ARRANCO EL CONGRESO PARTIDARIO DEL OFICIALISMO EN BRASIL CON LA PRESENCIA DE DILMA ROUSSEFF
Según el presidente del PT, Rui Falcao, el partido, que es socialista e internacionalista, “no está en crisis” y esto lo prueban su 1,74 millón de afiliados activos, a los que se sumarán otros 200 mil que iniciaron los trámites de adhesión.
Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
El quinto congreso del Partido de los Trabajadores se inició ayer en Salvador de Bahía, nordeste de Brasil, con la presencia de la presidenta Dilma Rousseff, y de Lula, líder de la mayor fuerza de izquierda latinoamericana con 1,7 millones de afiliados. Dilma abrevió su estancia en Bruselas para poder asistir a la apertura del encuentro en el que participan más de 500 delegados que elaboraron la Carta de Salvador.
Rui Falcao, presidente del PT, destacó la importancia de que Dilma haya viajado a Bahía y sostuvo que con ello se desvirtuaron las versiones periodísticas sobre supuestas diferencias con el partido. Antes de desembarcar en Brasil, Dilma había participado en la cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) con la UE, durante la cual mantuvo reuniones, entre ellas con el mandatario griego Alexis Tsipras.
“La presidenta, la compañera Dilma, ya se encuentra en la ciudad y en un rato va a estar con nosotros”, anunció la locutora al inicio del acto que ayer dio por inaugurado el evento a las 21.10 horas brasileña (igual huso horario que Argentina). “El congreso está muy caliente desde el punto de vista del debate y las polémicas que han sido positivas”, comentó Rui Falcao. Por cierto, las semanas previas a la cita estuvieron signadas por debates intensos sobre el gobierno de Dilma, cuarto consecutivo del PT.
Según Falcao, los contrapuntos ideológicos son moneda corriente porque “nosotros tenemos varios PT debido a nuestra pluralidad, esa es una característica marcante del PT, que permitió que lográramos convivir con tantas ideas diferentes”.
Fundado en 1980 por Lula, luego de encabezar las mayores huelgas contra la dictadura, el partido fue como un crisol de colectividades ideológicas entre las que sobresalían grupos marxistas y católicos ligados a las comunidades eclesiales de base. Esta fuerza “internacionalista y socialista”, según dijo recientemente Falcao, “no está en crisis” y esto lo prueban sus 1,74 millones de afiliados activos a los que sumarán otros 200 mil que iniciaron los trámites de adhesión. Entre las corrientes en danza la mayoritaria es el Partido que Cambia Brasil, a la que pertenece Lula, seguida, en número de afiliados, por Mensaje al Partido, del Tarso Genro, ex gobernador de Rio Grande do Sul.
José Guimarães, perteneciente a la línea principal, resumió las posiciones de cada una. “Nosotros (Partido que Cambia Brasil) vemos este momento con perspectiva de futuro, hay que hacer avanzar a un gobierno que recién comenzó, tiene solo 6 meses... hay que garantizar la gobernabilidad con el actual sistema de alianzas (con partidos de centro). Mientras el otro campo (Mensaje al Partido), que se dice más izquierdista está planteando un cambio profundo en la política de alianzas y en el modelo económico”.
Ambas tendencias cuestionan el plan de ajuste aplicado por el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, neoliberal, y plantean recetas para corregirlo. Seguramente uno de los lineamientos que surgirán de la reunión será acercar posiciones con los movimientos sociales y partidos de izquierda para construir una suerte de Frente Amplio a la brasileña.
“Para seguir avanzando luego de 12 años de gobierno, se requiere una nueva plataforma que dé cuenta del nuevo momento que vive el país. Es un momento difícil. El PT es un partido de masas, de izquierda y socialista, y como tal necesita una interacción profunda con los movimientos sociales”, razonó Guimarães, vicepresidente petista, en diálogo con este diario. Antes de abrir el congreso, Rui Falcao denunció ayer a los medios por la “criminalización” del partido y la forma “selectiva” con se publican noticias sobre hechos de corrupción, un discurso que contamina a la opinión pública y alimenta una campaña de hostilidad creciente.
Mientras Falcao ofrecía una conferencia de prensa, militantes de la Central Unica de los Trabajadores y del Movimiento de los Sin Techo salieron en defensa del PT frente a un grupo de provocadores del Movimiento Brasil Libre (MBL), en la plaza Brigadeiro Faria Rocha, en el barrio bahiano de Rio Vermelho, en las proximidades del hotel donde se realiza el quinto congreso. Hace un mes, adictos a MBL marcharon desde San Pablo hasta Brasilia para exigir la renuncia de Dilma, demandar el retorno de las fuerzas armadas y el fin de la “formación marxista impuesta por el PT” en las escuelas públicas. Estas hordas, generalmente formadas por jóvenes, “encarnan un modernismo reaccionario, donde se ve una actitud nostálgica hacia la dictadura militar”, sostiene el sociólogo Michael Lowy, autor de un libro sobre ese fenómeno brasileño en el que detecta semejanzas con la “ultraderecha europea”.
Antes de embarcar hacia Bahía para abrir el congreso petista, Lula recibió al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello. El encuentro se realizó el miércoles en San Pablo mientras en Caracas el ex jefe de Gobierno español Felipe González procuraba, sin éxito, reunirse con los dirigentes opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, procesados por incitar a la violencia en las protestas de 2014 que dejaron 43 muertos. La comitiva de Cabello, integrada por ministros y legisladores, arribó a Brasil un mes después de la gira realizada por el presidente del poder ciudadano Tarek William Saab, quien denunció el plan golpista contra Maduro.
A contramano de Lula y Dilma, la derecha brasileña denunció a la “dictadura” venezolana en el Congreso de Brasilia donde fueron recibidas las esposas de López y Ledezma. El ex candidato presidencial conservador Aécio Neves planea viajar la semana próxima a Caracas donde pretende reunirse con los dirigentes detenidos y sus familiares, informó ayer el diario Folha de San Pablo.