por Hoenir Sarthou semanario Voces (02/10/2014).
“Habría querido que este momento no llegara nunca, porque lo que voy a decir me resulta muy doloroso.
No voy a votar al Frente Amplio en la elección de octubre. Por primera vez, en más de cuarenta años, siento que no puedo ni debo hacerlo” Hoenir Sarthou
Es una decisión individual e íntima (todas las decisiones lo son, en el fondo) pero no solitaria. Muchas personas de izquierda han decidido adoptar la misma actitud o la tienen en su horizonte y la están considerando
En mi caso, los motivos no son sorprendentes. Han sido anunciados con preocupación, desde hace años, en esta misma columna.
Sintéticamente, no comparto las políticas que implican someter al país y a su población al modelo económico “global” de los capitales transnacionales, en el que, a pesar de los discursos, la mitad de los trabajadores gana menos de $15.000
Discrepo con el proceso de concentración y extranjerización de la propiedad de la tierra, que se ha permitido en estos años. No estoy de acuerdo con los privilegios abusivos (exoneraciones tributarias, puertos, zonas francas, leyes hechas a la medida) concedidos a la gran inversión extranjera y negada en cambio a la inversión y al trabajo nacional. No creo que un gobierno de izquierda deba condicionar al país, al grado en que lo han hecho los dos últimos gobiernos, a inversiones estratégicamente discutibles y ambientalmente peligrosas, como las de UPM, Montes del Plata o Aratirí
Me indigna la ley de bancarización obligatoria (hipócritamente denominada “de inclusión financiera”), que favorece el endeudamiento de la población de menos recursos y significa la intromisión inevitable del capital financiero (los bancos) en todas las transacciones económicas, incluido el pago de los sueldos
En materia de políticas sociales, se ha incurrido en algo que es –y será todavía más, en pocos años- una verdadera tragedia social: permitir la decadencia de la enseñanza pública
Cuando uno se entera de que más del 60% de la población juvenil no completa la enseñanza secundaria, hay poco más para decir. Significa que más de la mitad de la población no estará en condiciones de acceder a puestos de trabajos medianamente bien remunerados
¿En qué clase de sociedad viviremos, entonces?
¿Alguien cree que se podrá seguir sobrellevando la marginalidad cultural creciente con subsidios del MIDES, internaciones en el INAU y más policía?
Un gobierno que no jerarquiza a la enseñanza pública es, objetivamente, un gobierno reaccionario. Se diga lo que se diga
A esas dos grandes discrepancias sustanciales (con el modelo económico y con las políticas sociales) se suma el abuso del secreto y la mentira, o el grosero maquillaje de la realidad
Lo que pasó en PLUNA, lo que pasa en ASSE, lo que sigue pasando en el SIRPA, no habría sido posible si no se cultivara el secreto, la práctica de “barrer hacia adentro”. Tampoco son casos aislados
El secreto y la distorsión de la realidad, practicados desde el poder, son la antesala y el caldo de cultivo de la corrupción
Hay demasiados secretos y reservas en la gestión de gobierno. Los acuerdos con Montes del Plata y con Aratirí, los propósitos y la adjudicación de las obras de la regasificadora, su relación con el proyecto de Aratirí, lo que realmente pasará con Aratirí, las nuevas megainversiones en curso, las transacciones para traer al país a presos ilegítimos de los EEUU, el enorme crecimiento de la deuda externa del país, las tratativas con organismos internacionales, como la OCDE, para salir de las listas negras y grises, son temas de los que no se habla lo suficiente y sobre los que no se dispone de la información necesaria
La exposición clara de la realidad, el planteamiento sincero de los problemas y de las estrategias propuestas para enfrentarlos, es, desde mi punto de vista, un requisito esencial para un gobierno democrático y popular. Todo problema, por grave que sea, todo error, por inexcusable que parezca, puede ser entendido y disculpados por una población a la que se le habla claro, con respeto, valor y honestidad intelectual
Los secretos, las ocultaciones, las verdades a medias, las estadísticas maquilladas, las simplificaciones abusivas, la publicidad aturdidora, en cambio, podrán engañar a los ilusos o ingenuos durante un tiempo
Pero a la larga caen y generan el descrédito de los gobernantes y la desmoralización de la sociedad.
Desde hace algunos años me está pasando que NO CREO EN LAS VERSIONES DE LA REALIDAD QUE SE DIFUNDEN DESDE EL GOBIERNO.Siento que hay motivaciones y decisiones que no se expresan con franqueza.
Quizá es eso lo que no me permite votar al Frente en octubre. Uno no puede ni debe consentir algo en lo que no cree. Que me disculpen algunos amigos que no comparten mi escepticismo y están entusiasmados con volver a votar al Frente Amplio. Soy sincero y, como diría Vaz Ferreira, no estoy dispuesto a pasar por encima de un estado de mi conciencia.
