¿Quién tira la primera piedra?
Alberto Rodríguez Genta
27.01.2014
El lunes 20 de enero, el diario El País de Montevideo publica dos artículos que deberían hacer reflexionar a muchos, pero en especial, al propio diario El País. El primero de ellos es del Empresario de Comunicación, Docente, Autor y Director Teatral, Alvaro Ahunchain. ¡Ojo! no estamos hablando de cualquier charlatán de barrio! Relean por favor la presentación de Ahunchain.
Y bueno, el caso es que en su artículo "Pared de baño público", Ahunchain analiza los alcances de las redes sociales y -fundamentalmente -las pobrezas culturales que se observan a través de ellas. "Las redes sociales constituyen una herramienta extraordinaria, democrática y democratizadora como pocas. -afirma el Empresario de Comunicación, Docente, Autor y Director Teatral. "No hace falta tener acceso a un periódico para que el bloguero, el usuario de Facebook, Twitter o Youtube hagan oír su voz. Es cierto que el uso que se hace de estas herramientas es desigual. Enviar un tuit diciendo cosas como "ahora voy a comer una milanesa con papas fritas" o ventilar intimidades en Facebook, puede ser muy catártico pero poco agrega a una comunicación inteligente".
Y a continuación, entra directamente en tema: "Sin embargo, ese defecto no es tan grave como el que hoy nos ocupa: la creciente agresividad y prepotencia que se está dando en estas redes sociales. Por momentos, el nivel de insultos y ordinarieces es tal, que deberíamos pasar a llamarlas "redes cloacales". Y en esa línea, hace referencia a algunos posteos publicados por Claudio Paolillo en su columna de Búsqueda, y levantados de Facebook, en respuesta a expresiones de Laetitia D'Arenberg en defensa del empresariado -coincidentes además con expresiones del propio Presidente Mujica. "Pero tuvo menos suerte que el mandatario: la lluvia de insultos que recibió en Facebook fue atroz", aclara Ahunchain.
Luego se refiere a un bombardeo semejante contra el actor Diego Delgrossi, que protagonizó un accidente de tránsito habiendo bebido alcohol. "Los comentarios en las redes se ensañaron con él de una manera increíble: un número inesperado de personas se sintió en el derecho de insultarlo, burlarse e inventar agravantes falsos, para poder pegar al caído con más virulencia y desprecio. No se podía creer -agrega más adelante Ahunchain -que artistas de su mismo gremio verbalizaran de forma tan explícita la envidia a su éxito, insensibles al dolor que un gran tipo, como todos sabemos que es Diego Delgrossi, estaría viviendo en ese momento".
"Las redes hieden tanto a insultos pueriles contra los ex presidentes, como a agresiones gratuitas de gente opositora al gobierno actual. Es lamentable que tanta gente utilice estas herramientas de comunicación como quien escribe obscenidades en la pared de un baño público" finaliza Ahunchain. "Tan lamentable como sintomático del deterioro cultural que nos aqueja. Cuando cantamos que Uruguay es el mejor país y celebramos la bendición de The Economist y Mia Farrow, está bueno darse una vuelta por Facebook y Twitter para conocer la realidad".
Pero yo me permitiría agregar a los indudablemente muy acertados comentarios de Ahunchain, que no sólo en las redes sociales se observa este lamentable fenómeno, sino que también a través de la prensa digital, como es el caso del propio diario El País, a quien en su momento escribí una nota repudiando agresiones contra una muy respetada conductora de un programa informativo de televisión, con expresiones como ésta:
• PaulHausser -20/abril/2013 -21:46
"Esta es una vaca frenteamplista, horrible, amarga, con cara de Culo... para yegua le falta Cagar al trote".
Y de otra edición, del mes de diciembre de 2013, rescato esta perla:
• Tupasnuncamas -16/diciembre/2013 -17:50
"lumilagro FASCISTA pk no te vas a lcdtmadre? mal parido aborto de rata seguro que no co..jes ni que te laves el ogt con creolina mal parido de mierrr...da!!!
