25 de junio de 2019
Palestinos queman una figura con la bandera de Israel y la imagen del rey de Baréin en Hebron, Cisjordania.
El plan de los millonarios. La AP boicotea el encuentro en Baréin, que ha generado indiferencia en los países árabes y también en la opinión pública israelí.
La pequeña isla de Baréin se convertirá a partir de hoy en espacio de promoción del proyecto de inversiones de Estados Unidos para Palestina, una iniciativa que forma parte de su “acuerdo del siglo” para el conflicto palestino-israelí, pero que no tendrá representación institucional de ninguno de ellos.
La pequeña isla de Baréin se convertirá a partir de hoy en espacio de promoción del proyecto de inversiones de Estados Unidos para Palestina, una iniciativa que forma parte de su “acuerdo del siglo” para el conflicto palestino-israelí, pero que no tendrá representación institucional de ninguno de ellos.
Dirigido por el yerno y consejero del presidente estadounidense Donald Trump, Jared Kushner, este encuentro bautizado “De la paz a la prosperidad” es el capítulo económico de un plan para resolver el conflicto entre israelíes y palestinos, cuya presentación fue aplazada varias veces. La reunión arrancará esta noche con una cena en un lujoso hotel en Baréin que, como otros Estados árabes del Golfo, empieza a hacer causa común con Israel debido a su compartida hostilidad por Irán. La administración estadounidense busca movilizar más de 50.000 millones de dólares para los palestinos para grandes proyectos de infraestructuras, educación, turismo y comercio.
Los ministros de Finanzas de los países árabes del Golfo, el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, y la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, figuran entre los invitados. La Autoridad Palestina boicotea el encuentro, ante la ausencia de una mención al fin de la ocupación israelí. “Esta conferencia económico no tiene sentido”, declaró el lunes el primer ministro Mohammad Shtayyeh durante una reunión del gobierno. “Lo que Israel y Estados Unidos intentan hacer ahora es simplemente normalizar sus relaciones con los árabes a expensas de los palestinos”.
A su vez, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas subrayó: “Necesitamos el apoyo económico, el dinero y la asistencia, pero antes que nada hace falta una solución política (...) No podemos aceptar que Estados Unidos circunscriba todo (el conflicto) a una cuestión económica”, subrayó.
La presentación el pasado fin de semana del tan esperado y controvertido plan de 50.000 millones de dólares de Estados Unidos para Palestina ha generado más indiferencia que comentarios en los países árabes. A falta de conocer más detalles sobre el proyecto de inversiones, algo que se espera se produzca en el foro, los palestinos han rechazado la reunión y la opinión pública israelí lo considera irrelevante. Ninguna de las dos partes tendrá representación institucional en el encuentro de Baréin, aunque sí habrá empresarios e instituciones privadas y exfuncionarios israelíes.
Además, seis periodistas de Israel están entre los escasos informadores afortunados que han recibido acreditación para acceder a las sesiones y no un mensaje inventándolos a seguirlas por internet. La representación oficial será escasa. El Líbano, un país clave en el conflicto, no estará presente, como tampoco lo estarán otros países árabes, como Irak o Kuwait.
Dos actores fundamentales de la región, Jordania y Egipto, han optado por enviar delegaciones encabezadas por viceministros. Los que sí han respaldado la iniciativa estadounidense son Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, países que visita en estos momentos el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.
Según el programa de la reunión, está previsto que Kushner haga la presentación inicial en la noche de hoy y que el grueso de las intervenciones y paneles tengan lugar mañana. Tomarán la palabra desde el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, hasta el ex primer ministro británico Tony Blair, pasando por representantes de organismos multilaterales de crédito, como la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, y de grandes corporaciones y medios árabes. También asistirá, aunque como moderador, el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, uno de los responsables de finanzas que estarán en el foro.
Todo esto pasará frente a un país que apenas conoce los detalles de la reunión. La prensa de este reino de apenas un millón y medio de personas, escenario de una dura represión contra la oposición tras la primavera de 2011 y que hace tres años ilegalizó a los principales partidos de la oposición, no ha publicado mucho sobre el evento. La poca información de los preparativos sale de la agencia estatal.
En una de las contadas referencias directas, un importante diario bareiní publicó ayer una columna del embajador estadounidense, Justin Hicks Siberell, en la que agradece al país por ser anfitrión por del evento, además de servir de base para la V Flota estadounidense.