Llegado este punto (lo he hablado con otras personas que también comparten el dilema), dado que en octubre no se decidirá el gobierno sino la integración del Parlamento, para quien jamás votaría a una opción más conservadora que el Frente Amplio, se abren dos opciones: a) votar en blanco; o b) votar a alguno de los partidos testimoniales de izquierdaLas dos opciones me parecen moralmente respetables. Votar en blanco, porque es la sincera expresión de una falta de identificación con las propuestas políticas existentes y, de alguna forma, preanuncia la necesidad de cambios en el escenario y en los discursos políticos. Votar a una de las opciones de izquierda extrafrentista, porque, sin favorecer el ingreso de más legisladores blancos o colorados, ES UNA FORMA DE POSIBILITAR EL INGRESO AL PARLAMENTO DE UNA VOZ CRÍTICA DE IZQUIERDA QUE HOY NO EXISTE
Ninguna de las opciones es fácil ni perfecta. Pero nada en estos tiempos es fácil ni perfecto
De hecho, para muchas personas que no votarán al Frente en octubre (entre las que me incluyo), eso no significa renegar de la tradición frenteamplista. En muchos sentidos, es una expresión de fidelidad a la tradición de izquierda que históricamente encarnó el Frente Amplio, aunque implique cuestionar a las autoridades y a la gestión de gobierno del Frente.
La actual dirección del Frente Amplio reclama el voto basado en tres argumentos: que el país ha crecido materialmente durante sus gobiernos, que los asalariados y los pobres están mejor que antes, y QUE UN GOBIERNO BLANCO SERÍA PEOR QUE LO QUE HAY
La semana próxima intentaré analizar esos argumentos, confrontándolos con los problemas que la actual gestión del Frente genera. Y –aunque no lo aseguro- hilar más fino sobre las opciones que se nos presentan a los discrepantes de izquierda
Subrayados de Pirincho
VOTO Y HEREJÍA
Por Jorge Zabalza para Voces 09/10/14
“Sintéticamente, no comparto las políticas que implican someter el país y a su población al modelo económico “global” de los capitales transnacionales en el que, a pesar de los discursos, la mitad de los trabajadores gana menos de 15.000 pesos. Discrepo con el proceso de concentración y extranjerización de la propiedad de la tierra. No estoy de acuerdo con los privilegios abusivos (exoneraciones tributarias, puertos, zonas francas, leyes hechas a la medida) concedidos a la gran inversión extranjera y negada en cambio a la inversión y al trabajo nacional. (…) Me indigna la ley de bancarización obligatoria (hipócritamente denominada de “inclusión financiera”), que favorece el endeudamiento de la población de menos recursos y significa la intromisión inevitable de los bancos en todas las transacciones económicas, incluido el pago de los sueldos”.
Coincido totalmente con la columna “el voto discrepante” de Hoenir en el VOCES del 2 de octubre. No es la primera coincidencia que tengo con la familia Sarthou y espero que no sea la última.
La expansión de la soja transgénica y de los agrotóxicos, las plantas de celulosa, la megaminería podrá aumentar las cifras de nuestras exportaciones pero no nos harán más libres ni más sanos. Creo que el experimento Tabaré-Mujica-Astori (múltiplos cuyo orden puede cambiarse sin alterar el resultado), compartido por los cuatro partidos del sistema, fortaleció los vínculos de dependencia del Uruguay: basta con la caída de los precios de la soja en la bolsa de Chicago o con una decisión de la Reserva Federal de los EEUU, para que llegue a su fin la fiesta iniciada en el 2004. De ojos bien abiertos, el Uruguay Progresista camina hacia el desbarranque. ¿Qué pasará cuando ocurra lo que le ocurrió a la socialdemocracia en Europa?
¿Qué pasará cuando se cierre la canilla del MIDES y el gobierno se vea “obligado” a desvincular los salarios de la inflación?
Hay que preguntarse si en el marco del capitalismo “global” son posibles políticas económicas y sociales de carácter popular, diferentes a estas que instrumenta el astorismo. Se llegó a un punto de la historia -cambio climático más miseria globalizada más aventuras guerreras de los EEUU- en que no caben más retoques, la única salida es luchar contra el capitalismo antes que termine con el mundo: socialismo o muerte pero, en concreto, en este Uruguay de la alienación progresista ¿hay espacios políticos para esa necesaria lucha anticapitalista?
Cuando el gobierno y el parlamento aprobaron la ley que privilegia la instalación de la megamina a cielo abierto en VALENTINES, no previeron la firmeza de los movimientos sociales para oponerse al “Plan ARATIRI” (regasificadora para alimentar de energía la megamina y un mineroducto que llevaría el mineral al puerto de aguas profundas en Rocha). Se movilizaron en Cerro Chato y VALENTINES los supuestamente beneficiarios de los puestos de trabajo que falsamente prometía la empresa.
