URUGUAY: Los unos y los otros
MINISTRO FERNÁNDEZ HUIDOBRO = AMODIO PÉREZ
o los AMODIOS SON MUCHOS y HAY que nombrarlos con nombre y apellido
El código Da Vinci, del Amodio "traidor" dice o no dice verdades...??En su defensa el Negro Héctor Amodio Pérez culpa, acusa y se justifica pero no muestra un poco bastante que hay muchos parecidos a el??? O sea son hechos a imagen y semejanza de EFH
Ya en el 2013 hubo quienes se dedicaron a ningunear, calumniar y difamar a quienes difundieron las "cartas de Amodio"
Traidor o no, los tiene calados y si otros siguen cumpliendo con su propio código que tiene secretos que se llevarán a la tumba, uno comienza a pensar que el que calla otorga y que quien con su silencio le permite al otro pensar que están aceptando lo que él te está diciendo
Acá va lo publicado ayer en El Observador que es un texto de Amodio para decir que no lo comparen con Huidobro
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Tupamaros, los otros "traidores"
Por Gabriel Pereyra
editor jefe de El Observador Junio 6, 2015
Fernández Huidobro insultó a quienes piden revisionismo contra los militares y recibió una andanada que vuelve a poner en tela de juicio la verdad tupamara
"Lo repetiremos para que no haya dudas, no fue sólo Amodio (Pérez) el que entregó infraestructura, armas y hombres". Así lo sostiene en su libro "Soy el Rufo y no me entrego" el hoy fallecido exintegrante del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) Tupamaros Ricardo Perdomo.
Las negociaciones que tuvieron lugar entre guerrilleros y militares en el Batallón Florida en 1972, uno de los capítulos más oscuros en la historia de la organización, volvió al tape en estos días, enancado en el enojo que hay en algunos sectores de izquierda por los insultos lanzados por el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, uno de los protagonistas de aquellos contactos.
Mientras que algunos destacan que las conversaciones pararon la tortura, otros aseguran que iba mucho más allá, y que había un proyecto conjunto de corte dictatorial entre soldados y guerrilleros.
Dictadura militar mediante (1973-1985) y una década de reclusión y torturas, los bandos que analizan qué está pasando hoy entre tupas y militares, se dividen.
Para unos las críticas de Fernández Huidobro a grupos revisionistas del pasado reciente responde a la lógica de "los dos demonios", los combatientes que libraron una batalla y que comparten unos códigos que el resto no puede entender.
Otros, en cambio, responden a las críticas del ministro con acusaciones que señalan aquellas conversaciones de 1972 como un acto de "traición", igual o peor, han llegado a decir, que el cometido por Héctor Amodio Pérez.
Su testimonio, sobre el que abunda en esta edición ,fue ignorado ypuesto en tela de juicio por quienes lo colocaron en el oscuro pedestal. Pero algunos de los señalamientos de Amodio a Fernández Huidobro y compañía coinciden con los que dan tupamaros de la línea dura. Cada vez que el tema resurge, la historia oficial que la guerrilla divulgó y dejó correr por décadas, sufre un revés. Quizás porque, como decía hace 2.500 años el general chino Sun Tzu, la guerra es el arte del engaño.
"Huidobro es el nuevo Amodio (Pérez)", dijo a El Observador TV el dirigente del grupo frenteamplista Ir, Alejandro Zabala, molesto por la defensa que el ministro hace de sus subalternos.
"Quedaba escrachado"
Perdomo era considera un duro en el MLN. "Quienes decidieron hablar con y creer en el enemigo, tienen una virtud especial, una mentalidad especial, una cierta forma de vivir, como clase, como élite y tienen además un caradurismo innegable para decidir por los demás y luego escribir para la historia, como si la armonía de opiniones fuese universal", dijo en su libro sobre Sendic
Aquellas salidas de tupamaros a encontrarse con compañeros ¿no implicaban riesgos para quienes estaban afuera y contactaban con esos presos con tratamiento especial. En su libro "Los dos demonios", el periodista Alfonso Álvaro señala: "Los contactos no orgánicos eran no orgánicos y debido a que existen varios servicios de Inteligencia, Mujica se cubría del resto o del propio grupo con el cual se contactaba, podía pasar que compañeros de los oficiales que mantenían los encuentros con los tupamaros aparecieran perseguidos por sus propios camaradas debido a los mismos seguimientos que en ese momento se estaban practicando a los mismos cabecillas del MLN"
Esta visión, controvertida por otros periodistas es compartida por Perdomo, que refiriéndose al "estilo de trabajo" de Fernández Huidobro, afirma: "Naturalmente quien era contactado por Huidobro y compañía, a la misma vez quedaba escrachado por el enemigo, las casas quemadas y las formas de trabajo precisamente verificadas, con las garantías de la práctica".
