Álvaro Verzi Rangel
Pese a su descrédito como institución, la puja por la sucesión del uruguayo Luis Almagro como secretario general de la Organización de Estados Americano (OEA), con sede en Washington, ya comenzó, puesto que Estados Unidos no logró adelantar las elecciones para este semestre y, finalmente, se realizarán en 2020, cuando corresponde.
Desacreditada y devaluada, la OEA se ha comportado como los antiguos Ministerios de las Colonias, aunque ahora sea un “nativo” quien lo lidere. Integrada por 35 países, está dirigida por EEUU, que financia el 80% del presupuesto del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, convertido en los últimos años en la principal punta de lanza contra el gobierno constitucional de Venezuela.
Desacreditada y devaluada, la OEA se ha comportado como los antiguos Ministerios de las Colonias, aunque ahora sea un “nativo” quien lo lidere. Integrada por 35 países, está dirigida por EEUU, que financia el 80% del presupuesto del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, convertido en los últimos años en la principal punta de lanza contra el gobierno constitucional de Venezuela.
Relegado a un plano secundario su rol de foro de discusión política, ahora su intervencionismo se basa en una interpretación sesgada y dirigida de los derechos humanos, con una clara intención de doblegar la voluntad de los gobiernos que no se sometan a sus intereses. Y desde allí se tejieron los planes para desarticular los procesos de integración latinoamericanos-caribeños, como Mercosur, Unasur y la Celac.
Muchos gobiernos y políticos latinoamericanos y caribeños ya han manifestado su oposición a la reelección de Almagro, y aún falta mucho tiempo para la decisión y muchas cosas pueden pasar hasta entonces. El excanciller uruguayo va a jugar fuerte sus cartas en la próxima asamblea de la OEA, en Colombia, a finales de este mes, con una nueva arremetida contra Venezuela.
Primero, la Asamblea en Colombia
Los papeles de trabajo que estudian los asesores del actual secretario para la asamblea en Colombia, incluye los recurrentes temas de la migración y la crisis humanitaria en Venezuela, como una carga y un peligro común para la región, con el planteo de una intervención panamericana “de protección”, como solución de la crisis, una vez fracasados el ingreso de la “ayuda” por Cúcuta en abril y las amenazas de invasión estadounidense, pedida por la propia oposición venezolana.
Otro argumento que manejan en la sede de Washington es declarar a Venezuela como estado fallido con un gobierno forajido y narcotraficante (de acuerdo con el guión del gobierno estadounidense), una empresa criminal internacional que significa un peligro para la región, pero también para Estados Unidos y Europa. El final del argumento es similar al anterior: existe la necesidad de intervenir.
Muchos gobiernos y políticos latinoamericanos y caribeños ya han manifestado su oposición a la reelección de Almagro, y aún falta mucho tiempo para la decisión y muchas cosas pueden pasar hasta entonces. El excanciller uruguayo va a jugar fuerte sus cartas en la próxima asamblea de la OEA, en Colombia, a finales de este mes, con una nueva arremetida contra Venezuela.
Primero, la Asamblea en Colombia
Los papeles de trabajo que estudian los asesores del actual secretario para la asamblea en Colombia, incluye los recurrentes temas de la migración y la crisis humanitaria en Venezuela, como una carga y un peligro común para la región, con el planteo de una intervención panamericana “de protección”, como solución de la crisis, una vez fracasados el ingreso de la “ayuda” por Cúcuta en abril y las amenazas de invasión estadounidense, pedida por la propia oposición venezolana.
Otro argumento que manejan en la sede de Washington es declarar a Venezuela como estado fallido con un gobierno forajido y narcotraficante (de acuerdo con el guión del gobierno estadounidense), una empresa criminal internacional que significa un peligro para la región, pero también para Estados Unidos y Europa. El final del argumento es similar al anterior: existe la necesidad de intervenir.
La secretaría general recopila “pruebas” de que Venezuela presta su territorio para el terrorismo internacional y sirve de base de entrenamiento y respaldo a las guerrillas colombianas, y como argumento maneja supuestos choques en la frontera (Colombia está habituado a brindar falsos positivos) y la necesidad de responder a las agresiones incluso con armas antiaéreas (obviamente provistas por EEUU).
En el dossier que prepara la secretaría general también se habla de la intervención de Cuba, Rusia, China, Irán y del movimiento Hezbollah y los presenta como una amenaza regional, de acuerdo al mismo libreto dado a conocer por los “halcones” de Trump. Todos estos elementos, sostienen, justifica la puesta en operación del militar Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), parte de la doctrina Monroe de una América para los (norte) americanos, avalando la necesidad de intervenir en Venezuela.