En Tacuarembó se recogieron 14.000 firmas rechazando futuras aventuras de megaminería. Paradójicamente el descontento se hizo lucha en el interior profundo, por lo general pasivo frente a las decisiones gubernamentales que les caen del cielo. Si los gobernantes fueran más sensibles, pensarían dos veces antes de ir a mendigar a Finlandia por una nueva planta de celulosa.
Por su parte, el puerto de aguas profundas también despertó gran descontento entre los pobladores de la Costa Atlántica que continúan movilizados en defensa del agua, del aire y de la tierra.
Con idénticas convicciones continúa la recolección de firmas para impulsar un plebiscito a nivel nacional. Las luchas dispersas confluyeron en las marchas masivas por la Avenida Dieciocho de Julio, que lograron romper el cerco informativo y que el gobierno postergara la firma del contrato con ARATIRI. Sin dudas fue la oposición más seria y contundente al capitalismo “global” en el Uruguay y, por consiguiente, a la anterior pregunta hay que responderle que sí, que hay espacios sociales y políticos para un movimiento anticapitalista
No estamos inventando nada nuevo. Es solamente una lección recogida en la historia reciente del movimiento popular uruguayo porque... ¿de dónde surgieron el Congreso del Pueblo y la CNT, las organizaciones que cambiaron el panorama del Uruguay de los '60? ¿Producto de qué fueron las organizaciones revolucionarias que conmovieron la sociedad (MLN, OPR-33, GAU, MIR)?
¿Cuál fue el vientre donde se gestaron los Raúl Sendic, León Duarte y Héctor Rodríguez?: la lucha de los gremios solidarios, de los cañeros UTAA, de los trabajadores de FUNSA, del movimiento estudiantil de solidaridad con Cuba Revolucionaria..... en el mismo momento que se daba la lucha social y reivindicativa, confluyeron de corrientes anticapitalistas muchas de ellas electoralistas y parlamentarias y se fueron formando luchadores y organizaciones por la revolución: eran fases diferentes de un proceso histórico único. Aspectos diferentes de un desarrollo continuo, que no es posible analizar cada cual por separado, aislándolos entre sí, son como las fases que muestra la luna en un mismo momento según el punto del planeta desde el cual se la observa. Hoy día, la gente pelea por detener la barbarie de la megaminería pero, al mismo tiempo, sin solución de continuidad, se está enfrentando las concepciones capitalistas en varias de sus dimensiones y, al interior de la lucha social, hay sectores que cobran consciencia de la necesidad de la transformación revolucionaria de la sociedad
La madre del movimiento anticapitalista es la lucha social. Y en ella, los luchadores que se independizaron de la disciplina partidaria, comienzan a pensar con autonomía, dejan de aplaudir sin pensar y eligen otro camino, el de la justicia social. Surge el pensamiento crítico e independiente y los caminantes se fijan sus propias reglas de juego. Las vicisitudes de la lucha y las diferencias que surjan, crearán la necesidad de que los afines se vayan agrupando en distintas corrientes ideológicas, algunas de ellas con ideas revolucionarias. El conjunto conformará un movimiento muy complejo que será a la vez socialmente reivindicativo, anticapitalista y revolucionario, todo depende de donde se ubique el que analiza la lucha. Claro que hay quienes creen que en 1960 se juntaron cuatro o cinco “cráneos” que cranearon la teoría sobre cómo hacer la revolución y luego convocaron a las masas para que se sumaran a la lucha. No fue así, no será así. La organización revolucionaria surge naturalmente por necesidad de las luchas de los movimientos sociales. Ni antes ni después, en su interior
Por eso me resulta imposible analizar la actual campaña electoral por separado de la lucha contra la megaminería, del proceso de surgimiento de un movimiento anticapitalista y de la construcción del movimiento revolucionario. Desde este punto de vista, el voto discrepante es bastante más que un voto en blanco o nulo: aunque el votante no lo perciba, puede ser su primer gesto de conquista de la independencia y de la autonomía.
Un acto trascendental de su vida política individual, que le cambiará sus gafas y le permitirá percibir la realidad desde un punto de vista muy diferente al del aceptar y acatar.
El o la votante, decepcionada por la adscripción de “su” gobierno a todo lo que antes se había criticado, irritada por los ataques sin fundamento de la santa inquisición, toma la decisión de separarse de la feligresía y convertirse en hereje y la herejía fue la condición previa al surgimiento de movimiento revolucionarios de nuevo tipo, la herejía de Carlos Marx y Federico Engels, la de Bakunin y Malatesta, la de Lenin y Trotsky, la de Fidel y el Ché Guevara. La de Raúl Sendic.
postaporteñ@ 1255 - 2014-10-09