Por Emiliano López y Adrián Pulleiro
En 19/05/2022
Siempre me he negado a aceptar que el destino de Colombia dependa de la elección de Petro. Por varias razones. Una de ellas porque conozco desde 1990 el talante camaleónico del personaje candidato (rasgo tan acertadamente captado por el caricaturista Matador) cuando en Casa Verde los comandantes guerrilleros Marulanda, el Cura Pérez, Caraballo y Carlos Pizarro trataban de conformar la coordinadora Simón Bolívar para negociar con el Estado una Paz Grande y Unificada de todos los alzados en armas en aquella época.
Y Eduardo Pizarro, de acuerdo con Cesar Gaviria y su ministro de defensa Pardo Rueda, presionaban a su hermano comandante, para que dijera una cosa en la mesa a los otros comandantes, mientras clandestinamente y privado negociaba con el gobierno su rendición . Petro era el mensajero de confianza entre los dos hermanos. Obviamente la alianza guerrillera se frustró por el ariete introducido por los hermanos Pizarro de negociar por separado una paz chiquita, mediocre y frustrante. A la vista están sus resultados.
Por eso, nunca se me hizo raro, o extraño, o falto de verdad, que este rasgo de personalidad tan suyo siguiera rigiendo su relación personal con la mayoría de sus amigos cercanos, fueran políticos simplemente personales y quienes han ido quedado tendidos en el camino, tal y como lo describe uno de tantos artículos aparecidos en su momento en la prensa escrita.(1)
Pero no es este rasgo de personalidad la aspereza fundamental en la manga de mi camisa. Es la pavorosa crisis Económico, Social y Moral tan grave, deletérea y extendida en la que actualmente se debate la sociedad colombiana, que no solo muestra datos y porcentajes numéricos de desempleo (12%). De inflación (8, 5%). De carestía de vida y altísimos índices de precios al consumidor (9,2%), crisis en la cadena de suministros, incertidumbre empresarial, crisis sanitaria por covid 19, etc.
Sino según la muy creíble información de https://indepaz.org.co (portal que se debería estudiar). Números increíbles que más parecen una mortal letanía sin fin: Mas de 1.000 excombatientes de las Farc acogidos al pérfido Acuerdo de la Habana/ 2016 Santos Timochenko, ejecutados desde el momento de su la firma. Mas de 170 lideres y lideresas sociales ejecutados, gota a gota, por los poderes fácticos regionales y nacionales solamente el año pasado. 223 Masacres en los últimos tres años, la última de resonancia internacional y que aterrorizó aún más a la sociedad, la de los “falsos positivos” (léase Terror del Estado) ejecutada por el heroico Ejército colombiano en Puerto Leguizamo, Putumayo (28 de marzo 2022).
Lo que sumado al Paro Armado realizado en casi todo el territorio colombiano controlado por el llamado Clan del Golfo o Uribeños, a causa de la extradición a EEUU de su líder Otoniel, a quien( según diversas opiniones) el gobierno traicionó pues en la negociación de su entrega se le había prometido la No extradición; parece indicar el inicio de una estrategia oficial de desestabilización del país en la época pre electoral, y advertencia clara de un golpe cívico-militar en caso de una victoria de Petro, quien muestra cifras favorables en las últimas encuestas preelectorales frente al candidato del oficialismo gobernante.
Crisis conducida para su beneficio por el Bloque de Poder Contrainsurgente BPCi dominante; desde cuando la lumpen-burguesía-narco-paramilitar se hizo con todas las instituciones del Estado en el gobierno de Uribe Vélez y este, con los apoyos impunes que todos sabemos, pudo sintetizar ese complejo proceso Económico Social y Moral de larga incubación que venía gestándose desde 1970, cuando hizo irrupción en Colombia la bonanza de la Marihuana.
Yen el gobierno López Michelsen se legalizó con la apertura de la “Ventanilla Siniestra” en el Banco de la República con el fin captar todos esos billetes verdes que llegaban desde el norte por manotadas. Fue entonces cuando apareció el correlato de la televisión con las narco novelas y el ambiente social mafioso generalizado que hoy se respira en Colombia.
