ARGENTINA
El peligro de los Tratados de Libre Comercio: mayor déficit, menor industria y pérdida de patentes
Por HERNÁN LETCHER
10 de junio de 2020
Un riguroso estudio reliazado por CEPA y OCIPEx demuestra que los tratados de libre comercio como los que negocian Argentina y el Mercosur en este momento con la Unión Europea, Corea y otros bloques han sido altamente perjudiciales para países que los implementaron. Allí retrocedió la industria, subió el déficit comercial, se exportaron más materias primas, se perdieron patentes, se afectó el desarrollo científico y se concentraron contratos con el estado.
Argentina se propone encarar una política exterior autónoma y pragmática. Esto incluye un relacionamiento externo diversificado, alrededor de agendas comunes a distintos niveles y diferentes socios comerciales con quienes encontremos complementariedades y mayores simetrías. El contexto internacional, signado por escenarios fluctuantes e imprevisibles, obliga a los países periféricos y semiperiféricos como el nuestro a moverse con inteligencia y practicidad en cada una de estas agendas sin entrar en alineamientos automáticos e ideologizados. La autonomía y el pragmatismo, una vez más, deben regir el curso de nuestra política exterior.
A este panorama se agrega el deterioro económico heredado de la gestión Cambiemos: tres años de caída del PBI, los dos déficits comerciales más grandes de los últimos 20 años (2017 y 20183) y una industria nacional paralizada en casi todos sus rubros, con una utilización del 51,6% de la capacidad instalada en marzo de este año. En este contexto, la negociación de Trados de Libre Comericio (TLCs) entre Estados con niveles de PBI y desarrollo disímiles podría quizás aumentar la restricción externa de nuestro país o bien acentuar la primarización en aquellos sectores que lideren el intercambio comercial que Argentina pueda realizar. Simultáneamente, la crisis económica y sanitaria mundial suma una necesidad central a los gobiernos: asegurar bienes estratégicos, proteger la industria y el trabajo.
La liberalización del comercio -en abstracto- no es sinónimo de reactivación económica, y cuando hablamos de TLCs de carácter asimétrico, la liberalización se constituye como un obstáculo al desarrollo económico inclusivo y sustentable. Es por ello que entendemos que es necesario realizar estudios de impacto económico, social, ambiental y jurídico de estos tratados, en la que participen el sector empresarial, sindical y académico; a los fines de que el gobierno argentino pueda llevar adelante una estrategia negociadora defensora del trabajo, la producción y el desarrollo nacional y regional.
Actualmente, la Argentina y los socios del bloque Mercosur se encuentran negociando tratados de libre comercio (TLC), birregionales y bilaterales, con distintos bloques y países del mundo. Se destacan, los acuerdos en revisión legal con la Unión Europea y con EFTA; y las negociaciones bilaterales con Corea del Sur, Singapur e India entre otros. En todos estos casos se trata tanto de negociaciones asimétricas por las diferencias en el peso económico que representan las partes como de acuerdos OMC, es decir que exceden la materia estrictamente comercial y avanzan sobre áreas estratégicas de interés para los Estados, como compras gubernamentales, servicios, derechos de propiedad intelectual, entre otros.
¿Cuál fue la experiencia de países que firmaron TLCs con la Unión Europea?
⦁ Todas las economías de menor desarrollo productivo han experimentado un saldo negativo en su relación comercial con la Unión Europea, ya sea disminuyendo sustancialmente su superávit comercial (Chile), como incrementando sus déficits en niveles por arriba del 100%.
⦁ Tuvieron una continuidad de los sesgos exportadores/importadores entre los socios comerciales y la Unión Europea, perpetuándose las asimetrías productivas existentes al momento de la implementación de los TLCs.
⦁ El déficit no sólo se incrementa por un aumento de importaciones de productos de mayor complejidad, sino también por un incremento de las importaciones de productos de menor valor agregado en cada país (principales sectores en sus canastas exportadoras).
⦁ Se constata -en todos los países- que el incremento porcentual de los principales sectores de importación supera ampliamente al desempeño de los principales sectores de exportación.
