OTHER NEWS (Por Leandro Alvarez De Lorenzo*–Diario Red)
04.03.2025

Foto: Diario Red
Algunos países del continente cuentan con proyecciones de desarrollo económico, abundancia de recursos naturales estratégicos, gran crecimiento demográfico y movimientos de descolonización.
Seis de los diez países que más crecerán en 2025 posiblemente sean africanos. Tanto el Fondo Monetario Internacional como Moody's coinciden en que África experimentará, a nivel general, un crecimiento económico de entre el 3,7 y el 4,2% en 2025.
Es un crecimiento ligeramente mayor que el experimentado en 2024. Esto se explica, entre otros factores, por el aumento en la exportación de petróleo de dos de sus principales gigantes demográficos y económicos, Nigeria y Senegal, al cual también se le suma Níger.
Si bien el Producto Interno Bruto (PIB) es un indicador que no refleja el bienestar de las sociedades, sí es una muestra del volumen de las economías nacionales. En un ránking de 2021 encontramos que Nigeria es el país con el PIB más grande del continente, superando a gigantes como Sudáfrica y Egipto. Es un país de más de 222 millones de habitantes, que representa un quinto del total de la población africana. Su economía está fuertemente impulsada por el sector petrolero que simboliza el mayor volumen de sus exportaciones. Además de haber participado en la mayor parte de los mundiales de fútbol desde 1994 a 2022, Nigeria ha experimentado una sucesión de golpes de estado y de intentos secesionistas como el del grupo terrorista Boko Haram. Sin embargo, en los tiempos más recientes ha logrado cierta estabilidad que brinda perspectivas a inversores extranjeros y potencialidad en exportaciones. Al respecto, Marisa Pineau, profesora plenaria de la Universidad de Buenos Aires y especialista en historia de Asia y África, agrega que Nigeria además "tiene un mercado interno importante por el volumen de su población y un área de servicios muy desarrollada".
Pese a la riqueza de su suelo, al potencial económico y demográfico y a la relativa estabilidad institucional, Nigeria se encuentra con serios desafíos. En primer lugar en la diversificación de su economía, aún muy atada a la exportación de commodities. Por el lado político, Pineau observa que "el presidente Bola Tinubu está llevando a cabo una política neoliberal fuerte con quita subsidios a la población, sobre todo en el combustible. A lo que se le suma un aumento de la inflación de alrededor del 30%, lo que genera un malestar social considerable".
¿Hacia un nuevo movimiento descolonizador?
Tres gobiernos africanos plantearon un desafío directo a Europa en los últimos años, y a la hegemonía francesa en particular. Hablamos de Burkina Faso, Níger y Mali. Juntos conformaron la reciente Alianza de Estados del Sahel (AES), que se propuso, de acuerdo a Pineau, entre otras cosas "eliminar las bases de Francia en esos países y quitarle algunas de las licencias para la explotación de los minerales dentro de sus países". La AES se erige como un movimiento de autonomía africana y otorga un nuevo impulso a una visión multipolar desde el continente africano. En este sentido, Pineau subraya que estos países "han decidido acercarse a Rusia y China. La presencia rusa, a través del grupo Wagner que ahora se llama África Corps fue, a su vez, importante para contener el islamismo extremista en la región".
Estos tres gobiernos tienen en común haber llegado al poder mediante golpes de estado con retórica nacionalista y anticolonial. Mali bajo el liderazgo de Assimi Goita priorizó la lucha contra el terrorismo yihadista, la consolidación de las fronteras y el fortalecimiento de lazos con China y Rusia. Níger, bajo el mandato de Abdourahamane Tchiani, decidió alejarse de la influencia occidental y el condicionamiento francés. Su discurso se centra en el nacionalismo económico y el antiyihadismo. Por último, Burkina Faso, bajo el gobierno de Ibrahim Traoré, representa el ejemplo más radical. Su discurso tiene un tono abiertamente antiimperialista y panafricano. Su gobierno se caracterizó por la nacionalización de recursos estratégicos como las minas y el control estatal de la producción de oro, el rechazo a préstamos del FMI y una encarnizada lucha contra la corrupción.
Por su parte, la reciente invitación de Sudáfrica a Nigeria como estado asociado del BRICS+ representa otro paso más hacia la multipolaridad del continente africano y las relaciones Sur-Sur. En este sentido Pineau señala que "es interesante ver una postura nuevamente anticolonial en el continente y un juego que se está dando entre estos estados que están buscando la globalización del sur que son los BRICS plus y estos otros países que forman la alianza del Sahel que están fuera de esa situación, pero con acercamientos con China y Rusia".
Por último, cabe señalar que en un mundo que va hacia un retroceso demográfico, África es el único país con crecimiento de población jóven y económicamente activa y con mayores proyecciones hacia 2050. Al respecto, Pineau observa que al ser África "el continente con población más joven podrán reclamar para sí más cosas en el escenario internacional, como por ejemplo, asientos permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU."
