22 feb 2015

Snowden: NSA ayudó a británicos a robar códigos de celulares

 20 DE FEBRERO DE 2015 |

La agencia de espionaje electrónico británica, en cooperación con la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, se infiltró en las redes de una compañía holandesa para robar códigos que permiten a ambos gobiernos escuchar conversaciones en teléfonos celulares en todo el mundo sin ser detectados, de acuerdo con documentos revelados el jueves.


La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) en Fort Meade, Maryland. Foto: APLa Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) en Fort Meade, Maryland. Foto: AP
Por KEN DILANIAN, Associated Press
WASHINGTON (AP) — Los documentos aparecieron el jueves en The Intercept, el sitio web de Edward Snowden, el ex administrador de sistemas de la NSA que ha revelado la existencia de programas secretos de vigilancia.
Un artículo sobre los documentos publicado en The Intercept no ofrecía detalles sobre cómo las agencias de inteligencia emplearon la capacidad de escucha ilegal; no ofrece evidencia, por ejemplo, de haberle dado un mal uso para espiar a gente que no era considerada un blanco de inteligencia válido. Pero la operación secreta contra el mayor fabricante mundial de chips para telefonía móvil generará con certeza indignación mundial.
Esto aviva la impresión de que la NSA y su contraparte británica harán lo que consideren necesario para ampliar su capacidad de vigilancia y espionaje, incluso si eso significa robar información de compañías occidentales que se apegan a las leyes.
Gemalto, la compañía infiltrada con sede en Holanda, fabrica “módulos de identidad del suscriptor”, las famosas tarjetas SIM usadas en teléfonos celulares y tarjetas de crédito. Una de las tres sedes a nivel mundial de la empresa se encuentra en Austin, Texas. Sus clientes incluyen a AT&T, T-Mobile, Verizon y Sprint, reportó The Intercept.
The Intercept tampoco ofreció evidencia de espionaje alguno contra clientes estadounidenses de tales proveedores, y funcionarios de la compañía declararon al sitio de internet que no tenían idea de que sus redes hubieran sido penetradas. Los expertos lo consideraron un serio riesgo de seguridad de telefonía móvil.
La NSA no dio respuesta a una petición para comentar al respecto. Anteriormente, ex funcionarios de la agencia se han defendido usando técnicas extra judiciales para tener mayor capacidad de vigilancia, argumentando que Estados Unidos necesita espiar a terroristas y adversarios que se comunican a través de las mismas redes como cualquier otra persona. La NSA, al igual que la CIA, viola las leyes de espionaje y de ingreso a redes informáticas de otros países para obtener información que ayude a los intereses estadounidenses.
Aun así, los métodos en este caso podrían generar polémica, como lo hicieron antes las revelaciones de Snowden de que la NSA estaba infiltrándose en las transmisiones de centros de datos de Google. The Intercept reportó que los hackers del gobierno británico se centraron en los ingenieros de Gemalto alrededor del mundo, tanto como Estados Unidos acusa con frecuencia a los ciberpiratas del gobierno chino de centrarse en compañías de Occidente, robando las credenciales que les permiten ingresar a las redes de la compañía. Una vez dentro, los espías británicos hurtaban códigos con los que decodifican la información que pasa entre teléfonos móviles y torres celulares. Con eso decodifican llamadas, mensajes de texto o de correo electrónico.
En cierto punto en junio de 2010, el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno de Gran Bretaña (GCHQ, por sus siglas en inglés), interceptó casi 300.000 claves para usuarios de teléfonos móviles en Somalia, reportó The Intercept.
“Los proveedores somalíes no están en la lista de intereses del GCHQ”, señaló el documento, de acuerdo con The Intercept. “Sin embargo, esto fue provechosamente compartido con la NSA”.
A principios de 2010, el GCHQ interceptó exitosamente claves usadas por proveedores de redes inalámbricas en Irán, Afganistán, Yemen, India, Serbia, Islandia y Tayikistán, indicaron los documentos proporcionados a The Intercept. Pero la agencia detectó problemas para violar las redes de Pakistán.

21 feb 2015

11 frases de Malcolm X que nunca se olvidaran


A 50 AÑOS DE SU ASESINATO (FOTOS)

el 2/21/15




HUFFINGTON POST – Una ráfaga de disparos acabó con la vida de Malcolm X el 21 de febrero de 1965, hace justo 50 años. Aquel día fue asesinado uno de los mayores símbolos de la lucha por los derechos de los negros de todo el siglo XX.

Thomas Hagan, el único que admitió ser el autor de los disparos, salió de la cárcel en 2010 y pronunció una frase para la historia: “Me arrepiento de haber participado en algo que nunca debió ocurrir”.

Pero quien verdaderamente dejó frases que aún permanecen en el recuerdo colectivo fue Malcolm X, una figura no exenta de polémica. Mientras que para algunos fue un firme defensor de los derechos de los afroamericanos, otros lo acusaron de racista y de alentar a la violencia.

Sea como fuere, estas 11 frases suyas te harán pensar:


Malcolm X nació como Malcolm Little en 1925 en Omaha (Nebraska). Su padre, Earl Little, murió cuando él apenas había cumplido los seis años. Aunque oficialmente falleció atropellado por un tranvía, la comunidad negra siempre cuestionó esa versión, asegurando que el hombre había sido asesinado por un grupo llamado Black Legion, que formaba parte del Ku Klux Klan. Tres de los hermanos de Earl murieron también a manos de hombres blancos. “Mi padre era un pastor bautista y militaba en la Asociación Universal para Mejorar las Condiciones de los Negros”, recordaba el propio Malcolm X.


Malcolm X era uno de los alumnos más brillantes de su escuela secundaria, pero abandonó sus estudios después de que uno de sus maestros le dijese que su aspiración de ser abogado no era “ningún objetivo realista para un negro”. Después comenzó a vivir en albergues del Gobierno, dado que su madre había ingresado en un psiquiátrico tras la muerte de su padre.


Con 16 años, Malcolm X se fue a vivir a Boston junto a su hermana y allí trabajó como limpiabotas. Por aquellos años empezó a ser conocido como Detroit Red, se involucró en el hampa en Boston y Nueva York y se convirtió en un criminal callejero: traficante de drogas, proxeneta, ladrón… Con 21 años acabó condenado a 10 años de cárcel.


Salió de prisión en 1952 y se adhirió a la Nación del Islam, un movimiento que predicaba la redención negra mediante la conversión a la religión musulmana unida a un activismo radical en pro de los derechos civiles de los afro-americanos. Se refirió a los blancos como “diablos” y predijo el regreso de los negros a su lugar natural, en lo alto del orden social. Fue entonces cuando cambió su apellido por esa ‘X’.


“Mi ‘X’ reemplaza el nombre de amo blanco de Little que algún diablo de ojos azules [como llamaba a los blancos] llamado Little impuso a mis antepasados paternos”, explicó. Durante 12 años fue la cara más visible de la Nación del Islam, fundó el periódico Muhammad Speaks y llegó a ser el responsable de la organización en Nueva York. Los fundadores del grupo predicaban la doctrina de Yakub, que sostenía que el hombre original era un “hombre negro asiático”, por lo que la negra era la raza primigenia y superior.


En aquellos años su fama aumentó, se reunió con Fidel Castro, fue acusado de comunista y de apóstol de la violencia. Finalmente, abandonó la Nación del Islam en 1964 tras un enfrentamiento con el líder del grupo Elijah Muhammad. Además, había cambiado su actitud hacia los blancos y desechó la ideología de su organización religiosa en favor del islam ortodoxo. Al hacerlo, comenzó a temer que algún miembro de la Nación del Islam le asesinase.


Fundó entonces su propia organización, la Mezquita Musulmana, convencido de que había que participar activamente en la lucha política porque la campaña por los derechos civiles, liderada por Martin Luther King, no conseguiría por sí misma la liberación de los negros.


Malcolm X realizó en 1964 dos viajes a La Meca en los que contactó con líderes africanos. En ese momento incorporó a su discurso la lucha contra el imperialismo norteamericano. También fundó la Organización de la Unidad Afroamericana, un grupo secular que abogaba por el nacionalismo negro.


Malcolm X fue asesinado el 21 de febrero de 1965. Pronunciaba un discurso en el Audubon Ballroom de Manhattan. Cuando comenzó a hablar en una reunión de la Organización de la Unidad AfroAmericana estalló un alboroto entre la multitud. Alguien gritó: “¡Negro!, quita las manos de mi bolsillo”. Poco después, un hombre disparaba en el pecho a Malcolm. “Cuando el orador se disponía a hablar, una ráfaga de pistoletazos le cortó la palabra y la vida en un charco de sangre”, narró ABC.


Malcolm X había sido amenazado de muerte en varias ocasiones. “Vivo como un hombre muerto… Estoy marcado”, llegó a decir. De hecho, él y su familia salvaron la vida pocos días antes de su asesinato, cuando su casa fue incendiada.


Thomas Hagan, miembro radical de la Nación del Islam, fue la única persona que admitió ser el autor de los disparos que acabaron con la vida de Malcolm X. Salió de la cárcel en 2010. Junto a él, otros dos hombres, también miembros de la Nación del Islam, fueron declarados culpables y condenados: Norman Butler y Thomas Johnson. Los dos siguen manteniendo su inocencia, mientras la Nación del Islam ha negado siempre haber participado en el crimen, al tiempo que ha respaldado la inocencia de Butler y Johnson.

Nicaragua: 21 de febrero de 1934 es asesinado Augusto Sandino


Tal día como hoy, hace 81 años, fue asesinado en Managua, Nicaragua, Augusto Nicolás Calderón Sandino, más conocido como Augusto César Sandino, patriota y revolucionario nicaragüense, quien luchó tenazmente contra la ocupación y la intervención norteamericana en su país hasta obligar a los Estados Unidos a retirar sus tropas.
Por: Prensa Web Yvke | Sábado, 21/02/2015


Credito: Alba Ciudad


Nacido en Niquinohomo, Nicaragua, el 18 de mayo de 1893, fue miembro de una humilde familia nicaragüense, y , trabajó como minero en Nicaragua, Honduras y México. En 1926 Sandino regresó a su patria, que había sido ocupado desde 1916 por tropas estadounidenses dedicadas a defender los intereses de las compañías fruteras de Estados Unidos y, decidido a luchar en favor de la autonomía nacional, afectada por el convenio Bryan-Chamorro y por la firma del tratado Stimpson-Moncada, reunió un grupo de guerrilleros y se alzó en armas.