Enmarañada y compleja situación crítica, que Petro no podrá resolver a pesar de su promesas demagógicas, y digo demagógicas, porque Él sabe por sus conocimientos de Economía: Primero, que es una crisis estructural profunda que no se podrá resolver dentro del Régimen vigente, sino que exige unos cambios de fondo en todos los órdenes.
Segundo, porque detrás suyo no hay ninguna clase social interesada en satisfacer hasta el final esa “necesidad histórica” imperiosa, sino que su detrás es un conglomerado político electoral variopinto de muy distintos intereses denominado “pacto histórico”, donde confluyen y se han arropado reconocidos pelechadores y trásfugas electoreros cuyos intereses fundamentales son el provecho privado o personal ¿Debo mencionarlos, cuando todo el Mundo sabe a quienes me estoy refiriendo?
Tercero, porque ese Bloque de Poder Contrainsurgente en mención que se aspira a vencer en un proceso electoral controlado en todas sus pasos y fases, no es ningún mamarracho pintado en la pared. Todo lo contrario, es una poderosa maquinaria estatal, económica y humana, compacta, antigua pero muy bien engrasada y actualizada, con asiento y control en todo el territorio colombiano tanto a nivel nacional como regional y local donde incluso es reforzado por poderes facticos departamentales, municipales, y hasta Internacionales; que no se va a desmontar de la noche a la mañana. Las aterradoras cifras dadas tres párrafos arriba así lo demuestran.
Cuarto, porque el reciclaje del enraizado y profundo Conflicto Armado interno de Colombia y sus implicaciones en la frontera colombo venezolana, con el sinnúmero de mutaciones, trasformaciones, alianzas y contra alianzas que, más parece un avispero alborotado, no se va a resolver con una “tardía y confusa” propuesta de paz con todos los actores armados llamada por Petro el “perdón social”, la que sus detractores se han apresurado a desacreditar con el impactante mote de “Pacto de la cárcel la Picota”.
Tampoco con un aviso ( también a destiempo, de que se restablecerán las relaciones diplomáticas con el gobierno venezolano presidido por Maduro, a quien el mismo Petro cuatro años antes denostó infamó y calumnió como dictador llamándolo dictador “que mata” (2)
Así las cosas, y a riesgo de que me llamen “hijo de Putin”; la crítica situación que afronta el pueblo colombiano en esta coyuntura electoral parece ser el dilema al que muchas veces se ha enfrentado: Si el Pueblo se expresa libremente en las elecciones y gana, malo. Y si pierde y se posesiona el lumpen fanático del Opus Dei que tiene oficina en Envigado, quien es apoyado por todos los poderes nacionales e internacionales; legales, ilegales y religiosos, y, por Cesar (OEA) Gaviria; peor.
Entonces, me sostengo en lo dicho en el título de este escrito: Los fierros han sido derrotados y la pertenencia de Colombia a la OTAN hace cada vez más inviable, en el tiempo, la tradicional lucha armada colombiana. Las posibilidades de que las elecciones permitan resolver la necesidad histórica de cambios estructurales y de fondo en la sociedad son, como se ve, cada vez más difíciles e inciertas.
Queda pues aferrarse con alma vida y sombrero a la invencible Movilización Social y Popular hasta lograr la des-estructuración de la terrorífica máquina de opresión y explotación caracterizada científicamente con la categoría sociológica de Bloque de Poder Contrainsurgente BPCI.