Pero El País, simplemente se escuda en esta advertencia: "A partir de este punto usted ingresa a un ámbito virtual destinado al ejercicio responsable de la libertad de expresión. Los mensajes serán instantáneamente visibles y no serán supervisados por la redacción de El País. Es un espacio autoregulado por los lectores, quienes disponen de mecanismos para reportar el uso abusivo del mismo". Así de fácil.
Otros sitios, sin embargo, se cuidan muy bien de no tolerar estas obscenidades que ponen al medio en cuestión, a la altura de un baño público. Lo entendible quizá, si no fuera lamentable, es que la mayoría de quienes leen y hacen estos comentan en El País, son opositores a este gobierno. Y con opositores así, se fortalece el oficialismo. ¿Acaso alguien con un mínimo de educación, puede compartir estas mediocridades?
El uruguayo medio.
Y siguiendo esta misma línea, no pude menos que detenerme en el editorial de El País Digital, de la misma fecha, quien bajo el título "El uruguayo medio", trata de desentrañar quienes componen este segmento de la población uruguaya. "Llega el año electoral y todos los partidos quieren ganarse la adhesión del uruguayo medio -dice El País - Sin embargo, en una sociedad fracturada como la nuestra, cuesta mucho definir qué características tiene ese uruguayo medio". Luego de explorar por el lado de los ingresos económicos, sobre la base de la estimación del ingreso medio de los hogares a valores corrientes, y el correspondiente acceso a bienes de consumo y servicios de calidad que ello permite, el editorial aclara: "En este esquema es muy probable que ese uruguayo medio solo pueda acceder a pocos bienes culturales de calidad. En televisión, seguramente esté limitado a las ofertas de canales abiertos, con sus novelas argentinas o brasileñas en las horas de mayor audiencia, y programas de divertimentos nacionales o extranjeros". (Qué bueno que El País lo reconozca).
"Definitivamente, hoy en día, todo aquello de que el uruguayo medio es culto y tiene buen acceso a informaciones y reflexiones sobre la vida social y política del país no es más que un arraigado mito nacional. Por ejemplo -aclara el editorial - ¿cuáles fueron los libros más vendidos de 2013 en el rubro no ficción autor extranjero y no ficción autor nacional? ¿Fue alguno que tratara sobre la evolución social, cultural, económica o política del país, de la región, o del mundo? No. En el rubro extranjero, el más vendido fue "Toda la verdad y nada más que la verdad" de Luis Ventura, con sus detalles de la farándula argentina. Y en autor nacional, el más vendido fue "Hasta la última gota, vida de Fabián O´Neill", una biografía de un ex jugador de fútbol". Y como dato concluyente, asegura que la farándula y el fútbol son los protagonistas casi excluyentes del tiempo cultural de ese uruguayo medio, pues cuando se analiza el ranking de los uruguayos más seguidos en twitter, el político más destacado está recién en el lugar 37, con 4 veces menos seguidores que referentes de la farándula y el fútbol.
"Ni cuando compra libros, ni cuando ve televisión abierta, ni cuando se interesa por el mundo de las redes sociales para seguir a sus compatriotas, el uruguayo medio accede al detalle de la evolución de la vida política del país" -concluye el editorial de El País. "Por todo esto es que muchas veces las tormentas del mundo político le son enteramente ajenas. Por muy graves que ellas puedan ser para el futuro del país -por ejemplo, las millonarias pérdidas por Pluna o en ALUR-, no forman parte de su cotidiano ni de sus preocupaciones, sino es de forma muy lateral y esporádica". Y es que llegado a este punto, yo me pregunto: ¿acaso los propios cráneos intelectuales que opinan en El País, y hasta los referentes políticos del partido al cual pertenece, no deberían ser los primeros en sacar conclusiones de estas afirmaciones?