Durante seis años combatió contra las tropas de diferentes gobiernos apoyados por Estados Unidos, al término de los cuales había logrado aglutinar a su alrededor a unos tres mil hombres y se había ganado la admiración popular. Organizada bajo su mando, la guerrilla rebelde se refugió en las selvas de Nueva Segovia, donde prácticamente se tornó invencible.

Al no poder derrotarlo, el presidente estadounidense Herbert C. Hoover ordenó la retirada de las tropas desplegadas en Nicaragua.

Aunada a ello, la elección de Franklin D. Roosevelt como presidente de Estados Unidos, movió a Sandino a negociar en 1933 con el gobierno nicaragüense la deposición de las armas y el retorno a la vida civil.

No obstante, como su prestigio político continuaba siendo una amenaza para los dirigentes del país, tras aceptar una invitación para acudir al palacio presidencial, fue emboscado y asesinado por Anastasio Somoza, jefe de la Guardia Nacional y sobrino del expresidente José María Moncada.

http://www.aporrea.org/

La muerte violenta de Sandino no significó la desaparición de su movimiento. Antes bien, su nombre pasó a encarnar la lucha de liberación de Nicaragua, y en 1962 se creó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que continuaría el ideario de Sandino y centró sus miras en el derrocamiento de los Somoza mediante la lucha armada, objetivo que logró finalmente en 1979.

Augusto César Sandino, a quien también se le llamó “General de Hombres Libres”, es considerado como un Héroe Nacional de Nicaragua y, junto con el poeta Rubén Darío, constituye una de las máximas expresiones de la nacionalidad nicaragüense.

Alemania impone su ley y Grecia obtiene ayuda para cuatro meses

Tsipras avisa de las dificultades que quedan pese al acuerdo con la UE

“El viernes dimos un paso decisivo, dejando atrás la austeridad y los rescates" asegura


Tsipras a la llegada de la reunión ministerial de hoy en Atenas. / A. TZORTZINIS (AFP)
Grecia ha ganado tiempo. Cuatro meses, tan solo, y unas condiciones que no parecen sino una victoria pírrica para las pretensiones iniciales del Gobierno de Atenas pero que de momento alejan el fantasma de una salida del euro o, lo más probable, un corralito para frenar la sangrante fuga de capitales (mil millones salieron el viernes del país, según fuentes bancarias citadas este sábado por la agencia Reuters; un total de 20.000 millones desde diciembre).
“Hemos ganado tiempo. La economía griega y el Gobierno no han sido estrangulados, como tal vez fuera el plan de muchos fuera y dentro del país
De poco sirvieron los ímprobos esfuerzos de Yanis Varoufakis, ministro de Finanzas, al presentar el viernes por la noche en Bruselas como un triunfo lo que muchos en Grecia ven únicamente como un periodo de gracia sujeto a demasiadas condiciones: la lista de reformas concretas que debe presentar a sus socios el lunes, punto de partida del acuerdo y condición sine qua non del mismo; el hecho de gobernar tan a corto plazo, sin gastar y con el calendario en contra o, en fin, el regreso a las arcas europeas del fondo de recapitalización bancaria (11.000 millones) frente a los escasos 1.900 millones que recibirá Atenas de los beneficios que las operaciones con bonos griegos han dado a los bancos centrales.
“El viernes dimos un paso decisivo, dejando atrás la austeridad, los rescates y la troika. Hemos ganado la batalla, pero no la guerra. Por delante nos aguardan muchas dificultades. Hicimos fracasar el plan de las fuerzas conservadoras en Grecia y en el extranjero para asfixiar a nuestro país y demostramos que Europa es un espacio para la negociación y los compromisos beneficiosos para las partes”, dijo el primer ministro en su alocución.”, afirmó en un discurso televisado el primer ministro, Alexis Tsipras, a quien la prensa griega, como la alemana, concede un protagonismo decisivo, vía telefónica, en la forja del acuerdo con el Eurogrupo en detrimento de su temperamental ministro de Finanzas. En la misma línea se había pronunciado el viernes en Bruselas Varoufakis: “Hemos dejado atrás el rescate. Es sólo un paso, pero todo logro comienza así, con un simple paso”.


Ningún miembro del Gobierno, de Tsipras al portavoz y viceversa, se saltó por tanto este guion, un mensaje en clave política para salvar la cara –cuando más del 80% de la ciudadanía respalda al Ejecutivo en las negociaciones- y vender las escasas ventajas del acuerdo.

Asfixia

Pero, donde el Ejecutivo aseguraba ver alivio, los medios griegos sólo veían asfixia, la palabra más repetida en titulares y editoriales. Asfixia en el calendario, en los plazos; asfixia en el marco y en el contexto (“hemos recogido un país con las arcas vacías”, recordó Tsipras), o asfixia en fin por la propia inexperiencia del Ejecutivo, que lleva menos de un mes en el cargo, frente a los halcones del Eurogrupo y, en especial, de Alemania, secundada a la hora de apretar las clavijas a Atenas por España y Portugal: “Estas tres semanas [de negociaciones] han sido muy duras para un Gobierno nuevo… que, es obvio, no intentamos engañar a nadie, no tiene la experiencia relevante”, asumió el portavoz, el más joven de todos los miembros del Gabinete.
Fuentes gubernamentales apuntaron este sábado que Atenas “proseguirá con la aplicación de su programa de gobierno”, es decir, que empezará a legislar, como adelantó el primer ministro el martes, sobre los asuntos más perentorios, con medidas que no cuestionen ni pongan en peligro la recuperación, incluido el aumento progresivo del salario mínimo, ya que, como ha subrayado el ministro de Finanzas, no tiene ningún impacto fiscal.

Medidas concretas

Esas iniciativas bien podrían constituir la hoja de ruta de reformas que presente a sus socios. Objetivo principal es lograr mayores ingresos mediante la lucha contra el contrabando de combustible y tabaco (prevé recaudar 5.500 millones) y en general el fraude fiscal, incluida una ley que permitirá devolver en cien plazos las deudas con Hacienda a los 3,5 millones de rezagados, con un sistema de “bonos” para los contribuyentes puntuales, según la número dos del Ministerio de Finanzas, Nadia Valavani.
La oposición critica al Gobierno por conseguir unas condiciones "mucho peores" para un nuevo rescate
Entre las prioridades del Ejecutivo figura también sacar adelante una ley contra los desahucios de la primera vivienda, cuya tramitación, prevista para esta semana y que fue aplazada para evitar tensar aún más la cuerda con el Eurogrupo en plena negociación. Sobre las privatizaciones, tras la ambigüedad manifestada el viernes por Varoufakis, el ministro de Reconstrucción Productiva –y exponente del ala más radical de Syriza-, Panayotis Lafazanis, anunció en un periódico: “El Gobierno no va a continuar con ellas”.
En un puente de tres días – el lunes es Lunes de Cuaresma, la celebración que pone fin a un carnaval tan festejado que parece como si el futuro del país no estuviera en el aire-, la ciudadanía prestaba en general poca atención al acuerdo del Eurogrupo, ocupada como estaba en las compras de última hora, con los mercados (de alimentación) a rebosar y un tráfico incesante en todo el país. Sólo el principal partido de oposición, Nueva Democracia, y su antiguo socio de Gobierno, el socialista Pasok, criticaron el resultado del Eurogrupo, acusando a Syriza de firmar un tercer rescate y con condiciones “mucho peores” que las logradas para los dos anteriores. Pese al aire de fiesta que recorre el país, el Ejecutivo se ha reunido por la tarde para analizar lo acordado en Bruselas y repasar la lista de deberes que debe presentar mañana, “la primera prueba de fuego del funcionamiento del Gobierno”, como la denominaba este sábado un diario local, tenía ya las horas contadas.

