Sueños y pesadillas de un país donde morirse es más barato que enfermarse
4 jun 2019
María Romero, inmigrante indocumentada mexicana.
María Romero, inmigrante indocumentada mexicana.
El acceso a la sanidad es un derecho fundamental del hombre. Sin embargo, este concepto adopta otro matiz en EE.UU., donde la atención médica básica es un lujo para la gran mayoría de la población. Nuestros presentadores, Virginia Vallejo y Nicolás Sánchez O’Donovan, se ponen como objetivo averiguar si es cierto que para algunas personas en EE.UU., especialmente para muchos inmigrantes, la atención médica es tan costosa que, en ciertos casos, morir es la opción más barata.
Descargar video
Esta edición de 'Sueños y pesadillas' se adentra en la triste realidad que viven los inmigrantes indocumentados o sin seguro médico en EE.UU.
Muchas personas expatriadas rezan para no enfermarse o no sufrir ninguna lesión seria, porque temen que no recibirán atención en un centro de salud por no contar con los respectivos documentos o, peor aún, que los reporten a los servicios de migración.
Los presentadores del programa aseguran que a las personas de la comunidad migrante con sus salarios les es muy difícil acceder al sistema de salud estadounidense. Virginia incluso comenta que ella mensualmente tiene que pagar por su seguro médico el equivalente al arriendo y comida juntos, por lo que opina que "es más fácil y barato morirse que enfermarse".
Las cifras hablan por sí solas. Acudir al terapeuta por tener la gripe supondrá entre 100 y 500 dólares al paciente y no incluyen medicamentos. Llamar una ambulancia a una zona residencial de las afueras de una gran ciudad cuesta entre 2.000 y 3.000 dólares, mientras que el coste medio de dar a luz es de más de 10.000 dólares.
Además, cualquier tratamiento puede incluir servicios complementarios, con lo que los costes se incrementarán aún más. Como resultado, una grave lesión o enfermedad pueden arruinar el presupuesto de una familia. En EE.UU., las facturas médicas son causa de la mitad de las bancarrotas de particulares.
María Romero, una inmigrante indocumentada mexicana que vive en Texas desde hace 20 años, relató que en caso de que ella o sus hijas se enfermen tiene que destinar hasta el 50 % de sus ingresos para los gastos médicos, y que en ocasiones los medicamentos ha tenido que comprarlos "mucho después" debido a que tras la consulta médica sus recursos se agotaron. Pero Romero ha sido testigo de casos peores, en los que algunas de sus personas conocidas que sufrían graves enfermedades tuvieron que regresar a su país de origen porque les era imposible costear los gastos de los respectivos tratamientos en EE.UU.
En medio de este panorama, existen organizaciones que se dedican a brindar ayuda a las personas de bajos recursos económicos o inmigrantes indocumentados ofreciéndoles consultas médicas gratuitas y medicamentos. Pero algunas de las ONG no cuentan con los suficientes recursos para atender a una gran cantidad de personas necesitadas, cuya cifra va en aumento.
Asimismo se muestran pesimistas con las políticas del actual Gobierno estadounidense y temen que el presidente ordene la suspensión de los programas benéficos para los inmigrantes indocumentados.
Esta edición de 'Sueños y pesadillas' se adentra en la triste realidad que viven los inmigrantes indocumentados o sin seguro médico en EE.UU.
Muchas personas expatriadas rezan para no enfermarse o no sufrir ninguna lesión seria, porque temen que no recibirán atención en un centro de salud por no contar con los respectivos documentos o, peor aún, que los reporten a los servicios de migración.
Los presentadores del programa aseguran que a las personas de la comunidad migrante con sus salarios les es muy difícil acceder al sistema de salud estadounidense. Virginia incluso comenta que ella mensualmente tiene que pagar por su seguro médico el equivalente al arriendo y comida juntos, por lo que opina que "es más fácil y barato morirse que enfermarse".
Las cifras hablan por sí solas. Acudir al terapeuta por tener la gripe supondrá entre 100 y 500 dólares al paciente y no incluyen medicamentos. Llamar una ambulancia a una zona residencial de las afueras de una gran ciudad cuesta entre 2.000 y 3.000 dólares, mientras que el coste medio de dar a luz es de más de 10.000 dólares.
Además, cualquier tratamiento puede incluir servicios complementarios, con lo que los costes se incrementarán aún más. Como resultado, una grave lesión o enfermedad pueden arruinar el presupuesto de una familia. En EE.UU., las facturas médicas son causa de la mitad de las bancarrotas de particulares.
María Romero, una inmigrante indocumentada mexicana que vive en Texas desde hace 20 años, relató que en caso de que ella o sus hijas se enfermen tiene que destinar hasta el 50 % de sus ingresos para los gastos médicos, y que en ocasiones los medicamentos ha tenido que comprarlos "mucho después" debido a que tras la consulta médica sus recursos se agotaron. Pero Romero ha sido testigo de casos peores, en los que algunas de sus personas conocidas que sufrían graves enfermedades tuvieron que regresar a su país de origen porque les era imposible costear los gastos de los respectivos tratamientos en EE.UU.
En medio de este panorama, existen organizaciones que se dedican a brindar ayuda a las personas de bajos recursos económicos o inmigrantes indocumentados ofreciéndoles consultas médicas gratuitas y medicamentos. Pero algunas de las ONG no cuentan con los suficientes recursos para atender a una gran cantidad de personas necesitadas, cuya cifra va en aumento.
Asimismo se muestran pesimistas con las políticas del actual Gobierno estadounidense y temen que el presidente ordene la suspensión de los programas benéficos para los inmigrantes indocumentados.