniciaban su marcha de cientos de kilómetros hacia la supuesta capital contrarrevolucionaria. Nuestros audaces pilotos de combate los apoyaban con los Mig-23 cuando estaban todavía dentro de su radio de acción.
Cuando rebasaban aquellos límites, el enemigo golpeaba fuertemente a los valerosos soldados de las FAPLA con sus aviones de combate, su artillería pesada y sus bien equipadas fuerzas terrestres, ocasionando cuantiosas bajas en muertos y heridos. Pero esta vez se dirigían, en su persecución de las golpeadas brigadas angolanas, hacia la antigua base militar de la OTAN.
Las unidades angolanas retrocedían en un frente de varios kilómetros de ancho con brechas de kilómetros de separación entre ellas. Dada la gravedad de las pérdidas y el peligro que podía derivarse de ellas, con seguridad se produciría la solicitud habitual del asesoramiento al Presidente de Angola para que apelara al apoyo cubano, y así ocurrió. La respuesta firme esta vez fue que tal solicitud se aceptaría solo si todas las fuerzas y medios de combate angolanos en el Frente Sur se subordinaban al mando militar cubano. El resultado inmediato fue que se aceptaba aquella condición.
Con rapidez se movilizaron las fuerzas en función de la batalla de Cuito Cuanavale, donde los invasores sudafricanos y sus armas sofisticadas se estrellaron contra las unidades blindadas, la artillería convencional y los Mig-23 tripulados por los audaces pilotos de nuestra aviación. La artillería, tanques y otros medios angolanos ubicados en aquel punto que carecían de personal fueron puestos en disposición combativa por personal cubano. Los tanques angolanos que en su retirada no podían vencer el obstáculo del caudaloso río Queve, al Este de la antigua base de la OTAN —cuyo puente había sido destruido semanas antes por un avión sudafricano sin piloto, cargado de explosivos— fueron enterrados y rodeados de minas antipersonal y antitanques. Las tropas sudafricanas que avanzaban se toparon a poca distancia con una barrera infranqueable contra la cual se estrellaron. De esa forma con un mínimo de bajas y ventajosas condiciones, las fuerzas sudafricanas fueron contundentemente derrotadas en aquel territorio angolano.
Pero la lucha no había concluido, el imperialismo con la complicidad de Israel había convertido a Sudáfrica en un país nuclear. A nuestro ejército le tocaba por segunda vez el riesgo de convertirse en un blanco de tal arma. Pero ese punto, con todos los elementos de juicio pertinentes, está por elaborarse y tal vez se pueda escribir en los meses venideros.
¿Qué sucesos ocurrieron anoche que dieron lugar a este prolongado análisis? Dos hechos, a mi juicio, de especial trascendencia:
La partida de la primera Brigada Mé­dica Cubana hacia África a luchar contra el Ébola.
El brutal asesinato en Caracas, Vene­zuela, del joven diputado revolucionario Robert Serra.
Ambos hechos reflejan el espíritu heroico y la capacidad de los procesos revolucionarios que tienen lugar en la Patria de José Martí y en la cuna de la libertad de América, la Venezuela heroica de Simón Bolívar y Hugo Chávez.
¡Cuántas asombrosas lecciones encierran estos acontecimientos! Apenas las palabras alcanzan para expresar el valor moral de tales hechos, ocurridos casi simultáneamente.
No podría jamás creer que el crimen del joven diputado venezolano sea obra de la casualidad. Sería tan increí­ble, y de tal modo ajustado a la práctica de los peores organismos yankis de inteligencia, que la verdadera casualidad fuera que el repugnante hecho no hubiera sido realizado intencionalmente, más aún cuando se ajusta absolutamente a lo previsto y anunciado por los enemigos de la Revolución Venezolana.
De todas formas me parece absolutamente correcta la posición de las autoridades venezolanas de plantear la necesidad de investigar cuidadosamente el carácter del crimen. El pueblo, sin embargo, expresa conmovido su profunda convicción sobre la naturaleza del brutal hecho de sangre.
El envío de la primera Brigada Médica a Sierra Leona, señalado como uno de los puntos de mayor presencia de la cruel epidemia de Ébola, es un ejemplo del cual un país puede enorgullecerse, pues no es posible alcanzar en este instante un sitial de mayor honor y gloria. Si nadie tuvo la menor duda de que los cientos de miles de combatientes que fueron a An­gola y a otros países de África o América, prestaron a la humanidad un ejemplo que no podrá borrarse nunca de la historia humana; menos dudaría que la acción heroica del ejército de batas blancas ocupará un altísimo lugar de honor en esa historia.