Los golpes blandos


 Por Sandra Russo

Eso sí que fue sintonía fina y coreográfica. Eso sí que fue maximizar, optimizar –¿qué otra palabra lo expresaría?– la muerte violenta y todavía dudosa del fiscal que en diez años no movió la causa AMIA, que atendía en exclusividad, pero sí alcanzó a formular una denuncia que es pura interpretación maliciosa de hechos políticos que ocurrieron en la luz pública. Los procesamientos y las imputaciones que llovieron sobre funcionarios del Gobierno un día después de la “marcha de homenaje” a quien se ignora aún si se mató o lo mataron, fue para ese ramillete de camaristas y jueces federales un verdadero trabajo en familia. Algo que si no fue hablado y orquestado, es el fruto de lo bien que se entienden y se preservan entre ellos. La secuencia es bochornosa y mancha a este Poder Judicial que tenemos, y cuya impudicia da estupor. Y así y todo, a pesar de que si fuera un rey estaría desnudo, hay quienes en la televisión relativizan, no comprenden, descartan o no terminan de entender la idea del golpe blando. Ser rústico a veces sirve para disimular.
Hay bibliografía, ejemplos concretos, hay una historia del golpe blando en América latina, hay categorizaciones, debates, tesis y análisis que llegan desde las Ciencias Políticas. Hay dispositivos obvios y distintivos ahora mismo, en diversos países de la región. Simultáneamente. Como si se necesitara extirpar a los gobiernos posneoliberales de cuajo, antes de que contagien a Europa. Como si no pudieran con ellos. Como si fuera una confesión de partes: en elecciones pierden. Es de Perogrullo, pero así hay que andar en estos tiempos, en los que si uno se aleja mucho de los sobreentendidos termina diciendo algo que parece que ni periodistas de grandes medios ni dirigentes opositores ni jueces y fiscales federales ni “el gran público” del minuto a minuto comprenden o no quieren comprender. No entenderlo es parte del simulacro. Para eso sirve el simulacro. Para hacerse la vaca que mira pasar el tren.
Hay algo que se llama Política Internacional y hay Geopolítica. Esto último tiene que ver con qué rol, qué reparto de recursos, status, autonomía, poder de decisión y soberanía le cabe a cada quien de acuerdo a la correlación de fuerzas que se logra en bloque. Eso es invisible en la televisión. Los golpes blandos nunca son la pura iniciativa de fuerzas opositoras locales. No hay ningún antecedente de un golpe blando que se haya intentado o llevado a cabo sin injerencia extranjera. Porque no se derroca a los gobiernos posneoliberales por cuestiones domésticas, sino para moverlos en el ajedrez de la geopolítica dominante.
La marcha “en homenaje” a Alberto Nisman puede haber sido silenciosa, pero cuando ese silencio se rasgaba aparecía lo obvio, lo que ningún mamerto deja de comprender: el silencio era acusador y señalaba a la Casa Rosada. Fue una fase más arriba en la creación fantasmática del “régimen” del que tanto nos ha hablado Elisa Carrió, pero no menos Mirtha Legrand. Estamos ahí. En ese nivel de discurso, con las señoras diciendo “Que se vaya la yegua asesina”. Montar esa escena fue otro eslabón en la desestabilización, que se profundizó al día siguiente, rapidito, sin tiempo siquiera de confirmar que la “testigo clave” de Clarín no ratificó en sede judicial los tramos sobre los que la noche anterior pivotearon los sagaces periodistas de los programas de presunto debate: ni había “cinco pititos” en la Ziploc que tenía en la mano la fiscal, ni se comieron medialunas ni se sirvió café de la cafetera de Nisman. Listo. Todo lo demás que dijo debe ser la manera en que esa persona vive su vida, fastidiada por tener que estar allí donde no tiene ganas. Pero el golpe blando requiere que el odio no decaiga. Como los programas de entretenimiento. Y así y todo, varios periodistas y varios dirigentes opositores lo niegan. Dicen que el Gobierno ve destitución por todas partes, que los que afirmamos que vemos lo que vemos somos paranoicos o tarados. Qué van a decir. Qué van a declarar.
Dicen que desde el 2008 que estamos hablando de “clima destituyente”. Efectivamente. Fue entonces cuando chocaron frontalmente dos modelos de país. El modelo agroexportador y el modelo reindustrializador. Chocaban frontalmente muchísimas más cosas que dos modelos económicos. Chocaban dos culturas, dos percepciones del otro, dos escalas de valores, con todos los grises y matices que pueda haber en el medio. Chocaban también dos maneras de querer validarse en el poder político. El sustento de los gobiernos posneoliberales, como se puede observar en la región pero ahora también en Europa, es el voto popular. La cláusula democrática de la Unasur así lo indica. Por otro lado, estaban ahí los que han gozado de decisiones de poder en democracia y en dictadura. Esos no necesitan ninguna cláusula democrática. Más bien les ata las manos. Esos pueden convocar al silencio en una coyuntura, pero cuando tuvieron que guardar silencio mientras se avasallaban todas las garantías individuales de los argentinos, también lo hicieron.
Desde 2008 avizoramos que la pelea de fondo no era la electoral. Porque juegan sucio y porque mienten. Los periodistas de los grandes medios no trabajan para sus audiencias sino para sus pautas. Y los dirigentes opositores no trabajan para su electorado sino para caerle bien a Clarín. Desde 2008, si las instituciones siguieron funcionando vigorosamente, si floreció la militancia juvenil, si proliferan los grupos de pensamiento o profesionales que marcan públicamente sus posiciones, si hay masa crítica frente a un intento de golpe blando, si hay chances de resistirlo, es precisamente porque fuimos colectivamente identificando las amenazas –que vinieron de la evasión fiscal, de la especulación con el dólar, de la especulación con los commodities, de la mentira y la infamia políticas, del intento de desfinanciar al Estado, de la complicidad con los buitres, etc., etc.–. Si hoy podemos ver claramente cómo a esos dos modelos de país se les sumaron dos modelos de mundo, es porque no sólo no estamos aislados, sino que en nuestra nueva inserción en este nuevo mundo que hace una década no existía, la Argentina es observada y valorada básicamente en tres ejes: el desendeudamiento, la inclusión social y las políticas de derechos humanos.
Los golpes blandos consisten exactamente en lo que vemos y escuchamos diariamente. En principio, en el desgaste permanente e irrespetuoso de la institucionalidad, so pretexto de “una república” que no le explican a nadie de qué se trata, cuando en el Congreso la oposición nunca discute ni defiende sus ideas, si es que las tiene. Consiste en la persistencia y multiplicación de la idea de que el kirchnerismo “usurpa” el poder, de modo que sencillamente las doñas le exigen a Cristina “que se vaya”. Miren qué simple. Que no les gusta y que se vaya. Los golpes blandos son enormes dispositivos que generan la percepción colectiva de que “algo debe terminar ya”. Los fiscales y los jueces que tienen otra idea de cómo brindar más efectivamente justicia a los ciudadanos no son menos fiscales ni menos jueces que los del corralito de la marcha. Y, sin embargo, el statu quo tiene esa particularidad: es ese estado petrificado de cosas –petrificado de mugre y sangre tantas veces– que lucha por su preservación a cualquier costo, incluso el de su propia naturaleza. El que lo quiera y pueda ver no tiene que hacer ningún esfuerzo. Estamos asistiendo a una pantomima judicial de las más burdas que se han visto. Y a una utilización de un muerto que debería, a ellos que dicen que lo apreciaban tanto, darles vergüenza.

El riesgo Brasil

ECONOMIA › PANORAMA ECONOMICO


 Por Alfredo Zaiat

El mercado cambiario está transitando un verano en una tranquilidad inhabitual. Indices económicos muestran señales contradictorias sobre la recuperación de la actividad, pero ninguno con signo negativo más pronunciado. Los negocios con títulos públicos son una fiesta para inversores, y el riesgo país cerró ayer a 631 puntos. La Reserva Federal (banca central estadounidense) no prevé aumentar la tasa de interés, según el informe oficial difundido esta semana. La cotización de la soja no quebró el umbral de 350 dólares la tonelada cuando especialistas pronosticaban un descenso mayor, y en las últimas semanas se ubica cerca de los 370 dólares, con perspectivas al alza. Evolución similar ha tenido el petróleo, caída que favorece en el corto plazo el balance comercial energético. La tasa de inflación se ha desacelerado y se mantiene en tendencia descendente por ahora con un piso del 1 por ciento mensual. El falso default de la deuda argentina lo sigue siendo sólo para los fondos buitre y analistas de la city local. Son todos indicadores que reflejan una situación económica alejada de un escenario tempestuoso, lo que no significa que no sea complejo y bajo tensión. Con frentes externos e internos con menos presiones que las previstas por quienes siempre están amenazando con una crisis, la economía 2015 se enfrenta al desafío de un año electoral sin un Kirchner como candidato a presidente y un factor poco considerado: el riesgo Brasil.
El recorrido de la economía brasileña tiene una evaluación bastante bondadosa por la ortodoxia y heterodoxia conservadora, porque las políticas monetarias y fiscales restrictivas son sus preferidas, y también por los grupos entusiasmados con el proyecto de integración latinoamericana, porque se cuidan de criticar a un gobierno identificado con el ciclo político de experiencias populares en la región inaugurado a comienzos del nuevo siglo.
De 2003 a 2010 el Producto Interno Bruto de Brasil avanzó a una tasa promedio de 4 por ciento, por debajo de la media de la región. Durante el primer gobierno de Dilma Rousseff se redujo a menos de la mitad en promedio, y la proyección para el primer año de su segundo mandato es de estancamiento o de leve contracción. Este mediocre comportamiento económico coincidió con mejoras sociales muy relevantes, en especial en la reducción de la miseria y la pobreza extrema por planes de transferencias monetarias (Bolsa Familia) a esos sectores vulnerables.
La designación de un banquero ortodoxo como ministro de Economía, Joaquim Levy, reafirmó que el sendero macroeconómico será restrictivo en materia fiscal y monetaria. Si esa política es de por sí un fuerte limitante para impulsar el crecimiento, en los dos primeros meses de este año se le ha adicionado un ritmo acelerado de devaluación del real. La depreciación de la moneda había alcanzado el 13 por ciento en 2014, y en lo que va de este año ya acumula 6,3 por ciento (ayer cotizó a 2,87 reales por dólar). La reacción cambiaria brasileña está motivada en que la balanza comercial registró el año pasado el primer déficit de los últimos catorce, con un saldo negativo de 3930 millones de dólares. En enero de 2015, el resultado fue deficitario en 3174 millones, menos que el record mensual del mismo período de 2014, cuando había ascendido a 4068 millones.
Argentina padece el estancamiento brasileño porque tiene a esa economía como socio comercial privilegiado, y su entramado industrial, en especial, el automotor, es muy dependiente de esa demanda. Es conocido el resultado de la política económica conservadora brasileña: menos exportaciones industriales argentinas, afectando el nivel de actividad y el empleo.
La devaluación del real no sería tan negativa para la economía doméstica como sí lo es la recesión brasileña. Si el ajuste cambiario fuese expansivo tendría finalmente un saldo favorable para la industria argentina. Pero el panorama es diferente si la devaluación es una herramienta más del ajuste monetario y fiscal que termina en recesión. Por esa vía subiría aún más el riesgo Brasil. No sólo porque afectaría la actividad doméstica, por el menor dinamismo de las exportaciones a ese país, sino porque la devaluación más recesión provocaría excedentes de producción que buscarán colocarlos en mercados externos, como el argentino. Las tensiones comerciales en el Mercosur aumentarían considerablemente.
El riesgo Brasil es un factor que debería ser más atendido por su impacto en la economía argentina, además de tenerlo como advertencia por los postulados de política económica que se desprenden de él. El ajuste monetario y fiscal acompañado de devaluación asegura estancamiento y más inflación. Es interesante observarlo, porque varios de los candidatos que pretenden conducir la economía a partir de 2016 proponen lo mismo con el pretexto de “la herencia de desequilibrios” que recibiría el próximo gobierno.
La experiencia económica de Dilma es una oportuna referencia para eludir esa receta. Las recomendaciones de la ortodoxia como de la heterodoxia conservadora para abordar las tensiones inflacionarias han fracasado en Brasil. La meta inflacionaria del año pasado estuvo por encima del techo estimado, y los pronósticos para este año son más altos que los previstos. El profesor e investigador de la Universidad Federal de Río de Janeiro Eduardo Crespo señala que en relación con los gobiernos de Lula “el signo de la orientación política de Dilma fue más conservador a todo nivel, no solamente en relación con la política económica. Hubo una decisión consciente de enfriar la economía. La elite brasileña contemporánea le tiene pánico al crecimiento sostenido. Cuando la economía crecía al 7,5 por ciento en 2010 inmediatamente se encendió la alarma por el ‘recalentamiento’ macroeconómico y muchos empezaron a decir que la ‘fiesta’ debía terminarse ante el ‘riesgo de la inflación’. Con la llegada de Dilma se suspendieron programas de incentivos al crédito y se redujo la inversión pública”.
Brasil ha comenzado el 2015 con la opción de la devaluación y la contracción de la demanda doméstica aplicando un ajuste fiscal para disminuir el déficit de sus cuentas públicas y el desequilibrio del sector externo. La explicación de los promotores de esa conocida receta es que los costos económicos y sociales inmediatos serán más que compensados en un futuro próximo por el incremento de la inversión privada incentivada por la “confianza” que transmitiría la recuperación de la solidez macroeconómica. Las experiencias latinoamericanas pasadas como las europeas actuales revelan que los resultados no son como los prometidos, y más bien son bastante negativos.
La devaluación acelera la inflación por el propio ajuste cambiario y luego por las presiones salariales inducidas por esa aceleración. A la vez, la contracción del gasto provocada por las políticas fiscal y monetaria tiene como efecto la caída de la actividad y el empleo. El consiguiente retroceso de las importaciones por la disminución del Producto cierra la brecha externa de la balanza comercial. Es el único objetivo que se obtiene con ese ajuste tradicional. Pero el saldo principal es más inflación con recesión. Por ese camino transita la economía brasileña: la inflación en enero avanzó 1,5 por ciento, su mayor alta mensual desde 2003.
El recorrido económico de la potencia regional no se corresponde a esa categoría. No es indiferente el desempeño mediocre brasileño en la dinámica de la integración latinoamericana por las tensiones que emergen en el Mercosur, como tampoco lo es para el crecimiento de la economía argentina. En todos estos años, varios son los peligros reales y deseados que actuaron sobre las perspectivas de la economía local. Sería prudente incluir el riesgo Brasil.
azaiat@pagina12.com.ar

