Con Macri la especulación financiera es el mejor negocio
Por DÉBORA ASCENCIO
10 de abril de 2018
Los últimos datos económicos difundidos por el gobierno de Cambiemos señalan un crecimiento del 2,9 por ciento del PBI con respecto al 2017, aunque si se compara con 2016 el crecimiento es sólo del 0, 9 por ciento. Con el modelo de Macri, los que más ganan son los que apuestan al mercado financiero y al sector de electricidad, gas y agua. Los tarifazos y la liberalización de las tasas de interés contribuyeron a este escenario. Los más afectados son la construcción y la industria manufacturera. El futuro es la reprimarización del la economía.
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), analiza el crecimiento de los distintos sectores de actividad entre 2015 y 2017, para dar cuenta del perfil sectorial que caracteriza a la gestión de Cambiemos. El dato que el gobierno festejó, fue el crecimiento de 2,9 por ciento del PBI con respecto al año previo. Ahora bien, es importante considerar que 2016 fue un año muy malo para la economía argentina. Tal es así, que cuando se compara el PBI de 2017 con respecto a 2015 el crecimiento es sólo del 0,9 por ciento.
Si se observa la serie desde el año 2011, la economía fluctúa con altibajos, mostrando signos de estancamiento. Las alzas coinciden con los años electorales y las caídas –casi en la misma proporción– con los años no electorales. Pero cuando la información se desagrega según las ramas de actividad, la variación registrada entre 2015 y 2017 se vuelve menos cíclica, evidenciando rasgos de cambio estructural.
Ahora bien, cuando se considera la evolución sectorial del PBI por rama de actividad, se observa una transformación relevante entre los sectores de actividad más beneficiados del modelo. En suma, un nuevo esquema de ganadores y perdedores.
Entre los ganadores, se encuentra en primer lugar la intermediación financiera, que aumentó su participación en la economía 0,74 puntos porcentuales, posicionándose contundentemente por encima del resto de los sectores. En segundo lugar, se ubica el sector de electricidad, gas y agua, con un incremento de 0,61 puntos porcentuales. En tercer lugar, se ubica la agricultura, ganadería, caza y silvicultura, con un incremento de 0,49 puntos porcentuales. En cuarto lugar, se ubica el sector transporte y las comunicaciones, con un crecimiento 0,36 puntos porcentuales.
En cuanto a los perdedores, la actividad más afectada de toda la economía es la industria manufacturera la cual vio retroceder su participación porcentual en 1,49 puntos, seguida por la construcción que retrocedió 0,51 puntos porcentuales. Por otra parte, resulta pertinente mencionar que la caída en los niveles de consumo se refleja en la reducción de la participación en el Valor Agregado Bruto Total en las actividades de comercio mayorista, minorista y reparaciones (reducción de 0,40 puntos porcentuales).
Cuando se observa la evolución de estos sectores a lo largo del tiempo, se corrobora que el sector agropecuario crecía por debajo del promedio y a partir de 2016, con la devaluación de la moneda y la quita de retenciones a las exportaciones, se posiciona abruptamente por encima. En 2017, el pico obtenido en el año previo no puede sostenerlo volviendo otra vez a crecer por debajo del promedio. También los servicios públicos y el sector financiero despegaron en 2016. Los tarifazos de luz, gas y agua, así como la liberalización de las tasas de interés contribuyeron a este escenario. Esta evolución se sostiene en el año siguiente.
Cuando se consideran las ramas perdedoras en el largo plazo, se observa que desde el inicio de la gestión de Cambiemos, se produjo un cambio radical en la tasa de crecimiento de los sectores. Tres sectores que crecían en consonancia con el ritmo general de la economía (el promedio), empiezan a tener un desempeño por debajo: industria, comercio mayorista y minorista y construcción. Esta tendencia se acentúa en la industria en 2017, mientras que la construcción pega un repunte asociada a la obra pública, característica de los años electorales.
A partir del informe elaborado por CEPA, se observa que en los dos años primeros años de la gestión de Cambiemos, se constituyó incipientemente un nuevo esquema de ganadores y perdedores, que configura una nueva situación estructural. En este escenario, los sectores que más trabajo aportaron durante los últimos empiezan a reducir su participación, y los tradicionales sectores ligados a las ventajas comparativas del sector primario comienzan a ser protagonistas. Es esperable que de no revertirse este proceso, en el futuro nos enfrentemos a una economía crecientemente primarizada y con eje en la especulación financiera, escasa transformación industrial y consiguientemente a un mayor desempleo.
Ahora bien, cuando se considera la evolución sectorial del PBI por rama de actividad, se observa una transformación relevante entre los sectores de actividad más beneficiados del modelo. En suma, un nuevo esquema de ganadores y perdedores.
Entre los ganadores, se encuentra en primer lugar la intermediación financiera, que aumentó su participación en la economía 0,74 puntos porcentuales, posicionándose contundentemente por encima del resto de los sectores. En segundo lugar, se ubica el sector de electricidad, gas y agua, con un incremento de 0,61 puntos porcentuales. En tercer lugar, se ubica la agricultura, ganadería, caza y silvicultura, con un incremento de 0,49 puntos porcentuales. En cuarto lugar, se ubica el sector transporte y las comunicaciones, con un crecimiento 0,36 puntos porcentuales.
En cuanto a los perdedores, la actividad más afectada de toda la economía es la industria manufacturera la cual vio retroceder su participación porcentual en 1,49 puntos, seguida por la construcción que retrocedió 0,51 puntos porcentuales. Por otra parte, resulta pertinente mencionar que la caída en los niveles de consumo se refleja en la reducción de la participación en el Valor Agregado Bruto Total en las actividades de comercio mayorista, minorista y reparaciones (reducción de 0,40 puntos porcentuales).
Cuando se observa la evolución de estos sectores a lo largo del tiempo, se corrobora que el sector agropecuario crecía por debajo del promedio y a partir de 2016, con la devaluación de la moneda y la quita de retenciones a las exportaciones, se posiciona abruptamente por encima. En 2017, el pico obtenido en el año previo no puede sostenerlo volviendo otra vez a crecer por debajo del promedio. También los servicios públicos y el sector financiero despegaron en 2016. Los tarifazos de luz, gas y agua, así como la liberalización de las tasas de interés contribuyeron a este escenario. Esta evolución se sostiene en el año siguiente.
Cuando se consideran las ramas perdedoras en el largo plazo, se observa que desde el inicio de la gestión de Cambiemos, se produjo un cambio radical en la tasa de crecimiento de los sectores. Tres sectores que crecían en consonancia con el ritmo general de la economía (el promedio), empiezan a tener un desempeño por debajo: industria, comercio mayorista y minorista y construcción. Esta tendencia se acentúa en la industria en 2017, mientras que la construcción pega un repunte asociada a la obra pública, característica de los años electorales.
A partir del informe elaborado por CEPA, se observa que en los dos años primeros años de la gestión de Cambiemos, se constituyó incipientemente un nuevo esquema de ganadores y perdedores, que configura una nueva situación estructural. En este escenario, los sectores que más trabajo aportaron durante los últimos empiezan a reducir su participación, y los tradicionales sectores ligados a las ventajas comparativas del sector primario comienzan a ser protagonistas. Es esperable que de no revertirse este proceso, en el futuro nos enfrentemos a una economía crecientemente primarizada y con eje en la especulación financiera, escasa transformación industrial y consiguientemente a un mayor desempleo.