"La verdad es que para la Inteligencia Militar, aunque hubiesen sido los más estúpidos del mundo, ¡unos prisioneros como estos daban gusto!", dice Ricardo Perdomo
El también ex tupamaro Esteban Pereyra Mena, aportó en su momento su sombra de duda contra Huidobro: "En prisión me planteó la rendición y le dije 'ñato no sólo me parece que lo vos planteás es una traición; ¡vos sos un traidor!'".
El factor Amodio
En su sorpresiva aparición en 2013, dijo a El Observador: "¡Cómo será que a mí ya me decían traidor pero el que se mamaba o entraba y salía del cuartel libremente era Fernández Huidobro!".
Ante un nuevo embate contra el ministro de Defensa, al que Amodio le atribuye el papel de principal vocero de esa supuesta falsa historia cargada de leyenda, el extupamaro envió un texto que se publica en la que pide que no lo comparen con el ministro de Defensa: "El Ñato no se quebró nunca. Jamás le afectaron ni la muerte de sus compañeros ni el dolor ajeno. Maniobró siempre buscando lo mejor para él, cosa que no le critico. Yo hice lo mismo. Tengo en mi descargo que lo hice cuando ya nada podía hacer para defenderme de una acusación falsa, tan falsa que para mantenerla hubo que adaptarla en varios momentos, toda vez que los hechos la desmentían".
El expresidente José Mujica aportó lo suyo para que la historia oficial, en blanco y negro, le aparecieran los grises. Luego de que Amodio apareciera públicamente Mujica dio una versión distinta a la que atribuía al "traidor" buena parte del fracaso militar: "Hay algún otro personaje que desde el punto de vista práctico tu tanta o más importancia en la información que se entregó que Amodio. En definitiva si una criatura humana débil que se quiebra en un momento dramático y entra a colaborar con el enemigo utilizando todos sus recursos y bueno, ta, chau".
Su viejo compañero Jorge Zabalza recordó públicamente cuando el 14 de abril de 1972 dos tupamaros fueron ejecutados por la Policía y Fernández Huidobro, escondido en un berretín y herido, se entregó. "Fernández podía haber gritado 'soy el Ñato y no me entrego', como lo hicieron Ernesto Guevara, Camilo Torres, Mario Santucho, Miguel Enríquez y Raúl Sendic. Como lo hicieron cientos de mujeres y hombres en este continente azotado en los '70 por el terrorismo de Estado. En cambio eligió salvar el pellejo, pedir por el juez Echeverría y por "Campitos", aunque no podía saber a ciencia cierta si se lo iban a respetar.
Ese 14 de abril fue el cruce caminos que definió a Fernández, ese día hizo la opción que determinó el resto de su vida. La continuó desarrollando poco más tarde, al proponer la rendición incondicional del MLN en el Batallón Florida.
Cada vez que se mira al espejo o cada noche que lo desvelan los gritos de Ivette y Luis (los tupamaros ejecutados), se ve a sí mismo negando tres veces a Jesús de Nazareth, Espartaco, Tupac Amarú y Ernesto Guevara"
(n.de posta: detenido el 14 de abril de 1972, herido junto a David Cámpora en la casa de Luis Martirena e Ivette Giménez de Martirena en la calle Amazonas, de Malvín donde el matrimonio fue muerto por las FFAA )
Aunque grupos del Frente le pidieron la renuncia, Fernández Huidobro sigue en su cargo apoyado por el presidente Vázquez. Más de un soldado de los que lo rodean le expresó su solidaridad. Algunos de ellos se refieren a él como “ mi general”
PASADO RECIENTE
Amodio sobre Fernández Huidobro: "No me comparen"
El extupamaro envió desde su exilio en España una nota donde vuelve a reivindicarse como víctima de una situación compleja en la que, dijo, el hoy ministro de Defensa maniobró "buscando lo mejor para él. Yo hice lo mismo"
La comparación, totalmente fuera de lugar, solo es explicable por la ignorancia de la historia. Pero de la historia real, no la que se inventaron para subirse al carro de la gloria patria.