La Justicia Federal y los servicios de inteligencia


Cuando lo policial y lo político se mezclan, en la batalla mediática por el verosímil, quizás triunfe la operación mejor orquestada. El caso Nisman genera enormes consecuencias sobre la política y la campaña electoral. La muerte del fiscal saca del clóset a un actor cada vez más influyente desde la vuelta de la democracia: los servicios de inteligencia. Su estrecha relación con sectores de la justicia federal queda al desnudo. De esa trama oscura y de un hombre solo habla esta investigación de Revista Anfibia.



Por Sonia Budassi
Por Andrés Fidanza
Ilustración Guillermo Lizarzuay
http://www.revistaanfibia.com/cronica/el-rompecabezas-nisman/#sthash.Er3dXNYy.dpuf




A la sala más moderna y amplia de Comodoro Py le dicen sala AMIA. Se esperaba que el juicio por el atentado que dejó 85 muertos durara como mucho 6 meses. Terminó a los 3 años, en 2004. Ubicada en el subsuelo, sin señal de celulares, con aire acondicionado, micrófonos, vidrio que separa a los asistentes de los jueces, es la que mayor cantidad de gente puede albergar.

En cada audiencia, frente a los testigos y al lado de los imputados, uno de los querellantes se sentaba junto al fiscal Alberto Nisman. Todas las mañanas, antes de empezar,el fiscal le mostraba orgulloso una carpeta llena de recortes periodísticos con todo lo publicado sobre el juicio: un clipping. Al abogado le impresionaba lo pendiente que estaba ese hombre de la repercusión del proceso.

Cuando le tocaba hablar ante los jueces, Nisman era verborrágico y apresurado.

—Hablá más despacio, Alberto, ni yo que me conozco la causa completa te entiendo —le decía el abogado.

En las primeras audiencias, Nisman se ubicaba junto a los otros fiscales: Eamon Mullen y José Barbaccia. Los tres habían firmado, en la primera instancia, el requerimiento de elevación a juicio en el que se aseguraba que la Bonaerense extorsionó a Carlos Telleldín para que vendiera la camioneta Traffic a los autores del atentado. Se movían en bloque. Cuando se empezaron a hacer evidentes los testimonios falsos, las imputaciones arbitrarias y las pruebas plantadas, Nisman se fue alejando de sus colegas. Lo único visible de la alianza de aquel equipo eran los escritos firmados en conjunto.
El 13 de abril de 2003, los jueces Gerardo Larrambebere, Miguel Pons y Guillermo Gordo ordenaron que Barbaccia y Mullen fueran apartados de la causa. Dijeron que sabían y ocultaron que Telleldín, acusado como “partícipe necesario”, recibió 400 mil dólares en 1996 para declarar contra policías bonaerenses. Barbaccia no estaba presente. Mullen se levantó en silencio. Nisman permaneció sentado.

Quienes defienden la figura de Nisman, recuerdan que el día que Telleldín firmó la declaración falsa el fiscal aún no se había sumado al equipo que investigaba el atentado a la AMIA. Quienes lo cuestionan, aceptan que eso es real pero recuerdan que el fiscal comenzó a trabajar junto a Mullen y Barbaccia en junio de 1997: o sea, que acompañó sus presentaciones y actuaciones hasta que se precipitó el final.

Nisman ingresó a Comodoro Py signado por esa escena histórica en la que sus pares pasaron al cadalso jurídico. Unos y otros se preguntan por qué Nisman no quedó marcado por el encubrimiento, por qué no apeló la acusación a Mullen y Barbaccia si sostuvo lo mismo que ellos hasta lo último.

En el ámbito judicial, por ese hecho y por su estrecha relación con los servicios de inteligencia, a pesar de su dedicación permanente a la causa AMIA, Nisman era visto con reservas por la mayoría de sus colegas.

Tras la muerte del fiscal, Mullen publicó un texto en la sección fúnebres del diario La Nación.
* NISMAN, Alberto, Z.L. – Nich, rezo por vos. Mis sinceras condolencias para Sandra, Iara, Kala, Sara y Mario. Eamon Mullen.

Algunos allegados a Nisman interpretan el aviso como un último mensaje de reconciliación.

***

La mayoría de las 24 fuentes judiciales consultadas por el equipo de Anfibia dan por real y por conocida la relación estrecha entre el fiscal y la Secretaría de Inteligencia. Ese fue el pacto desde el inicio, cuando en 2004 el entonces presidente Néstor Kirchner impulsó la investigación poniendo a la Secretaría de Inteligencia al servicio de la flamante UFI AMIA, a través del espía que luego se convertiría en enemigo del kirchnerismo, Antonio “Jaime” Stiuso. Siempre en estricto off the record, las fuentes admiten que el caso Nisman deja al descubierto una zona de convivencia admitida, normalizada e histórica: la de los servicios de inteligencia con la justicia federal. Once personas que trabajan en altos puestos de la justicia federal, cuatro que trabajaron en la fiscalía con Nisman, tres querellantes, seis ex funcionarios importantes de Justicia o Seguridad lo admiten y describen. En este punto crucial, veinte de ellos –casi todos—están de acuerdo: esa relación es carnal. Los únicos que no lo confirman, tampoco lo niegan: prefieren –aclaran ante las preguntas– no hablar del tema.

Un ex compañero de Nisman y dos jueces federales se animan a decir (protegiéndose siempre en el off the record) que Nisman era “un agente” de inteligencia. Cuando se los interroga para que definan con precisión a qué supuesto servicio reportaba, dos de ellos aseguran que a la central norteamericana, la CIA. Mientras que la tercera fuente lo considera un agente del Mossad, el servicio secreto israelí.

Es difícil evaluar las afirmaciones de estas fuentes calificadas. En las entrevistas sobre servicios de inteligencia, cuando se intenta profundizar este tipo de hipótesis el límite es la palabra clave: secreto.

—Si te sale bien, sos procurador o presidente del Congreso Judío Mundial. Si te sale mal, te mandan un arma. Alberto no era solamente un fiscal —dice un ex funcionario de Seguridad vinculado a Nisman por el caso AMIA.

Es fácil de comprobar que, varias veces, el nombre de Nisman sonó como candidato para la Procuración General.


Un fiscal federal y un juez federal escucharon a Nisman hablar sobre las lujosas camionetas negras que lo esperaban cada vez que pisaba Estados Unidos. Consultado al respecto, el fiscal dice:

—Siempre me lo hice de la CIA: alguna vez compartimos un curso patrocinado por ese servicio secreto. Estaban Nisman y (María Romilda) Servini de Cubría.

Y luego reflexiona sobre el lugar donde fue enterrado Nisman, en el cementerio judío de La Tablada.

—Lo pusieron frente al monumento a los muertos al servicio de Israel. Y él no era un religioso convencido y practicante.

Fuentes ligadas al cementerio confirmaron este dato: la tumba de Nisman está muy próxima al “Monumento de recordación a los caídos por la defensa del Estado de Israel”: mucho más cerca que la manzana donde están enterradas algunas de las víctimas de la AMIA.

—Si dividís al mundo entre la gente de reflexión y la gente de acción, Nisman era de los segundos. Le gustaba más la actividad secreta que ser fiscal.