El déficit no sólo es incrementado por un aumento de importaciones de productos de mayor complejidad, sino también por un incremento de las importaciones de productos de menor valor agregado en cada país. Esto es llamativo si consideramos que son esta clase de productos los que priman en las canastas exportadoras de los países seleccionados. Europa no sólo exporta tecnología de punta, sino también, por ejemplo, alimentos procesados como quesos y vinos.
En lo que respecta a desarrollo científico-tecnológico, tanto la Unión Europea como Corea del Sur superan al menos 8 veces la cantidad de patentes presentadas por año al Mercosur. En sectores de tecnología de punta como telecomunicaciones, tecnología informática y semiconductores, la UE presentó 14.190 patentes en 2018, Corea 16.134, y el Mercosur solamente 317 (todas de Brasil). Otros sectores claves para observar las asimetrías, sobre todo teniendo en cuenta el contexto generado por la pandemia, son el farmacéutico, el de tecnología médica y biotecnología, donde la UE presentó 16.233 patentes, Corea 9.096 y el Mercosur 1.237.
A continuación se detallan los principales capítulos presentes en los TLCs que negocia actualmente el Mercosur con la Unión Europea, EFTA y Corea del Sur. Observamos que en las tres negociaciones, el bloque Mercosur posee más intereses defensivos que ofensivos: en otras palabras, tiene más para perder que para ganar.
La posibilidad de competir directamente con productos e industrias surcoreanas, caracterizadas por un alto desarrollo tecnológico e industrial, es un desafío muy grande para la Argentina porque amenaza a una de sus exportaciones más importantes: las maquinarias, las autopartes, y los autos, es decir, las ventas con valor industrial. En este sentido, ante el Senado nacional el Canciller argentino, Felipe Solá, aseguró: «Quieren que se trate de igual a igual los autos argentinos y los autos coreanos, cuyas industrias tienen gran cantidad de subsidios cruzados”. Este posible trato igualitario es un riesgo grande para Buenos Aires.
Ventaja para el más grande
Por otra parte, estos acuerdos le otorgan una mayor ventaja a las empresas de las contrapartes respecto a su participación y acceso en los mercados latinoamericanos, garantizándose éstas menores costos;
Las reglas de origen, por definición, brindan la posibilidad de rechazar el tratamiento arancelario preferencial para casos de fraude o sospecha de fraude relacionado con el origen de un producto. Aquí, el Mercosur busca evitar que productos provenientes de regiones con bajos salarios ingresen sin aranceles como si fueran manufacturados en Europa, Corea o EFTA. La flexibilidad en la formulación de estas reglas podría generar competencia desleal, por triangulación de comercio. La dificultad radica en trazar el origen de la fabricación de un bien. En este sentido, la UE impuso su propuesta de “autocertificación” o certificación por el exportador, que soslaya la responsabilidad total del cumplimiento de origen, sin que medie la intervención de ninguna entidad.
En materia de compras públicas, se establece el trato no discriminatorio entre oferentes nacionales y extranjeros en licitaciones públicas22. Esto podría generar la pérdida de exclusividad para las empresas nacionales en sectores estratégicos. La asimetría existente entre las empresas de uno y otro bloque es extremadamente amplia.
El capítulo servicios también establece en algunos casos el trato no discriminatorio y sin restricciones entre las partes; pudiendo provocar la pérdida de mercado para empresas nacionales a manos de empresas de la contraparte, producto de su mayor competitividad. Es importante señalar que tanto la UE, EFTA y Corea tienen un alto desarrollo en telecomunicaciones y servicios financieros.
Inversiones, es un capítulo presente en la negociación con el bloque EFTA y también con Corea. En el caso de EFTA, el acuerdo en principio establece “la concesión de derechos no discriminatorios de establecimiento (presencia comercial) en sectores económicos no cubiertos por el capítulo sobre comercio de servicios”23. Por último, en materia de propiedad intelectual, todas las contrapartes han pretendido incorporar cláusulas denominadas “TRIPS plus” a los acuerdos con el Mercosur24, con el objetivo de extender la duración de las patentes de los medicamentos y agroquímicos.