Eleuterio Fernández Huidobro, "Oscar" o "el Ñato", fue detenido el 14 de abril de 1972. Yo lo fui el 20 de mayo del mismo año. Méndez me entregó, dos días después, las carpetas con las declaraciones suyas en que indicaba mi relación con Enrique Erro y con el coronel Montañés, del que yo ignoraba el nombre. Para mí, era Ramón. Después se dirá que quien puso a estas personas en la mira de las FF.AA. fui yo.
Cuando a principios de junio de 1972 el actual ministro fue consciente de la debacle en que él, Raúl Sendic y Julio Marenales habían precipitado al MLN, arrastrándolo a una derrota inexorable, aprovechando el desconocimiento que las FF.AA. tenían acerca de la dimensión real del MLN, se comprometió a conseguir la rendición incondicional de la cincuentena de compañeros que un día sí y otro también arriesgaban sus vidas en aras de cumplir los planes que desde antes de la gran fuga de Punta Carretas se venían gestando: el plan Tatú, el Plan del 72 y el Segundo Frente.
Por esas fechas contaba como aliados a la inmensa mayoría de los que hoy lo critican y lo acusan de traidor. Agrego que con razón. Pero no por lo que hace hoy, sino por lo que hizo entonces.
Convenció al comandante Carlos Legnani de que él era el único que podía convencer a Sendic y Marenales de la necesidad de rendirse y entregar las armas y locales que aún quedaban, bajo la promesa de detener, en lo inmediato, la tortura y al cabo de unos meses estudiar la situación legal de los detenidos que no cargaran con delitos de sangre,lista que elaboró junto con Mauricio Rosencoff y en la que por pura casualidad, ellos ocupaban los primeros lugares
Pese a que algunos lo valoran como gran estratega, no tuvo en cuenta que los que faltaban en la lista eran los que tenían esos delitos. Carlos Legnani, que mantenía una buena relación con el coronel Trabal, lo convenció a este para que el general Cristi autorizara lo que por entonces se conoció como "la tregua". Tregua que fracasó por el empecinamiento de Sendic y Marenales en imponer unas condiciones políticas y sociales que hubieran justificado el accionar del MLN. Pretendían que las FF.AAA, pusieran en práctica el programa del MLN.
Con gran consternación por su parte no logró convencer a sus compañeros que la rendición era la única carta que quedaba y estos le pusieron fin a la tregua ejecutando al entonces coronel Artigas Álvarez, no porque lo creyeran responsable de la represión, sino porque era un objetivo fácil. No supieron a quien habían ejecutado hasta que lo anunció la radio.
La tregua
Cuando la primera reunión para buscar la tregua, Wassen (Adolfo “Nepo” Wassen)le informó que había sido él el que aportó los datos para la ubicación de la Cárcel del Pueblo. Fernández Huidobro trasladó a Sendic, en el primer encuentro que tuvieron y que Blixen narra en su biografía de Sendic con tono novelesco, ocultando que todo ese proceso era una verdadera tragedia, en el que se jugaba con la vida como si careciera de valor. Tengo que recordar que una de las vidas que estaba en juego era la mía, ya que se me acusaba por la caída de la Cárcel. Vamos a dejar las cosas como están, le dijo Sendic al Ñato y éste se lo trasladó a Wassen, quien en un rasgo de honestidad personal me comunicó que yo "era el cabeza de turco".
