América para los americanos
Por Daniela Pacheco
En 28/08/2024
En 28/08/2024
¿América para los americanos? Claro, pero como lo entendía Simón Bolívar con su proyecto de repúblicas americanas, unidad continental con soberanía e integración antiimperialista, lejos de la visión de la Doctrina Monroe de América Latina y el Caribe como el patio trasero de los Estados Unidos y sus pretensiones de dominación.
El mismo Libertador Simón Bolívar advertía en 1829 que “los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias, en nombre de la libertad”.
Exterminio de pueblos, golpes de Estado, ocupación y militarización territoriales, saqueos, imposición de autoridades, esclavitud, desplazamientos forzados, control de los mercados, apropiación de recursos naturales, el endeudamiento de nuestras economías y su presencia permanente en proyectos como los del Comando Sur, son solo algunas de las consecuencias de las actuaciones del país de norte en nuestra región, dizque en nombre de la democracia y la libertad.
Desde inicios del siglo XIX hasta la actualidad, América Latina sigue siendo un territorio en constante disputa. “¿Por qué es importante América latina para Estados Unidos? Todos los aspectos destacados derivan de los ricos recursos y elementos de tierras raras (…) Sesenta por ciento del litio del mundo se encuentra en ese triángulo (Argentina, Bolivia y Chile), necesario hoy día para usos de tecnología (…) Tienen los recursos de Venezuela también, petróleo, cobre, oro”, fueron las palabras de Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, en un video grabado a inicios del 2023 para un acto del Atlantic Council, think tank vinculado a la OTAN, justo en el cumplimiento de los 200 años de la Doctrina Monroe.
Esa misma jefa del Comando Sur que posa dichosa y firma generosos convenios con presidentes como Daniel Noboa y Javier Milei, garantes de la entrega de los recursos de sus propios países, de la renuncia a la soberanía y de los jugosos préstamos que engrosan la deuda externa, por encima de la propia dignidad y el bienestar de la gente.
Desde hace dos siglos, la relación de la Patria Grande y Estados Unidos ha estado mediada por una guerra civilizatoria y colonial, en la que se acostumbraron a observarnos como subalternos y pueblos marginales. Sin embargo, América Latina adquiere un rol todavía más estratégico cuando potencias como China afianzan sus lazos en nuestra región.
Nada peor entonces para esa voraz hegemonía que presidentes y presidentas de izquierda, así como resistencias sociales que no están dispuestas a renunciar a la autodeterminación y a la soberanía de sus pueblos, después de décadas de sometimiento.
Su intervención en Venezuela, con más de 900 medidas unilaterales coercitivas; el golpe de Estado a Evo Morales, sus bases militares en nuestro territorio y el criminal bloqueo a Cuba, son solo algunos de los hechos más visibles de la peor expresión de la hegemonía estadounidense.
Tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando dice que “¿cómo le vamos a permitir al embajador (Ken Salazar) que él opine que está mal lo que estamos haciendo?”, en relación a la discusión de la reforma judicial. “Tienen que aprender a respetar la soberanía de México (…) no es cualquier cosa porque nosotros no vamos a darles consejos allá ni a decirles qué está bien y qué está mal”.
¡Imagínense que fuera al revés! Ya no somos su patio trasero.
*Comunicadora social y periodista. Asesora de gobiernos progresistas. Analista política. Colaboradora del Instituto para la Democracia Eloy Alfaro (IDEAL).
El mismo Libertador Simón Bolívar advertía en 1829 que “los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias, en nombre de la libertad”.
Exterminio de pueblos, golpes de Estado, ocupación y militarización territoriales, saqueos, imposición de autoridades, esclavitud, desplazamientos forzados, control de los mercados, apropiación de recursos naturales, el endeudamiento de nuestras economías y su presencia permanente en proyectos como los del Comando Sur, son solo algunas de las consecuencias de las actuaciones del país de norte en nuestra región, dizque en nombre de la democracia y la libertad.
Desde inicios del siglo XIX hasta la actualidad, América Latina sigue siendo un territorio en constante disputa. “¿Por qué es importante América latina para Estados Unidos? Todos los aspectos destacados derivan de los ricos recursos y elementos de tierras raras (…) Sesenta por ciento del litio del mundo se encuentra en ese triángulo (Argentina, Bolivia y Chile), necesario hoy día para usos de tecnología (…) Tienen los recursos de Venezuela también, petróleo, cobre, oro”, fueron las palabras de Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, en un video grabado a inicios del 2023 para un acto del Atlantic Council, think tank vinculado a la OTAN, justo en el cumplimiento de los 200 años de la Doctrina Monroe.
Esa misma jefa del Comando Sur que posa dichosa y firma generosos convenios con presidentes como Daniel Noboa y Javier Milei, garantes de la entrega de los recursos de sus propios países, de la renuncia a la soberanía y de los jugosos préstamos que engrosan la deuda externa, por encima de la propia dignidad y el bienestar de la gente.
Desde hace dos siglos, la relación de la Patria Grande y Estados Unidos ha estado mediada por una guerra civilizatoria y colonial, en la que se acostumbraron a observarnos como subalternos y pueblos marginales. Sin embargo, América Latina adquiere un rol todavía más estratégico cuando potencias como China afianzan sus lazos en nuestra región.
Nada peor entonces para esa voraz hegemonía que presidentes y presidentas de izquierda, así como resistencias sociales que no están dispuestas a renunciar a la autodeterminación y a la soberanía de sus pueblos, después de décadas de sometimiento.
Su intervención en Venezuela, con más de 900 medidas unilaterales coercitivas; el golpe de Estado a Evo Morales, sus bases militares en nuestro territorio y el criminal bloqueo a Cuba, son solo algunos de los hechos más visibles de la peor expresión de la hegemonía estadounidense.
Tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando dice que “¿cómo le vamos a permitir al embajador (Ken Salazar) que él opine que está mal lo que estamos haciendo?”, en relación a la discusión de la reforma judicial. “Tienen que aprender a respetar la soberanía de México (…) no es cualquier cosa porque nosotros no vamos a darles consejos allá ni a decirles qué está bien y qué está mal”.
¡Imagínense que fuera al revés! Ya no somos su patio trasero.
*Comunicadora social y periodista. Asesora de gobiernos progresistas. Analista política. Colaboradora del Instituto para la Democracia Eloy Alfaro (IDEAL).