El ex Director Ejecutivo de la DAIA, Jorge Elbaum, afirma que Nisman se suicidó y, sin el pudor de otros, acusa al fiscal muerto de haber armado la investigación según las necesidades de la CIA y el Mossad.

—A su camioneta se la alquilaba una empresa manejada por la CIA.

En este dato coinciden en “off”también un fiscal federal y un juez. Elbaum dice que a partir de 2009, quiso“operarlo”a él y a Sergio Burstein: Irán tenía que ser culpable.

—Lo usaron hasta el último minuto, le prometieron una gran recompensa, y de pronto Nisman se encontró sin nada.

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Cuando lo policial y lo político se mezclan, los casos se convierten en una cuestión de fe: la realidad llega al extremo de lo subjetivo; en el barro mediático, quizá triunfe la operación mejor orquestada. Es la batalla por el verosímil. En el caso Nisman, la trama jurídica se enreda con traiciones íntimas y lealtades corporativas. El rompecabezas de la muerte del fiscal reúne al terrorismo internacional y a la omnipresencia de la CIA, al gobierno, a la oposición culpando del crimen a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner; a las lecturas sobre el trabajo de Nisman, su obsesión y su vanidad personal. Los conflictos históricos se vuelven estridentes: la autonomía de algunos sectores de la Secretaría de Inteligencia (SI); las relaciones entre la justicia y los servicios. Mientras la evidencia lo permita, se exaltará o disimulará la importancia de cada pieza. Más allá de que la fiscal Viviana Fein descubra qué pasó el domingo 18 de enero dentro del baño del departamento de Le Parc, la “zona opaca”transitada por juristas e Inteligencia está quedando expuesta.

Los vínculos entre un funcionario judicial y los servicios secretos no se generan de un día para otro. Se basan en la construcción de una relación personal que incluye sociales amenas y hasta escenas de tiempo libre. La amistad suele teñir la relación profesional.

Un fiscal federal dice que un ofrecimiento para formar parte de una operación surge de una conversación cualquiera, quizá tomando un trago con el amigo espía. El otro deja caer la propuesta.

— Si no lo frenás en el acto, les estás mandando un mensaje ambiguo y las propuestas van a seguir llegando. A mí me dijeron: “Si nosotros te hiciéramos saber una información que te llevaría a investigar a la presidenta, ¿vos qué harías?”. Yo respondí que no me interesaba. “No me voy a hacer socio tuyo para desequilibrar a un Gobierno democrático”.

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A los 24 años, Nisman se peinaba con raya al costado y tenía un bigotito a lo Clarke Gable, que le daba un aire policial. Hijo de Sara Garfunkel, propietaria de una farmacia, y del empresario textil Isaac Nisman, su situación económica lo ubicaba uno o dos escalones por encima del resto de los abogados de su edad que trabajaban en el juzgado provincial Nº 7 de Morón, a cargo del juez Alfredo Ruiz Paz. El secretario era Santiago Bianco Bermúdez, el mismo que ahora es el abogado de Antonio Stiuso.

Entre el calor asfixiante de esa construcción con algunos techos de chapa y su rol subalterno en el escalafón judicial, Nisman estaba eximido de la formalidad de usar traje. A pesar de que viajaba apretujado en el tren que iba de Once hasta Morón calzaba saco y corbata casi todos los días. Era flaco y le gustaba jugar al tenis. No era un judío religioso practicante, pero su apellido lo volvía una notoria excepción en un mundo católico.



Sus colegas de aquellos tiempos, los que lo estiman y los que no, coinciden en que ya entonces era vanidoso y audaz. “Mirá, es una vip del Cielo”, le mostró a un ex compañero. “¿De dónde la sacaste, Ruso?”, quiso saber el otro, también interesado en entrar a la zona exclusiva de la disco. “Me la conseguí chapeando con la ayuda de un policía amigo”, se jactó.

Un ex compañero que compartía los viajes en tren desde Morón lo describe impiadoso.

—Siempre, desde el comienzo, fue competitivo.

Pronto, de ese juzgado provincial Nisman saltó al juzgado federal de Morón.

—Ahí, dejó de saludarnos.

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En el Itamae de Puerto Madero, Nisman siempre pedía lo mismo: sashimi de salmón, sashimi de atún rojo, un roll New York de salmón y palta, y un niguiri de langostinos sin cola. Eso, más una botella de agua de medio litro y un juego de palitos de madera con elástico. Se sentaba solo en alguno de los box más apartados. Prefería los que dan al río.
Cada domingo al mediodía mantenía ese ritual junto a sus dos hijas, Iara, de 15 años, y Kala, de 7. Las chicas guardan las selfies que allí se sacaban los tres.

Desde hacía diez años, a diferencia de los demás fiscales federales, que manejan cientos de causas, el único trabajo de Nisman era investigar el atentado contra la AMIA, ocurrido en 1994.

El viernes 16 de enero al mediodía, menos de 48 horas antes de su muerte, llegó al local ubicado a cuatro cuadras de su departamento, en las Torres Le Parc, y pidió su menú habitual. Si bien solía pasar desapercibido dentro del restaurante, ese viernes ya se había convertido en una especie de celebridad de la política, luego de su denuncia por encubrimiento del atentado contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. A dos metros de su box, un hombre le comentó con cierto orgullo a la camarera: “Ese es el fiscal Nisman, el que denunció a Cristina”.
Al día siguiente, a las dos de la tarde, 20 horas antes morir, mandó al policía federal Rubén Benítez, de particular bigote ancho, a Itamae, con su pedido de sushi detallado en un papel. De los diez agentes que se turnaban en parejas para cuidarlo, él era el que tenía más antigüedad y, sobre todo, mayor confianza con el fiscal.

—Picante no le pongas, que no le gusta.

A los 10 minutos el suboficial Benítez estaba de vuelta en el restaurante.

—Agregame el wasabi, por favor —le pidió a la camarera.

El domingo de su muerte, los responsables de custodiarlo eran los suboficiales Armando Niz y Luis Miño. El día anterior, Niz le había pedido franco porque tenía pautada una operación de riñón para el martes siguiente, pero Nisman, quizá por miedo, se lo negó.

Niz y Miño llegaron a Le Parc a las 11 de la mañana, tal como habían acordado con el fiscal. Desde entonces según el relato que hicieron ante la fiscal Viviana Fein los policías esperaron, tocaron el timbre, llamaron a la secretaria de Nisman y finalmente a la madre, Sara Garfunkel. Entraron al departamento pasadas las 22.30, con la ayuda de un cerrajero. Niz fue el primero en encontrar su cuerpo: Nisman todavía tenía el arma de Lagomarsino en la mano derecha. Una semana después su muerte, el jefe de la Federal, Román Di Santo, pasó a disponibilidad a Miño y Niz: resulta inexplicable que tardaran casi doce horas en ocuparse de verificar si el hombre al que custodiaban diez policías estaba en peligro. Y mucho más, que nunca avisaran a ningún superior de lo que estaba pasando.

En el expediente hay un lapso de media hora que se mantiene como un agujero negro dentro de la causa, infomó la agencia Infojus Noticias. El misterio es qué pasó durante dos momentos clave: desde que la madre y Niz encontraron el cuerpo y se constató la muerte, y desde el llamado al 911 –hecho por Swiss Medical– y la llegada del primer policía. En ningún momento los custodios comunicaron a sus jefes que el fiscal yacía sobre un charco de sangre y con una pistola en la mano dentro del baño de su departamento.

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El 23 de enero de 1989, el Movimiento Todos por la Patria (MTP) asaltó el Regimiento de Infantería Mecanizada 3, de La Tablada. La operación liderada por Enrique Gorriarán Merlo terminó con 39 muertos (entre civiles, policías y militares) y cuatro militantes desaparecidos.



El juez Larrambebere llegó al Regimiento poco después que el presidente Raúl Alfonsín, cerca de las 10 del martes 24 de enero. En la Oficina de Logística, sobre los fondos del cuartel de la Tablada, hizo un reconocimiento rápido de los detenidos. Estaban semidesnudos, atados y boca abajo. Al día siguiente constituyó el juzgado en el cuartel y comenzó a tomar declaración a todos los militares.



Nisman, que en esa época tenía 26 años, veraneaba en Florianópolis. Había viajado con un amigo de la adolescencia a quien, años más tarde, le dio un contrato generoso en la UFI-AMIA. Cuando se enteró del copamiento de La Tablada por televisión adelantó la vuelta de sus vacaciones. Larrambebere necesitaba un secretario más que lo ayudara en la instrucción del copamiento: el puesto sería de Nisman.



Larrambebere, jefe de Nisman, investigó el copamiento y la denuncia por apremios ilegales presentada por los militantes del MTP detenidos fuera del cuartel; y la supuesta desaparición de Iván Ruiz y José Díaz.



Sobre las torturas y maltratos, el juez dijo no haber encontrado elementos para imputar a nadie. En el caso de la desaparición de Ruiz y Díaz, le encargó a Nisman seguir su pista junto a los hombres del Ejército que los habían tenido bajo custodia. Según ellos, Ruiz y Díaz lograron salir de la Guardia de Prevención, saltando por una ventana cuando el techo se desplomaba por el fuego que consumía la estructura.



Nisman convalidó el increíble relato oficial: que los dos guerrilleros lograron escapar desarmados y heridos, después de combatir durante ocho horas, en un cuartel rodeado de policías y militares.



Hace tres años, como parte de su investigación para el libro La Tablada. A vencer o morir. La última batalla de la guerrilla argentina, Pablo Waisberg y Felipe Celesia pidieron una entrevista con Nisman, que ya encabezaba la UFI-AMIA.



Después de anunciarse ante los dos prefectos de la recepción, y ante otros tres a la salida del ascensor, se encontraron con Nisman. Elocuente y amable, parecía más interesado en escucharlos que en dar su versión de Tablada. Estaba acostumbrado a tratar con periodistas. Los recibió en el salón de reuniones de la fiscalía —una mesa larga, sillas de madera y una bandera argentina clavada en un rincón—, en el séptimo piso de Hipólito Yrigoyen 460, justo en diagonal a la Casa Rosada.