Como se dice en la nota publicada por El Observador, en esos momentos Sendic no estaba por aceptar la rendición. Más adelante, cuando la bronca interna en las FF.AA. por la muerte de Artigas Álvarez ya había decaído bastante, vuelve sobre el tema, también en el Florida y reanuda las salidas acompañado por Calcagno, escondidos ambos en autos que habían sido propiedad de colaboradores del MLN, para reanudar las negociaciones. Desempeñaba él el papel protagonista en la "orquesta roja" a la uruguaya. Esas negociaciones se reanudaron, pero esta vez bajo el control directo de Trabal, que puso vigilancia al Florida. Esa vigilancia tuvo como consecuencia que Trabal supiera de las reuniones en la calle Sevilla y en la casa de Elsa Dubra, a las que acudía Ferreira Aldunate, y otras en casa de Domingo Carlevaro.
Pero entonces Sendic también participaba de las negociaciones. Llegó incluso a orquestarse su detención pactada, en un simulacro de detención con tiroteo incluido, en el que la frase "soy Rufo y no me entrego" era la contraseña pactada. Pero de nada le sirvió, ya que el FUSNA no participó de esas negociaciones.
La detención de Sendic no hizo disminuir el entusiasmo de Fernández Huidobro por encontrar una salida al embrollo que él había contribuido a desarrollar. Encontró su alma gemela en Ramón Trabal, quien aspiraba a convertirse en el Velazco Alvarado criollo y juntos fraguaron el "golpe a la peruana", un "golpe bueno", para tratar de evitar el golpe que ya flotaba en el aire y al que me referiré más adelante. Se empezó a difundir la idea de que había un sector progresista en el ejército.
Trabal y Fernández Huidobro le susurraron al oído a Ferreira Aldunate que él sería la cabeza civil del golpe bueno. El País puede seguir insistiendo acerca de Wilson, pero se ha negado a publicar lo que yo le he enviado acerca de este tema. Como bien ha dicho (Adolfo) Garcé, de Wilson ha trascendido una imagen bonachona, casi angelical, y se ha ocultado la otra cara, la de un oportunista contumaz, agrego por mi parte.
Mi gran amigo Federico Fassano ya me había engañado con mi manuscrito y entre todos ellos fraguaron un manuscrito falso, que escribieron en hojillas de papel de fumar, tomando como base el auténtico, en poder de Trabal. Del falso manuscrito desaparecieron las críticas que yo hacía hacia la dirección del MLN y se borraron las referencias a Ferreira Aldunate, quien a esas alturas decía que yo me reunía con militares para destruir la democracia, cuando en realidad quien lo hacía era su socio circunstancial, don Eleuterio.
Hojillas
Jorge Marius, en su libro La tiranía de la miseria (1), describe el momento en que Juan Pablo Terra, en presencia del "gran líder blanco", le entrega las hojillas con el falso manuscrito para que él las pasara a limpio. Ese detalle hizo que durante más de un año no leyera ese libro. ¿Cómo iba a darle importancia a un libro que dice estaba escrito en hojillas de fumar si yo lo había escrito en más de sesenta carillas de papel de carta? Pues un día lo leí y pude comprobar que las versiones que han sido publicadas, todas, coinciden punto por punto entre sí. Incluso la de Mate Amargo, tan falsa como las demás, ha sido "comentada" por el don Eleuterio, como una muestra más de su bajeza moral.
Tuvo muy destacada actuación en las comisiones de los ilícitos. Cuando dijo que si le daban permiso para torturar podía conseguir información sobre los desaparecidos –muchos de los cuales lo fueron por su responsabilidad a partir de la reunión del 16 de marzo de 1972– quizás estuviera pensando en aplicar lo que aprendió en los interrogatorios a los detenidos por aquellos días. Algo que, recogiendo sus propias palabras, no le impide vivir feliz.
Mucho se ha dicho y escrito sobre su cautiverio y sobre los de los demás rehenes. Lo dije cuando la entrevista y lo reitero ahora: todos fueron tratados con infinita crueldad, paro no por su condición de tupamaros. Lo fueron por su participación en el fracasado "golpe bueno" y en las comisiones de los ilícitos.