Aunque la seguridad aparentemente no ha experimentado un aumento sustantivo, activistas han denunciado en las últimas semanas un incremento de las redadas contra jóvenes líderes opositores. En las redes sociales también se han multiplicado los llamamientos a exponer símbolos palestinos en rechazo a la reunión, y los grupos políticos opositores que están en el exilio han organizado actividades para criticar el foro.
“Hay un consenso nacional entre el oficialismo y la oposición de rechazo al taller”, indicó desde El Líbano, Bager Darwish, el presidente del Foro de Baréin para los Derechos Humanos. En ese sentido, indicó que si no fuera por la represión, la disolución de los partidos políticos y la prohibición tácita de la protesta, habría manifestaciones en contra del foro.
Los ministros de Finanzas de los países árabes del Golfo, el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, y la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, figuran entre los invitados. La Autoridad Palestina boicotea el encuentro, ante la ausencia de una mención al fin de la ocupación israelí. “Esta conferencia económico no tiene sentido”, declaró el lunes el primer ministro Mohammad Shtayyeh durante una reunión del gobierno. “Lo que Israel y Estados Unidos intentan hacer ahora es simplemente normalizar sus relaciones con los árabes a expensas de los palestinos”.
A su vez, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas subrayó: “Necesitamos el apoyo económico, el dinero y la asistencia, pero antes que nada hace falta una solución política (...) No podemos aceptar que Estados Unidos circunscriba todo (el conflicto) a una cuestión económica”, subrayó.
La presentación el pasado fin de semana del tan esperado y controvertido plan de 50.000 millones de dólares de Estados Unidos para Palestina ha generado más indiferencia que comentarios en los países árabes. A falta de conocer más detalles sobre el proyecto de inversiones, algo que se espera se produzca en el foro, los palestinos han rechazado la reunión y la opinión pública israelí lo considera irrelevante. Ninguna de las dos partes tendrá representación institucional en el encuentro de Baréin, aunque sí habrá empresarios e instituciones privadas y exfuncionarios israelíes.
Además, seis periodistas de Israel están entre los escasos informadores afortunados que han recibido acreditación para acceder a las sesiones y no un mensaje inventándolos a seguirlas por internet. La representación oficial será escasa. El Líbano, un país clave en el conflicto, no estará presente, como tampoco lo estarán otros países árabes, como Irak o Kuwait.
Dos actores fundamentales de la región, Jordania y Egipto, han optado por enviar delegaciones encabezadas por viceministros. Los que sí han respaldado la iniciativa estadounidense son Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, países que visita en estos momentos el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.
Según el programa de la reunión, está previsto que Kushner haga la presentación inicial en la noche de hoy y que el grueso de las intervenciones y paneles tengan lugar mañana. Tomarán la palabra desde el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, hasta el ex primer ministro británico Tony Blair, pasando por representantes de organismos multilaterales de crédito, como la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, y de grandes corporaciones y medios árabes. También asistirá, aunque como moderador, el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, uno de los responsables de finanzas que estarán en el foro.
Todo esto pasará frente a un país que apenas conoce los detalles de la reunión. La prensa de este reino de apenas un millón y medio de personas, escenario de una dura represión contra la oposición tras la primavera de 2011 y que hace tres años ilegalizó a los principales partidos de la oposición, no ha publicado mucho sobre el evento. La poca información de los preparativos sale de la agencia estatal.
En una de las contadas referencias directas, un importante diario bareiní publicó ayer una columna del embajador estadounidense, Justin Hicks Siberell, en la que agradece al país por ser anfitrión por del evento, además de servir de base para la V Flota estadounidense.
Aunque la seguridad aparentemente no ha experimentado un aumento sustantivo, activistas han denunciado en las últimas semanas un incremento de las redadas contra jóvenes líderes opositores. En las redes sociales también se han multiplicado los llamamientos a exponer símbolos palestinos en rechazo a la reunión, y los grupos políticos opositores que están en el exilio han organizado actividades para criticar el foro.
“Hay un consenso nacional entre el oficialismo y la oposición de rechazo al taller”, indicó desde El Líbano, Bager Darwish, el presidente del Foro de Baréin para los Derechos Humanos. En ese sentido, indicó que si no fuera por la represión, la disolución de los partidos políticos y la prohibición tácita de la protesta, habría manifestaciones en contra del foro.