Impacto negativo para Argentina en el Mercosur
En materia de bienes industriales, todas las contrapartes (UE, EFTA y Corea del Sur) poseen mayor desarrollo industrial relativo. El Mercosur, en estos casos, solo puede excluir sectores sensibles, alargar plazos de desgravación y preservar salvaguardias. Es decir, hacer control de daños. Respecto a bienes agrícolas, el Mercosur aventaja en capacidad agrícola a los otros bloques y países. Aquí se busca ganar el mayor acceso posible, en un marco de barreras arancelarias y paraarancelarias preexistentes y ofertas restrictivas de desgravación.
Esta clase de acuerdos comerciales representan un desafío importante para las relaciones comerciales y económicas hacia el interior del Mercosur porque genera una nueva competencia extranjera en un mercado ya regulado. De esta manera, las importaciones y exportaciones que se realizan entre los propios socios del bloque deberán competir con países externos que, en algunos casos, tienen un nivel de desarrollo mayor que amenaza con perjudicar y disminuir las actuales relaciones. En este sentido, es de particular atención el acuerdo que se está negociando con Corea del Sur, uno de los más avanzados, y uno de los que mayores riesgos representa por la calidad productiva y exportadora del país asiático, caracterizada por su avance tecnológico.
Cabe destacar que en el 2019 la relación comercial entre Brasil y la Argentina ha sido superavitaria para el país por primera vez desde el año 2002. La balanza comercial del año pasado representó ganancias por un total de 1.017 millones de dólares, una mejora de más de cinco mil millones de dólares en relación al 2018, cuando el déficit llegó a los 4.289 millones según el INDEC.
La relación comercial con Brasil es importante para la Argentina porque permite ventas y exportaciones ligadas con productores industriales manufacturados con un mayor valor agregado que los derivados del petróleo, la soja y los productos agrícolas. Según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), dependiente del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en el año 2017 Buenos Aires exportó por un total cercano a los 59 mil millones de dólares. Las tres principales ventas fueron la harina de soja (15%), el maíz (6,8%) y el aceite de soja (6,65). En ninguno de estos productos Brasil es un importante comprador: apenas representa el 1,9% del total del maíz y el 0,74% del aceite. El país vecino se vuelve un imprescindible socio comercial en las ventas de camiones y autos, la cuarta y la sexta mayor exportación respectivamente. Brasilia acaparó, en el 2017, el 54% de las exportaciones de camiones y el 86% de las exportaciones de autos.
Esta posición fundamental de Brasil podría verse amenazada ante un acuerdo de libre comercio con Corea del Sur porque el país asiático es uno de los mayores productores mundiales de esta clase de productos. Esto generaría una competencia entre los productos argentinos y los surcoreanos por un mismo mercado, pero con claras diferencias a la hora de producir ya que el país asiático es un productor de punta mundial. Según OEC en el 2017 Seúl fue el sexto vendedor mundial de partes de autos ocupando el 5,2% del comercio internacional. Por su parte, la Argentina sólo ocupó el 0,22%. Algo similar ocurre con las exportaciones de autos: Seúl representó el 5,4% por un total de 40 mil millones de dólares y Buenos Aires el 0,21% por un total de 1.500 millones.
Ante un posible acuerdo de libre comercio las relaciones comerciales entre la Argentina y Paraguay podrían sufrir un estancamiento basado en la compra y venta de productos primarias de poca industrialización ya que Seúl será un competidor más importante y desarrollado en esta esfera productiva. Además, la profundización de la relación comercial con altos estándares de industrialización entre Paraguay y Corea del Sur podría provocar la pérdida de un posible destino de las ventas de autopartes argentinas hacia Brasil ante una eventual crisis bilateral debido a las importantes diferencias políticas que existen en estos momentos entre Brasilia y Buenos Aires y ante la crisis económica que sufre el gigante sudamericano a raíz de la pandemia del Covid-19.