Debo reconocer, por mi parte, que comparto plenamente las conclusiones finales del editorial cuando expresa: "Lamentablemente, el microclima del ambiente político no siempre percibe esta realidad. Al contrario, muchas veces está convencido de que los temas importantes que él se fija son los que a la gente les importa. No termina de darse cuenta de que el uruguayo medio ya no es aquel hombre politizado de mediados de siglo o incluso aquel de los años ochenta. El uruguayo medio cambió: su preocupación política es menor; sus urgencias y sus expectativas económicas le imponen otras prioridades. Seguramente aquellos actores políticos que entiendan esta realidad y afinen sus estrategias en función de ella serán los que mayores réditos saquen en este año con varias elecciones". Y yo dudo que sea la oposición.
O sea, de los dos artículos en cuestión, me permito sacar mis propias conclusiones.
-En primer lugar, y comenzando por el final del editorial, ¡claro que el uruguayo medio cambió! Y que ya no es aquel hombre politizado de mediados de siglo o incluso aquel de los años ochenta, y que su preocupación política es menor, y que sus urgencias y sus expectativas económicas le imponen otras prioridades!. Y qué bueno que así sea, pese a que el microclima del ambiente político y los "macropolíticos" de toda una vida no se hayan dado cuenta! Mientras en buena parte del mundo, y más concretamente en nuestra región, la conflictividad política alcanza límites sorprendentes de violencia, intolerancia y exclusión, Uruguay ha tomado el medicamento correcto: la mayor inclusión social, para lograr el mayor bienestar social.
Y claro que también este medicamento tiene efectos colaterales: en su carrera consumista por alcanzar crecientes niveles de confort, el uruguayo se ha banalizado, se ha vuelto más individualista, más sectario y menos solidario; menos comprometido con el resto de la sociedad. El tener, y el querer tener más, nos vuelve más egoístas. Sin embargo, tampoco es tan tonto; reconoce -dentro de ese microclima del ambiente político -quienes están impulsando y concretando los cambios que el país necesita, en lo económico y en lo social: el FA.
-En cuanto a lo cultural, y coincidiendo con las conclusiones de los dos artículos en cuestión, pienso que en esto, existe una gran y extendida complicidad. Aquellos que por alcanzar mayores objetivos empresariales o mejores beneficios individuales no reparan en los daños colaterales al resto de la sociedad, son culpables del declive -que después ellos mismos critican -de esa sociedad. La prueba más impúdica y grotesca de estos hechos lo constituye la famosa crisis de las hipotecas inmobiliarias en los Estados Unidos (2008) mediante la cual un puñado de ambiciosos en busca de atractivos bonos de compensación individuales, destrozaron la economía del país y de los ciudadanos por igual.
Y es que esta complicidad también involucra, no sólo a aquellos pobres de mente que hacen su catarsis en las redes sociales con esos mensajes de "baño público" a los cuales refería Ahunchain, sino a los medios de comunicación e información que en su afán de rentabilidad para el negocio, siguen las pautas de un concepto de mercadeo primitivo y desnaturalizado, apostando a una mayor circulación o un mayor rating a través del sensacionalismo y la banalidad, programas, telenovelas y películas, todo de tan bajo costo como contenido cultural.
Y la carrera se concentra entonces en quien ofrece más de esa chabacanería cultural, alimentando en lugar de desestimular, el cultivo del personalismo, la intolerancia y la mediocridad. Son los que luego se quejan de que la izquierda pretende nivelar hacia abajo las condiciones sociales, mediante los planes de inclusión, mientras ellos se encargan de nivelar hacia abajo, los valores culturales de la nación. Difícil será enriquecer ese uruguayo medio que debe decidir el futuro de la nación, mientras le sigamos inyectando diariamente esos antivalores que en nada apuntan a su superación.
Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Alberto Rodríguez Genta