Notas
1.- Para confirmarlo ir al siguiente enlace: https://www.las2orillas.co/por-que-sus-amigos-mas-cercanos-terminan-rompiendo-con-petro/
2.- Ver https://www.rcnradio.com/politica/gobierno-de-maduro-es-una-dictadura-que-mata-asegura-gustavo-petro
* Médico, antropólogo y ensayista colombiano. Participó de los diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC. Fue crítico de la política del presidente Älvaro Uribe. Exiliado en Europa, escribe para ANNCOL
En 19/05/2022
Siempre me he negado a aceptar que el destino de Colombia dependa de la elección de Petro. Por varias razones. Una de ellas porque conozco desde 1990 el talante camaleónico del personaje candidato (rasgo tan acertadamente captado por el caricaturista Matador) cuando en Casa Verde los comandantes guerrilleros Marulanda, el Cura Pérez, Caraballo y Carlos Pizarro trataban de conformar la coordinadora Simón Bolívar para negociar con el Estado una Paz Grande y Unificada de todos los alzados en armas en aquella época.
Y Eduardo Pizarro, de acuerdo con Cesar Gaviria y su ministro de defensa Pardo Rueda, presionaban a su hermano comandante, para que dijera una cosa en la mesa a los otros comandantes, mientras clandestinamente y privado negociaba con el gobierno su rendición . Petro era el mensajero de confianza entre los dos hermanos. Obviamente la alianza guerrillera se frustró por el ariete introducido por los hermanos Pizarro de negociar por separado una paz chiquita, mediocre y frustrante. A la vista están sus resultados.
Por eso, nunca se me hizo raro, o extraño, o falto de verdad, que este rasgo de personalidad tan suyo siguiera rigiendo su relación personal con la mayoría de sus amigos cercanos, fueran políticos simplemente personales y quienes han ido quedado tendidos en el camino, tal y como lo describe uno de tantos artículos aparecidos en su momento en la prensa escrita.(1)
Pero no es este rasgo de personalidad la aspereza fundamental en la manga de mi camisa. Es la pavorosa crisis Económico, Social y Moral tan grave, deletérea y extendida en la que actualmente se debate la sociedad colombiana, que no solo muestra datos y porcentajes numéricos de desempleo (12%). De inflación (8, 5%). De carestía de vida y altísimos índices de precios al consumidor (9,2%), crisis en la cadena de suministros, incertidumbre empresarial, crisis sanitaria por covid 19, etc.
Sino según la muy creíble información de https://indepaz.org.co (portal que se debería estudiar). Números increíbles que más parecen una mortal letanía sin fin: Mas de 1.000 excombatientes de las Farc acogidos al pérfido Acuerdo de la Habana/ 2016 Santos Timochenko, ejecutados desde el momento de su la firma. Mas de 170 lideres y lideresas sociales ejecutados, gota a gota, por los poderes fácticos regionales y nacionales solamente el año pasado. 223 Masacres en los últimos tres años, la última de resonancia internacional y que aterrorizó aún más a la sociedad, la de los “falsos positivos” (léase Terror del Estado) ejecutada por el heroico Ejército colombiano en Puerto Leguizamo, Putumayo (28 de marzo 2022).
Lo que sumado al Paro Armado realizado en casi todo el territorio colombiano controlado por el llamado Clan del Golfo o Uribeños, a causa de la extradición a EEUU de su líder Otoniel, a quien( según diversas opiniones) el gobierno traicionó pues en la negociación de su entrega se le había prometido la No extradición; parece indicar el inicio de una estrategia oficial de desestabilización del país en la época pre electoral, y advertencia clara de un golpe cívico-militar en caso de una victoria de Petro, quien muestra cifras favorables en las últimas encuestas preelectorales frente al candidato del oficialismo gobernante.
Crisis conducida para su beneficio por el Bloque de Poder Contrainsurgente BPCi dominante; desde cuando la lumpen-burguesía-narco-paramilitar se hizo con todas las instituciones del Estado en el gobierno de Uribe Vélez y este, con los apoyos impunes que todos sabemos, pudo sintetizar ese complejo proceso Económico Social y Moral de larga incubación que venía gestándose desde 1970, cuando hizo irrupción en Colombia la bonanza de la Marihuana.
Yen el gobierno López Michelsen se legalizó con la apertura de la “Ventanilla Siniestra” en el Banco de la República con el fin captar todos esos billetes verdes que llegaban desde el norte por manotadas. Fue entonces cuando apareció el correlato de la televisión con las narco novelas y el ambiente social mafioso generalizado que hoy se respira en Colombia.