No serán los fabricantes de armas letales los que alcancen merecido honor. Ojalá el ejemplo de los cubanos que marchan al África prenda también en la mente y el corazón de otros médicos en el mundo, especialmente de aquellos que poseen más recursos, practiquen una religión u otra, o la convicción más profunda del deber de la solidaridad humana.
Es dura la tarea de los que marchan al combate contra el Ébola y por la supervivencia de otros seres humanos, aun al riesgo de su propia vida. No por ello debemos dejar de hacer lo imposible por garantizarle, a los que tales deberes cumplan, el máximo de seguridad en las ta­reas que desempeñen y en las medidas a tomar para protegerlos a ellos y a nuestro propio pueblo, de esta u otras enfermedades y epidemias.
El personal que marcha al África nos está protegiendo también a los que aquí quedamos, porque lo peor que puede ocurrir es que tal epidemia u otras peores se extiendan por nuestro continente, o en el seno del pueblo de cualquier país del mundo, donde un niño, una madre o un ser humano pueda morir. Hay suficientes médicos en el planeta para que nadie tenga que morir por falta de asistencia. Es lo que deseo expresar.
¡Honor y gloria para nuestros valerosos combatientes por la salud y la vida!
¡Honor y gloria para el joven revolucionario venezolano Robert Serra junto a la compañera María Herrera!
Estas ideas las escribí el dos de octubre cuando supe ambas noticias, pero preferí esperar un día más para que la opinión internacional se informara bien y pedirle a Granma que lo publicara el sábado.
Fidel Castro Ruz
Octubre 2 de 2014

La lulización de la izquierda latinoamericana

Después de más de una década de gobiernos populares, la “etapa heroica” de las izquierdas latinoamericanas en el poder ha quedado atrás. Hoy la crisis venezolana le ha dejado libre a Brasil el camino hacia el liderazgo regional con su exitoso modelo económico neodesarrollista.

LULA DA SILVA, NÉSTOR KIRCHNER Y HUGO CHÁVEZ
Lula, Néstor Kirchner y Hugo Chávez en 2006 / Foto: Alejandro Arigón
Desde fines de los años noventa América Latina viene transitando lo que a falta de términos más precisos se ha definido como pos-neoliberalismo, y que el presidente ecuatoriano Rafael Correa denominó “cambio de época”. Se trata, sin duda, de una variedad de experiencias difícilmente reductibles a la extendida clasificación de las “dos izquierdas”. Este clivaje, que Álvaro Vargas Llosa sintetizó –apelando a metáforas maniqueas– como “izquierdas vegetarianas” (Chile, Brasil, Uruguay) contra “izquierdas carnívoras” (Venezuela, Bolivia, Ecuador), corre el riesgo de congelar imágenes demasiado acotadas de procesos atravesados por una gran diversidad de pliegues y ángulos de análisis –y tampoco capta las convergencias entre ambas orillas–. Problemas similares encontramos con quienes, desde la izquierda radical, realizan la misma disección pero colocando del lado correcto a los gobiernos revolucionarios y del negativo a los reformistas. Que recientemente un largo artículo en The New York Times elogie la gestión macroeconómica de Evo Morales con el término “prudente”, que La Nación –“el diario de la oligarquía argentina”– titule un artículo “Bolivia da la nota”, o que el programa Dinero de la Cnn le haya entregado la “medalla de oro” al país andino diciendo que “Bolivia está mejor desde 2005” constituyen ilustrativas advertencias tanto para los antipopulistas furibundos como para quienes creen que en el bloque bolivariano se estaría transitando la salida del capitalismo. Lo mismo ocurre con el interesante proceso ecuatoriano, que combina transformaciones profundas –e incluso refundacionales– con un nacionalismo dolarizado.
