28 junio, 2019
Foto: Rosana Silva
La crisis capitalista abierta en 2008 mostró la creciente debilidad del proyecto hegemónico estadounidense. Una hegemonía que comenzó a ser cuestionada hace varias décadas, pero cuyo retroceso se torna evidente en el último decenio. En este contexto, una serie de países llamados emergentes, sobre todo en Asia Oriental, se fueron transformando poco a poco en un nuevo eje de la acumulación global de capital. Entre ellos, China aparece como aquél capaz de poner en jaque la hegemonía de los EE.UU. a través de proyectos tales como la llamada “Nueva Ruta de la Seda” o su creciente presencia económica en África y América Latina (Merino y Trivi, 2019).
La crisis capitalista abierta en 2008 mostró la creciente debilidad del proyecto hegemónico estadounidense. Una hegemonía que comenzó a ser cuestionada hace varias décadas, pero cuyo retroceso se torna evidente en el último decenio. En este contexto, una serie de países llamados emergentes, sobre todo en Asia Oriental, se fueron transformando poco a poco en un nuevo eje de la acumulación global de capital. Entre ellos, China aparece como aquél capaz de poner en jaque la hegemonía de los EE.UU. a través de proyectos tales como la llamada “Nueva Ruta de la Seda” o su creciente presencia económica en África y América Latina (Merino y Trivi, 2019).