Le preguntaron por la causa judicial de La Tablada, donde operaron desde el minuto uno los servicios de Inteligencia del Ejército y hasta de la SIDE, y en especial preguntaron por los guerrilleros Ruiz y Díaz. Nisman dio una respuesta sugestiva y que hasta hoy se ignoraba:



—¿Entendieron o sintieron que los militares les habían mentido?



—En ese momento, no tanto; bastante después, sí, como que en definitiva a esos tipos los habían sacado del cuartel con vida. Estaban los que opinaban que evidentemente los sacaron y los mataron, y los que no creían para nada en eso. Algunos decían que en el fragor del combate, cotejando con otras declaraciones que los militares habían hecho con anterioridad, más o menos cerraba que hubieran muerto en combate. No te digo cincuenta y cincuenta, pero legalmente se llegaba a ese punto. La duda pasaba por un tema de convicción, pero no basado en prueba del expediente.


Foto: Mario Sayes

El caso Tablada marcó un punto de inflexión en su carrera. Nisman consolidó su perfil judicial: pasó a ser secretario y después Fiscal General ante los Tribunales Orales en lo Criminal Federal de San Martín. Ahí estuvo casi tres años, antes de ser convocado como ayudante de Mullen y Barbaccia, el siguiente gran trampolín de su trayectoria. En San Martín, una vez que ascendió a fiscal, le tocó lidiar con una jueza de orgulloso linaje progresista: Lucila Larrandart. Trabajó la paciencia y no tuvieron peleas que desbordaran el trato ameno y profesional. Pero la decoración de la oficina de Nisman hablaba por sí misma: un mapa de Malvinas debajo del vidrio de la mesa ratona; plaquetas de la Policía Federal, un plato de la gendarmería y una gorra de la DEA colgada en un rincón.

***

Desde el quiebre con Mullen y Barbaccia se convirtió en un paria ante los ojos corporativos de la familia judicial y cuando en 2004, por iniciativa de Kirchner quedó al frente de una fiscalía dedicada exclusivamente al caso AMIA —junto a Marcelo Martínez Burgos—, su condición de “extranjero” se potenció. Se mudó desde el noveno piso de Comodoro Py a un piso frente a Plaza de Mayo, y así redujo al mínimo su roce con los otros fiscales y jueces federales.



Uno de los pocos fiscales que estimaba a Nisman, y que además destaca su “valiente denuncia” contra el poder político, opina que “a lo largo de diez años, uno se infecta con una investigación. No haber trabajado con alguien que le diera perspectiva o una segunda mirada fue un error de él”.



Nisman intentó sumar esa suerte de mano derecha que le faltaba. En 2005, llamó al actual fiscal general de la Cámara Federal de Casación, Javier De Luca, y le ofreció trabajar con él en la fiscalía del caso AMIA.



—Disculpame, Ruso, pero no me quiero encerrar en una sola causa—le respondió.



Si bien sus colegas envidiaban el presupuesto, estructura y la enorme autonomía de que gozaba Nisman, no había muchos dispuestos a incorporarse a una investigación tan compleja, atravesada por operaciones y la presión de los familiares de las víctimas que, desesperados, cansados, buscan justicia y aún no perdonan los manejos del juicio anterior. A más de diez años del atentado, era imposible dar con pistas nuevas, y casi ningún fiscal de prestigio estaba dispuesto a hacer una apuesta tan riesgosa. En 2007 su compañero en la unidad, Martínez Burgos, envuelto en un escándalo por supuesto tráfico de influencias con un abogado de iraníes, renunció. Así fue que Nisman concentró todo el poder y la información de la UFI-AMIA. Así fue que empezó, en términos de un amigo suyo, más que a trabajar, “a vivir” esa causa. Sergio Burstein, quien siempre fue crítico con Nisman, cuenta que, como él, se levantaba a las 6 y media de la mañana. “Tenía carácter fuerte. Te quería convencer a toda costa, era una catarata de palabras. En eso, éramos parecidos”. Su amigo, el fiscal Raúl Plee, organizador de la marcha del silencio del 18 de febrero, dice: “si tenía que trabajar 10 horas, lo hacía. Era como un caballo de calesita”.

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Cada jueves a la tarde, en el gimnasio de planta baja, Nisman empieza a calentar en la cinta. Su entrenador le recomendó aprovechar el tiempo.



—¿De qué le iba a servir que yo lo vea caminar?



Meticuloso, sólo una vez llega tres minutos tarde; se disculpa varias veces. Daniel Tangona le sugirió dejar de correr, y no usar carga en las sentadillas. Para aliviar los dolores lumbares, le cambió aquella rutina por gimnasia funcional. A las dos semanas, el fiscal le escribe un mail agradeciendo: las molestias desaparecieron.



Si hace calor, Nisman va a una de las tres piletas de Le Parc. En cueros, traje de baño azul y con los lentes de contacto que resaltan sus ojos celestes, se recuesta a leer en una reposera; siempre con su Nextel y los dos celulares al lado. Solo.

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La UFI-AMIA es una especie de fiscalía VIP: para 2015 el presupuesto era superior a 31 millones de pesos. Empleaba a 45 personas, de las cuales diez eran contratadas y no pertenecían a la planta permanente. Monotributistas con sueldos más altos que la media de la Procuración General, manejaban su día a día con total flexibilidad. El propio Nisman cobraba 100 mil pesos en mano, casi 40 mil más que el promedio de sus pares.



Sin la obligación de presentarse en la fiscalía, los contratados le reportaban directamente a Nisman. De ese grupo de diez, el más célebre a la fecha se llama Diego Lagomarsino, tiene 35 años, es técnico informático y trabaja desde 2007 para Nisman.


Foto: Claudio Fanchi/Telam



Lagomarsino facturaba 41.280 pesos por mes y fue quien, el sábado 17 a las 20.30 le prestó a Nisman la pistola Bersa .22. En el ranking de ingresos le sigue Claudio Rabinovitch, con 32.400 pesos. Abogado y periodista, su tarea era armar resúmenes de prensa y asesorar en comunicación. A Nisman no le alcanzaba con el trato personal que él mismo lograba tener con un grupo de periodistas especializados en el tema AMIA, ni tampoco con una consultora externa. Porque para mejorar el perfil mediático que siempre quiso darle a su trabajo, en 2009 también había contratado los servicios de una agencia de prensa y comunicación rutilante en el mercado. Su propietaria es una relacionista pública eficiente y célebre por organizar cocktails en los que se mezclan el mundo del arte y la cultura con el de la política y la economía. Entre sus cuentas además de la de Unidad Especial AMIA se destacan Papel Prensa, Grupo Clarín, diario La Nación, Revista 23 y marcas como Cartier, Baume Mercier y Estée Lauder Companies.

Tanto a Lagomarsino como a Rabinovitch la Procuración de Gils Carbó les rescindió los contratos el lunes 9 de febrero.



Las otras personas son ocho mujeres. Todavía no está claro qué rol cumplían para la UFI-AMIA. Ninguna de ellas supera los 35 años: Marina Pettis (licenciada en nutrición, cobra 28.780 pesos), Felicitas Mas Feijoo (20.525 pesos), María Victoria Buigo (17.700 pesos), Magalí Dietrich (16.225 pesos). La fiscalía gastaba en este tipo de sueldos 2.541.660 pesos al año.

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En 2013, en la enorme sala de sesiones de las Naciones Unidas, Sergio Burstein, ex esposo de una víctima, se acomodaba junto a su hija Rita sobre un palco. Esperaba el discurso de Cristina Kirchner sobre el memorandum con Irán. Su nextel sonaba cada 15 minutos. Siempre era Alberto Nisman.



—Contame qué va a decir.



Lo mismo había hecho en 2012 y 2011.



—Alberto, no me rompás las pelotas, te dije que no tengo idea. ¿Te pensás que me adelantan los discursos a mí?



—Basta papá, por favor, estamos acá, dejá de discutir—le pedía su hija, sentada al lado.

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Las políticas de seducción de la SI sobre las que hablan con los personajes del poder judicial son varias y dependen del fiscal, del magistrado o de la necesidad de los servicios.



Las técnicas más intensas pueden consistir en una invitación a un bar, a una fiesta privada. Y, en un determinado momento, un ofrecimiento de drogas. Al otro día, al invitado le llegan las fotos comprometedoras, y quizás una amenaza o un pedido. Y esa persona, “ya no tiene paz”. El juez Norberto Oyarbide acusó extorsiones de agentes de la Side en el affaire que protagonizó en 1998.

No siempre es así. Muchos frecuentan lugares de socialización pacífica: asados en la curia donde se juntan quienes de jóvenes fueron compañeros en colegios católicos y hoy trabajan en distintas profesiones. Cenas en círculos policiales. Cócteles en embajadas.

Varios fiscales federales aseguran que todo depende de la ambición del influenciado: algunos se contentan con viajes a congresos, otros con dinero en efectivo. También, claro, hay quienes están por fuera de los arreglos y viven con su sueldo y su auto oficial con chofer. No se involucran. Tres fuentes dicen que “hay muchos ‘servicios’ que no trabajan de servicios’. Trabajan como legisladores, fiscales, funcionarios o periodistas”. La estrategia de la red incluye actores que “son parte de los servicios sin saberlo”. Operan en un eslabón específico de un plan general. Llevan sobres, hablan con gente para influenciarlos pero ignoran el objetivo último. “Prestan armas con inocencia”, dice un funcionario judicial que conoció a Nisman. Es probable que a un juez federal, que lleva muchas causas, sólo se le pida que influya en un par, asume. Con el resto, tendrá libertad absoluta. Nisman estaba solo y dependía de las investigaciones de Antonio Stiuso. A eso se limitaba su libertad, concluye.

