5 may 2022

HAZ LO QUE YO DIGO...

Lecciones de política económica que dan los propios países desarrollados
Stocks estratégicos y retenciones para dominar la inflación


Por Bruno Susani
30 de abril de 2022

Una de las características de la inflación local es que "Argentina exporta lo que come".. Imagen: Sandra Cartasso

La persistencia inflacionista es en gran parte la consecuencia de una política agresiva de maximización de la renta monopólica y agrícola.

La economía mundial padeció en los últimos 15 años dos crisis económicas que rompieron con cuatro décadas de mundialización neoliberal. La crisis financiera de las subprime, con la paradigmática quiebra del Banco Lehman Brothers en 2008, desembocó en la llamada Gran Recesión. Una nueva disminución de la economía mundial intervino con la pandemia de la Covid-19, que aún no ha terminado.

Estas situaciones se tradujeron en cambios muy significativos en las políticas e instrumentos económicos que debieron ser reintroducidos por los dirigentes de los países avanzados para enfrentar los nuevos desafíos. Estas políticas modificaron parte del funcionamiento de la economía global, apartándose de la "mundialización feliz". Se trató de un progresivo retorno del rol ordenador del Estado, con nuevas regulaciones económicas que impusieron, entre otros cambios, el abandono de las políticas monetaristas y la modificación del rol de los bancos centrales.


El período de gobierno de Mauricio Macri agregó a la economía nacional otro golpe suplementario a las crisis globales, con lo cual agravó la necesidad de recrear los instrumentos de regulación económica que habían sido suprimidos en el período 1976-2003.
Inflación

El problema inflacionario está focalizado en el sector de los bienes alimentarios, ya que la Argentina exporta lo que come. Además, el sector verifica una notable estructura oligopólica.

Los economistas ortodoxos suelen sostener que la inflación es un problema generado por los desequilibrios presupuestarios y la emisión monetaria. Sin embargo, en la actualidad la Sociedad Rural y sus correas de transmisión del sector de la industrias alimentarias en la UIA señalan como veta explicativa el aumento de las cotizaciones en el "mercado mundial", en realidad en la bolsa del Chicago Mercantile Exchange u otros referentes, que tienen un fuerte componente especulativo, ya que solo un 15 por ciento de la transacciones a futuro se plasman en compras concretas.

El trigo que se usa para fabricar fideos hoy fue cosechado en el mes de diciembre a un precio conocido y la influencia externa sobre el costo y precio real es inexistente. Sin embargo puede haber una retención de mercadería para aprovechar el posible aumento del precio real del trigo que se produciría dentro de unos meses en los países árabes que se suelen aprovisionar de Rusia y Ucrania.

La persistencia inflacionista es en gran parte la consecuencia de la política agresiva y en períodos destituyente llevada adelante contra los gobiernos peronistas por parte del capital concentrado y por los terratenientes aliados a las cerealeras multinacionales en pos del desarrollo de una política de maximización de la renta monopólica y agrícola.

La característica de la renta, en ambos casos, es que es un ingreso que no remunera ningún factor de producción, ni el capital, ni el trabajo y que resulta de una posición dominante de los oligopolios concentrados, vale decir de los acuerdos entre las grandes empresas para aprovecharse de los consumidores. Pero esta situación se agrava debido a la fragilidad del Estado, provocada por su desmembramiento sistemático en los períodos citados, que solo pudo reconstruirse en parte con la renacionalización de YPF, las AFJP, Tandanor, Aerolíneas, Correo Argentino y Enarsa.

Los medios dominantes ocultan cómo funciona la economía mundial y el grado de intervención del Estado en la economía en los países avanzados, intentando justificar que se deje el poder de compra de los trabajadores a la merced de los especuladores. La reciente creación del fideicomiso del trigo para estabilizar el precio del cereal y limitar el impacto en el costo de producción es una modernización de la economía similar a los mecanismos de estabilización de los precios existente en los países avanzados y esta medida es una demostración de la voluntad del peronismo de defender el poder de compra de los salarios. Sin embargo, la reacción histérica de los terratenientes y sus aliados los muestra apegados al pasado sin una perspectiva de crear las condiciones para una verdadera complementariedad ganadora en las nuevas estructuras económicas que emergen en el mundo luego del fracaso de la mundialización neoliberal.
Regulación

El 22 de diciembre de 1975, Gerald Ford, presidente de los Estados Unidos, decretó la Energy Policy and Conservation Act que prohibía la exportación de petróleo norteamericano e incrementaba el volumen de los stocks estratégicos. Dicha medida, que hoy sería catalogada como contraria a la propiedad privada por los medios dominantes en el país, fue mantenida por los presidentes petroleros tejanos Bush padre e hijo y solo fue suprimida por Obama en 2014, una vez que gracias a las técnicas fracking para producir petróleo y gas, los Estados Unidos llegaron a la autosuficiencia petrolera y gasífera.

La noción de stocks estratégicos es utilizada en la mayoría de los países y ha sido establecida y reglamentada en cada uno de ellos por una legislación que desde hace décadas permite disponer de un volumen determinado de producto por un período de por ejemplo de tres meses de consumo.

La legislación no solo concierne al Estado sino que obliga a las empresas molineras o distribuidoras de combustibles, por ejemplo, a disponer de un stock propio autofinanciado, además de las reservas estatales. Los inspectores estatales verifican que la legislación se cumpla y aplican sanciones que van de la simple amonestación hasta multas importantes por el no cumplimiento de las directivas de la ley.

La complementariedad entre las retenciones a las exportaciones que fijan un techo al precio interno y los stocks estratégicos permite satisfacer las necesidades de los argentinos y equilibrar la relación entre las exportaciones y aprovisionamiento local, en el caso probable de que se busque desabastecer a los demandantes de materias primas y a los consumidores.

La dependencia de las decisiones del oligopolio exportador tiene un costo. Como lo muestra la actual situación geopolítica, existen posibilidades de obtener nuevos destinos de las exportaciones argentinas por la vía de la negociación bilateral de Estado a Estado, que permita escapar a la subfacturación sistemática y mejorar la entrada de divisas.

* Doctor en Ciencias Económicas de l’Université de París. Autor de La economía oligárquica de Macri, Ediciones CICCUS Buenos Aires 2019.




bruno.susani@wanadoo.fr