Tras la puesta en libertad, Eleuterio Fernández Huidobro, una vez superadas las diferencias internas acerca de su comportamiento en prisión, vio necesario amoldar la historia del MLN a lo que sería su actuación futura y fue dando bandazos como mejor le convenía. Para ello, se encargó de falsificar la historia y consiguió que otros la divulgaran. Se crearon teorías acerca del militarismo y los dos demonios, se constituyeron comisiones de estudio y para evitar que alguno le pidiera responsabilidades, se encargó de que quienes habían proporcionado información, con tortura o sin ella, fueran absueltos o perdonados, a cambio, eso sí, de proporcionar elementos que mantuvieran mi condición de traidor, responsable de la derrota.
De todo esto sabe mucho Zabalza, como sabe que fueron Wolff y Marrero quienes salieron a la calle a marcar compañeros. Sigue guardándose el secreto, uno más de los tantos que conoce. El problema que tiene para desvelarlos es que entonces quedará patente que la tan mentada capacidad política del tándem Sendic–Huidobro forma parte de la leyenda que él tanto ayudó a construir y a mantener, mal que le pese, a través del tiempo.
Leyenda
Es precisamente ese término, leyenda, el que emplea Samuel Blixen en su artículo La metamorfosis, para referirse a la actuación de ambos. Supongo que las alabanzas vertidas están referidas al período entre 1962 y 1969, porque no puede ignorar, a estas alturas, que ambos pergeñaron, ya desde 1971, los planes que llevarán a la debacle de 1972, planes a los que me opuse y que me llevaron a renunciar al comando general de Montevideo, días antes que se decidieran las acciones del Collar, en diciembre de 1971 y que están en la génesis de las acusaciones que se me harán posteriormente.
Tengo que recomendarle a Blixen que relea Historias tupamaras y que hable con Aníbal de Lucía, para que le cuente cómo Sendic, días antes de que se concretara la segunda fuga de Punta Carretas, le consultó acerca de la elaboración de la lista de fugados, en la que me dejaba fuera, o mejor dicho, dentro, pese a que a pedido de los propios presos y luego compañeros en la fuga, yo era el responsable de su planificación.
La metamorfosis a la que Blixen hace mención también le alcanza a él.
A raíz de mis cartas de 2013, Blixen se negó a admitir que mis palabras tuvieran valor y asumió la defensa del hoy desprestigiado ministro con un empeño digno de mejor causa.
Hoy, dos años después, reconoce que el Ñato fue el gestor de las componendas referidas anteriormente. Sin embargo, sigue mintiendo en cuanto a su desarrollo y triste final, cuando él fue testigo directo de las reuniones en el Florida y formó parte del amplio grupo de presos que salían del cuartel para establecer contactos, algunos de los cuales aprovechaban las salidas para visitar los quilombos cercanos al Cementerio del Norte, guiados por el inefable capitán González, alias "El pescado".
En la referida biografía de Sendic, de 368 páginas, parecen 320 inexactitudes, unas medias verdades y otras completamente mentiras, para ensalzar su figura y al mismo tiempo las de los que lo acompañaron en su aventura, entre ellas, la de don Eleuterio. Dedica todo el capítulo 17 a exponer "mi traición", cuando el mismo texto lo desmiente.
La historia oficial del MLN es falsa y está concebida para que las responsabilidades no se dirijan hacia quienes creyeron que el momento del enfrentamiento final había llegado,destruyeron en marzo de 1972 lo poco que de organización quedaba y se pusieron al mando del llamado Segundo Frente, pretendiendo enfrentar a las FF.AA. en el interior con un puñado de hombres y mujeres calzados con alpargatas, sin armas, sin municiones, sin comida ni medicinas.
Sendic discrepó con el Ñato en el mes de junio de 1972, pero terminó por admitir sus razones, apenas un mes después, para "salvar lo que quedaba", han dicho Mujica y Marenales.
El Ñato no se quebró nunca. Jamás le afectaron ni la muerte de sus compañeros ni el dolor ajeno. Maniobró siempre buscando lo mejor para él, cosa que no le critico. Yo hice lo mismo. Tengo en mi descargo que lo hice cuando ya nada podía hacer para defenderme de una acusación falsa, tan falsa que para mantenerla hubo que adaptarla en varios momentos, toda vez que los hechos la desmentían.