En definitiva y en líneas generales, África afronta un 2025 con la hegemonía europea en retroceso en el continente, con la consolidación de gobiernos descolonizadores y el fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur, sumado a una explotación más efectiva de recursos estratégicos y a una relativa estabilidad institucional en ciertos países.
*Profesor de Historia (UBA) y periodista. Docente en el Instituto de Investigación y Educación Económica. Miembro de La Pizarra.
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Si bien el Producto Interno Bruto (PIB) es un indicador que no refleja el bienestar de las sociedades, sí es una muestra del volumen de las economías nacionales. En un ránking de 2021 encontramos que Nigeria es el país con el PIB más grande del continente, superando a gigantes como Sudáfrica y Egipto. Es un país de más de 222 millones de habitantes, que representa un quinto del total de la población africana. Su economía está fuertemente impulsada por el sector petrolero que simboliza el mayor volumen de sus exportaciones. Además de haber participado en la mayor parte de los mundiales de fútbol desde 1994 a 2022, Nigeria ha experimentado una sucesión de golpes de estado y de intentos secesionistas como el del grupo terrorista Boko Haram. Sin embargo, en los tiempos más recientes ha logrado cierta estabilidad que brinda perspectivas a inversores extranjeros y potencialidad en exportaciones. Al respecto, Marisa Pineau, profesora plenaria de la Universidad de Buenos Aires y especialista en historia de Asia y África, agrega que Nigeria además "tiene un mercado interno importante por el volumen de su población y un área de servicios muy desarrollada".
Pese a la riqueza de su suelo, al potencial económico y demográfico y a la relativa estabilidad institucional, Nigeria se encuentra con serios desafíos. En primer lugar en la diversificación de su economía, aún muy atada a la exportación de commodities. Por el lado político, Pineau observa que "el presidente Bola Tinubu está llevando a cabo una política neoliberal fuerte con quita subsidios a la población, sobre todo en el combustible. A lo que se le suma un aumento de la inflación de alrededor del 30%, lo que genera un malestar social considerable".
¿Hacia un nuevo movimiento descolonizador?
Tres gobiernos africanos plantearon un desafío directo a Europa en los últimos años, y a la hegemonía francesa en particular. Hablamos de Burkina Faso, Níger y Mali. Juntos conformaron la reciente Alianza de Estados del Sahel (AES), que se propuso, de acuerdo a Pineau, entre otras cosas "eliminar las bases de Francia en esos países y quitarle algunas de las licencias para la explotación de los minerales dentro de sus países". La AES se erige como un movimiento de autonomía africana y otorga un nuevo impulso a una visión multipolar desde el continente africano. En este sentido, Pineau subraya que estos países "han decidido acercarse a Rusia y China. La presencia rusa, a través del grupo Wagner que ahora se llama África Corps fue, a su vez, importante para contener el islamismo extremista en la región".
Estos tres gobiernos tienen en común haber llegado al poder mediante golpes de estado con retórica nacionalista y anticolonial. Mali bajo el liderazgo de Assimi Goita priorizó la lucha contra el terrorismo yihadista, la consolidación de las fronteras y el fortalecimiento de lazos con China y Rusia. Níger, bajo el mandato de Abdourahamane Tchiani, decidió alejarse de la influencia occidental y el condicionamiento francés. Su discurso se centra en el nacionalismo económico y el antiyihadismo. Por último, Burkina Faso, bajo el gobierno de Ibrahim Traoré, representa el ejemplo más radical. Su discurso tiene un tono abiertamente antiimperialista y panafricano. Su gobierno se caracterizó por la nacionalización de recursos estratégicos como las minas y el control estatal de la producción de oro, el rechazo a préstamos del FMI y una encarnizada lucha contra la corrupción.
Por su parte, la reciente invitación de Sudáfrica a Nigeria como estado asociado del BRICS+ representa otro paso más hacia la multipolaridad del continente africano y las relaciones Sur-Sur. En este sentido Pineau señala que "es interesante ver una postura nuevamente anticolonial en el continente y un juego que se está dando entre estos estados que están buscando la globalización del sur que son los BRICS plus y estos otros países que forman la alianza del Sahel que están fuera de esa situación, pero con acercamientos con China y Rusia".
Por último, cabe señalar que en un mundo que va hacia un retroceso demográfico, África es el único país con crecimiento de población jóven y económicamente activa y con mayores proyecciones hacia 2050. Al respecto, Pineau observa que al ser África "el continente con población más joven podrán reclamar para sí más cosas en el escenario internacional, como por ejemplo, asientos permanentes en el Consejo de Seguridad de la ONU."
En definitiva y en líneas generales, África afronta un 2025 con la hegemonía europea en retroceso en el continente, con la consolidación de gobiernos descolonizadores y el fortalecimiento de las relaciones Sur-Sur, sumado a una explotación más efectiva de recursos estratégicos y a una relativa estabilidad institucional en ciertos países.
*Profesor de Historia (UBA) y periodista. Docente en el Instituto de Investigación y Educación Económica. Miembro de La Pizarra.
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