24 de junio de 2019
El ministro de Justicia Sergio Moro cada vez más comprometido por la filtración de The Intercept Brasil. Imagen: AFP
Sigue el goteo de chats comprometedores
El portal The Intercept Brasil volvió a comprometer al ex juez Moro, hoy ministro de Justicia, al revelar un pedido de auxilio al fiscal para no perder la causa en 2017.
El ex juez Sergio Moro tenía miedo de que el Supremo Tribunal Federal (STF) le quitara algunos casos de la operación Lava Jato pero un llamado a su amigo y fiscal Deltan Dallagnol lo solucionó. Así lo sugieren nuevas escuchas difundidas ayer en el marco del Morogate. En su tercer fin de semana consecutivo el portal The Intercept Brasil, esta vez junto al brasileño Folha de Sao Paulo, volvió a comprometer al ex juez con nuevos chats privados.
Según afirma Folha, los diálogos indican que tanto los fiscales como el actual ministro de Justicia temían que el entonces magistrado del STF, Teori Zavascki, muerto en un accidente aéreo en 2017, repartiera las investigaciones bajo el control de Moro en Curitiba en un momento considerado “crítico”, ya que las pesquisas vinculadas a la corrupción de la constructora Odebrecht avanzaban con rapidez. El inconveniente habría tenido lugar en 2016 luego de que la Policía Federal permitiera que se filtraran a la prensa parte de una investigación sobre Odebrecht que lideraba el ex juez. Además de eso, Moro ya había sido criticado por el STF por filtrar a la prensa las escuchas telefónicas del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y temía que el juez Zavascki utilizara esta nueva irregularidad para quitarle algunos casos de la operación Lava Jato y dárselos a otro magistrado de primera instancia.
Ante esa posibilidad Moro se contactó con el fiscal Dallagnol y le pidió que ejerciera presión sobre el tribunal. “Fue un enorme golpe por la espalda el de la Policía Federal. Ahora voy a quedar expuesto”, dijo Moro a Dallagnol. El ex juez también le advirtió que luego de lo sucedido tendría que enviar al tribunal al menos una de las investigaciones que tenía en marcha y se refirió al caso del publicista del Partido de los Trabajadores, Joao Santana. Dallagnol le contestó que había arreglado el caso con la Procuraduría General de la Unión y le sugirió que entregara otra investigación que también estuviera vinculada a Odebrecht pero no la del publicista.
Horas más tarde, en otro mensaje, el fiscal intentó calmar a Moro y le dijo que la filtración que había permitido la policía “no fue de mala fe”. Además le pidió a Moro que “no se desanime” y le prometió el apoyo incondicional de la operación al entonces juez. “Que sepas que no solo la inmensa mayoría de la sociedad está contigo, y que nosotros haremos todo lo que sea necesario para defenderte de injustas acusaciones”, aseguró Dallagnol por la red social Telegram. También le dijo que sólo eran momentos de “ánimos exaltados” y que admiraba la serenidad con la que el entonces juez enfrentaba “las noticias malas y los problemas”. “Sigue firme, no te desanimes y cuenta con nosotros”, subrayó el fiscal.
En otro mensaje Moro le comunicó su temor por las “presiones” para que el Consejo Nacional de Justicia (CNJ) investigara su conducta ya que había empezado a acumular críticas por el uso de confesiones de acusados y procesados por corrupción y por la falta de evidencia concreta en el caso contra Lula. En los mensajes, Dallagnol le prometió hablar con el representante de la Fiscalía en el CNJ.
En respuesta al reportaje publicado por Folha, el Ministerio de Justicia volvió a afirmar en una nota que “el ministro no confirma la autenticidad de mensajes obtenidos de forma criminal y que pueden haber sido editados o adulterados total o parcialmente”. “La invasión criminal de teléfonos móviles de autoridades públicas es objeto de investigación por parte de la Policía Federal”, argumentó la cartera en el comunicado.
Asimismo, el propio Moro denunció ante el senado la semana pasada que existe un “grupo criminal” que pretende “atacar” a “las instituciones” y sobre todo a la “lucha contra la corrupción” que él encarnó como juez. En su intervención de 30 minutos, el ex juez criticó lo que a su juicio considera como “sensacionalismo” creado por las filtraciones del portal brasileño. Además dijo que no podría reconocer la autenticidad de los mensajes y sugirió que podrían haber sido alterados. Finalmente lanzó contra el medio que destapó el Morogte y lo denunció públicamente por haber “violado las reglas básicas del periodismo” al no haberle consultado antes del publicar las conversaciones.
El medio The Intercept Brasil, dirigido por el periodista estadounidense Glenn Greenwald a quien el exanalista de la CIA Edward Snowden reveló los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), informó la semana pasada que irá publicando una serie de reportajes sobre las conversaciones mantenidas durante años entre agentes públicos y jueces.
Las conversaciones, según el citado diario, incluyen estrategias para cambiar el orden de las fases de la operación Lava Jato, consejos y pistas de magistrados a los fiscales, y otros artilugios prohibidos por la ley.