En el análisis de las experiencias de las izquierdas en el poder no puede dejarse de lado el hecho de que esos gobiernos de cambio son precisamente pos-neoliberales porque, si bien buscan revertir los efectos de la “larga noche” del Consenso de Washington, se proponen recuperar el rol del Estado en sociedades profundamente modificadas por esas reformas estructurales y por el actual capitalismo globalizado, individualista y consumista, que el italiano Raffaele Simone ha llamado “el monstruo amable”, y en general se busca evitar volver al viejo estatismo cuya crisis habilitó las privatizaciones. En casos como Bolivia y Ecuador, los gobiernos populares han hecho del crecimiento y la estabilidad económica dos de sus banderas. Por eso Evo Morales acumuló uno de los stocks de reservas internacionales más altos del mundo con relación al Pbi, uno de los logros que precisamente resaltaban The New York Times y el Fondo Monetario Internacional. Esto, sin duda, distingue a estas dos naciones bolivarianas de Venezuela, donde parte de la complicada situación que atraviesa Nicolás Maduro se vincula a un manejo de la economía con fuertes tendencias redistributivas pero también derrochadoras y desinstitucionalizantes.
EL FIN DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI. Después de más de una década del giro a la izquierda (15 años en Venezuela y ocho en Bolivia y Ecuador), la “etapa heroica” ha quedado atrás: se visualiza un “amesetamiento” de la integración antiliberal –por ejemplo en el caso de la Unasur–, y las izquierdas han perdido el monopolio de las banderas del cambio. Una nueva derecha, capaz de combinar populismo securitario, liberalismo cultural y una “cara social”, ha comenzado a desafiar al bloque pos-neoliberal en el terreno regional (por ejemplo mediante la eficaz instalación simbólica de la Alianza del Pacífico como una mejor y más moderna alternativa para la región) y en los espacios nacionales: Sergio Massa y Mauricio Macri en Argentina, Henrique Capriles en Venezuela, y Mauricio Rodas, quien acaba de ganarle al correísmo la alcaldía de Quito, en Ecuador.
Esto no significa que la izquierda no conserve posibilidades de ganar en varios países (Evo Morales, Dilma Rousseff y Tabaré Vázquez corren hoy con ventaja para ser reelegidos de manera consecutiva o con delay, y la propia Michelle Bachelet derrotó por amplio margen a la derecha en diciembre pasado). Pero lo que en algún momento se imaginó como un tránsito lineal a algún tipo de socialismo del siglo XXI estaba más ligado al hiperactivismo voluntarista de Hugo Chávez que a un consenso regional, y la crisis venezolana ha dejado el camino libre a un Brasil que promueve un capitalismo desarrollista muy vinculado a sus empresas trasnacionales. Brasil juega a la vez el rol de “locomotora regional” y de subpotencia con sus propios intereses en el juego global. Parte de este rol se puede ver en el aumento de su influencia en Cuba, donde ha incrementado notablemente su presencia económica (y política) de la mano del aura de Lula. Si Fidel Castro era un estrecho aliado –político y emocional– de Chávez, no es sorprendente que los más fríos militares cubanos –que controlan los sectores estratégicos de la economía– y la elite tecnocrática “raulista” tengan más afinidad con los brasileños, aunque por el momento sigan dependiendo del petróleo venezolano. El diario El País, por ejemplo, informó que Lula llevó en uno de sus viajes a La Habana al llamado “Rey de la Soja”, el ex gobernador de Mato Grosso Blairo Maggi, para enseñarles a los cubanos a producir la oleaginosa con mejor calidad.
Tampoco el ex sindicalista de San Pablo se privó de aconsejar –no sin una dosis de paternalismo– al presidente venezolano: “Maduro debería intentar disminuir el debate político para dedicarse enteramente a gobernar, establecer una política de coalición, construir un programa mínimo y disminuir la tensión”.
EL CONSENSO NEODESARROLLISTA. En todas partes las izquierdas en el poder han combinado una ampliación de las fronteras extractivas con un despliegue de políticas sociales en el marco de un cierto consenso desarrollista. Ello ha generado una serie de conflictos ambientales (en Argentina, Perú, Ecuador, Brasil y Bolivia) y numerosos debates acerca de la reprimarización de las economías, la creciente influencia china, las infraestructuras y explotaciones en áreas protegidas (como el caso del Tipnis en Bolivia y de Yasuní en Ecuador) y los problemas del extractivismo en la propia integración regional. En los casos argentino, brasileño y paraguayo se suma al debate la sojización, que desde hace años ha transformado profundamente la producción agraria y la vida rural, precisamente impulsada por la demanda asiática.
Pero este imaginario desarrollista no opera sólo en las grandes economías regionales. Rafael Correa viene de inaugurar, con lágrimas en los ojos, la Ciudad del Conocimiento Yachay. Concebida en su inicio con apoyo surcoreano, esta “ciudad” busca fomentar la economía del talento en estrecha alianza con varias empresas y centros de investigación del exterior. Evo Morales, con la misma emoción, siguió desde China el lanzamiento del satélite boliviano Túpac Katari (Tksat-1), en el que el Estado invirtió 300 millones de dólares; en una reciente entrevista nombró tres veces a Corea del Sur, a la que se mira con interés en Bolivia y Ecuador.
