Por Macarena Kunkel
En 22/07/2022
A partir de la década de 1960, y particularmente a lo largo de la década de 1970, los debates impulsados por la segunda ola del feminismo lograron poner en agenda el debate sobre las condiciones laborales y de vida de las mujeres. Primero en el hemisferio norte, y luego en América Latina, comenzaron a publicarse estudios que reflexionaron sobre distintos síntomas de la enorme desventaja que implicaba ser mujer en un contexto en el que los privilegiados eran los varones: la discriminación laboral, la dependencia económica respecto a sus maridos, la desigualdad educativa, la opresión sexual, los mandatos sobre los cuerpos femeninos, los estereotipos heteronormativos y la interseccionalidad entre categorías como género, raza/etnicidad, religión y clase social.
En 22/07/2022
A partir de la década de 1960, y particularmente a lo largo de la década de 1970, los debates impulsados por la segunda ola del feminismo lograron poner en agenda el debate sobre las condiciones laborales y de vida de las mujeres. Primero en el hemisferio norte, y luego en América Latina, comenzaron a publicarse estudios que reflexionaron sobre distintos síntomas de la enorme desventaja que implicaba ser mujer en un contexto en el que los privilegiados eran los varones: la discriminación laboral, la dependencia económica respecto a sus maridos, la desigualdad educativa, la opresión sexual, los mandatos sobre los cuerpos femeninos, los estereotipos heteronormativos y la interseccionalidad entre categorías como género, raza/etnicidad, religión y clase social.