El portal The Intercept Brasil volvió a comprometer al ex juez Moro, hoy ministro de Justicia, al revelar un pedido de auxilio al fiscal para no perder la causa en 2017.
El ex juez Sergio Moro tenía miedo de que el Supremo Tribunal Federal (STF) le quitara algunos casos de la operación Lava Jato pero un llamado a su amigo y fiscal Deltan Dallagnol lo solucionó. Así lo sugieren nuevas escuchas difundidas ayer en el marco del Morogate. En su tercer fin de semana consecutivo el portal The Intercept Brasil, esta vez junto al brasileño Folha de Sao Paulo, volvió a comprometer al ex juez con nuevos chats privados.
Según afirma Folha, los diálogos indican que tanto los fiscales como el actual ministro de Justicia temían que el entonces magistrado del STF, Teori Zavascki, muerto en un accidente aéreo en 2017, repartiera las investigaciones bajo el control de Moro en Curitiba en un momento considerado “crítico”, ya que las pesquisas vinculadas a la corrupción de la constructora Odebrecht avanzaban con rapidez. El inconveniente habría tenido lugar en 2016 luego de que la Policía Federal permitiera que se filtraran a la prensa parte de una investigación sobre Odebrecht que lideraba el ex juez. Además de eso, Moro ya había sido criticado por el STF por filtrar a la prensa las escuchas telefónicas del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y temía que el juez Zavascki utilizara esta nueva irregularidad para quitarle algunos casos de la operación Lava Jato y dárselos a otro magistrado de primera instancia.
Ante esa posibilidad Moro se contactó con el fiscal Dallagnol y le pidió que ejerciera presión sobre el tribunal. “Fue un enorme golpe por la espalda el de la Policía Federal. Ahora voy a quedar expuesto”, dijo Moro a Dallagnol. El ex juez también le advirtió que luego de lo sucedido tendría que enviar al tribunal al menos una de las investigaciones que tenía en marcha y se refirió al caso del publicista del Partido de los Trabajadores, Joao Santana. Dallagnol le contestó que había arreglado el caso con la Procuraduría General de la Unión y le sugirió que entregara otra investigación que también estuviera vinculada a Odebrecht pero no la del publicista.
Horas más tarde, en otro mensaje, el fiscal intentó calmar a Moro y le dijo que la filtración que había permitido la policía “no fue de mala fe”. Además le pidió a Moro que “no se desanime” y le prometió el apoyo incondicional de la operación al entonces juez. “Que sepas que no solo la inmensa mayoría de la sociedad está contigo, y que nosotros haremos todo lo que sea necesario para defenderte de injustas acusaciones”, aseguró Dallagnol por la red social Telegram. También le dijo que sólo eran momentos de “ánimos exaltados” y que admiraba la serenidad con la que el entonces juez enfrentaba “las noticias malas y los problemas”. “Sigue firme, no te desanimes y cuenta con nosotros”, subrayó el fiscal.
En otro mensaje Moro le comunicó su temor por las “presiones” para que el Consejo Nacional de Justicia (CNJ) investigara su conducta ya que había empezado a acumular críticas por el uso de confesiones de acusados y procesados por corrupción y por la falta de evidencia concreta en el caso contra Lula. En los mensajes, Dallagnol le prometió hablar con el representante de la Fiscalía en el CNJ.
En respuesta al reportaje publicado por Folha, el Ministerio de Justicia volvió a afirmar en una nota que “el ministro no confirma la autenticidad de mensajes obtenidos de forma criminal y que pueden haber sido editados o adulterados total o parcialmente”. “La invasión criminal de teléfonos móviles de autoridades públicas es objeto de investigación por parte de la Policía Federal”, argumentó la cartera en el comunicado.
Asimismo, el propio Moro denunció ante el senado la semana pasada que existe un “grupo criminal” que pretende “atacar” a “las instituciones” y sobre todo a la “lucha contra la corrupción” que él encarnó como juez. En su intervención de 30 minutos, el ex juez criticó lo que a su juicio considera como “sensacionalismo” creado por las filtraciones del portal brasileño. Además dijo que no podría reconocer la autenticidad de los mensajes y sugirió que podrían haber sido alterados. Finalmente lanzó contra el medio que destapó el Morogte y lo denunció públicamente por haber “violado las reglas básicas del periodismo” al no haberle consultado antes del publicar las conversaciones.
El medio The Intercept Brasil, dirigido por el periodista estadounidense Glenn Greenwald a quien el exanalista de la CIA Edward Snowden reveló los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), informó la semana pasada que irá publicando una serie de reportajes sobre las conversaciones mantenidas durante años entre agentes públicos y jueces.
Las conversaciones, según el citado diario, incluyen estrategias para cambiar el orden de las fases de la operación Lava Jato, consejos y pistas de magistrados a los fiscales, y otros artilugios prohibidos por la ley.