Frente a estas ilusiones desarrollistas han surgido algunos discursos impugnadores con un peso político relativo. Una parte de ellos refiere a los conflictos socioambientales realmente existentes y busca deconstruir un “consenso de los commodities” que habría remplazado al Consenso de Washington de los años noventa. Otra parte, no siempre en relación directa con la primera, enarbola el discurso del “buen vivir”, supuestamente vinculado a las cosmovisiones indígenas, pero que debido a su carácter demasiado genérico y “filosófico” carece de apoyo social significativo frente a la integración vía el consumo que predomina desde Brasil hasta Bolivia y genera la base social de los gobiernos progresistas.
Pero la duda de fondo es si estos países podrán superar la actual dependencia de las materias primas.
¿PROGRESISTAS O POPULARES? En el terreno ético-moral, los nuevos gobiernos se enfrentan a otra tensión: a menudo son más populares (y antiliberales) que progresistas. Si en Argentina el kirchnerismo mantiene su oposición a discutir el aborto, pero avanzó de manera inédita en los derechos de las diversidades sexuales, en el resto de la región las izquierdas en el poder se mostraron más cautelosas en la ampliación de los derechos civiles a este sector de la sociedad.
Un ejemplo es Rafael Correa. Aunque en diciembre de 2013 se reunió con colectivos Lgbti, en la primera cita de un mandatario ecuatoriano con ese sector, poco después lanzó un virulento alegato contra los “excesos de la ideología de género”. “De repente –dijo Correa– hay unos excesos, unos fundamentalismos en los que se proponen cosas absurdas. Ya no es igualdad de derechos, sino igualdad en todos los aspectos, que los hombres parezcan mujeres y las mujeres hombres. ¡Ya basta!” Fiel a su adhesión al catolicismo, amenazó con renunciar si proseguía la discusión sobre el aborto en su propio partido, donde varios dirigentes defienden la despenalización. A pesar de esto, desde fines de 2012 se promueve como política de Estado la “píldora del día después” en los hospitales públicos, dejando ver que todos estos procesos no se resumen solamente en las declaraciones de los líderes.
En Bolivia, Evo Morales mandó a callar a los ministros y ministras que apoyaron la apertura del debate sobre la interrupción del embarazo. Y más recientemente el parlamento aprobó un nuevo Código del Niño y la Niña que establece que la vida comienza desde la concepción. Aunque en casos de violación se puede solicitar a la justicia una interrupción del embarazo, el código introduce un nuevo candado para discutir el tema. En cuanto a la diversidad sexual, aunque se ha creado una Unidad de Despatriarcalización dependiente del viceministerio de Descolonización, los avances han sido muy moderados. Sin duda, como decía una de las marchas del orgullo gay de los años dos mil, “Bolivia es más diversa de lo que te contaron”, es decir, la diversidad no se agota en lo étnico-cultural. Pero el Código de Familias en proceso de modificación sigue estableciendo para matrimonios, e incluso uniones de hecho, el requisito de que éstos sean entre un hombre y una mujer.
En el caso ecuatoriano, la nueva Constitución sí avala las uniones civiles: el artículo 68 reconoce “la unión estable y monogámica entre dos personas”, sin especificar el sexo.
En Argentina, las leyes de matrimonio igualitario y de identidad de género –que permite cambiar de género en el documento de identidad con sólo presentarse en el registro civil– se ubican entre las normas más avanzadas del mundo en términos de reconocimiento de derechos. Significativamente, en lugar de quitarle votos al gobierno, esas decisiones dieron lugar a spots de campaña electoral. También el matrimonio igualitario se aprobó en Uruguay y en Brasil (pero por decisión judicial, no política).
Todo ello remite no obstante a la capacidad de movilización social: en muchos países es mucho más fuerte la convocatoria de los grupos católicos y evangélicos que la de los Lgbti (el tema de la expansión evangélica entre los sectores populares sigue siendo poco abordado por las izquierdas). Y a menudo las propias organizaciones Lgbti se encuentran divididas, actúan de manera autorreferencial –con fuertes divisiones faccionales–, y la consigna de la lucha por el matrimonio igualitario genera divisiones internas, todo lo cual contribuye a fortalecer a las tendencias conservadoras dentro de los gobiernos.
