Por Eric Nepomuceno
26 de enero de 2020
Imagen: AFP
Si 2020 empezó con el mandatario brasileño Jair Bolsonaro respaldando el asesinato del general iraní Quasem Soleimani por órdenes directas de Donald Trump, lo que vino después no hizo más que confirmar algo que desde que el ultraderechista asumió la presidencia se hizo visible e inmutable: su personalidad, en la que se destaca un permanente desequilibrio, así como actitudes de sus ministros, impulsan una rutina de desastres y ridiculeces.
26 de enero de 2020
Imagen: AFP
Si 2020 empezó con el mandatario brasileño Jair Bolsonaro respaldando el asesinato del general iraní Quasem Soleimani por órdenes directas de Donald Trump, lo que vino después no hizo más que confirmar algo que desde que el ultraderechista asumió la presidencia se hizo visible e inmutable: su personalidad, en la que se destaca un permanente desequilibrio, así como actitudes de sus ministros, impulsan una rutina de desastres y ridiculeces.