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Hasta hace pocos días Stiuso era un agente secreto: aún el director de Operaciones de la SI. A Stiuso le dicen Jaime o Ingeniero e investiga el caso AMIA desde 1994, aunque su intervención fue variando con el tiempo. Su nombre ahora se repite casi tanto como el de Nisman. Hasta 2004, antes de que Gustavo Beliz mostrara su rostro en televisión —aún no se cerró esa causa por violar un secreto de Estado—, unos pocos periodistas judiciales conocían sus rasgos. Que tuviera una relación con Nisman era lógico: en causas de terrorismo internacional, el servicio de inteligencia es el encargado de investigar. A Stiuso lo echaron de la Secretaría de Inteligencia el 18 de diciembre de 2014. Nisman lo llamó varias veces el 17 de enero, antes de morir.

Al especialista en Inteligencia en América Latina y profesor de la UBA, José María Ugarte, no le sorprende demasiado el caso Nisman, que reflota internas entre sectores de la SI. La conducción política de la Secretaría no es real, dice. Quien conduce se limita a transmitir las necesidades del poder político del momento. “Hacia abajo, Stiuso sí representaba una conducción más efectiva, aunque hacia adentro siempre hay margen para hacer operetas políticas menores”. Ugarte fue miembro del grupo redactor de la Ley de Inteligencia, sancionada 18 días antes del estallido social del 20 y 21 de diciembre de 2001, cuando la SIDE pasó a ser la SI.

Un legislador experto en el tema dice que durante el menemismo la SIDE era corrupta pero la conducción política era clara con Carlos Vladimiro Corach y Hugo Anzorreguy. El kirchnerismo no intervino políticamente en su dirigencia; dejó a la gente de la gestión anterior, sin un líder claro. La relación entre servicios y poder judicial se había vuelto intensa en los años 90 y creó una serie de hábitos. Se aumentaron los fondos reservados: se desviaban para pagar sobresueldos a jueces y funcionarios.

A la estrategia se le suma una motivación más pedestre, casi sindical. Durante la democracia, los agentes aprendieron sobre los vaivenes del gasto público dedicado a su área. ¿Cómo hace un jefe si de pronto un gobierno decide recortarle el presupuesto? ¿Qué pasa con los infiltrados en la Triple Frontera que investigan contrabando cuando se les paga por mes y no por trabajo? El reclutamiento para tareas específicas se realiza en diversos grupos sociales. Muchas veces, personal de limpieza recibe un plus por mirar mientras barre, cuenta un ex funcionario que intervino ayudando a desmantelar grupos inorgánicos. La solución está en usar fondos para otros emprendimientos económicos: ilegales, como los denunciados por Lorena Martins, pero también legítimos para, en caso de crisis, mantener la estructura de recursos humanos. En este mundo de opacidades, nadie duda de que Stiuso o los jefes desplazados de la SI no tengan problemas económicos.

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—Nisman también era un tipo nervioso.

El abogado de ojos y barba negrísimos dice tener manchas en la pierna, de psoriasis, parecidas a las que tenía Nisman en la cabeza y por las que debía aplicarse cremas. Cuando empezó a trabajar con el caso AMIA, el abogado andaba afeitado y de traje y estaba al tanto de cada detalle de la causa. Hoy, más relajado, de chomba y zapatillas de cuero repite lo que se escucha en Comodoro Py: “Yo lo veía todo el tiempo con Stiuso”, quien había convencido a todos de que “iba a investigar de verdad”. Y este hombre, ahora lejos de Comodoro Py y de la unidad AMIA, no acordaba con el fiscal Nisman: estaba –y continúa estando—convencido de que los pasos que la SI lo hacía dar en su investigación eran un “escenario armado por la SIDE, dirigido por la CIA y el Mossad. Nisman era su ejecutor”.


Foto: Claudio Fanchi/Telam

El abogado solía decirle a Nisman, después de reuniones fuera de la oficina:

—Stiuso te va a mandar a tocar timbre donde él quiera.

El testimonio del ex funcionario judicial resulta creíble no por su convicción sobre las relaciones entre el fiscal y el espía, sino porque al tiempo que critica a Stiuso por su coerción a la justicia, lo describe con elogios masculinos: un tipo “genial”, “muy inteligente y sencillo”; “súper carismático”. “Jamás se pone corbata, anda en zapatillas y con toda la plata que maneja, vive como un tipo humilde. Y realmente piensa ocho pasos más adelante”, lo piropea.

—¿Qué vas a esperar? ¿Que un tipo de inteligencia sea buena persona? Eso no. Pero es realmente brillante. Lograba que le tengas respeto.

El vínculo local con el Mossad y la CIA en el caso AMIA es, desde luego, previo al trabajo de Nisman en la fiscalía y a veces excede las reglas permitidas de la cooperación. El abogado y los querellantes recuerdan que se dio autorización al secretario de una fiscalía israelí para viajar a entrevistar a Telledín en la cárcel. Todo se hizo sin dejar registro de las conversaciones como indica la ley, sin presencia de un fiscal o un juez, como consta en el fallo del Tribunal.

Aparentemente, el hombre no trabajaba para ninguna fiscalía israelí.
—Era del Mossad.

***

Nisman vivía paranoico. Denunciaba cada amenaza que recibía, por inverosímil que sonara. A raíz de ese estrés, había cambiado las sesiones de psicoanálisis por una terapia más pragmática: El Arte de Vivir. Su maestra de respiración era la coordinadora en Latinoamérica, Beatriz Goyoaga. Por recomendación de un juez federal, también visitaba a un acupunturista en la calle Santa Fe. La primera vez, le vio cara conocida: el hombre de ambo tendría su edad. Era un excombatiente de La Tablada. No le guardaba rencor.

La primera denuncia de Nisman por supuestas amenazas fue a mediados de 2010 contra el juez federal Claudio Bonadío, el ex ministro del Interior, Carlos Corach, su hijo Maximiliano y el ex comisario Alberto “Fino” Palacios. Por mail, recibió un documento que enumeraba supuestas reuniones de los Corach, Palacios y Bonadío para apartarlo de la causa AMIA. El 12 de julio de 2010 se presentó ante una fiscalía y los señaló a los cuatro.

“Nunca me citaron, no escuché ni sabía nada”, asegura sorprendido Corach junior, hoy presidente de la junta comunal de Palermo por el macrismo. Activo tuitero y dirigente del staff de Horacio Rodríguez Larreta, jura que desconoce la trama que lo vincula con las amenazas.


Foto: Claudio Fanchi/Telam

Luego, Nisman explicó en la fiscalía 10, de Diego Iglesias, que “integrantes de la agrupación Quebracho verían con agrado llevar a cabo dichas intimidaciones”. Por su historial violento y su simpatía con Irán, para Nisman el grupo era la representación del miedo.

El sábado 17 de enero de 2015, mientras repasaba carpetas y resaltaba papeles con marcador flúo, refiriéndose a su exposición de la denuncia en el Congreso le dijo por chat a un periodista: “Espero que el gobierno no deje entrar a Quebracho”.

La causa de 2010 quedó en la nada. “Se intervinieron los teléfonos de un dirigente de Quebracho y de su familia, pero no surgió absolutamente nada”, dicen en la fiscalía. Hasta el momento de su muerte, Nisman estuvo pendiente de esa investigación, convencido de que pretendían atacarlo.

Meses después, Nisman denunció a Agustín Zbar, un dirigente de la comunidad judía. Candidato a presidente en las elecciones de la DAIA. En agosto de 2010, aseguró ante el juez federal Ariel Lijo que Zbar, ex funcionario porteño de Jorge Telerman, lo había llamado para amenazarlo.

La presentación ante Lijo se coló en las elecciones de la DAIA, al punto que Zbar tuvo que declinar su candidatura. “A fin de evitar un papelón que su ego no podría soportar, Zbar decidió bajarse y encontró la excusa justa”,le dijo entonces Nisman a la Agencia Judía de Noticias. El juez Lijo, quien a su vez maneja la causa por el encubrimiento al atentado a la AMIA, sobreseyó a Zbar el año pasado: las supuestas amenazas eran “inextrincables”.

“Rusito dejá de joder con el Mossad”, “Rusito estás marcado”, amenazaban los mails que Nisman dijo recibir en agosto de 2012, en noviembre y en marzo de 2013. Otra vez, Nisman denunció. Y su denuncia se incluyó como parte de una del Ministerio de Seguridad, a raíz de una sucesión de hackeos a ministros y diputados que se conoció como Leakymails, una especie de wikileaks nacional y con tono a acciones de algún sector de los servicios de Inteligencia.

En medio del divorcio entre Nisman y la jueza Arroyo Salgado, su ex mujer investigó una importante red de espionaje, con varios puntos en común con las denuncias de su ex. En 2012, procesó al ex jefe de la SIDE menemista, Juan Bautista “Tata” Yofre, al general retirado Daniel Reimundes y al titular de Seprin por pinchar e-mails de funcionarios. A los periodistas Carlos Pagni y Roberto García los acusó de “encubridores”. Un combo entre representantes de la SIDE, el ejército y los medios. La jueza está ahora a punto de tener que evaluar la elevación a juicio oral presentada por el fiscal de esa causa.

Salvo en la cruzada contra Zbar, ante cada denuncia de Nisman, “Jaime”Stiuso aparecía de inmediato para revelar amenazas casi idénticas en su contra. Los jueces, a pesar de los pedidos del agente, intentaban ponerlas en una causa aparte.

La última que recibió Stiuso incluía foto del domicilio de su hija mayor y de la obra de sicarios mexicanos, “como una forma de demostrarle lo que podían hacer”, explicó en el cuarto piso de Comodoro Py un secretario que vio el expediente de la investigación macro de hackeos y pinchaduras. Por la presentación de Stiuso sus hijas tienen custodia, incluida la que trabaja en uno de los juzgados federales de Comodoro Py.

En febrero de 2013 Nisman presentó un nuevo escrito en el juzgado 9. A las pocas semanas también apareció Stiuso como denunciante, junto a otros agentes de la Secretaría de Inteligencia. Los mails recibidos por el fiscal y por el ex SIDE eran casi un calco, y solo variaban en el nombre del amenazado: Nisman o Stiuso.