De esta manera, un posible acuerdo comercial con una potencia exportadora de productos industriales y tecnológicos como Corea del Sur -el 60% de sus exportaciones son derivados del transporte y maquinarias- podría generar impactos negativos para el comercio argentino en relación con los socios del Mercosur en dos sentidos. Por un lado podría generar pérdidas en las exportaciones industriales que realiza hacia Brasil, un socio muy importante para el país en esta clase de productos -Brasilia es el destino del 54% de las ventas de camiones y del 86% de los autos-. Un acuerdo de libre comercio con Corea del Sur, sexto exportador mundial de autos, podría generar una competencia directa entre ambos países para la cual, por historia y capacidad, Seúl está más preparada que Buenos Aires.
Por otra parte, estos acuerdos le otorgan una mayor ventaja a las empresas de las contrapartes respecto a su participación y acceso en los mercados latinoamericanos, garantizándose éstas menores costos;
Las reglas de origen, por definición, brindan la posibilidad de rechazar el tratamiento arancelario preferencial para casos de fraude o sospecha de fraude relacionado con el origen de un producto. Aquí, el Mercosur busca evitar que productos provenientes de regiones con bajos salarios ingresen sin aranceles como si fueran manufacturados en Europa, Corea o EFTA. La flexibilidad en la formulación de estas reglas podría generar competencia desleal, por triangulación de comercio. La dificultad radica en trazar el origen de la fabricación de un bien. En este sentido, la UE impuso su propuesta de “autocertificación” o certificación por el exportador, que soslaya la responsabilidad total del cumplimiento de origen, sin que medie la intervención de ninguna entidad.
En materia de compras públicas, se establece el trato no discriminatorio entre oferentes nacionales y extranjeros en licitaciones públicas22. Esto podría generar la pérdida de exclusividad para las empresas nacionales en sectores estratégicos. La asimetría existente entre las empresas de uno y otro bloque es extremadamente amplia.
El capítulo servicios también establece en algunos casos el trato no discriminatorio y sin restricciones entre las partes; pudiendo provocar la pérdida de mercado para empresas nacionales a manos de empresas de la contraparte, producto de su mayor competitividad. Es importante señalar que tanto la UE, EFTA y Corea tienen un alto desarrollo en telecomunicaciones y servicios financieros.
Inversiones, es un capítulo presente en la negociación con el bloque EFTA y también con Corea. En el caso de EFTA, el acuerdo en principio establece “la concesión de derechos no discriminatorios de establecimiento (presencia comercial) en sectores económicos no cubiertos por el capítulo sobre comercio de servicios”23. Por último, en materia de propiedad intelectual, todas las contrapartes han pretendido incorporar cláusulas denominadas “TRIPS plus” a los acuerdos con el Mercosur24, con el objetivo de extender la duración de las patentes de los medicamentos y agroquímicos.
Impacto negativo para Argentina en el Mercosur
En materia de bienes industriales, todas las contrapartes (UE, EFTA y Corea del Sur) poseen mayor desarrollo industrial relativo. El Mercosur, en estos casos, solo puede excluir sectores sensibles, alargar plazos de desgravación y preservar salvaguardias. Es decir, hacer control de daños. Respecto a bienes agrícolas, el Mercosur aventaja en capacidad agrícola a los otros bloques y países. Aquí se busca ganar el mayor acceso posible, en un marco de barreras arancelarias y paraarancelarias preexistentes y ofertas restrictivas de desgravación.
Esta clase de acuerdos comerciales representan un desafío importante para las relaciones comerciales y económicas hacia el interior del Mercosur porque genera una nueva competencia extranjera en un mercado ya regulado. De esta manera, las importaciones y exportaciones que se realizan entre los propios socios del bloque deberán competir con países externos que, en algunos casos, tienen un nivel de desarrollo mayor que amenaza con perjudicar y disminuir las actuales relaciones. En este sentido, es de particular atención el acuerdo que se está negociando con Corea del Sur, uno de los más avanzados, y uno de los que mayores riesgos representa por la calidad productiva y exportadora del país asiático, caracterizada por su avance tecnológico.
