CHINA (Uypress)
01.03.2025
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Foto: Zhang Haofu/Xinhua
La empresa asiática Loongson desarrolló chips comparables a los de Intel, demostrando que el país avanza con firmeza hacia la independencia tecnológica y el liderazgo en la industria.
En el marco de una intensa competencia tecnológica entre Estados Unidos y China, la industria asiática de semiconductores logró numerosos avances de gran relevancia en los últimos años.
Y es que a pesar de las restricciones impuestas por Washington para limitar el acceso del gigante asiático a tecnología avanzada, empresas como Loongson desarrollaron procesadores que ya rivalizan con modelos occidentales recientes. Este avance supone un desafío al liderazgo de Intel y AMD, y al futuro del sector.
La disputa tecnológica entre Estados Unidos y China no es reciente. Desde 2018, Washington implementó diversas restricciones para limitar el acceso de China a componentes clave en la producción de microchips.
Entre estas medidas se encuentran la prohibición de exportación de procesadores gráficos de última generación y la restricción en la venta de maquinaria especializada para la fabricación de semiconductores.
Sobre esta decisión, Estados Unidos argumentó que las acciones buscan evitar que China desarrolle tecnología que pueda utilizarse con fines militares.
Sin embargo, las restricciones tuvieron un efecto inesperado: aceleraron los esfuerzos de China para alcanzar la autonomía en la fabricación de chips, disminuyendo así su dependencia de proveedores occidentales.
Uno de los ejemplos más recientes del avance tecnológico de China es la empresa Loongson, que desarrolló procesadores capaces de competir con modelos de Intel y AMD. Su chip más reciente, el Loongson 3B6600, ofrece un rendimiento comparable al de los Intel Core de 13.ª generación, lanzados en 2022.
Considerando que la 15.ª generación de procesadores Intel es la más reciente, esto significa que China redujo la brecha tecnológica a apenas tres años.
Este avance es significativo si se tiene en cuenta que, hasta hace pocos años, la industria china de semiconductores estaba rezagada por al menos una década con respecto a sus competidores occidentales.
El gobierno chino, por su lado, tomó medidas para incentivar el desarrollo y la adopción de tecnología nacional. En los últimos años, se impulsó el uso de procesadores Loongson en instituciones gubernamentales y empresas estatales.
Además, China incrementó la inversión en investigación y desarrollo de semiconductores, con el objetivo de alcanzar la autosuficiencia en este sector estratégico.
A largo plazo, el país busca reducir su dependencia de fabricantes extranjeros, como TSMC y Samsung, que actualmente dominan la producción global de chips avanzados.
Mientras Estados Unidos sigue liderando en el desarrollo de semiconductores, las restricciones impuestas a China generaron reacciones inesperadas. No solo impulsaron el crecimiento de la industria china de chips, sino que también deterioraron las relaciones comerciales entre ambos países.
En respuesta a las sanciones, China inició investigaciones sobre las subvenciones otorgadas por Estados Unidos a sus fabricantes de chips, alegando que estas medidas representan una competencia desleal en el mercado global.
El avance de China en el sector de los semiconductores podría alterar el equilibrio de poder en la industria tecnológica global. A medida que el país sigue reduciendo la brecha con fabricantes occidentales, es probable que se vea un aumento en la competencia y una reconfiguración del mercado.
Además, el desarrollo de chips avanzados por parte de China podría tener impacto en otros sectores, como la inteligencia artificial y la computación cuántica, áreas en las que la supremacía tecnológica es clave para la geopolítica del siglo XXI.
UyPress - Agencia Uruguaya de Noticias