Enmarañada y compleja situación crítica, que Petro no podrá resolver a pesar de su promesas demagógicas, y digo demagógicas, porque Él sabe por sus conocimientos de Economía: Primero, que es una crisis estructural profunda que no se podrá resolver dentro del Régimen vigente, sino que exige unos cambios de fondo en todos los órdenes.
Segundo, porque detrás suyo no hay ninguna clase social interesada en satisfacer hasta el final esa “necesidad histórica” imperiosa, sino que su detrás es un conglomerado político electoral variopinto de muy distintos intereses denominado “pacto histórico”, donde confluyen y se han arropado reconocidos pelechadores y trásfugas electoreros cuyos intereses fundamentales son el provecho privado o personal ¿Debo mencionarlos, cuando todo el Mundo sabe a quienes me estoy refiriendo?
Tercero, porque ese Bloque de Poder Contrainsurgente en mención que se aspira a vencer en un proceso electoral controlado en todas sus pasos y fases, no es ningún mamarracho pintado en la pared. Todo lo contrario, es una poderosa maquinaria estatal, económica y humana, compacta, antigua pero muy bien engrasada y actualizada, con asiento y control en todo el territorio colombiano tanto a nivel nacional como regional y local donde incluso es reforzado por poderes facticos departamentales, municipales, y hasta Internacionales; que no se va a desmontar de la noche a la mañana. Las aterradoras cifras dadas tres párrafos arriba así lo demuestran.
Cuarto, porque el reciclaje del enraizado y profundo Conflicto Armado interno de Colombia y sus implicaciones en la frontera colombo venezolana, con el sinnúmero de mutaciones, trasformaciones, alianzas y contra alianzas que, más parece un avispero alborotado, no se va a resolver con una “tardía y confusa” propuesta de paz con todos los actores armados llamada por Petro el “perdón social”, la que sus detractores se han apresurado a desacreditar con el impactante mote de “Pacto de la cárcel la Picota”.
Tampoco con un aviso ( también a destiempo, de que se restablecerán las relaciones diplomáticas con el gobierno venezolano presidido por Maduro, a quien el mismo Petro cuatro años antes denostó infamó y calumnió como dictador llamándolo dictador “que mata” (2)
Así las cosas, y a riesgo de que me llamen “hijo de Putin”; la crítica situación que afronta el pueblo colombiano en esta coyuntura electoral parece ser el dilema al que muchas veces se ha enfrentado: Si el Pueblo se expresa libremente en las elecciones y gana, malo. Y si pierde y se posesiona el lumpen fanático del Opus Dei que tiene oficina en Envigado, quien es apoyado por todos los poderes nacionales e internacionales; legales, ilegales y religiosos, y, por Cesar (OEA) Gaviria; peor.
Entonces, me sostengo en lo dicho en el título de este escrito: Los fierros han sido derrotados y la pertenencia de Colombia a la OTAN hace cada vez más inviable, en el tiempo, la tradicional lucha armada colombiana. Las posibilidades de que las elecciones permitan resolver la necesidad histórica de cambios estructurales y de fondo en la sociedad son, como se ve, cada vez más difíciles e inciertas.
Queda pues aferrarse con alma vida y sombrero a la invencible Movilización Social y Popular hasta lograr la des-estructuración de la terrorífica máquina de opresión y explotación caracterizada científicamente con la categoría sociológica de Bloque de Poder Contrainsurgente BPCI.
Notas
1.- Para confirmarlo ir al siguiente enlace: https://www.las2orillas.co/por-que-sus-amigos-mas-cercanos-terminan-rompiendo-con-petro/
2.- Ver https://www.rcnradio.com/politica/gobierno-de-maduro-es-una-dictadura-que-mata-asegura-gustavo-petro
* Médico, antropólogo y ensayista colombiano. Participó de los diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC. Fue crítico de la política del presidente Älvaro Uribe. Exiliado en Europa, escribe para ANNCOL