Cabe destacar que en el 2019 la relación comercial entre Brasil y la Argentina ha sido superavitaria para el país por primera vez desde el año 2002. La balanza comercial del año pasado representó ganancias por un total de 1.017 millones de dólares, una mejora de más de cinco mil millones de dólares en relación al 2018, cuando el déficit llegó a los 4.289 millones según el INDEC.
La relación comercial con Brasil es importante para la Argentina porque permite ventas y exportaciones ligadas con productores industriales manufacturados con un mayor valor agregado que los derivados del petróleo, la soja y los productos agrícolas. Según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), dependiente del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en el año 2017 Buenos Aires exportó por un total cercano a los 59 mil millones de dólares. Las tres principales ventas fueron la harina de soja (15%), el maíz (6,8%) y el aceite de soja (6,65). En ninguno de estos productos Brasil es un importante comprador: apenas representa el 1,9% del total del maíz y el 0,74% del aceite. El país vecino se vuelve un imprescindible socio comercial en las ventas de camiones y autos, la cuarta y la sexta mayor exportación respectivamente. Brasilia acaparó, en el 2017, el 54% de las exportaciones de camiones y el 86% de las exportaciones de autos.
Esta posición fundamental de Brasil podría verse amenazada ante un acuerdo de libre comercio con Corea del Sur porque el país asiático es uno de los mayores productores mundiales de esta clase de productos. Esto generaría una competencia entre los productos argentinos y los surcoreanos por un mismo mercado, pero con claras diferencias a la hora de producir ya que el país asiático es un productor de punta mundial. Según OEC en el 2017 Seúl fue el sexto vendedor mundial de partes de autos ocupando el 5,2% del comercio internacional. Por su parte, la Argentina sólo ocupó el 0,22%. Algo similar ocurre con las exportaciones de autos: Seúl representó el 5,4% por un total de 40 mil millones de dólares y Buenos Aires el 0,21% por un total de 1.500 millones.
Ante un posible acuerdo de libre comercio las relaciones comerciales entre la Argentina y Paraguay podrían sufrir un estancamiento basado en la compra y venta de productos primarias de poca industrialización ya que Seúl será un competidor más importante y desarrollado en esta esfera productiva. Además, la profundización de la relación comercial con altos estándares de industrialización entre Paraguay y Corea del Sur podría provocar la pérdida de un posible destino de las ventas de autopartes argentinas hacia Brasil ante una eventual crisis bilateral debido a las importantes diferencias políticas que existen en estos momentos entre Brasilia y Buenos Aires y ante la crisis económica que sufre el gigante sudamericano a raíz de la pandemia del Covid-19.
De esta manera, un posible acuerdo comercial con una potencia exportadora de productos industriales y tecnológicos como Corea del Sur -el 60% de sus exportaciones son derivados del transporte y maquinarias- podría generar impactos negativos para el comercio argentino en relación con los socios del Mercosur en dos sentidos. Por un lado podría generar pérdidas en las exportaciones industriales que realiza hacia Brasil, un socio muy importante para el país en esta clase de productos -Brasilia es el destino del 54% de las ventas de camiones y del 86% de los autos-. Un acuerdo de libre comercio con Corea del Sur, sexto exportador mundial de autos, podría generar una competencia directa entre ambos países para la cual, por historia y capacidad, Seúl está más preparada que Buenos Aires.
Por otro lado, un acuerdo de estas características podrá provocar un estancamiento en el tipo de relaciones comerciales de la Argentina con Paraguay y Uruguay ya que se perpetuaría un trato basado en la venta de productos primarias con poco valor agregado ante la llegada masiva de productos industriales surcoreanos. Esto, a su vez, podría verse agravado por la relación cada vez más dificultosa entre Brasil y Buenos Aires, especialmente por diferencias políticas, y ante una crisis económica brasileña, especialmente a raíz de la pandemia del Covid-19. En este sentido, las ventas que realiza Corea del Sur hacia los otros miembros del bloque dificultarían una posible diversificación de las exportaciones que, en estos momentos, realiza Argentina hacia Brasil ante una posible crisis en el gigante sudamericano.