Almagro duda de su eventual mayoría
Estados Unidos propuso adelantar las elecciones por miedo a que Almagro perdiera los votos (que dice tener asegurados) de Canadá, Guatemala y Argentina, si cambian sus gobiernos tras las elecciones de este año. Y por ende será designado en la Asamblea General, el foro político más importante de la organización de 34 países, en el primer semestre del año próximo.
Cuba no participa del organismo panamericano desde 1962 y Venezuela ya anunció su retiro del mismo. La Comunidad del Caribe, con 14 países que suelen votar en bloque, parece ser el fiel de la balanza y aspira a que uno de sus representantes se siente en el sillón de Almagro.
Para ser reelegido, Almagro necesita mayoría simple, es decir 18 votos, una cifra no muy fácil de lograr, habida cuenta del malestar de varios países con el autoritarismo, la verborragia disociadora, parcialidad. Cuando en diciembre anunció su candidatura, dijo que ya contaba con el respaldo de EEUU y Colombia, pero nada garantiza que logre la cantidad de apoyos necesarios, pese a las presiones que pueda hacer Washington.
En el dossier que prepara la secretaría general también se habla de la intervención de Cuba, Rusia, China, Irán y del movimiento Hezbollah y los presenta como una amenaza regional, de acuerdo al mismo libreto dado a conocer por los “halcones” de Trump. Todos estos elementos, sostienen, justifica la puesta en operación del militar Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), parte de la doctrina Monroe de una América para los (norte) americanos, avalando la necesidad de intervenir en Venezuela.
Almagro duda de su eventual mayoría
Estados Unidos propuso adelantar las elecciones por miedo a que Almagro perdiera los votos (que dice tener asegurados) de Canadá, Guatemala y Argentina, si cambian sus gobiernos tras las elecciones de este año. Y por ende será designado en la Asamblea General, el foro político más importante de la organización de 34 países, en el primer semestre del año próximo.
Cuba no participa del organismo panamericano desde 1962 y Venezuela ya anunció su retiro del mismo. La Comunidad del Caribe, con 14 países que suelen votar en bloque, parece ser el fiel de la balanza y aspira a que uno de sus representantes se siente en el sillón de Almagro.
Para ser reelegido, Almagro necesita mayoría simple, es decir 18 votos, una cifra no muy fácil de lograr, habida cuenta del malestar de varios países con el autoritarismo, la verborragia disociadora, parcialidad. Cuando en diciembre anunció su candidatura, dijo que ya contaba con el respaldo de EEUU y Colombia, pero nada garantiza que logre la cantidad de apoyos necesarios, pese a las presiones que pueda hacer Washington.
Los caribeños ¿deciden?
En las oficinas de la OEA en Washington se suceden reuniones informales, donde diplomáticos de distintos países tratan de encontrar un aspirante que les brinde más garantías. Incluso representantes del Grupo de Lima, creado en las orillas de la OEA en agosto de 2017 para coordinar sus estrategias contra Venezuela, buscan un candidato propio, y han tentado al veterano diplomático peruano Hugo de Zela, hoy embajador de su país en EEUU y uno de los más activos dentro del bloque antivenezolano..
De Zela fue jefe de gabinete de la Secretaría General del brasileño Joao Clemente Baena Soares (1989-19949 y del cileno José Miguel Insulza (2011-2015). Pero si el peruano aceptara su nominación, el Grupo de Lima podría dividir sus votos.
La Comunidad del Caribe (Caricom), descontenta con la gestión de Almagro sobre la crisis venezolana, piensa presentar un candidato que tenga en cuenta sus intereses: les preocupoa mucho más el cambio climático que pelearse con Venezuela. Ronald Sanders, embajador ante la OEA de Antigua y Barbuda, rechazó su postulación, solicitada por varios primeros ministros caribeños. «No estoy interesado, pero sí tengo interés en que Almagro sea reemplazado por una persona competente», destacó.
De no lograr colocar a un caribeño, estarían dispuestos a respaldar –según el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne- a la actual presidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa. Otra nominación que analizan los caribeños es la de Liz Thompson, representante de Barbados en la ONU, quien fuera asesora en temas de energía sostenible del anterior secretario general de la organización, Ban Ki-moon
Otro candidato que se menciona en los pasillos de la OEA es el expresidente panameño Martín Torrijos, mientras que en su última visita a Buenos Aires, el presidente argentino Mauricio Macri le propuso a Almagro la candidatura de su excanciller Susana Malcorra.
Pero falta mucho tiempo: la situación en Brasil con el escándolo de la mafia judicial–política no será fácil de resolver, mientras las expectativas penden, también, de los resultados electorales en Guatemala, Argentina, Bolivia, Uruguay y Canadá.
*Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)