En 1984, un año antes de la amnistía, Ernest Siracusa, embajador USA en Uruguay cuando el golpe de 1973, se encargó, junto a Colin Bobelis, jefe de la agencia uruguaya de la CIA, de ir preparando el fin de la dictadura, que culminará con el pacto del Club Naval (2)
En dichas reuniones se acordó la prisión de Wilson Ferreira –aceptada por él e impuesta por los militares– y dar paso a Julio María Sanguinetti y reabrir el camino cerrado doce años antes. Los EE.UU. ya no necesitaban a los viejos generales, dado que su misión estaba cumplida. A su sombra se habían impuesto en Uruguay las teorías de Milton Friedman, tal como se habían impuesto en el resto de América Latina. Los dejaron a un costado del camino y algunos todavía hoy están entre rejas.
Esa y no otra es la razón del golpe de 1973, perpetrado cuando ya el MLN estaba destruido. El MLN pudo ser la excusa para el golpe, pero no su causa.
¿Qué sentido podía tener perseguir a las organizaciones políticas y sindicales cuando el MLN ya no existía? Por otro lado, de las propias actuaciones militares se sabía que el MLN nunca contó con el apoyo de las organizaciones perseguidas, sino todo lo contrario. Ni qué hablar del apoyo cubano o soviético, para los que fuimos siempre un más que molesto grano en el culo.
¿Y qué sentido pudo tener la Operación Cóndor que no fuera arrasar con los últimos vestigios de resistencia, ya no armada, sino simplemente política?
El number one
Estimado Bolita (n. de r. apodo de Samuel Blixen): el Ñato siempre aspiró a ser el number one, pero sus carencias se lo impidieron. Panegiristas no le faltaron. Lo que le faltaron fueron condiciones, mientras que le sobraba ambición, sobre todo, ambición de poder. Mujica fue su alter ego, como antes lo había sido Sendic, hasta que consiguió, con su forma de ser tan aparentemente normal y campechana, inclinar la balanza para su lado. Lejos quedaron los días en que se presentó como "palito de la colmena", en los que asumió la condición de aglutinador, él, que en el MLN no había pasado de los escalones secundarios y que se comió el garrón por bocazas, de chiripa, porque el Ñato lo embalurdó, en la tregua y en los ilícitos.
Juntos o cada cual por su lado han permanecido fieles a los compromisos asumidos, allá por 1988 y 89, esos que no se firman pero que atan para toda la vida y que están detrás de sus posturas tan aparentemente incomprensibles, dadas sus trayectorias.
¿Pero es realmente así o esas actitudes responden al viejo refrán "una mano lava la otra y las dos lavan la cara" ¿O han adaptado el proverbio bíblico y lo han convertido en "ayúdame que yo te ayudaré"? Me inclino por esto último.
A propósito del monumento que el Pepe se ha sacado de la chistera y que tanto ha disgustado a María Elia, la Parda Topolansky, le mando una sugerencia: ponerle alguna incrustación de oro, del que apareció en lo de Feldman y así se cierra la reconciliación. Después de todo, es el oro que la Parda y su grupo nos robaron en 1970, el de las libras que dijeron que yo me había quedado y que Néstor Sclavo recuperó una noche de la chacra de Pando. A lo mejor, capaz que se reconcilian.
(1) La lectura del libro me permitió iniciar un intenso diálogo con Marius, que se ha visto plasmado en un trabajo conjunto que espero vea la luz algún día y en el que tratamos este y otros temas.
(2) El documento base para esta afirmación no será desclasificado hasta 2024. La información me fue proporcionada por quien fuera compañero sentimental de mi primo Andrés Amodio Martínez, fallecido en EE.UU. en 1987. Este hombre, agente de la CIA hasta hace pocos años, asegura que Andrés ignoró su condición de agente americano, pero que en repetidas ocasiones le habló de nuestro parentesco. Prometió enviarme un álbum de recortes de periódicos que una de sus hermanas le enviaba, cada vez que mi nombre aparecía en ellos.
posta - postaporteñ@ 1413 - 2015-06-07
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