PRESENTE Y FUTURO. Con luces y sombras, América Latina cambió en muchos sentidos, y las izquierdas contribuyeron a ello. Hoy, con la experiencia venezolana en crisis y sin capacidad de liderazgo regional, las supuestas “dos izquierdas” parecen converger en una, con tonalidades más lulistas, como ha observado Franklin Ramírez. De este modo se apuesta a un modelo de crecimiento, regulaciones de los mercados y distribución (entre la inclusión y la ciudadanía asistida, según los casos). El pos-neoliberalismo tiende a uniformizarse en una vía menos antisistémica, con más o menos profundidad de acuerdo a las reformas estructurales que cada gobierno ha efectuado: por ejemplo, Ecuador y Uruguay avanzaron en reformas impositivas ausentes en Argentina. Los acuerdos de Evo Morales con la burguesía de Santa Cruz pueden incluirse en esta tendencia. Y en cualquier caso esta deriva lulista reduce los experimentos económicos “poscapitalistas” a un espacio marginal.
El hecho de que las nuevas derechas no tengan abiertamente en su agenda propuestas reprivatizadoras, y a veces incluso compitan con los gobiernos progresistas con planteos de mayor inclusión –más allá de la sinceridad con la que eso se exprese–, da cuenta de un clima de época, que presenta nuevos escenarios y dificultades. Para las izquierdas nacional-populares, la posibilidad de derrota electoral está fuera de su horizonte. El problema para los partidos que se consideran la expresión indiscutida de la sustancia del pueblo es que “no pueden” perder, y ni siquiera pensar en abandonar transitoriamente el poder sin leer el retroceso como una contrarrevolución. En ese marco, cualquier medida institucional para asegurar la alternancia en el poder parece menor frente a las necesidades del pueblo o de la revolución. Pero como las actuales revoluciones (“ciudadana” en Ecuador, “bolivariana” en Venezuela, “democrática y cultural” en Bolivia) fueron habilitadas por triunfos electorales, también los electores podrían quitarles el respaldo. Todo ello obliga a forzar reelecciones indefinidas. El propio Correa, después del traspié en los recientes comicios locales, se mostró dispuesto a rever su decisión de no buscar otra reelección, aunque buena parte de la cúpula de Alianza País se ha pronunciado en contra. En el caso de los gobiernos más reformistas, se buscó resolver la continuidad con mayor institucionalidad en los partidos y con reelecciones no consecutivas: Bachelet ya retornó al poder, Tabaré espera su turno y Lula funciona como reserva y posible candidato a futuro, frente a cualquier traspié de Dilma. Todo esto demuestra que incluso en las izquierdas partidarias más institucionalizadas no hay un nítido proceso de recambio de elites, y que el peso de los líderes es enorme: para decirlo en pocas palabras, más lulismo que petismo.
En cualquier caso, las izquierdas enfrentan hoy el desafío de pensar nuevas agendas para profundizar los cambios: la referencia a la larga noche neoliberal resulta cada vez menos eficaz en la medida en que las generaciones más jóvenes no la vivieron y las otras comenzaron a olvidarla y a plantear demandas vinculadas a los nuevos problemas. Brasil vive precisamente esas tensiones, con un PT más estatizado y anquilosado y una nueva generación que plantea nuevas reivindicaciones con relación al espacio público, la educación, el ambiente, el transporte y los gastos de la Copa del Mundo, en medio de una desaceleración de la economía. En Bolivia, los nuevos sectores incluidos en el consumo pronto serán indígenas de una naturaleza diferente a los antiguos excluidos por el capital étnico del blanco de la piel. El caso uruguayo merece aun más análisis, con su combinación de audaces medidas societales (legalización del aborto y de la marihuana) y políticas económicas más bien convencionales y pro-inversión extranjera.
En síntesis: a diferencia de los primeros años, cuando la oposición era fácilmente asimilable al ancien régime neoliberal, hoy el destino de las izquierdas se juega en su creatividad, su apertura a las nuevas formas de hacer política y su capacidad para mantener la estabilidad y el crecimiento. Y no menos importante: en su habilidad para evitar que la bandera del cambio les sea arrebatada por una derecha posmoderna con nuevas caras, discursos renovados y candidatos más jóvenes y más entrenados para desplegar sus campañas en los escenarios pos-neoliberales pavimentados por las propias izquierdas.
*     Jefe de Redacción de la revista Nueva Sociedad.