“Respira, inspira, ignora y vive”, recomienda un mantra de El Arte de Vivir. Y esa fue la frase que Nisman puso como estado de whatsapp, el viernes previo a su muerte. Según uno de los instructores de esta exitosa organización, el consejo de ignorar refiere a “las actitudes dañinas de las demás personas”.

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Después de almorzar en La Recova, el bar del patio del Cabildo, donde solía juntarse con un abogado querellante de la causa, Nisman caminó media cuadra y volvió a su despacho. En esas comidas jamás tomaba vino: siempre Coca ligth.

Detrás de sus secretarios, la puerta de vidrio y madera blanca del despacho de Nisman casi siempre estaba cerrada. Antes de las reuniones, solía hablar sobre su hija Iara, con quien viajó a Ámsterdam, París y Madrid en enero, regalo por sus 15 años. En general, excepto cuando trabajaba junto al fiscal Martínez Burgos, recibía a los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA solo; el escritorio impecable, sin un papel, los biblioratos en fila.

—¡Decime dónde están los avances! ¿Te das cuenta de que no estás haciendo nada?—le dice una mujer de pelo ya blanco. A su lado el abogado querellante, Sergio Burstein y dos familiares más asienten en silencio.

Nisman se levanta de su sillón con seguridad. Los gritos y los modales de la mujer no lo alteran.

—Claro que hay avances—responde y abre la puerta para gritar—. ¡Martín, traé la carpeta que te di ayer por favor!

Cada vez que sucede algo así, Nisman no se pone nervioso ni se achica. Llama a sus colaboradores para que muestren información extra, argumenta una y otra vez y les da a los familiares esperanzas de nuevas pistas. Quienes participaban de aquellas reuniones coinciden: “No lo hacía de mala fe”.

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“¿Cómo, no lo conocés a Jaime?”, se sorprendió Nisman ante el periodista Santiago O’Donnell en 2011. Quería charlar sobre los cables de la embajada estadounidense que el periodista había publicado en el libro Argenleaks. A diferencia de la reunión con Waisberg y Celesia, a O’Donnell lo invitó a su oficina con vista a la Plaza de Mayo.


Foto: Rolando Andrade

Los WikiLeaks publicados por O’Donnell prueban que la línea de investigación promovida por Washington, a través de su embajada en Buenos Aires, empalmaba con la de Nisman: culpar a Irán. Algunos cables lo muestran en una actitud de acatamiento pleno a la voluntad estadounidense.

“Los oficiales de nuestra Oficina Legal le han recomendado al fiscal Alberto Nisman que se concentre en los que perpetraron el atentado y no en quienes desviaron la investigación”, informa un cable del 22 de mayo de 2008. Y otro agrega: “Nisman nuevamente se disculpó y se ofreció a sentarse con el Embajador para discutir los próximos pasos”. En la charla con O’Donnell, Nisman no negó esa información: se mostró amable y prometió adelantarle una exclusiva sobre los próximos pasos de la causa. Se sorprendió, eso sí, cuando el periodista confesó que no conocía a Stiuso.

Nisman afirmaba que “Jaime” Stiuso era el que más sabía sobre la causa AMIA. En una entrevista con la revista Noticias, durante ese frenético tour meditático desde su vuelta de Europa, que incluyó notas con Lanata, Jorge Rial, Ari Paluch y dos veces con TN, el fiscal confesó:

— Con Stiuso discrepábamos en muchos aspectos. Él venía con informes que a veces parecían muy verosímiles y yo le decía: “Perfecto, ¿y las pruebas?”. Y Stiuso me respondía: “Es de un informante que tengo infiltrado en tal lugar”. Esas personas no podían declarar y por eso muchas pruebas no se judicializaron. Pero acá no hay ninguna operación.

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La maquilladora de TN lo sacó de su limbo mental de fojas, escuchas, fechas y detalles sobre la denuncia contra el gobierno. Con Nisman ya sentado en el estudio, tuvo que apurarse: “Como no tuve la intimidad de la sala, sólo le puse un poco de polvo porque tenía la cara demasiado brillante”. Eso recuerda de su última entrevista televisada. “Me agradeció y me fui, nada raro. Sólo lo vi un poco ansioso cuando la cámara lo enfocaba mientras entrevistaban a los demás invitados”, relata la maquilladora, que hasta esa noche no lo conocía.

Fuera de cámara, lo esperaba el enfant terrible de la escuela periodística de Jorge Lanata: Nicolás Wiñazki. “Venite al programa a las 23, si podés”, le había dicho por wathsapp esa tarde. Por esa vía solía comunicarse de forma muy fluida con los periodistas de su confianza: uno de Infobae, uno de La Nación, uno Clarín y uno de Página/12.

“Estaba re seguro de su denuncia. Me dijo que Luis D’Elía estaba hasta las manos, pero fue muy cuidadoso en no identificar a los agentes de inteligencia que figuraban en la presentación”, dice Wiñazki. El periodista de Clarín opina que Nisman sospechaba que el gobierno —a través de la Procuradora Alejandra Gils Carbó— lo iba a correr de la fiscalía.

Esa versión pretende explicar el apuro del fiscal por adelantar su vuelta de las vacaciones europeas y presentar la carpeta de casi 300 páginas durante la feria judicial. Sin embargo, la Procuración negó esa hipótesis, y Nisman podría haber hecho la acusación desde afuera de la UFI-AMIA. Incluso, su denuncia y hasta él mismo se hubieran cotizado mucho más desde el rol victimizante del fiscal expulsado.

Después del largo reportaje de Edgardo Alfano en TN, Nisman caminó hacia el panel de control para chequear en los monitores cómo había salido. No le importaba lo que había dicho, porque de eso estaba absolutamente convencido: el fiscal fue a controlar cómo salía su imagen en HD.

Esa tarde, en una sesión de fotos para La Nación había mostrado la misma inquietud. Primero en el lobby y después en el jardín interno del complejo de tres torres, le pidió al fotógrafo: “A ver, ¿salgo con ojeras o con cara de cansado? Estoy enloquecido de trabajo y encima esta noche salgo en TN. Te pido por favor: cuidame”.

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Nisman había sudado, pero su remera dry fit blanca lo disimulaba. Le pidió a su personal trainer sacarse una foto. A pesar del calor de aquel día de diciembre de 2014, Nisman se sentía contento y vital. Para terminar la clase, Daniel Tangona le tiró una propuesta nueva: hacer box para liberar tensiones. A Alberto Nisman le fascinó mucho más que el arduo momento del balance sobre el bozu, esa suerte de tortuga de goma sobre el que hay que pararse durante unos segundos con un pie y mantener el equilibrio; típico ejercicio de gimnasia funcional. Antes de despedirse, exhausto y eufórico, Nisman buscó su celular— que lo tuviera apagado era una condición impuesta por el profesor—. Lo encendió, se enfrentó al espejo y abrazó a Tangona. En la foto sonríe. No se mira al espejo como sí hace su entrenador; se ve a través de la cámara.

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EEUU autoriza exportaciones de drones armados


Siempre en nombre de la paz





En el marco de lo que Estados Unidos denomina lucha contra el terrorismo, el Departamento de Estado de ese país anunció la exportación de aviones no tripulados a sus aliados. La medida se anunció bajo el argumento de fortalecer el combate de la coalición internacional que lidera la potencia norteamericana contra la organización Estado Islámico en Irak y Siria, así como para definir los estándares globales del uso de las controvertidas armas. Los drones, constituidos como “piedra angular” de las intervenciones de Estados Unidos en Medio Oriente, tienen a civiles como las principales víctimas de su uso.

El martes, el Departamento de Estado publicó un informe -titulado “La política de exportación de Estados Unidos para los sistemas aeronáuticos militares no tripulados-, en el que permite por primera vez la exportación de drones armados a ciertos países aliados, hasta ahora vendidos solamente al Reino Unido. “Esta nueva política rige la venta, la transferencia y el uso de sistemas aeronáuticos militares internacionales sin piloto de origen estadounidense”, sostiene.

Según ese ente gubernamental, la exportación se llevará a cabo bajo condiciones estrictas, las ventas se deben hacer a través de programas gubernamentales y las naciones receptoras deben estar de acuerdo con ciertas “garantías sobre el uso final”.

Este paso contribuiría a fortalecer a los aliados de Estados Unidos enrolados en la denominada lucha contra el terrorismo en Medio Oriente, donde se llevan a cabo, específicamente en Irak y Siria, bombardeos contra posiciones del Estado Islámico.

En este sentido, la nueva política facilitará la compra de drones para los aliados cercanos de Estados Unidos, pero mantendrá controles estrictos sobre la venta de tales armas, y las peticiones se evaluarán caso por caso, indicó el informe. Asimismo, destacó que para las ventas de aviones no tripulados el gobierno estadounidense tendrá siempre en cuenta sus intereses de seguridad nacional y política exterior.

La medida se produce en medio de la creciente demanda por parte de las naciones aliadas a Washington de este tipo de armas que desempeñaron un rol clave en las intervenciones del Ejército de Estados Unidos en Afganistán, Irak, Yemen y Pakistán.

De acuerdo a Washington Post, el primer diario en divulgar la información, la venta de estas armas estará destinada a Italia, Turquía y las monarquías del Golfo Pérsico -Arabia Saudita, Qatar y Baréin-.

El periódico recordó que este tipo de armas resultó ha sido “la piedra angular” de la estrategia antiterrorista estadounidense, pero apuntó que su poder para matar por control remoto es “intensamente controversial”. Durante las ofensivas aéreas dirigidas contra los grupos armados, los civiles resultaron las principales víctimas.
Asimismo, el rotativo destacó que se trata de un “guiño” a las empresas de defensa estadounidenses -pertenecientes al llamado complejo militar-industrial- interesadas en una mayor participación en el creciente mercado mundial de los aviones no tripulados.

El periódico, calificó la medida como “un delicado acto de equilibrio” del gobierno de Brack Obama que “ha tratado de elevar los derechos humanos en su política exterior, pero también ha empleado ataques de drones como ningún otro gobierno en la historia”.



/pia